SATÉLITES DEL AMOR… ¡A LA TIERRA!
* Doctora en astrofísica y comunicadora científica
Cuando Joseph Fourier publicó en 1824 los resultados de su experimentación con una caja de cristal, seguramente no imaginaba la repercusión que llegarían a ejercer. Tenía 54 años y falleció sólo seis años después. Todo surgió con una pregunta sencilla: si el Sol es la única fuente de calor de nuestro planeta y la radiación solar nos llega continuamente, ¿por qué la Tierra no está a la misma temperatura que el Sol? Fourier encontró, utilizando las matemáticas y la física, que la temperatura que la Tierra debería tener es mucho menor que la que tenía. ¿Qué estaba calentando la Tierra de forma adicional? Fourier pensó que la atmósfera terrestre debía tener algo que ver.
El matemático francés no sólo aportó a la humanidad las famosas transformadas de Fourier, sino que preparó el terreno de lo que se llamaría más adelante el efecto invernadero. El siguiente paso en este largo camino se lo debemos a la científica estadounidense Eunice Foote: estudiando la interacción de algunos gases con la radiación solar, encontró que el dióxido de carbono (CO2) era el gas que más calor lograba atrapar. A mediados del siglo XIX era muy extraño que una mujer presentara unos resultados científicos en una conferencia, así que fue un colega de Eunice quien lo hizo en un encuentro de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.
Tres años después, John Tyndall mostró con sus experimentos un resultado similar: los gases como el dióxido de carbono y el vapor de agua pueden absorber radiación infrarroja. Tyndall también sugirió que pequeños cambios en la composición de la atmósfera terrestre podrían tener un efecto en el clima.
En 1896, Svante Arrhenius fue el primero en cuantificar cómo debían ser este tipo de cambios para alterar de forma significativa la temperatura superficial. Según sus cálculos, una disminución del CO a la mitad podría llevar a una glaciación; mientras que un aumento al doble provocaría un incremento de alrededor de 5 ºC en la temperatura del planeta. Entonces, un aumento así parecía imposible. Años después, Guy Callendar asoció el calentamiento global con el incremento de CO en la atmósfera. Durante; en la década de 1960, Syukuro Manabe y Richard Wetherald Wetherald calcularon un modelo global del clima muy exacto y su predicción fue que si la cantidad de CO se multiplacaba por dos, la temperatura aumentaría en 2 ºC. Poco a poco, la comunidad científica llegó a un consenso. Los datos y estudios confirmando el origen antropocéntrico del cambio climático y la necesidad de tomar medidas para evitar un efecto mayor se multiplicaron. La conclusión de la Conferencia Mundial sobre el Clima de 1979 fue que el aumento de CO en la atmósfera puede contribuir al calentamiento de la misma y que los efectos a nivel local y global serían perceptibles antes de la mitad del siglo XXI. Por último, en 1988 se creó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para evaluar los conocimientos sobre cambio climático, las causas, las repercusiones y algunas estrategias para mitigar este gran problema.
