Fuki-No-Tó, la granja de Atsuko
Por Aki Shimazaki
()
Información de este libro electrónico
Todas las novelas de Aki Shimazaki pueden leerse individualmente o desordenadas dentro de una pentalogía, y forman una obra singular.
Aki Shimazaki
Novelista y traductora canadiense de origen japonés. Se mudó a Canadá en 1981, y ha vivido en Vancouver y Toronto. Actualmente vive en Montreal, donde enseña japonés. Escribe y publica sus novelas en francés desde 1991.
Relacionado con Fuki-No-Tó, la granja de Atsuko
Títulos en esta serie (78)
Estampas de Italia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El invierno de mi desazón Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl consumo de patata en Irlanda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCorreo literario Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDiez rupias. Historias de la India Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJuventud sin Dios Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los dos tórtolos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn Nadar-dos-pájaros Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Invierno Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Viajes con Charley: En busca de Estados Unidos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El hijo perdido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesContra el sueño profundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa búsqueda del absoluto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El otro proceso: Las cartas de Kafka a Felice Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSidra con Rosie Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El hundimiento del Titán: Futilidad o el hundimiento del Titán Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Hôzuki, la librería de Mitsuko Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Viaje a contrapelo por Inglaterra y Escocia Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La caja de los deseos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La ascendencia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa fiebre negra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMandelstam Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un hijo de nuestro tiempo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mary; Maria / Mathilda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLady Susan: Ed. Catalán Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El tercer policía & En Nadar-Dos-Pájaros Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl día del perro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOtoño: Cuarteto estacional I Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La princesa de Clevès Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Nueva York: Historia de dos ciudades Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Libros electrónicos relacionados
Suisen: El gato de Gôro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCanoas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEuforia Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Demon Copperhead Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSé tú mismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAntes de que llegue el olvido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuando lo intenté por cuarta vez, nos ahogamos Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Planeta Lasvi Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMemorias de la Tierra: La sorprendente historia de nuestro planeta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAzami: El club de Mitsuko Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl hechizo del verano Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La última reliquia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGidget Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMuerte con pingüino Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La caja mágica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5No soy uno de los vuestros Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesConsumir preferentemente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de la mujer caníbal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNagori: La nostalgia por la estación que termina Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Thor y el poder de Mjölnir Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNadar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl evangelio del Nuevo Mundo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La antártida del amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La librería de la puerta roja: Disculpen las molestias, cerrado por amor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl fin del «Homo sovieticus» Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mañana y tarde Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Maddi y las fronteras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl emisario Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesExpiación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sóniechka Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Ficción general para usted
La riqueza de las naciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Arsène Lupin. Caballero y ladrón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La milla verde (The Green Mile) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Iliada: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El concepto de la angustia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Cómo habla un líder?: Manual de oratoria para persuadir audiencias Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rebelión en la Granja (Traducido) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mercader de Venecia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5100 cartas suicidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Ilíada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Crítica de la razón pura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mañana y tarde Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Leviatán - Espanol Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas de amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Guerra Del Fin Del Mundo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La llamada de Cthulhu Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Esposa por contrato Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Orgullo y Prejuicio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vaya vaya, cómo has crecido Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El retrato de Dorian Gray: Edición sin censura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La infancia del mundo Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El Principito - (Anotado) / (Ilustrado): Incluye ilustraciones / Dibujos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Fuki-No-Tó, la granja de Atsuko
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Fuki-No-Tó, la granja de Atsuko - Aki Shimazaki
Aki Shimazaki
Fuki-no-tô,
la granja de Atsuko
Traducción de
Íñigo Jáuregui
019Paseo por el bosquecillo de bambús.
Estamos a principios de marzo. En la sombra, quedan restos de nieve aquí y allá. Camino lentamente sobre la tierra húmeda. Las camelias rojas de corazón amarillo aparecen entre los viejos bambús de color verde grisáceo. Es una belleza simple y serena que adoro desde que era niña.
Heredé este terreno de mi padre, junto con la casa y los campos que están más arriba. Siento un gran apego por este lugar salvaje y tranquilo y me gustaría dejarlo tal cual está. No obstante, es hora de limpiarlo para sembrar nuevos bambús. Si no, se convertirá en una maleza impenetrable y la operación al final resultará muy cara, así que debo actuar pronto.
Nací en M., una ciudad próxima a U., el pueblo en el que vivo ahora con mi marido y nuestros hijos.
Mi padre era un asalariado. Cuando yo tenía diez años, dejó su trabajo y compró esta casa y estos terrenos en el pueblo. Soñaba con hacerse granjero. Llamó a su granja Tomo, la forma abreviada de su nombre de pila, Tomohiko.
Mis padres, que seguían viviendo en M., iban a la finca en coche. Durante mi adolescencia yo tenía que ayudarlos en el campo los fines de semana y en las vacaciones escolares.
Soy hija única. Mi padre me trataba como a un chico y me enseñaba cómo usar las herramientas mecánicas y máquinas robustas como el arado de vertedera y el cultivador. Él sembraba tubérculos: daïkon, zanahoria, patata, remolacha, bardana. Mandó construir un gran invernadero para las verduras de hoja, principalmente espinacas. Mi madre intentaba acostumbrarse a la vida agrícola, pero no parecía verdaderamente feliz.
La granja Tomo marchaba bien. Evidentemente, mi padre quería que yo lo sucediese. Sin embargo, después de terminar el instituto en mi ciudad, me fui a Nagoya para estudiar Comercio en un tandai.[1] Dado que esta metrópolis se halla bastante lejos de M., me alojaba en la residencia universitaria. La vida urbana me fascinaba y quería seguir viviendo en esa gran ciudad.
Tras acabar mis estudios, encontré un empleo en la revista N. de Nagoya. Tal como me esperaba, fui destinada al departamento comercial. Allí fue donde conocí a mi marido, uno de los redactores. Yo tenía veintiséis años cuando nos casamos. Al año siguiente nació nuestra hija y tres años más tarde, nuestro hijo.
Cuando aún vivíamos en Nagoya, mi padre murió de un cáncer de hígado. En esa época empecé a añorar la vida campestre. Dado que mi madre no quería seguir siendo granjera, decidí hacerme cargo de la granja Tomo, pero a mi manera. Pretendía dedicarme a la agricultura ecológica. Al principio marchaba al pueblo con los niños solamente los fines de semana, pero poco a poco empecé a ir entre semana sin ellos. Mi madre me acompañaba de vez en cuando para ayudarme.
La vida es imprevisible. Igual que hizo mi padre, mi marido dejó su empresa de repente, después de haber trabajado catorce años en ella. Montó su propia revista en M., mi ciudad natal, y nos instalamos aquí, en el pueblo de U.
Las cosas nos van bien a los dos y espero que todo siga así hasta nuestra jubilación. Actualmente me ocupo yo misma de la contabilidad y de otras tareas administrativas. Esto me agota y necesito una ayudante. He puesto un anuncio en la revista de mi marido y hasta ahora se han presentado tres candidatas, que desgraciadamente no me convencieron. Así que sigo esperando que llegue la persona idónea.
Salgo del bosquecillo de bambús. Empieza a ponerse el sol. Son casi las seis y debo preparar la cena. Avanzo unos pasos y, al mirar a la montaña, oigo la voz de mi marido.
—¡Atsuko!
Me vuelvo hacia él, que está bajando por el sendero. Mitsuo todavía lleva puestos el traje y la corbata. Esta tarde estuvo invitado a una recepción en el ayuntamiento de M. Al llegar junto a mí, me lanza una sonrisa relajada.
—Los niños tienen hambre. ¡Y yo también!
Me fijo en su rostro. Me viene a la mente la imagen de una mujer: la amante que tuvo mi marido hace unos años. Nunca se lo he dicho a Mitsuo, pero vi a su amante una vez delante del apartamento donde ella vivía. Le estaba «hablando» a su hijo mudo, claramente mestizo. Parecía tener unos cuatro años, igual que nuestro hijo. La madre llevaba un vestido beis de estar por casa. Me quedé impresionada por su belleza y sensualidad.
—¿Qué te gustaría cenar esta noche? —le pregunto a Mitsuo.
—Podría preparar arroz al curri.
—Los niños estarán encantados —digo sonriendo—. ¿Vamos?
—¡Espera!
Busca algo en el bolsillo de la chaqueta.
—Tengo una buena noticia para ti.
—¿Hay otras candidatas para el puesto de ayudante?
—Pues sí. Recibí una llamada poco antes de salir de la oficina.
—Es la cuarta persona. Espero que esta sea mi última entrevista.
—Por su forma de hablar, me pareció totalmente adecuada —continúa.
—¿Es joven?
—No. A juzgar por su voz, me la imagino de treinta y tantos. Se llama señora Enju.
—¿Enju? Nunca había oído ese apellido.
—Yo tampoco.
Me da un trozo de papel en el que hay anotado un número de teléfono y el nombre Fukiko Enju. El nombre de pila está escrito en hiragana, y el apellido en kanji.
—Ese kanji, « », es difícil de leer. Ella me explicó que es el nombre de un árbol que suele utilizarse para fabricar las máscaras del teatro nô.
—Qué interesante. ¿Dónde vive?
—Eso no lo sé.
Pienso en los brotes de bambú. A principios de mayo, los cosechamos con la pareja mayor que contrato según las necesidades. Su sabor y calidad siguen siendo excelentes y las ventas aumentan de año en año. De nuevo estaremos muy ocupados esta temporada, por lo que deseo fervientemente que esta candidata sea la definitiva.
Unos pasos más adelante, exclamo:
—¡Mira ahí! ¡Hay fuki-no-tô!
Mitsuo observa las yemas de un verde amarillento que crecen entre las húmedas hojas muertas. Es la primera vez que las encontramos aquí. Emocionada, le invito a cogerlas conmigo.
—Esta noche, cariño, cenaremos también tempura de fuki-no-tô.
—¡Buena idea!
Comienzo la recolección mientras le explico que los fuki tienen flores que pueden ser macho o hembra, como las de las espinacas.
—¿De verdad? No lo sabía —dice, extrañado.
A él le encantan los pecíolos y las hojas de fuki, que recuerdan al ruibarbo. Le enseño orgullosa cómo crecen esas plantas. Cada raíz da primero una flor, luego los tallos se extienden horizontalmente bajo la tierra y producen pecíolos, que salen del suelo, y al final de cada uno tiene una flor única. Intrigado, Mitsuo me pregunta:
—¿Y los tallos permanecen todo el tiempo bajo tierra?
—Sí, se mantienen invisibles.
—¿Son duros?
—Sí, como las raíces.
—Qué curioso. ¿Esos tallos subterráneos son comestibles?
—¡Oh, no! Son tóxicos para los humanos.
Mitsuo arranca un fuki-no-tô, retorciéndolo.