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Los cinco rostros de la unidad
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Libro electrónico363 páginas4 horas

Los cinco rostros de la unidad

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Cruzamos el espejo siguiendo los hilos de la tradición taoísta para explorar distintas facetas de los cinco elementos de la Medicina Tradicional China. Paso a paso, anécdota a anécdota, sobre una urdimbre milenaria se va tejiendo una trama completamente actual, que resuena tanto en el conocedor como en el lector que recién descubre esta fantástica herramienta de trabajo interno y transformación: el ciclo de las Cinco transformaciones.
IdiomaEspañol
EditorialHakabooks
Fecha de lanzamiento1 mar 2024
ISBN9788418575273
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    Los cinco rostros de la unidad - Valerie Gaillard

    Prólogo

    Era 1990 cuando estaba enseñando el método Ohashiatsu en Torino, Italia. Una joven y vivaz muchacha de origen suizo, de ojos grandes y brillantes, estaba sentada en primera fila, junto a los demás estudiantes. Yo enseñaba en inglés, y ella se reía cada vez que hacía mis bromas. Cuando el traductor traducía mis bromas al italiano, ella se volvía a reír.

    Era 1992, enseñaba el método Ohashiatsu en Shimoda, Japón. Lo estaba enseñando en inglés—sí, en inglés— aunque puedo hablar japonés. Y aquí estaba la muchacha de Suiza —y yo sorprendido y feliz de verla en Japón, sentada en primera fila junto a los demás estudiantes nipones, riendo cada vez que hacía mis bromas en inglés. Cuando el traductor traducía al japonés, ella se volvía a reír. Por cierto, odio a esa clase de estudiantes, que pagan una vez, pero se ríen dos.

    Me enteré luego que su nombre era Valérie Gaillard y que hablaba, leía y escribía en español, inglés, italiano, francés, portugués, alemán y japonés. Me quedé admirado de sus habilidades lingüísticas. Fluida en siete idiomas diferentes. Y encima practica y enseña Shiatsu.

    Era 2004, fui invitado a enseñar a Buenos Aires, Argentina. Esta vez, esta muchacha estaba parada al frente de los estudiantes, era la organizadora y traductora, y ellos eran sus alumnos. Se reía de mis bromas en inglés, y de nuevo en español, que ella misma traducía!—dos veces.

    Cuanto a más idiomas uno se expone, creo que más son las variedades culturales, de civilización, de mentalidades, y de modos de vida que se nos hacen familiares. Creo que el idioma actúa como una cámara—si un único idioma es unidimensional, tres idiomas diferentes son como cámaras que pueden tomar fotos 3-D, y claro, que con fotos 3-D se pueden ver cosas que no son posibles en una sola dimensión. Valérie tiene cámaras 7-D.

    Con cuantos más idiomas diferentes uno se vea familiarizado, mayor será el entendimiento de los modos de vida que se adquirirá. Así uno podrá ser multidimensional en sus reflexiones. Podría desarrollar ideas creativas y únicas que un único idioma no ofrece. Por ejemplo, cuando enseño en Japón, enseño en inglés, aunque mi idioma materno es el japonés. Lo hago así porque cuando hablo y compongo mis ideas en inglés, adopto una parte de mi mentalidad, actitud, pensamiento, y punto de vista del modo de vida como angloparlante. Esto me implica un mayor esfuerzo, claro, pero de repente, esto me da una dimensión única y creativa a mi habilidad de enseñar.

    Valérie Gaillard es una maestra, filósofa, y escritora de varios idiomas, culturas y puntos de vista diferentes. Este libro es una medida de la profundidad de sus talentos. Dicho de otro modo, solo ella puede escribir este tipo de libro. Por ejemplo, en la entrada de la página 64, escribe Los Cinco Ancianos Sabios reciben el alma del difunto y le hacen preguntas. Estuve tan emocionado al descubrir que solo Valérie pudiera escribir este tipo de historia. Cuando Ud. lea esta interpretación de los 5 Elementos —una versión sobre la que jamás escuché ni pensé algo semejante-, se va a admirar y maravillar con la agudeza de su comprensión única de la filosofía oriental. Es que ella tiene la gran ventaja de las cámaras y fotos en 7-D.

    De mi parte, espero que próximamente ella misma traduzca y publique este libro a muchos otros idiomas.

    Ohashi, Ohashi Institute.

    Sinopsis

    Valérie Gaillard nos invita a encontrarnos con el conocimiento a través de sesiones de Zen Shiatsu, Masaje Tradicional Tailandés y Jahara. Percibir. Sentir. Revivirlo luego pregunta a pregunta, paisaje a paisaje, anécdota a anécdota. Aprehender con ella, de ella, y comprenderlo. Reconectándonos con nosotros mismos en un contexto de modernidad occidental que nos divide y aísla.

    Las reflexiones de Valérie sobre el por qué y el cómo de estas terapias nos ofrecen su consciencia para vivir lo cotidiano. A modo de urgencia, tanto para quién lo comunica como para quién la escucha.

    Así como visitar un parque en Japón produce en un primer momento cierto desconcierto, por el aparente desorden que choca con la visión de quien conoce los jardines de Versailles y sus perfectas simetrías, leer este texto puede resultar un desafío para quienes esperan un grueso hilo conductor trazando cuadrados bien delimitados… La filosofía oriental no apela al entendimiento inmediato, sino a ese juego sutil, despertar la capacidad de modificar la mirada desde sus insinuaciones, seducir la mente con livianos roces y titilar la curiosidad natural y saludable con sus puntos de interrogación.

    Introducción

    La urgencia

    Las voces son múltiples. Esa polifonía interna puede aturdirnos, y curiosamente empujarnos hacia la sordera. Una vez sordos hacia adentro caemos con mayor facilidad en las garras del gran King Kong polimórfico y omnipresente, llamado mercado, sistema, gran engaño. Nos vende espejismos, felicidad enlatada y transgénica, necesidades inexistentes, confusión entre amistad y superficiales contactos electrónicos…

    Hace 26 años que comencé a estudiar Shiatsu. Mientras profundizaba en ese camino, guiada por movimientos internos y externos imprevisibles, el mundo ha ido avanzando, modificándose las reglas del juego. Grandes demonios, las multinacionales, han afirmado su poder, penetrando en cada rincón, en los ámbitos más fundamentalmente relacionados con salud y calidad de vida. Alimentación, medicina, (falta de) calidad del medio ambiente. He vivido 20 años en Argentina mientras la economía fue dirigiéndose hacia el monocultivo de la soja transgénica hasta depender casi completamente de ello. El supuesto comienzo de la era de Acuario, el despertar de las conciencias, si de verdad está ocurriendo, es apenas un rayito de luz en la oscura visión que ofrece el mundo en el comienzo del siglo XXI. Las desigualdades sociales, el empobrecimiento de una gran parte de la población, el consumismo indiscriminado, la masificación de muchos seres humanos, perdiendo su identidad, su autonomía, su capacidad de pensar, cediendo todos sus derechos a los mafiosos de turno, los mercados…

    ¿Por qué dirigir la atención a un modelo tan antiguo como los cinco elementos de la filosofía taoísta si lo que estamos viviendo es un mal tan moderno…? Antiguo y obsoleto no son lo mismo, quizás jugando con la imaginación para abordar los cinco elementos desde diversas facetas pueda de alguna manera abrir nuestra capacidad de elegir conscientemente nuestro presente y nuestro futuro. Personalmente me cuesta creer y mantener la fe en el futuro, elijo no participar de algunos de los rituales de nuestra sociedad, intento fomentar otra perspectiva y para poder cultivarla me aparto voluntariamente de ciertos aspectos de la vida moderna. No miro televisión, no consumo determinados alimentos, no tomo medicamentos alopáticos salvo en raras excepciones y con criterio propio además de seguir la opinión de médicos cuidadosamente seleccionados. Es casi imposible ser totalmente coherente con los ideales, sólo nos queda tratar de ejercer criterios propios en lugar de dejarnos llevar por la moda, el conformismo, la falta de imaginación.

    Hoy percibo la urgencia. Tenemos el privilegio de poder ejercer en algunas cosas nuestro discernimiento, no perdamos esa oportunidad. Para desarrollar esa capacidad de discernimiento existen múltiples senderos, a mí me hablan las cinco voces que te invito a descubrir...

    Antaño, cuando el tiempo daba tiempo a la contemplación, a la reflexión, hubo quienes propusieron ver la vida y su danza como una coreografía en 5 tiempos, donde un tiempo daba lugar al siguiente en una ronda que se repetía, una y otra vez. Al llegar al quinto tiempo, se volvía a empezar con el primero. Esta división satisface nuestra sed de ordenar, prever. Pero ojo, lejos de querer comprender, analizar, transformar en ley, el sabio antiguo asociaba, soñaba, su espíritu juguetón se deleitaba en cruzar y entretejer los cinco tiempos, los cinco ritmos, y al final soltaba esa burbuja colorada en la cual cinco colores inventan un arco iris y suspiraba de satisfacción, seguía sin entender nada pero había pasado un rato delicioso, como una de esas conversaciones entre amigos que nos dejan tan plenos, recordando momentos y réplicas, aunque al final no hayamos arreglado nada.

    A esos cinco tiempos, se les puede poner nombres, características, perfumes y aromas, pueden volverse más reales sensorialmente, podemos adivinarles rasgos, imaginar sus manos, largas y misteriosas o callosas y concretas. Entre ellos, como una familia, juegan constantemente a un tire y afloje que no termina más, se alían, se pelean, se nutren, se controlan. Nosotros, los que vivimos en el reino de la tierra, somos su material de trabajo, de juego, nos atraviesan y cuando se ríen tocamos el cielo con las manos, luego se oscurecen y nos sentimos infinitamente desdichados. Para quienes fuimos criados con la extraña creencia que somos individuos con pleno poder sobre nuestra existencia, que el azar existe, jugándonos malas pasadas o echándonos destellos de felicidad, como quien echa un hueso a su perro, pero cuando Don Azar descansa, pues bueno, somos nosotros quienes decidimos, o por lo menos todo se puede explicar, si no soy yo, es mi madre, mi jefe, el tipo que me vendió el seguro, para nosotros entonces, es algo bien mágico, bien extraño, esa visión antigua y oriental, según la cual no existe el azar, tampoco el poder individual, apenas el reflejo de las cambiantes fuerzas del universo.

    En cada momento singular, se expresan esas fuerzas, nos usan como la mano metida en la marioneta y lo único que podemos hacer al respecto es volveros conscientes, reconocer y abrazar esa mano y sus 5 dedos.

    Agua, Madera, Fuego, Tierra, Metal. Palabras familiares: designan aspectos concretos de la realidad con los cuales estamos en interacción constante. Cada una de estas palabras impacta de forma única nuestra imaginación, evocando series de imágenes, recuerdos, asociaciones de todo tipo. Salvo el agua que como sabemos constituye un alto porcentaje de nuestro organismo – si bien es una realidad más conceptual que sentida desde adentro – nombran cosas ajenas a nosotros, que existen fuera de nuestro organismo, que no pertenecen a nuestra humanidad.

    Pero… dejando de lado la lógica cartesiana, podríamos adentrarnos en la aparente incoherencia de la visión taoísta, soltando los razonamientos lineales, dejándonos llevar por las ondas de las vibraciones que emiten los nombres de los elementos en nuestra pantalla mental… A lo largo de este libro, descubriremos la multiplicidad de sentidos que emergen de los cinco Elementos y su interacción. Por ahora comenzaremos mirándolos desde el prisma de esa urgencia frente a la cual nos encontramos, como humanos del comienzo del tercer milenio, viviendo en un mundo artificial cuya fragilidad no podemos ignorar, en un mundo violento, amenazador y amenazado en su continuidad, en un mundo maravilloso porque nos brinda la oportunidad de conectarse por primera vez en la historia humana con todos los saberes de las diferentes culturas, antiguas y actuales, y elegir entre tantas sabias visiones, lo que hoy puede guiarnos e inspirarnos.

    Comenzaremos entonces tirando palabras a la página blanca, salpicándola de Azul, Verde, Rojo, Amarillo y Blanco, los colores tradicionalmente atribuidos a las Cinco Fases, Cinco Transformaciones, cinco mundos abiertos que iremos descubriendo, adentrándonos en ellos desde diferentes puertas. Por ahora, intentando liberarnos de cualquier preconcepto, dejemos que las ideas expresadas a continuación resuenen… al pasar por nuestra mente, crearán una estela liviana que dibujará los trazos casi transparentes de un primer mandala.

    Algunas palabras asociadas a las cinco fases…que nos hablan de cuestiones actuales

    Agua.

    Potencial: profundidad – misterio – exploración de dimensiones internas desconocidas, conciencia ampliada! Agua: el oro azul, gracias al agua hay vida!

    La otra cara de la moneda: Preservar las semillas, los recursos (falta de agua potable), no dejarnos llevar por el miedo

    Madera.

    Potencial: creatividad – desarrollo de los talentos en un esquema comunitario en el cual cada uno pueda desplegar su propio ser individual – integración del mundo vegetal, techos verdes, reforestación

    Los bosques - pulmones del planeta - vida vegetal

    La otra cara de la moneda: Rabia – frustración – agresividad, competitividad – monopolios – desconexión y explotación del mundo vegetal.

    Fuego.

    Potencial: música- danza – celebración. Adquirir mayor conciencia de las emociones, cultivando el agradecimiento, buscando deliberadamente la felicidad a través de la conexión.

    ¡¡¡La luz, el sol, los astros!!! Somos polvo de estrellas, el Fuego arde en nuestro corazón.

    La otra cara de la moneda: Euforia – excesos emocionales – conciencia – locura – Alzheimer – reemplazar conciencia por falsas alegrías, consumo, ostentación – atracción morbosa hacia lo que brilla por su impacto… los escándalos, las guerras, los dramas.

    Tierra.

    Potencial: incremento de la capacidad de relacionarnos de forma empática y horizontal – comida consciente y respetuosa tanto del cuerpo como de la naturaleza – más con-tacto, integración de todas las edades de la vida – cuerpo para sentir, no para aparentar! Soy también el cuerpo, no tengo un cuerpo…

    Tierra, madre, planeta…

    La otra cara de la moneda: Preocupación- alimentación (y su mala gestión) – seguridad (a toda costa…)

    Metal.

    Potencial: cultivar la belleza – el respeto – el orden – ser capaces de reducir lo que tenemos y sentir la felicidad al hacerlo en lugar de que el énfasis sea sólo en la acumulación; cambiar hacia el despojarse… como un valor positivo

    La otra cara de la moneda: Tristeza – tecnología – niveles de desconexión – agotar recursos de la tierra (riquezas) – metales – valores tergiversados…

    Cinco hilos entretejidos… entremos al espacio terapéutico…

    El Shiatsu es Slow Touch, toque lento. Se abren las compuertas del no-tiempo desde el primer instante de la sesión, creando un espacio-tiempo en el cual pueda tener lugar el proceso sutil de cambio de la información en el sistema energético de los protagonistas, tanto dador como receptor. Su abordaje está basado en la conciencia. La conciencia tiene su base en el hara, centro energético del vientre. Desde el hara el terapeuta despliega sus antenas, para sintonizarse con el receptor, desde el hara extiende sus manos para crear un contacto físico, desde el hara surge su danza, desplazándose imperceptiblemente alrededor del cuerpo del receptor. Visto de afuera, tiene algo de una danza armoniosa, con un efecto de trance. Percibido desde adentro, puede despertar un amplio rango de sensaciones corporales: desde alivio y expansión hasta dolor. Para quién lo imparte, es una meditación activa, en la cual la mente cede el paso a otro tipo de entendimiento: se es más hara que cabeza a la hora de tocar.

    En Japón desde tiempos inmemoriales, bajo diferentes nombres, el Shiatsu ha sido parte de la estrategia preventiva de los trastornos de salud. En conjunto con la práctica regular de algún tipo de ejercicio corporal, con una alimentación saludable, con unos pensamientos orientados hacia metas positivas, con algún ritual que permita elevar el espíritu, este arte terapéutico se aborda como un aspecto más del cuidado y respeto hacia el organismo y la vida. Hoy en día nos puede parecer más importante poner en palabras nuestros procesos internos haciendo alguna forma de terapia basada en la comunicación verbal, antes de dejar que otro ser humano apoye sus manos en nuestro cuerpo. Por desconocimiento, costumbres diferentes, prejuicios… se cree en la mayoría de los países occidentales que los masajes son un lujo o peor, una mariconada, como me dijo textualmente un hombre que descubrió el watsu (terapia acuática, water shiatsu) con más de cincuenta años y a pesar de ello, modificó completamente sus hábitos y su forma de vida al tomar esta disciplina como camino de vida.

    Sin embargo, aún más fundamental que el desconocimiento del Shiatsu como tal, está la actitud de muchos frente a su salud y su estilo de vida en general. Depositan en manos de otros lo que podrían sentir como propio: las elecciones fundamentales de su vida. En Occidente nos choca la idea del matrimonio arreglado, nos parece retrógrado e injusto que otros factores que el libre albedrío rijan la elección de la pareja; sin embargo nos parece justo y normal ceder las riendas de la propia vida en aspectos aún más personales: pocos son los que eligen conscientemente sus alimentos, la forma de cuidar su salud, lo que consumen en general.

    Las terapias descritas a continuación, Zen Shiatsu, Masaje Tradicional Tailandés, Jahara, abren la puerta a otra mirada posible hacia la salud, a otro tipo de relaciones. Relación interpersonal: entre el terapeuta y el receptor, que forman un equipo, uniendo sus fuerzas y sus intenciones para volver posibles los cambios positivos. Relación intrapersonal: ¿qué relación tengo con mi organismo, con mis órganos, con mi ser, con mi salud?

    Siglo XXI: ¿encrucijada? Si fuera demasiado tarde y los movimientos del planeta que gruñe y se sacude indicaran que el organismo de Gaia, la tierra, se hartó de esa proliferación de bichos humanos - tan insignificantes y sin embargo tan molestos - que perforan sus entrañas, beben de sus venas, saquean sus recursos y explotan su buena voluntad, entonces estas propuestas serían un buen acompañamiento para llevarnos con dignidad y alegría hasta donde podamos llegar. Si aún estamos a tiempo, son parte de un movimiento de energía en búsqueda de valores más sustentables, más nobles, más respetuosos que los que imperan en el sistema actual, sin descartar ninguna otra forma de acercamiento ni pretender aportar soluciones o remedios, sólo una pizca de sabiduría y de compasión, una mano que se apoya, benevolente sobre otro cuerpo, un suspiro largo y profundo que brinda un poco de paz, una mirada que abre el corazón y honra el misterio.

    Sesiones a Ojos Cerrados

    Cierro los ojos y describo… una sesión de Jahara…

    セッション

    El agua, al sumergirse, produce enseguida una sensación de placer, un Ahhhh de alivio, un regreso a casa. 35ºC. Perfecto. Entrando al agua detrás de mí, la receptora. Breve intercambio verbal, le pregunto cómo se relaciona con el agua, cómo se siente hoy, más allá de lo que ya me contó antes de entrar a la piscina. Le muestro cómo ubicarse contra la pared, le propongo un primer trabajo, un ejercicio activo. Lo hacemos las dos, voy describiendo las acciones - ínfimas y potentes - que desembocarán en la sensación de alineación, ganando espacios en el propio cuerpo. Los pies, paralelos, abiertos al ancho de las caderas, empujan el suelo. Las rodillas, alineadas con las caderas, se sensibilizan una a la otra, sintiendo el campo magnético entre las dos. La pelvis busca alargarse tanto adelante como atrás, es un recipiente, el bassin del idioma francés, la bacía del portugués. La columna se alarga, los omóplatos se alejan uno del otro, descienden, empujan la pared. La cabeza, liviana, sostenida por un cuello largo, sale como un periscopio, larga, móvil. Me despego de la pared para realizar unos ajustes, despertando con toques sutiles de mis manos la consciencia corporal de mi receptora. La dejo disfrutar unos instantes del movimiento vertical: cada vez que toma aire, sube, liviana, cuando lo suelta, baja, más pesada. Me da la posibilidad de mirarla, ojos abiertos, luego ojos cerrados, como si el agua que compartimos condujera hacia mi todo lo que necesito saber de ella.

    Le propongo explorar una caída libre, con un flotador debajo de cada antebrazo, sintiendo cómo el agua permite pasar de la posición del esquiador, de pie en el agua, con el torso levemente inclinado hacia delante, rodillas en flexión, a una posición de sillón, completamente reclinada hacia atrás. Se ríe de felicidad, me sostiene el agua: ¡esto es mágico! Para salir nuevamente al esquiador, se da cuenta que hace falta algo más, sino el cuerpo pierde la dirección, la alineación. Sostén, el primer concepto, relacionado con la fase del elemento Metal. Comenzamos a explorarlo en el ejercicio inicial, descubriendo cómo, además de los apoyos en superficies sólidas, suelo, pared, está el sostén del agua. Lo desarrollamos en el segundo ejercicio descubriendo el sostén de los músculos internos responsables de mantener una estructura. Lo comentamos, tendremos oportunidades de explorarlo en futuras sesiones.

    Por ahora le propongo entrar a la etapa de flotación, esperando tranquilamente en una posición estable, hundida en el agua hasta los hombros. Me acerco a su cuerpo, flotador en mano, respiramos juntas, y despacio… comienza el viaje propiamente dicho. Caigo en cámara lenta hacia atrás, sus pies se despegan del suelo, su perfil se acerca a mi eje,

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