Los romances de mi vida adolescente

Por El rostro detrás del teclado

Romance juvenil a través de una relación excitante con unos personajes que se vuelven imanes en el amor.

Esta es una primera parte de toda la historia que atrapa a estos 2 personajes, con muchos más alrededor, en una vida llena de altibajos y partes iguales de amor y desamor.

¿Quién no tiene recuerdos de una relación así?

• Idioma: Español
• Editorial: El rostro detrás del teclado
• Fecha de lanzamiento: 13 ene 2024
• ISBN: 9798223118381

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PRÓLOGO

Como con una piedra, una botella de ron y un chat todo se puede complicar.

No es así exactamente como comenzó todo. Pero son tres de las cosas más importantes de esta

historia.

Mi nombre es Alice. Y como cualquier adolescente, las hormonas se revolucionan cuando ves a los chicos. Pues en mi caso no era tan fácil. Siempre me habían parecido una panda de homosapiens necesitados de unos cuantos meses más de maduración uterina, por lo que, no me llamaba la atención ninguno en particular.

Todas mis amigas siempre estaban enamoradas del chico más guapo del último curso, el inalcanzable, pues, o eras la chica más guapa del último curso, o ni de broma se fijaría en ti.

Sueños de toda adolescente. Lo que nunca supe es, ¿cuáles eran los sueños de los adolescentes? ¿Ser el más guapo? ¿El mejor jugador de fútbol/básquet? ¿O el más ligón de la clase?

Los años transcurrían de una forma tan rápida que no nos dábamos cuenta que toda nuestra

adolescencia se resumía en 2 frases. No tengo nada que ponerme y "Dile a mi madre que me

quedo en tu casa a dormir y así podemos salir de fiesta". Las clases pasaban lentas, y entre ellas, tras sonar el timbre, nos juntábamos en la mesa de una de nosotras a cotillear sobre todo el instituto. Qué si quien estaba con quien, quien se había liado con quien, quien había hecho que cosa... En la hora del recreo nos quedábamos en la zona de las pistas de futbol y basquet para poder ver a todos los chicos mayores. No éramos

las únicas, normalmente todas las chicas tenían un grupo preestablecido y se quedaban viendo

a los mayores como nosotras, o en otro de los patios, el pórtico, un patio tapado, hablando de

sus cosas o repasando para los futuros exámenes. Las chicas de último curso eran

completamente distintas a nosotras. El tiempo pasaba sobre ellas de forma delicada. Se veían

mayores que nosotras, pero a la vez seguían siendo unas niñas (y quien no lo es con 18 años y

a punto de ir a la universidad). Se maquillaban, vestían a la moda, algunas de ellas llevaban

bisutería, otras hasta tacones. Todas queríamos ser como ellas cuando fuésemos a último

curso. Los mejor de toda la semana era que llegara el viernes a mediodía, y justo antes de irnos a casa, ya habíamos planeado todo lo que haríamos el fin de semana, a parte de los deberes y estudiar un rato, claro.Normalmente solíamos ir al centro comercial a dar vueltas por las tiendas. Con la paga que nos daban, con suerte, podías comprarte algo muy barato; y como buenas adolescentes, nos lo gastábamos en chuches, pipas o en laca de uñas. Cada una compraba un color y nos lo íbamos dejando. Si después de dar vueltas en el centro comercial nos aburríamos, nos íbamos al parque que estaba a escasos metros