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EL CRIMEN OCULTO: Informe sobre la violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado de El Salvador
EL CRIMEN OCULTO: Informe sobre la violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado de El Salvador
EL CRIMEN OCULTO: Informe sobre la violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado de El Salvador
Libro electrónico305 páginas4 horas

EL CRIMEN OCULTO: Informe sobre la violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado de El Salvador

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La entidad cuantitativa del crimen de violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado de El Salvador (1980-1992), en la experiencia del Tribunal Internacional para la Aplicación de la Justicia Restaurativa 2009-2019, nos enfrenta a la evidencia de un crimen oculto de espectro impresionante, que bien pudo afectar a millares de mujeres salvadoreñas, consideradas enemigas por los agentes del Estado antes y durante el conflicto armado.
Estos crímenes de violencia sexual ejecutados de forma selectiva o indiscriminada contra las mujeres salvadoreñas por los agentes del Estado, antes y durante el conflicto armado, forman parte de la táctica de guerra que ideó y ejecutó un ataque generalizado y sistemático contra la población civil salvadoreña, que por su naturaleza, introduce en la perspectiva general del conflicto armado, tal y como es hasta ahora conocida, la evidencia demoledora de una práctica machista, criminal y genocida contra las mujeres, por parte de los agentes del Estado, con la que se pretendió deliberadamente, el ejercicio de una especie de violencia vicaria, para castigar al enemigo insurgente y a la población campesina simpatizante con este, añadiendo al exterminio, la degradación y deshumanización de las mujeres no combatientes y sus familias.
Esta dimensión comunitaria o colectiva del crimen, muy presente, como veremos, en el conflicto armado de El Salvador, permite también adoptar una perspectiva comunitaria o colectiva a la hora de determinar las medidas de reparación, que deberán abordar tanto el daño causado a las víctimas y sus familiares, como a la comunidad en que estas habitaban.
IdiomaEspañol
EditorialNPQ Editores
Fecha de lanzamiento14 dic 2023
ISBN9788419924384
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    EL CRIMEN OCULTO - José Ramón Juániz Maya

    EL CRIMEN OCULTO

    Informe sobre la violencia sexual contra las mujeres

    en el conflicto armado de El Salvador

    José Ramón Juániz Maya

    José Ramón Juániz Maya

    EL CRIMEN OCULTO

    Informe sobre la violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado de El Salvador

    La evidencia del crimen de violencia sexual contra las mujeres, en el contexto de las prácticas genocido feminicidas o de género, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra producidos antes y durante el conflicto armado en El Salvador (1980-1992), en la experiencia del Tribunal Internacional para la Aplicación de la Justicia Restaurativa en El Salvador (2009-2019).

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión por cualquier procedimiento o medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro o por otros medios, sin permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra».

    El crimen oculto. Informe sobre la violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado de El Salvador.

    © De la obra: José Ramón Juániz Maya

    © De la portada: Francesc Ginés

    © De la corrección: José Ramón Juániz Maya

    © De esta edición: NPQ Editores

    www.npqeditores.com

    edicion@npqeditores.com

    Primera edición: junio, 2023

    ISBN: 978-84-19440-95-2

    Depósito legal: V-1967-2023

    Este libro ha sido editado con la colaboración de:

    Huacal ONG de solidaritat amb El Salvador

    Web: https://www.huacalong.cat/

    Correo electrónico. E-mail: info@huacalong.cat.

    A todas las mujeres salvadoreñas víctimas de la violencia sexual y de género, antes y durante el conflicto armado (1980-1992).

    Dedicatoria especial

    Apenas cuatro meses después de la XI sesión de nuestro Tribunal en 2019, conocimos la noticia del fallecimiento de nuestra compañera en las tareas del Tribunal, Sandra Carolina Rivera Flores, una incansable defensora de los derechos humanos, que siempre trabajó por las personas más vulnerables de El Salvador, con el fiel compromiso de construir una sociedad más justa, y a quién recordaremos siempre por su tenacidad y brillante labor. En aquel momento le pedí a su mejor amiga, Guadalupe Hernández de Espinoza, unas palabras de recuerdo y homenaje a Sandra, para el tercer Tomo de la obra A la Paz, solo por la Verdad, cuya publicación quedó frustrada por las circunstancias traumáticas para todos de la Pandemia de la Covid-19. Por eso, he querido ahora recuperarlo y dedicarle especialmente a Sandra este trabajo. Te lo debíamos, Sandra.

    Quiero agradecer a Fina Rubio, Eduard Balsebre y Francisco Mena Sandoval, amigos de Huacal, ONG de solidaridad con El Salvador, con sede en Barcelona, su petición de colaboración en un Proyecto de Cooperación que desarrolla Huacal, sobre el tema que se aborda en este libro. Su iniciativa fue el estímulo que me llevó a profundizar, desde la perspectiva oculta del crimen de violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado, en la enorme tarea desarrollada durante once años por el Tribunal para la Aplicación de la Justicia Restaurativa en El Salvador. Mi agradecimiento a los compañeros/as del Comité de Ex Presas/os Políticos de El Salvador, por la información aportada. Gracias también a los amigos Jesús (Bill) Gras Camarena, por su ayuda en la confección de cuadros y gráficos y Frances Ginés, por su diseño de la portada y contraportada. Y, como siempre, mi agradecimiento a mi amigo y compañero José Martínez Esparza, por corregir y aportar sus ideas a este trabajo y por seguir siempre ahí.

    Y también a ti, Raquel, gracias por tu ayuda.

    Con las mujeres eran especialmente crueles.

    María Gregoria Ayala

    Testigo de la Masacre de La Quesera (San Agustín, Jilisco y Berlín/Departamento de Usulután, El Salvador), del 21 al 31 de octubre de 1981.

    IN MEMORIAM DE

    SANDRA CAROLINA RIVERA FLORES.

    Sandra Carolina Rivera Flores.

    Sandra Carolina Rivera Flores, Sandrita para la mayoría de quienes le conocimos, nació el 20 de diciembre de 1970 en la ciudad de San Salvador. Fue la hija mayor de doña María Delia Flores y don Armando Rivera (ya fallecido); hermana de Mireya Rivera Flores, fallecida por cáncer en el año 2000, y de Patricia Rivera Flores; madre de Josep María Caum Rivera, de 14 años de edad.

    Estudió primaria y secundaria en el colegio Madre Marie Paul, de la Congregación Oblatas del Corazón de Jesús, y el bachillerato en el colegio Sagrado Corazón, de la misma congregación religiosa, de donde se graduó como Bachiller Académico Opción Humanidades en 1988. Desde su época colegial, Sandra demostró una especial vocación y compromiso a favor de las causas de la justicia, las víctimas y la opción preferencial por los pobres. La figura de Monseñor Oscar Arnulfo Romero fue fundamental en su vida, a tal punto que para realizar su trabajo de graduación como bachiller, desarrolló un estudio comparativo sobre los tres años de arzobispado de Monseñor Romero y los tres años de apostolado de Jesús de Nazaret.

    En 1989 inició sus estudios de Licenciatura en Ciencias Jurídicas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, formando parte de la última generación de estudiantes que todavía fuimos alumnos de algunos de los mártires. Sandra era alumna del Padre Segundo Montes, en la materia Sociología II cuando se cometió la masacre de la UCA, en la que asesinaron a los seis sacerdotes jesuitas, a Elba y Celina Ramos.

    Este hecho, así como todo lo relacionado a lo que posteriormente se conoció como el caso Jesuitas, marcaron profundamente la visión de Sandra de cómo debía desarrollar su profesión y hacia quiénes deseaba enfocar sus esfuerzos, conocimientos y experiencias: las víctimas, los pobres, las poblaciones más excluidas, a fin de aportar a la realización de sus derechos humanos, de la justicia y la igualdad.

    Se graduó en 1995, mientras trabajaba en la Oficina de Personal de la UCA. Durante el mandato de la Dra. Victoria Marina de Avilés, trabajó en la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos. Fue docente universitaria en la UCA, en la materia de Derecho Laboral.

    Posteriormente, fue parte del Programa de la Unión Europea para la Consolidación de las Instituciones Policiales en El Salvador, trabajando para el fortalecimiento de la Policía Nacional Civil en materia de formación y promoción de los derechos humanos. Trabajó, además, apostando por la dignificación de las condiciones laborales de los elementos policiales.

    De 2002 a 2006 vivió en Barcelona, España. Se graduó como Máster de Políticas de Igualdad de Género en la Universidad Autónoma de Barcelona, y obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados del Doctorado en Derecho, especialidad de Derecho Público de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Mientras residía en Barcelona con su esposo Ferrán Caum, nació su hijo Josep María Caum Rivera.

    A su regreso a El Salvador, trabajó en la Unidad de Género de la Corte Suprema de Justicia. En 2009 asumió el cargo de Jefa de Relaciones Internacionales del Ministerio de Trabajo y Previsión Social, durante el mandato de la Ministra Doctora Victoria Marina de Avilés.

    En el año 2011 pasó a formar parte de la Dirección General de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores. En el año 2013, con el nombramiento de David Morales como Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, Sandra asumió el cargo de Procuradora Adjunta de Derechos Civiles, trabajando particularmente a favor de las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos cometidas en el contexto del conflicto armado; personas de pueblos originarios, población LGBTI; víctimas de desplazamiento forzado interno, entre otras.

    Al finalizar el mandato del Procurador David Morales, Sandra se incorporó como abogada del equipo de procuración de justicia del Instituto de Derechos Humanos de la UCA (IDHUCA). Sandrita participó en tres de los Tribunales Internacionales entre los años 2017-2019. En el XI Tribunal Internacional para la Aplicación de la Justicia Restaurativa dedicado a jóvenes estudiantes asesinados y desaparecidos durante los años del movimiento popular y el conflicto armado, Sandra tuvo a cargo el caso de desaparición forzada del estudiante y poeta salvadoreño Edgar Mauricio Vallejo Marroquín.

    Sandra Rivera en la defensa del caso de la desaparición forzada de Edgar Mauricio Vallejo Marroquín (XI Tribunal / 2019).

    En el año 2017, se le diagnosticó cáncer de mama e inició una lucha frontal contra la enfermedad, siempre llena de fe, ánimo y amor. Sandra murió el 20 de agosto de 2019, a la edad de 48 años.

    Pese a su muerte tan joven, su legado es abundante y valioso. Al país, y en especial a las víctimas y para las personas por quienes Sandra luchó toda su vida, les dejó no sólo avances importantes en el reconocimiento y la garantía de sus derechos, sino también el ejemplo de una profesional inteligente, trabajadora, sensible, honesta y solidaria que trataba con dignidad, respeto, generosidad y afecto sincero a todas aquellas personas con quienes se relacionaba.

    Para su familia y sus amistades nos deja, además, una vida llena de un inmenso amor. Su alegría contagiosa, su risa, su dulzura; su enorme capacidad de estar siempre para los demás, su fe inquebrantable, nos siguen animando, como lo hizo ella misma hasta su último suspiro.

    Para honrarla, nos deja también un reto colectivo: seguir luchando por lograr la justicia social en El Salvador y construir el reino de Dios sobre la tierra, como nos enseñó su amadísimo San Óscar Arnulfo Romero.

    San Salvador, 28 de septiembre de 2019

    Matilde Guadalupe Hernández de Espinoza

    INTRODUCCIÓN.

    La respuesta a un compromiso y la voz de las víctimas.

    En este trabajo, amable lector/ra, se recoge la experiencia del Tribunal Internacional para La Aplicación de la Justicia Restaurativa en El Salvador 2009-2019"¹; un mecanismo que puede calificarse como una política pública no gubernamental, para la reparación de los derechos de las víctimas del conflicto armado y que se constituye a la vez, como un instrumento de presión social en aras de propiciar en el país, un modelo jurídico-público e integral de justicia transicional, para hacer posibles los objetivos de la reconstrucción de la verdad histórica, la reparación de las injusticias y la reconciliación nacional. Y el presente libro constituye en buena medida, un resumen de las obras que como relator y compilador de esta experiencia, tuve el honor de publicar en la editorial de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (U. C. A.) de El Salvador², en las que se realiza un informe completo de las diez sesiones desarrolladas por el Tribunal de El Salvador desde el año 2009 hasta el año 2018, y en las que se exponen todos los casos estudiados y todos los testimonios de las víctimas que comparecieron ante el Tribunal; sin duda, la parte más importante e impactante de la tarea realizada. A finales del año 2019 entregué en la citada Universidad el tercer tomo de este Informe, en el que se recogen todos los casos estudiados en el XI y hasta ahora último Tribunal celebrado, que se convocó en la Capilla de la UCA de San Salvador, del 24 al 26 de abril de 2019; al tiempo que se actualizaban las estadísticas ofrecidas en los dos primeros Tomos, con los datos de las víctimas registradas en el XI Tribunal. Por circunstancias debidas al impacto social provocado por la pandemia de la Covid-19, dicho tercer tomo hasta la fecha no ha podido ser publicado; lo que significa que las estadísticas globales de los once Tribunales que se recogen ahora en este libro, constituyen una primicia editorial que, por sí misma, ya justifica la presente publicación.

    En el Petitorio dirigido al Tribunal por los representantes de los Comités de Víctimas, en la cuarta sesión del mismo, celebrada en Tecoluca en el año 2012, nos formularon esta demanda: Que este Tribunal solicite de la cooperación internacional apoyo para la sistematización, documentación y difusión de los testimonios que desde el año 2009 ha conocido. Esta publicación se sugiere lleve por nombre: A la paz, solo por la verdad"³. La demanda era todo un reto; pero, sobre todo, es la constatación experimentada por las propias víctimas en su vivencia de este proceso de aparición pública y de quienes hemos tenido la suerte de convivir con ellas, de que la verdad nos hace fuertes y presentes, la verdad nos hace avanzar, nos cohesiona, nos organiza y nos impulsa a exigir además justicia y reparación. El Tribunal nos ha servido para fortalecer la organización y conocernos; El Tribunal nos ha ayudado a unir nuestros procesos, a concienciarnos. Antes no podíamos hablar así, como estamos aquí ahora; hay que planificar nuevas estrategias. Son algunas de las valoraciones que escuchamos de las propias víctimas en la extraordinaria reunión que tuvimos con ocasión del comienzo de las sesiones del VII Tribunal (2015). Y la verdad es más poderosa, más útil, más eficaz y más transformadora, en la medida en que sea más conocida, divulgada y pueda despertar más conciencias adormecidas por el elixir artificial del olvido que nos venden a diario los mercaderes de la comunicación. Porque la verdad difundida se convierte así en la voz de las víctimas, la voz de los que sufren, la voz de los que tantos años fueron privados de voz, la voz del dolor. Una voz que estremece por la dureza del relato; pero que te empapa de ternura con las lágrimas que acompañan sus palabras; una voz que te arranca el grito ¡nunca más! de las entrañas. Pero, sobre todo, una voz que llega a cada casa y a cada persona para quedarse, para sentirla cercana, para ser —como dice el lema de Radio Ysuca, la emisora amiga de las víctimas en El Salvador—, la voz con vos.

    Esta es la razón que justifica, de nuevo, el trabajo que tienes en las manos, querido lector o lectora. Convocado primero como Juez durante los once años de vida del Tribunal, para estudiar las demandas de los letrados del Idhuca y de otras organizaciones salvadoreñas y escuchar también los testimonios de todas las víctimas, he extendido mi compromiso al encargo de actuar como notario, relator y compilador de la verdad escondida en cientos de documentos, carpetas, videos, fotografías, y sobre todo, vivencias inolvidables; para así dar fe sincera y constructiva del dolor que hemos conocido todos los que colaboramos en esta experiencia, y al mismo tiempo, dar un soporte más a esa voz de la verdad. Pero también, y especialmente, para dar respuesta a la petición de las propias víctimas que nos demandaron y pidieron la publicidad de sus testimonios. Por lo tanto, esta obra es la respuesta a nuestro compromiso personal con todas ellas; un compromiso que compartimos todos los miembros del Tribunal de El Salvador. Y es también, el resumen exhaustivo de una tarea colectiva que creemos debe ser conocida más allá de las fronteras de este querido país hermano, la tarea del Tribunal de El Salvador. El resultado es una parte más de la verdad. Pero es una parte considerable y muy importante, como lo justifican los datos que en este trabajo se recogen.

    Todo este acervo histórico de dolor del pueblo salvadoreño, forma una memoria documentada y garantizada que nunca se perderá en el olvido, constituyendo el primer eslabón de la cadena de restauración que algún día enfrentará a los poderes públicos de este país con su oscuro y reciente pasado de violación sistemática de los derechos humanos. Pero al mismo tiempo, la amplitud del espectro sociológico de víctimas estudiado, cuantitativamente muy superior al de los casos estudiados por la Comisión de la Verdad de El Salvador⁴, permitirá la realización de estudios estadísticos, sociológicos, y por supuesto, también en el ámbito de las Ciencias de la Salud, para cualificar desde diferentes perspectivas interdisciplinares el alcance del dolor del pueblo salvadoreño. Lo que convierte al memorial documentado del Tribunal, en un legado muy valioso para las generaciones venideras y en un indiscutible instrumento de estímulo de la memoria histórica colectiva, en el marco de las medidas de satisfacción y garantías de no repetición determinadas por la Asamblea General de Naciones Unidas (Resolución 60/147, 64ª sesión plenaria de 16 de diciembre de 2005). La experiencia del Tribunal en estos once ejercicios de sesiones anuales ininterrumpidas, nos ha demostrado que pese a ser mucho lo estudiado e investigado, queda aún mucho más por hacer. Y parece evidente que la primera tarea que habría que asumir es la organización, sistematización y exposición pública de todos los archivos y documentos audiovisuales ya producidos en estos once años. Por ello, una vez más, desde estas páginas propongo la creación en un edificio o local autónomo de la UCA, cercano a la Capilla de los Mártires, de un Memorial del TIAJRES⁵, en el que se recojan todos los archivos y documentos escritos y audiovisuales del Tribunal, organizando una exposición permanente para alumnos y visitantes.

    La realización de Memoriales constituye un instrumento indispensable de las garantías de satisfacción y de no repetición y sobre su necesidad y conveniencia nuestro Tribunal se ha manifestado cada año en todos sus pronunciamientos a petición de las propias víctimas. ¿Por qué no, entonces, convertir la propia existencia del Tribunal en un Memorial de las víctimas? Los Archivos y documentos audiovisuales del Tribunal, los documentos y libros sobre el Tribunal y toda la experiencia de los Comités de Víctimas vinculada a esta vivencia singular de justicia restaurativa constituyen, como antes se señalaba, un indiscutible instrumento de estímulo de la memoria histórica colectiva, en el marco de las medidas de satisfacción y garantías de no repetición determinadas por la Asamblea General de Naciones Unidas. Ubicar todos esos archivos en un lugar unitario, establecer una exposición permanente con textos, imágenes y audiovisuales, para que pueda ser conmemorada por las propias víctimas y sus familiares, así como escolares, alumnos de la universidad y visitas guiadas, supone un ejercicio de reparación popular de las víctimas. No parece un objetivo complicado ni gravoso. En todas las sesiones del Tribunal se exponían murales, planos y mapas de ubicación de las masacres; en todas hemos encontrado las imágenes recuperadas de muchas víctimas, a través del testimonio gráfico aportado por sus familiares y nos consta que en la Biblioteca Padre Florentino Idoate, S. J. de la UCA, existen preciosas fotografías ya impresas de las sesiones del Tribunal; basten estos datos como ejemplo. La UCA y el IDHUCA tienen todos los archivos, solo hay que abrirlos y organizarlos. Tenemos ya más de mil nombres de víctimas identificadas y varios miles más de víctimas reportadas. En la UCA hay verdaderos artistas, como los que realizaron el precioso mural de los mártires y que podemos admirar en sus jardines. Será muy satisfactorio para las víctimas la realización de este Memorial; máxime, en los difíciles tiempos de olvido y déficit de institucionalidad que atraviesa el país.

    Precisamente, en el origen de éste nuevo libro sobre la experiencia del Tribunal de El Salvador, se encuentra ese impulso de investigar desde diferentes perspectivas interdisciplinares el alcance del dolor del pueblo salvadoreño; en concreto, desde el objetivo asumido por la ONG catalana HUACAL, de visibilizar el crimen de violencia sexual contra las mujeres, en el contexto de las prácticas genocido feminicidas o de género, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra producidos antes y durante el conflicto armado en El Salvador (1980-1992). A principios de este año 2023, los amigos de la citada ONG, Fina RUBIO, Francisco MENA SANDOVAL y Eduard BALSEBRE, con quienes colaboro desde hace ya unos cuantos años, me propusieron aportar a ese objetivo mi experiencia en el Tribunal de El Salvador, en relación con la evidencia de esta práctica criminal contra las mujeres salvadoreñas antes y durante el conflicto armado. El resultado de ese compromiso es este pequeño libro en cuya elaboración me he vuelto a encontrar con tantas personas siempre recordadas.

    Como se explica en este trabajo, pese a la frecuencia del crimen de violencia sexual contra las mujeres dentro del marco de los operativos de tierra arrasada constatados en el conflicto armado de El Salvador, así como en los casos de detención ilegal y tortura de las mujeres por la Fuerza Armada y los Cuerpos de Seguridad del Estado, es difícil encontrar testimonios que se refieran al mismo con datos que puedan identificar a las víctimas. Lo que nos permite concluir que el delito de violación sexual femenina es

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