Un paseo dentro del escepticismo

Por Jorge Luis Villalobos Romero

¿Quién es un escéptico?
Escritores, comentaristas de televisión y radio, y otros usan las palabras «escéptico» y «escepticismo» con una variedad de significados, sin ser conscientes del sustento conceptual. Muchas personas hoy pueden ser escépticas, sobre todo en política, sin saber que lo son. Ser escéptico puede ser tan sano como cualquier perspectiva dogmática. Generalmente no profundizan en el origen de la palabra y presuponen que refiere a aquel ser que permanece sin decisión y sin acción.
Entender bien la historia de este concepto puede ayudarnos a disciplinar nuestro uso de la palabra para que signifique algo específico en lugar de casi cualquier cosa, además, puede ayudarnos a plantear preguntas empíricas pertinentes sobre la política contemporánea.
Abstenerse de juzgar, más que la mera negación del conocimiento, será lo que unifique al pensamiento escéptico, por ello la suspensión del juicio es la forma fundamental para ser un escéptico.
Para desarrollar las concepciones acerca del bien y de la virtud, el escepticismo está intrínsecamente establecido en el acto de pensar, es decir, es una disposición y no una doctrina.

• Idioma: Español
• Editorial: Letrame Grupo Editorial
• Fecha de lanzamiento: 21 nov 2023
• ISBN: 9788411817332

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ISBN: 978-84-1181-733-2

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Prólogo

Un Paseo dentro del Escepticismo es algo más que un viaje para dar cima a una idea o para alcanzar un objetivo, más bien y, sobre todo, es un encuentro con las corrientes filosóficas o formas de pensamiento que han contribuido a definir y conformar la conducta del mundo contemporáneo.

Tras un somero repaso por la historia, se afirma que la creatividad del pueblo griego y la profundidad que alcanzó su pensamiento, se originaron en la búsqueda de respuesta a las interrogantes sobre el mundo que les rodeaba. Pero, ¿Cómo y cuándo nació la inquietud o necesidad de conocer tal cosa? Es difícil precisarlo a estas alturas, pero sin duda, surgió del primer encuentro que se dio entre iguales, es decir, entre aquellos ciudadanos pensantes que deseaban conocer el origen de las cosas y la finalidad del hombre en el mundo en que vivía.

En esta tarea de investigación, se tomó la parte fundamental de las corrientes conocidas para llegar al objetivo propuesto, esto es, llenar el vacío sobre un tema tan excitante y exigente. Porque lamentablemente, utilizamos en el lenguaje cotidiano palabras o conceptos fuera de su contexto original, no atendiendo un sentido semántico o etimológico de las palabras.

Se describe lo que favorece la temática escogida, sin descuidar lo que la niega. Creo, por tanto, que no sin cierta dificultad alcanzó el objetivo propuesto. Y que compartir entre profanos las luces de conocimiento, es una obligación que bajo ninguna circunstancia debe rehuirse. Hay que multiplicar la producción literaria. Y en cuanto a la ventaja de inclinarme por una definición personal, entre ser dogmático o ser escéptico, me quedo con lo segundo.

Agustín Silva Gutiérrez

Introducción

Existen varias descripciones del término escepticismo, varias de ellas las definen convencionalmente y así pasan de boca en boca, otros vierten su semántica¹, pero no su operacionalidad², lo convencional generalmente no profundiza en el origen de la palabra y presuponen que refiere a aquel ser que permanece sin decisión y sin acción.

Para entender descriptivamente el escepticismo, empecemos por conocer lo opuesto del escéptico, el dogmatismo e ir llevando el desarrollo del mismo en los tiempos de propuesta como filosofía y como fundamento de uno de los métodos de ciencia.

Filosóficamente el vocablo dogma³, δόγμα, significó primitivamente «opinión». Se trataba de una opinión filosófica, esto es, de algo que se refería a los principios. Por eso el término «dogmático», δογματικός significó «relativo a una doctrina» o «fundado en principios». Ahora bien, los filósofos que insistían demasiado en los principios terminaban por no prestar atención a los hechos o a los argumentos — especialmente a los hechos o argumentos que pudieran poner en duda tales principios. Dichos filósofos no consagraban su actividad a la observación o al examen, sino a la afirmación. Fueron llamados por ello «filósofos dogmáticos», δογματικοί φιλόσοφοι, a diferencia de los «filósofos examinadores» o «escépticos».

Por ello, Ferrater define:

El sentido en que se usa en filosofía el término ‘dogmatismo’ es distinto del que se usa en religión. En esta última el dogmatismo es el conjunto de los dogmas, los cuales son considerados (en muchas iglesias cristianas por lo menos, y en particular en el catolicismo) como proposiciones pertenecientes a la palabra de Dios y propuestas por la Iglesia. Los dogmas no están necesariamente ligados a un sistema filosófico, bien que se reconoce que hay sistemas filosóficos opuestos al espíritu del dogma.

El escepticismo está intrínsecamente establecido en el acto de pensar, es decir, es una disposición y no una doctrina.

Siguiendo con Ferrater, «Religiosamente, los dogmas son usualmente considerados como verdades. Pero un dogma podría ser falso, en cuyo caso se trata, como escribe Santo Tomás, de un dogma perversum».

Por lo tanto:

El dogmatismo es aquella posición epistemológica para la cual no existe el problema del conocimiento. El dogmatismo es igual a doctrina fijada, da por supuesta la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto. Para él no existe el problema del conocimiento, ni de la observación; pues no se establece una relación entre el sujeto y un objeto. Cree que los objetos del conocimiento nos son dados por obra de la función intermediaria del conocimiento (Paz Sergio, s f) ⁴.

Filósofos, escritores y políticos usan las palabras «escéptico» y «escepticismo» con una variedad de significados⁵, y no son siempre conscientes de la tradición filosófica del concepto. Muchas personas hoy pueden ser escépticas, sobre todo en política, sin saber que lo son. Ser escéptico puede ser tan sano como perspectiva política como cualquier perspectiva dogmática. El entender bien la historia de este concepto puede ayudarnos a disciplinar nuestro uso de la palabra para que signifique algo específico en vez de casi cualquier cosa, y puede ayudarnos a plantear preguntas empíricas pertinentes sobre la política contemporánea.

Filósofos del escepticismo, entorno y cronología

La historia del escepticismo griego se caracteriza por una serie de episodios temporalmente discontinua durante la cual emergieron ciertas figuras importantes. Aún en nuestros días se debate si tal discontinuidad es meramente temporal, o si existe también una discontinuidad teórica —es decir, un desacuerdo substancial— entre estos filósofos (García, Claudia, 2003).