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Violetas en la Ventana
Violetas en la Ventana
Violetas en la Ventana
Libro electrónico170 páginas2 horas

Violetas en la Ventana

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Nueva traducción del best seller mundial "Violetas na Janela" de Vera Lúcia Marinzeck de Carvalho. Esta nueva traducción es la primera entrega de la serie de 4 libros dictados por el espíritu Patricia, quien en vida, fue sobrina de Vera Lúcia. En esta conmovedora historia Patricia nos narra, como en su mo

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 ago 2023
ISBN9781088243237
Violetas en la Ventana

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    Violetas en la Ventana - Vera Lúcia Marinzeck de Carvalho

    Violetas en la Ventana

    Romance de

    Patrícia

    Psicografía de

    VERA LÚCIA MARINZECK DE CARVALHO

    Traducción al Español:      

    J.Thomas Saldias, MSc.      

    Trujillo, Perú, Febrero, 2020

    Título Original en Portugués:

    Violetas Na Janela © Vera Lúcia Marinzeck de Carvalho, 1992

    Revisión:

    Yenny N. Chura Chura

    Karen Funes Valenzuela

    World Spiritist Institute      

    Houston, Texas, USA      

    E–mail: contact@worldspiritistinstitute.org

    ÍNDICE

    Prólogo

    I  DESPERTANDO

    II  PREGUNTANDO

    III  PRIMEROS CONOCIMIENTOS

    IV  LAS VISITAS

    V  LA MUDANZA

    VI  VIOLETAS EN LA VENTANA

    VII  TEATRO

    VIII  CONOCIENDO LA COLONIA

    IX  VOLITAR

    X  APRENDIENDO A ALIMENTARSE

    XI  RELATO DE LAS TRES AMIGAS

    XII  ELUCIDACIONES

    XIII  LA ESCUELA

    XIV  VISITA A CASA

    XV  PSICOGRAFÍA

    XVI  UNOS VIENEN, OTROS SE VAN

    XVIII  NECESIDADES

    XVIII  LA HISTORIA DE RAMIRO

    XIX  TUMBA

    XX  EN EL CENTRO ESPÍRITA

    XXI  ADOCTRINACIÓN

    XXII  HOSPITAL

    XXIII  VACACIONES

    XXIV  NAVIDAD

    XXV  SINTIENDO LAS DIFICULTADES

    XXVI  TRABAJANDO CON FREDERICO

    XXVII  PREPARÁNDOSE PARA ESTUDIAR

    Dedicatoria

    Un trabajo que tenemos la gracia y la oportunidad de hacer es nuestra realización. Dedicar a alguien es demostrar, reconocer que también ayudó de alguna manera. A mis padres José Carlos Braghini y Anézia Alba Marinzeck Braghini, a quienes amo mucho y a quienes debo mucho.

    Patrícia

    Las violetas no solo adornaban la ventana de mi habitación, sino también la del nuevo mundo que enfrentaba. El amor permanecía más allá del tiempo y el espacio.

    Algunas Palabras de la Médium

    Patrícia es mi sobrina, la hija de mi hermana. Teníamos una gran afinidad, éramos amigas.

    En la adolescencia, casi todo lo que pensaba, estando cerca, capturaba sus pensamientos fácilmente.

    Incluso llegamos a jugar con la telepatía. Una vez, en la granja de sus padres, hicimos un experimento. Cada una de nosotras se quedó en una habitación, ella tomó un objeto y lo transmitía, yo adivinaba. Funcionó, experimentamos con palabras, con exactitud. Solo ella podía transmitir, yo podía captar.

    Como el azar no existe, estoy segura de que nuestros espíritus sabían sobre la tarea que haríamos más tarde.

    Patrícia desencarnó a la edad de diecinueve años, dejó un vacío, extrañando su presencia física, pero la certeza de que no nos separamos.

    La vida continúa, y es sobre esta particularidad, la continuación, que ella viene a narrarnos amorosamente, dejándonos nuevos conocimientos.

    Por mi parte, estoy agradecida, profundamente agradecida con el Padre por permitirme disfrutar de su compañía mientras trabajamos.

    São Sebastião do Paraíso, MG, 1992.

    De la Médium

    Vera Lúcia Marinzeck de Carvalho (São Sebastião do Paraíso, 21 de octubre -) es una médium espírita brasileña.

    Desde pequeña se dio cuenta de su mediumnidad, en forma de clarividencia. Un vecino le prestó la primera obra espírita que leyó, El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec. Comenzó a seguir la Doctrina Espírita en 1975.

    Recibe obras dictadas por los espíritus Patrícia, Rosângela, Jussara y Antônio Carlos, con quienes comenzó en psicografía, practicando durante nueve años hasta el lanzamiento de su primer trabajo en 1990.

    El libro Violetas na Janela, del espíritu Patrícia, publicado en 1993, se ha convertido en un éxito de ventas en el Brasil con más de 2 millones de copias vendidas habiendo sido traducido al inglés y al castellano y adaptada al teatro.

    Esta nueva traducción de Violetas en la Ventana es un primer avance de los otros tres libros dictados por su sobrina Patricia: Viviendo en el Mundo de los Espíritus, La Casa del Escritor y El Vuelo de la Gaviota todos traducidos y disponibles a través de World Spiritist Institute.

    Del Traductor

    Jesus Thomas Saldias, MSc., nació en Trujillo, Perú.

    Desde los años 80's conoció la doctrina espírita gracias a su estadía en Brasil donde tuvo oportunidad de interactuar a través de médiums con el Dr. Napoleón Rodriguez Laureano, quien se convirtió en su mentor y guía espiritual.

    Posteriormente se mudó al Estado de Texas, en los Estados Unidos y se graduó en la carrera de Zootecnia en la Universidad de Texas A&M. Obtuvo también su Maestría en Ciencias de Fauna Silvestre siguiendo sus estudios de Doctorado en la misma universidad.

    Terminada su carrera académica, estableció la empresa Global Specialized Consultants LLC a través de la cual promovió el Uso Sostenible de Recursos Naturales a través de Latino América y luego fue partícipe de la formación del World Spiritist Institute, registrado en el Estado de Texas como una ONG sin fines de lucro con la finalidad de promover la divulgación de la doctrina espírita.

    Actualmente se encuentra trabajando desde Peru en la traducción de libros de varios médiums y espíritus del portugués al español, así como conduciendo el programa La Hora de los Espíritus.

    PRÓLOGO

    Conocí a Patrícia encarnada. Ella era una niña, desde pequeña se convirtió en una hermosa jovencita. Alta, delgada, rubia y con el cabello largo y rizado, ojos azules como pedazos de cielo. Poseía una sonrisa franca y alegre, maravillaba a todos. Pero no fue esa belleza perecedera lo que me llamó la atención. Era pura, delicada, cultivara la parte verdadera, que la acompañó en la desencarnación. Ella era espírita. Tenía, en la Doctrina Espírita, su objetivo de vivir. Inteligente, estudiosa, el conocimiento de las verdades eternas eran de su interés. Escuchaba las orientaciones de su padre con profunda devoción. Razonaba sobre todo lo que aprendía. Cuando la conocí, sabía que iba a dejar el cuerpo físico joven. Así lo hizo. Como una flor cosechada que adornaba la Tierra, vino a encantarnos en el plano espiritual.

    La animé a dictar a los encarnados. Como amante de la literatura, le pedí que contara a nuestros hermanos en carne y hueso sobre su experiencia. Qué agradable es la muerte del cuerpo para sorprendernos con una conciencia tranquila, sin errores, vicios y con conocimiento de la vida espiritual.

    Para mi deleite, Patrícia aceptó. Para ese evento, estudió. Tarea que no fue sacrificio. Le encanta aprender

    Emocionado, presento esta delicada alma que con su simplicidad perfumará nuestra literatura espírita.

    Antônio Carlos

    I

    DESPERTANDO

    Muchas veces me desperté y luego me quedé dormida. En ese período de vigilia, observé el lugar donde estaba. Era una habitación con paredes claras y una ventana cerrada. El lugar estaba en la oscuridad. Me sentí extremadamente bien. Escuché la voz de mi padre, o, mejor dicho, sentí las palabras: Patrícia, querida hija, duerme tranquilamente, tus amigos te están cuidando. Quédate en paz. Aunque estas palabras fueron dichas con gran afecto, fueron órdenes. Me sentí protegida y apoyada.

    Estaba acostada en una cama alta como las de un hospital, blanca y cómoda. Despertaba y dormía.

    Hasta que desperté por completo. Me senté en la cama. Giré la cabeza lentamente, mirando la habitación, y fue entonces cuando vi a un caballero sentado en una poltrona al lado de mi cama. Cuando lo miré, él sonrió amablemente.

    Me palpé, arreglándome entre las sábanas blancas y ligeramente perfumadas. Estaba vestida con mi pijama de punto azul. Arreglé mi cabello con mis manos.

    ¿Dónde estoy? – Pensé.

    No conocía el lugar y tampoco a ese caballero, quien tranquilamente seguía sonriendo. No tenía miedo y ni siquiera me asusté. Estuve en silencio por minutos, tratando de entender. Hasta que el risueño señor se dirigió a mí.

    – ¡Hola Patrícia! ¿Cómo se siente?

    –Bien...

    Pensé en mi padre. Lo sentí. Le pregunté mentalmente: Papá, ¿qué hago? Cálmate, cálmate, frente a lo desconocido, trata de saber; en dificultades encuentra soluciones. Piensa en Jesús. El Divino Maestro es la Luz de nuestro camino. Papá respondió dentro de mí, era como pensar con su voz. Sentí ánimo y valor, ciertamente fluidos que él me envió. Yo confié. Giré la cabeza hacia ese señor, lo miré atentamente y le pregunté:

    – ¿Cómo sabe mi nombre?

    – Patrícia es un nombre hermoso, la conozco hace tiempo.

    – ¿Dónde estoy?

    – Entre amigos.

    Realmente se sentía así. Estaba tranquilo. Haber despertado en un lugar desconocido y con ese extraño a mi lado parecía natural. Luego yo siempre fui tan hogareña y reacia a los extraños. Lo interrogué de nuevo.

    – ¿Cómo se llama?

    – Mauricio. Soy amigo de tu padre.

    – ¿Es médico? ¿Trabaja en nuestro Centro Espírita?

    No me respondió, su mirada tranquila me generaba calma. Lo observé en detalle. Es pelirrojo, con pecas en la cara, ojos verdes, boca grande y una sonrisa agradable. Me dejó mirarlo. Los minutos pasaron en silencio. Hasta que me atreví a preguntar:

    – ¿Estoy soñando o ya desencarné?

    II

    PREGUNTANDO

    Ese extraño, que por afinidad sentí que era un amigo que velaba por mí, continuaba sonriendo. Me miró a los ojos. Recuerdos de eventos vinieran a mi mente.

    Me iba a levantar, era domingo, invierno, fin de vacaciones. Me senté en mi cama para cambiar mi pijama caliente por otro atuendo, cuando me sentí mareada. Mi cama estaba contra la pared y fue allí donde apoyé la cabeza. Se sentía como si algo estuviera explotando dentro de mi cabeza. Estas sensaciones continuaron por segundos. Vi y escuché por un momento, sin definir quién era, personas a mi lado.

    —¡Cálmate! ¡Patrícia, cálmate! – Alguien habló con ternura.

    Sentí que me tomaban de las manos, como también sentí las manos en mi cabeza.

    – Duerme, duerme...

    Realmente dormí. Los recuerdos terminaron como por encanto. El hecho es que estaba en una habitación que no era la mía, frente a Mauricio. Miré a todos lados. Comprendía, no había necesidad de que respondiera, Mauricio solo me ayudara a recordar. Yo había desencarnado. Estaba tan tranquila que me sorprendí. Suspiré, lo mejor era asumir. ¿No sabías que algún día desencarnarías? Le pregunté a Mauricio nuevamente, como si fuera un asunto trivial.

    – ¿Qué pasó? ¿De qué desencarné?

    – Una vena se rompió en tu cerebro. Tiene que haber una razón para que el cuerpo muera cuando se vence el plazo del espíritu esté encarnado. Se debió a un aneurisma cerebral.

    – ¿Dónde estoy?

    —En la Colonia San Sebastián. En el hospital. En la sección de Recuperación.

    – ¿De qué me estoy recuperando?

    – De nada realmente, estás bien, solo estás aquí para adaptarte. Patrícia, ¿recuerdas a tu abuela Amaziles? Ella está aquí y quiere verte.

    La imagen de la abuela vino a mi mente. Me gustaba mucho. Estuvo muy enferma, empeoró y fue al hospital. Cuando desencarnó, estábamos, sus nietos, rezando para que sanara. Al enterarnos de que había desencarnado, comenzamos a llorar. ¿Cómo? – Preguntó mi hermana – Rezábamos para que sanara. Mi madre respondió: Sus oraciones han sido escuchadas. Jesús, al ver que no podía sanar en el cuerpo, la llevó a sanar en el Plano Espiritual. Sentí, sentimos mucho su desencarnación. Ahora, ella estaba allí queriendo verme. Corregí mi pensamiento. ¿Me gustaba? ¡No! ¡Me gusta mucho!

    – Por favor, Mauricio, hágala entrar – dije emocionada.

    La abuela entrara despacito en la habitación. Ella lucía diferente, más hermosa, más inteligente y sin sus gruesas gafas. Me besó en la frente y nos abrazamos por mucho tiempo. Mis sentimientos en ese momento eran confusos. Estaba feliz de verla, pero también estaba segura de que realmente había desencarnado. Sentí un vacío y un ligero miedo. Al darse cuenta, la abuela se soltó y se sentó a mi lado en la cama. Ella sonrió feliz diciendo:

    —¡Patrícia, esto es hermoso! Pronto podré mostrarte lugares maravillosos. ¡Te ves tan bien! ¡Tan linda! ¿Necesitas algo? ¿Quieres que te haga algo? Tú...

    – Abuela – la interrumpí – ¿cómo está mamá? ¿Papá? ¿Juniño? ¿Carla y el bebé? (Juniño y Carla son mis hermanos. Carla, cuando desencarné, estaba embarazada de su primer hijo).

    –Están bien. Ellos son espíritas. El Espiritismo da a los encarnados la comprensión de la muerte del cuerpo. Entendieran los acontecimientos y saben que tu desencarnación te traerá muchas felicidades. Juniño está bien, Carla también: tendrá un hermoso niño.

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