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Violación de derechos humanos en América Latina: Reparación y rehabilitación
Violación de derechos humanos en América Latina: Reparación y rehabilitación
Violación de derechos humanos en América Latina: Reparación y rehabilitación
Libro electrónico539 páginas7 horas

Violación de derechos humanos en América Latina: Reparación y rehabilitación

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Este libro da cuenta simultáneamente de los horrores cometidos en distintos países de América Latina, y del trabajo de asistencia y rehabilitación al servicio de las víctimas realizado durante las dictaduras y las transiciones políticas. En casi todos los países el fin del conflicto político no necesariamente ha significado el fin de la violencia, aunque se han iniciado procesos institucionales para tramitar el pasado, cuya incidencia depende de las fuerzas políticas internas de cada país, así como de los contextos internacionales. Los casos ilustran la complejidad de los desafíos profesionales, redefiniendo las modalidades de trabajo desde enfoques y conceptualizaciones a partir de las necesidades de las víctimas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jun 2023
ISBN9789563574180
Violación de derechos humanos en América Latina: Reparación y rehabilitación

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    Violación de derechos humanos en América Latina - Elizabeth Lira

    AGRADECIMIENTOS

    Cuando diferentes autores de distintos países trabajan juntos en un mismo libro, se produce un complejo proceso de diálogos, comunicaciones, revisiones de textos e intercambios, hasta llegar al manuscrito final. El resultado es un ejercicio de reflexión, humildad y aprendizaje recíproco, uniendo ideas y experiencias para lograr una obra compartida.

    Este libro ha sido posible gracias a la colaboración de muchas personas, en primer lugar, de autoras y autores que compartieron sus ideas y experiencias, y su compromiso con esta tarea.

    Este proyecto comenzó hace algunos años con la invitación de Patricio Cumsille, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y de Judith L. Gibbons, profesora emérita de psicología de la Universidad de Saint Louis, para escribir un libro que reflejara el trabajo realizado desde la psicología en el campo de los derechos humanos en América Latina.

    Varias personas colaboraron en la revisión editorial de los capítulos en inglés, entre ellas, Maxine Lowy, Anne Pérotin-Dumon y Paula Jorquera. También nos beneficiamos del cuidadoso trabajo de Marais del Río en la revisión del estilo APA en las citas.

    La publicación del libro en inglés, en la serie Psicología de la Paz de la editorial Springer, fue posible gracias a uno de los autores, Wilson López-López, de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, quien nos conectó con Dan Christie, editor de dicha serie, haciendo posible la vinculación de nuestro trabajo a un proyecto editorial generado por colegas de diferentes partes del mundo.

    Queremos agradecer a todos y todas quienes han contribuido a la realización de este libro. Los escritos pertenecen a la memoria colectiva de América Latina y de quienes han trabajado en las últimas décadas por el reconocimiento y la rehabilitación de las víctimas. La contribución de sus voces en la construcción de la convivencia democrática es la mejor garantía de una paz estable y duradera en la vida política y en los espacios cotidianos.

    ELIZABETH LIRA

    MARCELA CORNEJO

    GERMÁN MORALES

    PALABRAS DE PRESENTACIÓN DE ESTA EDICIÓN

    Los textos de este libro fueron publicados en inglés, en 2022, en la editorial Springer, en la serie de Psicología de la Paz (Peace Psychology Book Series), con el propósito de dar a conocer el trabajo realizado, en diferentes países de América Latina, con víctimas de violaciones a los derechos humanos, durante las últimas décadas.

    Los textos de este libro dan cuenta del dolor, el sufrimiento y el miedo como resultado de las violaciones de derechos humanos. Las particularidades de los contextos políticos y sociales locales y sus momentos históricos diferencian la situación de las víctimas y los enfoques y metodologías de trabajo en cada caso, desde una psicología que se propone el reconocimiento de la dignidad de las personas, su rehabilitación y reparación, así como las de sus familias y comunidades.

    Los capítulos de este libro introducen de manera general el contexto político de cada país, las consecuencias sobre miles de víctimas, y algunas experiencias clínicas y comunitarias y sus resultados. En casi todos los países, el fin del conflicto político no necesariamente ha significado el fin de la violencia, aunque se han iniciado procesos institucionales para tramitar el pasado, cuya incidencia depende de las fuerzas políticas internas de cada país, así como de los contextos internacionales. Los casos ilustran la complejidad de los desafíos profesionales, redefiniendo las modalidades de trabajo desde enfoques y conceptualizaciones a partir de las necesidades de las víctimas.

    Desde los inicios, nos comprometimos a publicar este libro en el idioma en que fue escrito, y nos complacemos en poder entregarlo ahora gracias al trabajo de muchas personas, entre ellas, las autoras y los autores. La colaboración de la Universidad Alberto Hurtado y la Pontificia Universidad Católica de Chile en el Instituto Milenio de Violencia y Democracia y la Editorial de la Universidad Alberto Hurtado nos permiten presentar este libro como una contribución que da cuenta, simultáneamente, de los horrores cometidos en distintos países de América Latina y del trabajo de asistencia y rehabilitación al servicio de las víctimas, realizado durante las dictaduras y las transiciones políticas.

    ELIZABETH LIRA

    MARCELA CORNEJO

    GERMÁN MORALES

    Santiago, enero 2023.

    CAPÍTULO I

    Psicología y derechos humanos. Una introducción

    Elizabeth Lira, Marcela Cornejo y Germán Morales

    Durante el siglo XX en América Latina se sucedieron golpes militares, guerras civiles, masacres y dictaduras prolongadas en varios países de la región. República Dominicana, Haití, Nicaragua, Guatemala, Colombia y El Salvador serían escenarios de violencia política durante décadas. En 1959 se inició la Revolución cubana, derrocando una dictadura corrupta, inspirando la formación de grupos revolucionarios que buscaron acceder al poder político por la vía armada. La reacción ante estos movimientos se extendió por el continente, y la represión política alcanzó a mujeres, hombres y niños, guerrilleros, estudiantes y sindicalistas, activistas, religiosos, dirigentes sociales y políticos. Los gobiernos y dictaduras persiguieron en nombre del bien común, del orden y la seguridad interna de los países a miles de personas, de manera abierta y encubierta (Herman, 1982). La desaparición, secuestro y exterminio clandestino de personas fue descrito como guerra sucia en varios países (Martín-Baró, 1989). La tortura, los tratos crueles y degradantes, las pérdidas materiales y sociales han tenido profundos efectos psicológicos y psicosociales, que se han prologando en el tiempo, afectando generaciones. La extensión del conflicto y la violencia represiva expandieron el miedo. Miles de personas y familias abandonaron sus viviendas y se desplazaron dentro del territorio de su país, como ocurrió en Colombia, Guatemala y Perú. Otros miles se dispersaron por el mundo, asumiendo el costo personal y familiar de perder el derecho a vivir en su propia patria, convirtiéndose en refugiados políticos y exiliados.

    Sin embargo, en una sociedad en conflicto, con torturados, muertos y desaparecidos, puede considerarse que, de distintas maneras, casi todos sus miembros han sido afectados. El psicólogo social y sacerdote jesuita Ignacio Martín-Baró (1991) conceptualizó el efecto del terror causado por la violencia, las amenazas, la desaparición, la muerte y la perturbación de las relaciones sociales como trauma psicosocial, analizando el impacto la violencia no solo por sus consecuencias sobre las víctimas, sino por sus efectos en las relaciones sociales, incluyendo la polarización política. En estos contextos, señaló, un sector social, casi siempre minoritario, reacciona moralmente con una fuerte indignación, procurando proporcionar protección y ayuda a las víctimas, luchando por el respeto de los derechos de las personas e intentando incidir en la voluntad de terminar con dichas violaciones y lograr una transformación política. En algunos países se crearon iniciativas de solidaridad con el apoyo de iglesias cristianas y la Iglesia católica, quienes proporcionaron servicios legales, médicos y psicológicos (Cienfuegos & Monelli, 1983). Los psicólogos que asumieron la responsabilidad de trabajar con las víctimas lo hicieron a pesar de las dificultades, a menudo en condiciones de riesgo y vulnerabilidad (Lira, 2017). Existía también un sector que respaldaba la política represiva y que se identificaba con el proceder de las autoridades, valorando sus actuaciones como actos necesarios en defensa del bien común y el orden social, aduciendo que la violencia ejercida era indispensable para lograr el fin del conflicto, restándole importancia a los costos personales y sociales y, por cierto, a la restricción y violación de derechos (Martín-Baró, 1989). La prolongación de la violencia por años o décadas genera habituación. Paradójicamente, la denuncia constante de abusos y atrocidades produce saturación, facilitando que estas se hagan socialmente invisibles, y que el trauma y el sufrimiento se transformen en un asunto privado de las víctimas (Weinstein et al., 1987).

    Las transiciones políticas desde gobiernos de facto a regímenes constitucionales en América Latina, así como las negociaciones de paz para finalizar los conflictos armados, se iniciaron en contextos políticos traspasados por los efectos de esos pasados violentos. Los acuerdos políticos de diverso tipo requerían consolidar regímenes democráticos sin arriesgar la gobernabilidad de la transición (Acuña & Smulovitz, 2007). En la mayoría de los países se buscó cerrar el pasado dictando leyes de amnistía muy amplias, esperando que el olvido jurídico (y la impunidad) garantizarían la paz. Crímenes mayores y menores se esfumaban del horizonte político junto con las víctimas y los victimarios. En Argentina la ley de pacificación nacional, en Uruguay la ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado, las amnistías en Brasil, en Chile y El Salvador se dictaron en nombre de la paz social y la reconciliación política. Sin embargo, a pesar de la impunidad como condición de paz social, simultáneamente en algunos países hubo presiones internas e internacionales para establecer la verdad sobre el pasado reciente y reconocer a las víctimas.

    En la mayoría de los países de la región se crearon comisiones de la verdad que se propusieron establecer los hechos y reconocer a las víctimas. La mayoría de los informes de esas comisiones señalaron expresamente el daño moral y psicológico de las víctimas, y algunos de ellos propusieron recomendaciones específicas relativas a la salud y la salud mental.

    Las violaciones a los derechos humanos que afectaron a miles de víctimas quedaron registradas en comisiones de la verdad. En Argentina la Comisión Nacional de Desaparecidos (Conadep, 1984), en Chile la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR, 1991), en El Salvador De la locura a la esperanza (1993). En Guatemala hubo dos comisiones: la Comisión de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI, 1998), realizada por la Iglesia católica, y la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH, 1999); en Perú se creó la Comisión de Verdad y Reconciliación (CVR, 2003) y en Uruguay la Comisión para la Paz (2004) sobre los casos de desaparecidos. En Brasil fue la Comisión Nacional de la Verdad (2014). En Colombia hay varios informes que han documentado las consecuencias y las víctimas de la violencia (Basta Ya, CNMH, 2013; Ruta Pacífica de las Mujeres, 2013). En varios países la desaparición forzada de personas se acompañó de la apropiación de sus hijos, los que fueron entregados y crecieron en familias que les ocultaron su historia y su origen. La Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad fue el resultado del trabajo conjunto entre el Estado y la sociedad civil en la recuperación de la identidad de decenas de niñas y niños apropiados (Conadi, 2007).

    La lucha de las víctimas organizadas contra la impunidad en distintas latitudes contribuyó a vincular los procesos de construcción democrática y de paz social con el reconocimiento y la reparación de las víctimas. El magistrado francés Louis Joinet propuso un marco ético, jurídico y político para fundamentar las políticas de reparación integral para las víctimas, el que fue adoptado por Naciones Unidas (Joinet, 1997). La restitución y la compensación, así como la rehabilitación y las garantías de no repetición, fueron propuestas como modalidades dentro del concepto de reparación integral desde Naciones Unidas. Esta integralidad implicó establecer el derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación de los agravios, perjuicios y daños físicos y psicológicos sufridos por las víctimas, considerando que para muchas de ellas las consecuencias han sido irreparables. La reparación se ha basado en el reconocimiento de los hechos y sus consecuencias sobre la vida de las personas y sus familias, la restitución de sus derechos y la implementación de diversas medidas para mejorar la vida de las víctimas.

    Las intervenciones psicosociales y terapéuticas forman parte de las estrategias de reparación, descritas como procesos de rehabilitación. Las políticas de reparación en distintos países se han basado principalmente en compensaciones pecuniarias, variando entre las indemnizaciones por una vez y las contribuciones vitalicias entregadas mensualmente. Las víctimas han reclamado en diversas instancias la necesidad de garantizar una reparación integral. Entre sus demandas se ha insistido en la rehabilitación como una forma de reparación. Muchas veces la demanda de rehabilitación surgió de la propia experiencia de las víctimas, que recibieron atención de salud y salud mental, apoyo y acompañamiento psicosocial individual o comunitario en condiciones muy críticas y aflictivas y cercanas a la ocurrencia de los hechos de violencia.

    Desde finales de los años setenta, algunos psicólogos denunciaron, en instancias internacionales y nacionales, los efectos de las violaciones de los derechos humanos que habían observado, celebraron reuniones de trabajo y debates, y documentaron su práctica profesional. Se publicaron artículos y libros que recopilaban el trabajo realizado por profesionales de la salud mental, psiquiatras, psicólogos, médicos, antropólogos y trabajadores sociales, a veces en el mismo país o en países de exilio, dando cuenta de sus experiencias, modelos de trabajo y propuestas teóricas emergentes.

    Como editores de este libro invitamos a escribir a colegas, a quienes habíamos conocido en congresos y seminarios a lo largo de los años, con el fin de recoger sus experiencias y reflexiones sobre sus actuaciones profesionales en contextos de violaciones a los derechos humanos. La existencia de redes de ONG, en las que grupos profesionales han trabajado con las víctimas desde la década de 1980 y 1990, nos permitió conocer el valor del trabajo realizado. Preparar esta publicación tomó varios años y responde al propósito de registrar y compartir la contribución de la Psicología en las políticas de reparación y rehabilitación de las víctimas, así como en el análisis de los procesos de reparación y memoria política.

    Descripción

    Este libro contribuye al conocimiento y a la comprensión de las prácticas psicológicas en América Latina con víctimas de violencia política y violaciones a los derechos humanos en las últimas décadas.

    El libro está dividido en seis secciones, empezando por Historia, situaciones, conceptos y enfoques, que comprende cuatro capítulos. El primer capítulo examina la historia de los programas de salud mental en Chile después de 1973, que prestaron servicios a ex prisioneros políticos y sus familias, familiares de víctimas de desaparición forzada, familiares de ejecutados políticos y víctimas de otras violaciones a los derechos humanos bajo la dictadura (1973-1990). El trabajo incluye la continuidad de varias líneas de investigación, contribuyendo al ámbito de los estudios de memoria después de la transición política.

    Los capítulos siguientes se refieren a los enfoques clínicos y psicosociales relacionados con las desapariciones forzadas en Uruguay y Argentina. El capítulo del equipo de CELS reflexiona sobre las dimensiones legales y subjetivas de la desaparición forzada, la que se considera como tortura en el caso argentino. Contribuye a la conceptualización del trauma, del duelo frente a la desaparición y la narración del trauma ante la Justicia. El siguiente capítulo se refiere a la apropiación de niños uruguayos y la conflictiva construcción de identidad. Han sido ubicados principalmente por las Abuelas de Plaza de Mayo de Argentina. Hemos aprendido cómo se construye la identidad de estos jóvenes después de haber sido encontrados a través de siete protagonistas. Algunos acaban por reconocer su origen y reanudar los lazos con las familias de las que fueron arrancados; otros rechazan cualquier posibilidad de saber acerca de sus orígenes, lo que amenaza su identidad construida y su lealtad con la familia adoptiva o apropiadora. Las circunstancias que llevan a una u otra decisión solo pueden entenderse en la singularidad de cada historia.

    La restitución de la identidad es el tema del último capítulo de esta sección. La búsqueda de personas, ahora adultas, que desaparecieron en su infancia o que nacieron en cautiverio, remite a la historia de la apropiación y la restitución y renueva cuestiones cruciales sobre las funciones parentales en situaciones extremas. Este capítulo establece perspectivas esenciales, como el derecho a la identidad y el valor simbólico y subjetivo de los datos genéticos; las implicaciones psicológicas relacionadas con la función parental y el papel de la memoria en la construcción de la identidad. También se ilustra la influencia psicosocial a través del cine, la literatura y la fotografía, que hicieron de este tema un patrimonio de la humanidad.

    La segunda sección, Metodologías de acompañamiento e intervención psicosocial, comprende dos capítulos relacionados con diferentes enfoques sobre el trabajo psicosocial con organizaciones sociales bajo la violencia sociopolítica en México. El primero es el capítulo escrito por los profesionales de Aluna Acompañamiento Psicosocial, en el que explican su método y metodología en contextos de violencia sociopolítica. Describen y analizan el caso de una organización que ha sido amenazada, sufriendo acoso y otras agresiones en su trabajo de defensa del territorio.

    El siguiente capítulo de esta sección describe la construcción de un modelo de atención y apoyo psicosocial basado en la formación de pares como acompañantes psicosociales. Los autores subrayan la necesidad de revisar y reformular la formación de los profesionales de la salud mental. Ellos proporcionan habilidades transdisciplinarias y fomentan el diálogo interdisciplinario, ofreciendo un modelo mexicano de atención y acompañamiento psicosocial.

    La tercera sección, Intervenciones psicoterapéuticas, incluye tres capítulos relacionados con los enfoques y prácticas terapéuticas en Uruguay, Guatemala y Chile. La experiencia uruguaya describe el enfoque específico llevado a cabo por varios terapeutas que trabajan desde una perspectiva psicoanalítica con ex presos políticos. La investigación recogió las observaciones de los terapeutas en relación con las particularidades de esta clínica, permitiendo la discusión de aspectos teóricos y técnicos de los tratamientos, incluyendo la experiencia política del paciente.

    El siguiente capítulo ilustra las posibilidades de reparación psicosocial para mujeres guatemaltecas sobrevivientes de violencia doméstica y sexual. La producción de arpilleras con trozos de tela es la actividad principal de un taller terapéutico que implementa dos vías paralelas de recuperación psicosocial: una implica reprocesar y asimilar los conflictos políticos del pasado; la otra se centra en la capacidad de tomar decisiones, transformando las situaciones vitales presentes. Ambas vías rompen el ciclo de violencia. El proceso terapéutico posibilita la experiencia de recuperar el control y el poder sobre su propia vida y fortalecer su identidad como mujer.

    El último capítulo de esta sección sistematiza algunas de las principales estrategias terapéuticas grupales desarrolladas en Chile por ONG y organizaciones sociales bajo la dictadura cívico-militar y al inicio de la transición política. La teoría de la psicoterapia de grupo, los conceptos sobre traumatización extrema y trauma del psicoanálisis relacional fueron las principales referencias teóricas. Cada experiencia terapéutica ilustró el espacio de elaboración de las situaciones traumáticas vividas a nivel individual y social. El grupo funciona como un tercero que reconoce y valida, contiene, y permite la restitución de los vínculos colectivos dañados como una contribución específica del dispositivo grupal.

    La cuarta sección, Enfoque y apoyo psicológico y psicosocial en peritajes y litigios judiciales, comprende tres capítulos relacionados con los casos judiciales. El primero se refiere a la masacre de El Mozote y a la investigación pericial para construir la reparación psicosocial de las víctimas. Las reparaciones judiciales se basaron en el proceso psicosocial llevado a cabo con los supervivientes y sus familiares, demandando justicia para más de 1.000 niños, mujeres y hombres asesinados. El peritaje psicosocial apoyó la demanda presentada por la Asociación de Víctimas de El Mozote ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, levantando una metodología construida para visualizar a las víctimas y escuchar sus voces.

    El segundo capítulo de esta sección se refiere a las mujeres de Sepur Zarco. En 2010, 15 mujeres indígenas q’eqchi’ de la comunidad Sepur Zarco, en Guatemala, presentaron una denuncia judicial. Eran supervivientes de la violencia y la esclavitud sexual y doméstica que sufrieron en el puesto militar de su comunidad durante el conflicto armado guatemalteco. Como resultado de su demanda, en 2016 un tribunal guatemalteco condenó a un oficial del ejército y a un exmilitar por violaciones de los derechos humanos de las mujeres. El capítulo analiza el papel de estas mujeres en el proceso de búsqueda de verdad, justicia y reparación, vinculado a las organizaciones que las acompañaron, visibilizando su papel protagónico en la búsqueda de justicia, que fue parte de su recuperación y sanación. También se describe el trabajo psicosocial realizado con las mujeres del caso Sepur Zarco para abordar las consecuencias de las violaciones de derechos humanos sufridas, empoderándolas para enfrentar el proceso judicial y reclamar sus derechos.

    El tercer capítulo se refiere al caso "Norin Catriman, Lonkos y Dirigentes Indígenas versus Chile" en el Sistema Interamericano de Protección a los Derechos Humanos. Se revisa la contribución de la psicología forense en litigios referidos a violaciones de derechos humanos que afectan a pueblos indígenas. La Corte Interamericana de Derechos Humanos en mayo de 2014 sancionó al Estado de Chile por violaciones a la Convención Americana y a los derechos de ocho lideres indígenas condenados erróneamente bajo la Ley Antiterrorista. En este litigio, las evaluaciones forenses, basadas en el Protocolo de Estambul, proporcionaron elementos a la Corte Interamericana para delimitar los efectos a nivel personal, familiar y comunitario de las persecuciones y condenas bajo la Ley Antiterrorista. Este caso destaca el rol esencial de la evidencia psicoforense y el rol de los psicólogos en el acompañamiento a víctimas en juicios en la Corte Interamericana. Además, enfatiza la relevancia de usar metodologías culturalmente apropiadas cuando se documenta los efectos multidimensionales de los abusos a los derechos humanos que afectan a pueblos indígenas. Este caso ilustra la importancia del uso del Protocolo de Estambul para documentar los abusos colectivos e individuales que afectan a comunidades indígenas en el continente.

    La quinta sección, Reparaciones psicosociales: los desafíos del reconocimiento de las víctimas, incluye dos capítulos relacionados con experiencias brasileñas, y un tercero referido a la Colonia Dignidad, un caso chileno-alemán. Las Clínicas del Testimonio son experiencias terapéuticas y psicosociales desarrolladas en Brasil. La asistencia clínica, la formación de psicólogos, y material escrito sobre su aplicación en el territorio nacional, son los principales componentes de esta práctica. El proyecto de Río de Janeiro se dirigió a personas perseguidas que habían solicitado su reconocimiento y el de sus familiares ante el órgano gubernamental de reparación llamado Comisión de Amnistía. El testimonio contribuye a la reconstrucción de los vínculos sociales, a la valorización del poder para producir cambios personales y a la construcción de la memoria individual y colectiva. El otro capítulo brasileño narra una experiencia similar en Porto Alegre/Rio Grande do Sul. Las intervenciones se realizaron específicamente con militares que querían que el Estado los reconociera como víctimas de violencia política cuando sirvieron en las fuerzas armadas.

    Colonia Dignidad fue un enclave de colonos alemanes establecido en el sur de Chile en 1961, que duró más de cuatro décadas (1961-2005). Alemania y Chile se vincularon a través de esta institución en la que se cometieron crímenes de lesa humanidad y las más diversas acciones criminales bajo la protección institucional de la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad: una organización alemana, cristiana y benéfica. Bajo la dictadura cívico-militar chilena (1973-1990) se realizaron diferentes actividades ilegales, incluyendo violaciones de los derechos humanos. Este capítulo presenta un análisis psicosocial sobre la situación actual de los diferentes grupos de víctimas y la compleja configuración víctima-victimario en este contexto.

    La sexta sección, Desafíos políticos y psicosociales de las transiciones, comprende tres capítulos relacionados con la transición política en Colombia, Venezuela y Perú. El capítulo sobre la situación de Venezuela describe el impacto de una compleja emergencia humanitaria con repercusión internacional. Durante esta crisis multidimensional, los ciudadanos luchan por una transición democrática y desarrollan formas de resistencia que desafían un modelo autoritario que busca quebrar la voluntad y la dignidad de la población. El texto propone varias ideas para la reconstrucción del tejido social fracturado por el conflicto, la lucha contra la impunidad y la búsqueda de justicia para las víctimas, así como la construcción de escenarios de un futuro común compartido que favorezcan la convivencia pacífica y democrática en el país.

    El capítulo relacionado con Colombia revisa y describe las contribuciones que han explorado las consecuencias del conflicto social y armado en las víctimas de violaciones a los derechos humanos. Este contexto ha sido un escenario que ha desencadenado exponencialmente repetidas violaciones de los derechos humanos. Este capítulo propone un modelo de investigación e intervención con una perspectiva de análisis multidimensional, que demuestra el papel de procesos psicosociales como el perdón, la reconciliación, la justicia transicional en la restauración de los derechos humanos a nivel individual, comunitario y social. El trabajo de la psicología es clave para promover los derechos humanos y buscar formas de contribuir a una paz sostenible.

    En el último capítulo se hace una breve reseña del proceso y desarrollo del trabajo de salud mental en Perú. Se presenta la experiencia de la Unidad de Salud Mental de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) del Perú y su contribución a la comprensión y gestión de los problemas de salud mental. Se propone una metodología que reconoce cómo las condiciones de vida asociadas al sometimiento, el abuso y la violencia generan sufrimiento emocional en las personas y los pueblos, dando lugar a graves problemas de salud mental, que deben ser abordados de manera integral, priorizando un enfoque comunitario.

    Conclusiones

    Este libro es una mirada retrospectiva sobre las acciones profesionales con víctimas, sus familias y sus comunidades, durante y después de los conflictos. Los distintos capítulos permiten ilustrar los diversos enfoques y modalidades de trabajo en procesos de reparación y memoria política. Tras las transiciones, la experiencia de rehabilitación de víctimas, llevada a cabo por organizaciones no gubernamentales o prácticas privadas durante el conflicto armado y las dictaduras, contribuyó a la formulación de políticas públicas de reparación en algunos países. Los profesionales aplicaron estrategias de rehabilitación basadas en diferentes orientaciones y modelos teóricos, en función de las condiciones políticas e institucionales del contexto. También trabajaron en el fortalecimiento de las organizaciones y de las víctimas para exigir sus derechos.

    La colección de textos que forman este libro da cuenta de intervenciones clínicas, psicosociales y comunitarias con víctimas de violaciones de derechos humanos y víctimas de violencia política desde México hasta Chile.

    Las particularidades de los contextos políticos y sociales locales y sus momentos históricos diferencian la situación de las víctimas y las metodologías de trabajo en cada caso. Al mismo tiempo se esboza un enfoque desde la psicología, basado en opciones éticas y profesionales que proponen el reconocimiento de la dignidad de las personas y la rehabilitación y reparación de las víctimas y de sus familias y comunidades. Las estrategias y modelos teóricos integrales desarrollados en los capítulos tienen en común:

    a) La consideración del contexto político y social como una dimensión indispensable en el quehacer psicológico. Los contextos sociopolítico, cultural, comunitario y familiar forman parte del análisis integral y de las modalidades de intervención, identificando los recursos individuales y colectivos, los aspectos culturales que inciden sobre las relaciones sociales, las familias y los sujetos, así como las situaciones que afectan o enmarcan la intervención profesional.

    b) Las complejas necesidades de las víctimas generaron una apertura teórica más allá de los distintos modelos clínicos y teóricos utilizados habitualmente. La búsqueda de conocimientos que contribuyeran a comprender las implicaciones y consecuencias de las violaciones de los derechos humanos en las personas, familias y grupos, como también en los equipos de trabajo, amplió las visiones y prácticas. Las y los autores dan cuenta en sus escritos cómo su práctica se puso al servicio de responder a las necesidades de las víctimas.

    c) Las y los profesionales han diseñado intervenciones que se adecúan a las necesidades de los sujetos y a sus contextos. Las diversas metodologías dan cuenta de la creatividad de los profesionales y de los equipos ante necesidades complejas en contextos adversos. En este libro se analizan experiencias de talleres, psicoterapias de grupo, intervenciones comunitarias y acompañamiento psicosocial de largo aliento; acompañamiento en litigios judiciales y peritajes con propósitos legales; intervenciones psicoterapéuticas, análisis de casos e investigaciones sobre procesos psicosociales y políticos.

    Los capítulos ofrecen, en diferentes contextos, una conceptualización de las consecuencias de la violencia política en los individuos. Las diversas experiencias relatadas son también una forma de registrar y dejar constancia del trabajo de las y los psicólogos que, en situaciones de conflicto y violencia política, utilizan la disciplina para contribuir a la comprensión, mitigar y reparar el sufrimiento humano de individuos, grupos, familias y comunidades.

    Al inicio de la segunda década del siglo XXI, han surgido nuevos movimientos sociales y políticos en varios países de América Latina, vinculados a antiguas y recientes demandas sociales transversales, incorporando nuevas formas de participación y organización social, y nuevas perspectivas basadas en el género, la interculturalidad y la ecología, en contextos globalizados. Muchas autoridades de estos países respondieron a estas nuevas demandas con estrategias represivas que implicaron nuevamente violaciones de los derechos humanos. Una vez más la violencia fue ejercida sobre cuerpos, organizaciones y comunidades, y contra las ideas y prácticas políticas.

    Este escenario político y social contingente conlleva una interpelación a las psicólogas y los psicólogos para colaborar con su trabajo y su saber en distintos ámbitos; documentando, haciendo memoria para aprender del pasado; contribuyendo en investigaciones que permitan comprender las raíces de los conflictos, posibilitando actuar sobre ellas, para construir una convivencia en paz; colaborando con el trabajo de reconocimiento y reparación de las víctimas, asumiendo las dimensiones irreparables que la violencia y el terrorismo de Estado han causado a millones de personas.

    En este nuevo contexto, este libro ofrece una respuesta profesional a la atrocidad generada por la violencia sostenida y las violaciones de los derechos humanos, abordando las experiencias traumáticas individuales y colectivas. Las reflexiones de las y los autores subrayan la importancia de debatir estas cuestiones traumáticas, en un marco de derechos humanos más allá de la clínica y los enfoques psicosociales.

    Referencias

    Acuña, C., & Smulovitz, C. (2007). Militares en la transición argentina: del gobierno a la subordinación constitucional. En A. Pérotin-Dumon (Dir.), Historizar el pasado vivo en América Latina (pp. 3-94). Universidad Alberto Hurtado. http://ijdh.unla.edu.ar/advf/documentos/2018/03/5aba57caaf2a2.pdf

    Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). (2013). ¡Basta ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Bogotá, Colombia. http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2013/

    bastaYa/basta-ya-colombia-memorias-de-guerra-y-dignidad-2016.pdf

    Cienfuegos, A.J., & Monelli, C. (1983). The testimony of political repression as a therapeutic instrument. American Journal of Ortopsychiatry, 53, 43-51. https://doi.org/10.1111/j.1939-0025.1983.tb03348.x

    Comisión de la Verdad para El Salvador (1993). Informe De la Locura a la Esperanza. La guerra de 12 años en El Salvador. Organización de Naciones Unidas. http://www.derechoshumanos.net/lesahumanidad/informes/elsalvador/informe-de-la-locura-a-laesperanza.htm

    Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). (2004). Hatun Willakuy: versión abreviada del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Fondo Editorial PUCP. https://www.verdadyreconciliacion

    peru.com/admin/files/libros/162_digitalizacion.pdf

    Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR). (1991). Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Santiago. http://pdh.minjusticia.gob.cl/comisiones/

    Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi). (2007). El trabajo del Estado en la recuperación de la identidad de jóvenes apropiados en la última dictadura militar. Conadi. http://www.jus.gob.ar/media/1129163/36-conadi_2_el_trabajo_del_estado.pdf

    Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). (1984). Informe Nunca más. Argentina http://www.derechoshumanos.net/

    lesahumanidad/informes/argentina/informe-de-la-Conadep-Nunca-mas.htm

    Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH). (1999). Informe Guatemala: Memoria del Silencio. Guatemala. https://www.derechos

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    Comisión para la Paz (2003). Informe final de la Comisión para la Paz. Uruguay. https://www.usip.org/sites/default/files/file/resources/collections/

    commissions/Uruguay-Report_Informal.pdf

    Comissão Nacional da Verdade (CNV). (2014). Relatório Final da Comissão Nacional da Verdade. Brasil. http://cnv.memoriasreveladas.gov.br/index.php/outros-destaques/576-verdade-e-reconciliacao-dentro-e-fora

    Herman, E. (1982). The Real Network of Terror. South End.

    Joinet, L. (1997). La administración de la justicia y los derechos humanos de los detenidos. La cuestión de la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos (civiles y políticos). Subcomisión de Prevención de Discriminación y Protección de Minorías. Comisión de Derechos Humanos. ONU. http://www.derechos.org/nizkor/doc/joinete.html

    Lira, E. (2017). The Chilean Human Rights Archives and Moral Resistance to Dictatorship. International Journal of Transitional Justice, 11(2), 1-12. http://dx.doi.org/10.1093/ijtj/ijx015

    Martín-Baró, I. (1989). Prólogo. En D. Becker & E. Lira (Eds.), Derechos Humanos. Todo es según el dolor con que se mira (pp. 8-10). Ediciones Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos.

    Martín-Baró, I. (1990). De la guerra sucia a la guerra psicológica: El caso de El Salvador. Revista de Psicología de El Salvador, 9(35), 109-122. http://www.uca.edu.sv/coleccion-digital-IMB/pwp-content/uploads/

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    Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica

    (REMHI). (1998). Guatemala: Nunca Más. Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. https://www.derechos humanos.net/lesahumanidad/informes/guatemala/informe REMHI.htm

    Ruta Pacífica de las Mujeres (2013). La verdad de las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia. Informe de Comisión de Verdad y Memoria. Comisión de Verdad y Memoria de Mujeres. https://rutapacifica.org.co/wp/la-verdad-de-las-mujeres-victimas-del-conflicto-armado-en-colombia-informe-de-comision-de-verdad-y-memoria/

    Weinstein, E., Lira, E., & Rojas, M.E. (1987). Trauma, duelo y reparación. Fasic/ Editorial Interamericana.

    SECCIÓN I

    Historia, situaciones, conceptos y enfoques

    CAPÍTULO II

    Psicología y derechos humanos en Chile: asistencia, registro, denuncia, rehabilitación y reparación

    Elizabeth Lira y Marcela Cornejo

    Introducción

    Desde el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile, miles de personas fueron arrestadas. Los partidarios del gobierno derrocado fueron denunciados como enemigos; se instalaron consejos de guerra en todo el país para enjuiciarlos. La prensa publicitó condenas y sentencias de muerte con nula o escasa posibilidad de defensa legal (Vicaría de la Solidaridad, 1991). La magnitud de la represión política se refleja en las 18.364 personas que denunciaron haber sido detenidas durante 1973 en la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, cifra equivalente al 64% de los casos calificados (Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, 2004, p. 79).

    Cerca de doce mil personas buscaron refugio en sedes diplomáticas (Del Pozo, 2006; Frenz, 2006; Hiilamo, 2015). Se cifran entre 400.000 y 600.000 los chilenos y sus familias que dejaron el país durante la dictadura por motivos políticos o económicos (Cornejo, 2015). Algunas iglesias reaccionaron creando el Comité de Cooperación para la Paz en Chile (Copachi) para apoyar a personas chilenas que eran perseguidas. En octubre de 1973 se crea el Comité Nacional de Ayuda a los Refugiados (Conar) para auxiliar a miles de refugiados, principalmente latinoamericanos (Harper, 2007). En 1975 se creó la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (Fasic) (Orellana & Hutchinson, 1991).

    Las respuestas institucionales ante la emergencia implicaron aprendizajes profesionales en un contexto de amenaza e incertidumbre. Abogados, trabajadores sociales, médicos y psicólogos se integraron a la defensa de los derechos de las personas, desplegando recursos y estrategias para actuar de manera eficaz, respondiendo a las necesidades de las víctimas. Este trabajo se constituyó en una forma de resistencia moral a la dictadura (Lira, 2017; Lowden, 1996). Esa experiencia y saber sobre la atención psicológica sería una referencia para las políticas de rehabilitación y reparación en salud de las víctimas al término de la dictadura.

    Apoyo psicológico de emergencia: 1973-1975

    Miles de personas fueron detenidas y otras miles fueron despedidas de sus empleos por motivos políticos. Acudieron a Copachi en busca de ayuda legal y social. Copachi brindó inicialmente atención médica gratuita a traves de una red de voluntarios. La atención de salud mental se inició con psicólogos voluntarios. La población consultante estaba formada por familiares de presos políticos, exdetenidos por estado de sitio, familiares de ejecutados políticos, y posteriormente familiares de personas desaparecidas. En 1975, 2.166 personas consultaron en psicología, psiquiatría y psiquiatría infantil. El programa de salud otorgó un total de 64.986 prestaciones médicas, incluyendo la atención de especialistas y de salud mental (Copachi, 1975).

    En 1975, el arzobispo de Concepción y Arauco, Manuel Sánchez, creó el Departamento de Servicio Social del Arzobispado de Concepción para prestar asistencia jurídica a los afectados por las leyes de excepción del país, asistir a sus familiares, y prestar asistencia jurídica laboral a quienes la necesitaran, colaborando con Copachi. Fue el origen de la Pastoral de Derechos Humanos (Arzobispado de la Santísima Concepción, 1988). Solo en 1982 se creó un programa de salud, entregando apoyo médico y psicológico a las víctimas y sus familias, el que cerró al término de la dictadura.

    Copachi cerró por presiones del gobierno (Frenz, 2006). En enero de 1976, la Iglesia católica creó la Vicaría de la Solidaridad, incorporando los programas y el personal de Copachi a la nueva entidad. El equipo de salud mental se amplió, incluyendo medicina general y psiquiatría. La Vicaría documentó las complejas circunstancias vitales de las personas y familias que consultaban, así como los efectos de la detención, la tortura y la persecución, agravados por el empobrecimiento y la cesantía (Funvisol - Fundación de Documentacion y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad, 1978a, 1978b, 1980).

    En 1980, el equipo de salud de la Vicaría presentó una síntesis de su trabajo en un encuentro convocado para compartir el trabajo de atención psicológica y psicosocial de los organismos de derechos humanos. Señalaron que los motivos de consulta más frecuentes eran cuadros angustiosos agudos y perturbaciones del dormir. Describieron la situación represiva como una experiencia extraordinaria y transitoria, priorizando realizar intervenciones en crisis, movilizando experiencias facilitadoras para retomar el proyecto vital y vincularlo a un proyecto social. Reflexionaron sobre la relación terapéutica:

    […] no solo desde la perspectiva de la seguridad del terapeuta, sino también en el ejercicio mismo del oficio […] la psicoterapia pasa a ser un oficio peligroso. Las experiencias de los pacientes son de tal calidad, que el compromiso emocional es ineludible […]. Inevitablemente el terapeuta se involucra mucho más allá de lo que la realidad anterior le puede haber exigido (BBJ & SLC, 2017, p. 209)¹.

    Los despidos masivos por razones políticas en un contexto de hiper inflación y de crisis económica del país, y la represión política, agudizaron los conflictos en las familias. El equipo de salud de la Vicaría brindaba atención

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