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Libro electrónico355 páginas4 horas

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Dos momentos muy emotivos y poderosos enmarcan la vida de la mayoría de las personas. Una es la emocionante experiencia de mirar al bebé recién nacido envuelto en una cálida manta con una cara de inocencia, asombro, confianza total y necesidad de amor ilimitado para sobrevivir.
La segunda experiencia, probablemente la más dramática, es estar presente en el momento de la muerte de alguien, ya sea un pariente, un amigo cercano, un colega de armas, incluso un completo extraño. Independientemente de quién sea esa persona, la expresión sin vida de su rostro, la frialdad de su piel, su inercia absoluta confirma que su energía vital ya no está presente animando el cuerpo.
Esta experiencia de la muerte como un estado definido y permanente ha estado presente en nuestra realidad humana desde que el hombre dio sus primeros pasos de bebé en nuestro planeta y se dio cuenta de que esta realidad estaba siempre presente cuando un ser querido, un hermano, la madre que no puede ser reemplazada por ninguna otra mujer, el padre ejemplar, o el pariente especial partió de este mundo dejando un vacío que difícilmente se puede llenar.
Exploremos los varios aspectos de esta experiencia innegable que todos los humanos debemos enfrentar con la ayuda de la ciencia, la filosofía y la religión para ver si podemos encontrar algunas respuestas tranquilizadoras e iluminadoras que nos sirvan para navegar la vivencia innegable de no poder experimentar de antemano lo que sucede después de hacer esta transición terrenal.
La garra de la muerte es inexorable, no importa qué tan bien nos cuidemos, cómo elijamos juiciosamente nuestra comida saludable, cuánto ejercicio hagamos para mantener las funciones del cuerpo en la máxima eficiencia, qué tan bien manejemos el estrés, cuán profundas sean nuestras creencias espirituales o cuán positivamente creamos pensamientos de bienestar, paz y felicidad. Llega un momento en que la edad incapacitante nos quita las funciones más básicas de nuestros órganos, ocurre un accidente automovilístico imprevisto, una bala perdida te mata; un tsunami, un terremoto, un ciclón, un huracán o una inundación del río te quitan la vida inesperadamente.
Exploraremos varios de los aspectos de esta experiencia que todos los humanos debemos enfrentar con la ayuda de la ciencia, la filosofía y la religión para ver si podemos encontrar algunas respuestas tranquilizadoras e iluminadoras que nos sirvan de guía para enfrentar la experiencia innegable de no saber de antemano lo que sucede después de hacer esta transición terrenal.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento9 jul 2023
ISBN9781506550503
¿QUE VIENE DESPUÉS DE AHORA?
Autor

Reynaldo Pareja

Reynaldo Pareja, PhD en Comunicación y Sociología del École des Études en Sciences Sociales, Paris. Maestría en Comunicación por la Universidad de Cornell, Estados Unidos. Licenciatura en Filosofía y Letras de la Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia. Todos los libros en español del autor se pueden ver y adquirir en: amazonbooks.com

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    ¿QUE VIENE DESPUÉS DE AHORA? - Reynaldo Pareja

    Copyright © 2023 por Reynaldo Pareja.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.

    Fecha de revisión: 15/06/2023

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    852100

    Este libro está dedicado a todos los que se han preguntado, en un momento u otro, qué sucede cuando hacemos la transición cualitativa al final de nuestra vida terrena. ¿Hay otra realidad, dimensión o posibilidad de una vida después de la muerte?

    ¿Hay alguna certeza en la que podamos basar nuestra convicción de que seguiremos viviendo en otra dimensión?

    ÍNDICE

    Agradecimientos

    Introducción

    1.¿Como sabemos que los antepasados creian en algun tipo de vida despues de la muerte?

    Evidencia arqueológica de antiquísimas prácticas de sepultura en diversas culturas

    Posibles razones para enterrar a los muertos con diferentes tipos de artefactos

    Los chamanes y la relación de la muerte con alguna forma de vida posterior.

    Estratificación social expresada en los entierros y tumbas

    Vida después de la muerte en las ricas tumbas egipcias

    Algunos mitos antiguos sobre la vida después de la muerte

    El mundo inferior mesopotámico

    La creencia china del mundo inferior

    Creencia egipcia de la vida después de la muerte

    Creencia griega de la vida después de la muerte

    Creencia romana de la vida después de la muerte

    Creencia inca de la vida después de la muerte

    Creencia azteca de la vida después de la muerte

    Creencia maya de la vida después de la muerte

    Componentes comunes de la mayoría de las creencias míticas de la vida después de la muerte

    2.Explicaciones religiosas de la vida después de la muerte

    El Hinduismo

    El Zoroastrismo

    Creencia del zoroastrismo en la vida después de la muerte

    El Judaísmo

    La estructura de la creencia sobre la vida después de la muerte

    El Budismo

    La creencia budista en la vida después de la muerte

    Dharma: Renacimiento

    Creencia cristiana en la vida después de la muerte

    Presentación de Jesús del cielo después de la muerte

    La vida después de la muerte descrita por los apóstoles

    Infierno de acuerdo con los padres de la Iglesia Católica

    Perspectiva de los cristianos modernos

    El Islam

    El cielo es una realidad

    La transición

    El difunto debe pasar por un juicio

    Recompensa y Castigo

    Carácter de la vida del Más Allá

    La enseñanza del Islam sobre la vida después de la muerte

    Valor de las enseñanzas de las religiones pasadas sobre la vida después de la muerte

    3.Experiencias cercanas a la muerte

    Definiciones de una experiencia cercana a la muerte (ECM)

    Investigadores que han realizado estudios sobre múltiples casos de ECM.

    Conclusión

    Estudios de caso de ECM

    Dannion Brinkley

    Anita Moorjani

    ¿Qué nos han enseñado las experiencias cercanas a la muerte sobre la vida después de la muerte?

    Vida real después de la muerte

    No es totalmente comprensible

    Sin embargo, es inefable

    Deseando quedarse en esa nueva dimensión de existencia

    4.La realidad inmaterial de la conciencia

    Estructura de la Mente

    La Mente, la organizadora e interpretadora de la realidad

    Clarificando la definición de mente

    Breve descripción del término mente en la historia

    Cómo aprende la mente bien y cómo aprende mal.

    La mente como productora de pensamientos y de conocimiento

    Conocimiento conceptual

    El Conocimiento lógico

    Conocimiento Intuitivo

    La Mente Creativa

    La Mente Emocional

    La Mente y la Conciencia

    Conciencia existencial

    Niveles de conciencia

    El yo-consciente, el testigo permanente y silencioso

    El Yo-Testigo existe en una dimensión no-espacial ni temporal

    La unidad del yo se expresa

    5.La realidad inmaterial del mundo físico

    Propiedad inmaterial de la realidad física

    6.La consciencia y el alma

    Hinduismo

    Zoroastrianismo

    Judaismo

    Budismo

    Cristianismo

    Los conceptos comunes del alma de las religiones más conocidas

    Islam

    Relación entre alma y conciencia

    7.Una nueva religión, una nueva perspectiva

    Los Portavoces de Dios

    ¿Cómo expresa el Portavoz la Voluntad de Dios?

    El papel de la Manifestación de Dios: ser un maestro divino con una nueva Revelación

    La singularidad de la Revelación de cada Manifestación

    Revelación progresiva: el diálogo permanente de Dios con la humanidad

    8.Nuevas enseñanzas de la fe bahá’í sobre el alma y la vida después de la muerte

    La realidad del ser humano según la Fe Bahá’í

    Origen y naturaleza del alma

    La realidad del alma

    El propósito de Dios al crear al hombre

    La muerte, un cambio de estado de ser

    Dificultad para saber cómo es la siguiente etapa

    El momento de la transición

    Juicio personal

    ¿Son perdonados los que murieron en pecado?

    ¿Qué es entonces el Cielo?

    Relación de las almas en el más allá

    Nos reuniremos con los amigos que se han ido antes

    9.La Inmortalidad Del Alma

    La indescriptible estación del alma

    El alma es inmortal

    ¿Qué significa ser inmortal?

    El alma continuará progresando en la siguiente fase de la existencia

    El propósito del viaje eterno

    Estar en la Presencia de Dios

    Tomar conciencia y entender el Plan Maestro de la Creación de Dios

    Tomar conciencia de estar cerca de Dios

    La Experiencia estimulante e interminable de llegar a la fuente de nuestro ser

    Cumplimiento de todos los anhelos, necesidades y deseos espirituales

    Dios, el Creador

    Inmersión en la unidad de Dios

    Conclusión

    Referencias

    Bibliografia

    AGRADECIMIENTOS

    Como con todos los libros que he escrito, este no podría haber visto la luz sin la ayuda de los amigos que me han acompañado en mi viaje de redacción. Han estado allí cada vez que he requerido sus sugerencias, evaluaciones, pensamientos críticos y apoyo constante.

    Entre los que contribuyeron intensamente a que lo terminara, el que hizo la revisión y edición más intensa fue Joseph Coblentz, un colega bahá’í, amigo con una mente muy aguda y un conocimiento de mi lengua materna que le permitió corregir mis imprecisas formas gramaticales en la versión inglesa.

    Mi esposa generosamente me ha dado el espacio y la paz para escribir ocupándose de tantas tareas administrativas que de otro modo me impedirían tener los momentos necesarios para pensar, investigar y corregir. Incluso, participó en la elección del diseño de la portada del libro.

    Al mencionar el diseño de la portada, inmediatamente debo dar las gracias a Heitha Beane, otra excelente amiga bahá’í cuya habilidad artística con la computadora no tiene límites. Ella fue la que ofreció cinco posibles alternativas para la portada que se seleccionó. Con ella, una vez más, estoy en deuda.

    El libro fue escrito originalmente en inglés. Muchos amigos me ayudaron a pulir el bello idioma español para que la traducción fluyera sin tropiezos lingüísticos. Estos amigos fueron: Jesus Ferro, Jorge Luis Puerta, Edmundo Pérez, Luis A. Restrepo, Vicente Alcalá, Rodolfo de Roux, Hernando Bernal, y José Luis Marques. A todo un agradecimiento profundo, porque gracias a su revisión editorial, esta versión adquiere su elegancia.

    Por último, a quien tengo que agradecer profusamente es a Bahá’u’lláh, el fundador de la Fe Bahá’í cuya Revelación es la fuente del contenido de este libro. Sin ella no podría haber llegado a la claridad del análisis presentado de la naturaleza del alma, su razón última de ser y cuál ha de ser su viaje hacia su Creador.

    INTRODUCCIÓN

    Dos momentos muy emotivos y poderosos parecen enmarcar la vida de la mayoría de las personas. Una es la feliz experiencia de estar presente en el nacimiento de un bebé, de uno o de otra persona. Ver el nuevo paquete de fragilidad y dependencia, envuelto en una cálida manta con sus ojos redondos abiertos por primera vez a la vida y la existencia, nos deja sin aliento. Es como mirar a la cara misma de la inocencia, del asombro, de la confianza total en ti y del amor ilimitado necesario para sobrevivir.

    La segunda experiencia, probablemente la más dramática, es estar presente en el momento de la muerte de alguien, ya sea un pariente, un amigo cercano, un colega de armas, incluso un completo extraño. Independientemente de quién sea esa persona, la expresión sin vida de su rostro, la frialdad de su piel, la rigidez de su cuerpo, la inercia absoluta que confirma que la energía vital se ha ido para siempre.

    Estas son imágenes que uno nunca parece olvidar una vez que se han incrustado en las neuronas de memoria de nuestro cerebro. Aparecerán frescas y vívidas en los sueños, en las distracciones diurnas, en los momentos en que recordamos espontáneamente al ser querido, al hermano, a la madre que no puede ser reemplazada por ninguna otra mujer, al padre ejemplar.

    Es en esos momentos cuando experimentamos emociones mezcladas de ira, frustración, tristeza e incluso rebelión espiritual.

    La garra de la muerte es inexorable, no importa qué tan bien nos cuidemos, cómo elijamos juiciosamente nuestra comida saludable, cuánto ejercicio hagamos para mantener las funciones del cuerpo en la máxima eficiencia, qué tan bien manejemos el estrés, cuán profundas sean nuestras creencias espirituales o cuán positivamente creamos pensamientos de bienestar, paz y felicidad. Llega un momento en que la edad incapacitante erosiona las funciones más básicas de los órganos, ocurre un accidente automovilístico imprevisto, una bala perdida te mata; un tsunami, un terremoto, una tormenta, un ciclón, un huracán, un río desbordado inesperadamente te quitan la vida. Cuando ocurren estos eventos, sentimos el impacto devastador al darnos cuenta que no veremos más a nuestros seres queridos.

    Esta experiencia de la muerte como un estado permanente ha estado presente en nuestra realidad humana desde que el hombre dio sus primeros pasos de bebé en nuestro planeta, y se dio cuenta de que esta realidad estaba siempre presente entre todos sus conocidos en un momento u otro. Lo confirmaba en la medida que las flores se marchitaban y se desintegraban, cuando enormes árboles caían y se descomponían; los animales eran devorados por otros más grandes, cuando las fuentes de agua se secaban o cuando demasiada lluvia cubría la tierra y ahogaba a todos los seres vivos. También fue testigo de cómo las cosas físicas, incluso las más fuertes, como las rocas, podían desmoronarse a pedazos.

    Esta dura realidad del fin de la vida, que siempre estuvo presente, llevó lógicamente a nuestros antepasados a plantear múltiples preguntas sobre lo que sucede después de la muerte:

    - ¿Todo termina en el lugar del entierro cuando el ser querido está cubierto de tierra?

    - Si no es el fin del individuo, ¿en qué estado del ser sigue existiendo?

    - Si sigue sobreviviendo, ¿a dónde irá? ¿Cómo completa el viaje? ¿Qué necesita para seguir viajando y para sobrevivir una vez que llegue allí?

    - ¿Verá a sus parientes allá?

    - ¿Qué requisitos hay que cumplir antes de llegar a este lugar?

    - ¿En la siguiente etapa, uno sigue viviendo y nunca más muere? ¿Cómo es esto posible?

    Estas y muchas más preguntas espontáneas dieron lugar a incontables explicaciones que los humanos se han esforzado por encontrar. En pocas palabras, las respuestas han venido de dos fuentes distintas: Una, probablemente la más conocida, fueron los chamanes o intérpretes de lo desconocido cuyas descripciones presentaron, en imágenes, leyendas y mitos, una creencia que evoluciona en torno a lo que sucede después de la muerte física. Las enseñanzas Bahá’ís nos dicen que muchos de esos mitos pueden haber tenido sus orígenes distantes, directa o indirectamente, en las enseñanzas de las Manifestaciones de Dios cuyos Nombres se han perdido en las brumas de la historia antigua, pero que ciertamente estuvieron presentes guiando a la humanidad en su infancia espiritual, porque los Bahá’ís creen que Dios siempre ha enviado a Sus Mensajeros para ayudar a los hombres en su desarrollo espiritual.

    Exploraremos tantos aspectos de esta experiencia innegable que todos los humanos debemos enfrentar con la ayuda de la ciencia, la filosofía y la religión para ver si podemos encontrar algunas respuestas tranquilizadoras e iluminadoras que nos sirvan a medida que nos dirigimos a través de la experiencia innegable de no saber completa o claramente lo que sucede después de hacer esta transición terrenal.

    CAPITULO 1

    ¿COMO SABEMOS QUE LOS ANTEPASADOS

    CREIAN EN ALGUN TIPO DE VIDA

    DESPUES DE LA MUERTE?

    Imagínate estar viendo un grupo de personas que habitan en cuevas hace unos 20.000 años. Sus vidas duraban, en el mejor de los casos, cerca de 30 a 35 años, dados los peligros normales de aquellos tiempos, la falta de medicamentos para tratar enfermedades o lesiones, el suministro desigual de alimentos, los ataques mortales de animales carnívoros, los grupos agresivos en búsqueda de alimentos, de cuevas para vivir o de hembras para mantener y propagar su propia tribu. Todos estos factores contribuyeron a la improbabilidad de que tres generaciones vivieran lado a lado, reduciendo la posibilidad de ser abuelos. Lo contrario fue, de hecho, una experiencia muy común: presenciar la muerte de un padre, un amigo o un miembro de la tribu sucumbiendo a cualquiera de las causas mencionadas.

    Entonces, viviendo la experiencia de la muerte como un evento frecuente en la vida de nuestros antepasados como lo fue entonces, era natural que se preguntaran ¿qué sucede cuando una persona muere? Era la pregunta lógica de la niña que ya no puede estar con su madre, no es alimentada ni abrasada. Cuando le preguntaba al padre, al hermano mayor u otro pariente: ¿Dónde está mamá?, ¿Adónde se fue? Las respuestas que se le dieron en ese momento pudieron haber sido tan desconcertantes como las que escuchamos hoy de nuestros amigos o padres.

    Evidencia arqueológica de antiquísimas

    prácticas de sepultura en diversas culturas

    Para tener una idea del marco de tiempo en el que estamos tratando de determinar las primeras prácticas funerarias, es necesario identificar el tiempo en el que los arqueólogos hicieron esos descubrimientos. Dividen la historia humana en tres períodos principales: Paleolítico (o Edad de Piedra Antigua), Mesolítico (o Edad de Piedra Media) y Neolítico (o Nueva Edad de Piedra).

    El Período Mesolítico, o Edad de Piedra Media, cubrió culturas específicas que cayeron entre los períodos Paleolítico y Neolítico. Si bien las fechas de inicio y finalización del Período Mesolítico varían según la región geográfica, datan aproximadamente de 10,000 a 8,000 años a.C.

    La Era Neolítica, también conocida como la Nueva Edad de Piedra, fue el tiempo posterior de la edad de piedra o hielo y previo a la Edad del Cobre en algunas áreas y a la Edad de Bronce en otras. Dependiendo de la región, la fecha ocurrió desde el año 9,000 a.C. hasta aproximadamente el 3,000 a.C. en el Medio Oriente. (1)

    Estos períodos nos dan una referencia temporal para identificar los hallazgos de tumbas más antiguas encontradas por los arqueólogos. Los primeros casos indiscutibles de antiguos entierros humanos encontrados datan del Paleolítico Superior, alrededor del 12º al 11º milenio antes de Cristo, aunque hay afirmaciones controvertidas de entierros intencionales de neandertales tan antiguos como de 130.000 años. Se han hecho afirmaciones similares para los primeros humanos anatómicamente modernos de hasta 100.000 años, lo que permite afirmar que fue una de las primeras decisiones conscientes hechas por humanos respecto de esa realidad tan desconocida. (2)

    Los sitios de entierro, similares a los cementerios actuales, se encontraron en la cultura natufiana, que vivió hace aproximadamente 15,000 a 11,000 años en el Medio Oriente, una de las primeras civilizaciones del mundo que no dependía de una existencia nómada. Durante este período, las personas de ese grupo separaron sitios específicos de su espacio vital y reservaron las áreas no residenciales para el entierro de sus muertos. Sus restos muestran que sus muertos a menudo se colocaban cuidadosamente en toda su longitud y, a veces, se decoraban con cuentas o pigmentos. (3)

    Otro sitio bien conocido con restos humanos modernos tempranos es la cueva Qafzeh, que se remonta al período Paleolítico Medio. Se encuentra en el valle de Yizrael de la región de Baja Galilea de Israel, en la ladera de Har Qedumim. Además de los restos humanos, el sitio se caracteriza por una serie de herramientas de piedra. La cueva de Qafzeh contiene algunas de las primeras evidencias de entierros en el mundo.

    Los restos humanos de la cueva Qafzeh incluyen huesos y fragmentos óseos de mínimo 27 individuos, incluidos ocho esqueletos incompletos. Las cuevas de Qafzeh 9 y 10 están casi completamente intactas con los entierros datados 92,000 años atrás (BP). La mayoría de los restos humanos parecen haber sido enterrados intencionalmente: si es así, estos son ejemplos muy tempranos del comportamiento funerario moderno. Los restos son de humanos anatómicamente modernos, con algunas características arcaicas.

    La cueva 11 de Qafzeh mostró el cráneo de un joven de entre 12 y 13 años, que aparentemente sufrió una lesión cerebral traumática unos ocho años antes de su muerte. La lesión probablemente habría afectado las habilidades cognitivas y sociales del niño, y parece que al menor se le dio un ceremonial de entierro deliberado y especial con astas de ciervo. El entierro con la intención de la supervivencia del niño refleja un comportamiento social elaborado para los habitantes del Paleolítico Medio de la cueva Qafzeh. (4)

    En una serie de tumbas recientemente excavadas cerca del Monte Carmelo, Israel, con fechas de hace 13.700 a 11.700 años, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Haifa encontró impresiones hechas por flores y otras plantas aparentemente enterradas debajo de los muertos. Sus hallazgos, publicados en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, son probablemente el primer ejemplo de flores que se utilizan en los entierros. Una tumba en particular parece haber estado absolutamente llena de ellas. En él estaban los restos de un adulto (de aproximadamente 30 años) y un adolescente (de 12 a 15 años) que datan de unos 12.550 y 11.720 años, según la lectura por radiocarbono. (5) Dado que las flores se utilizan en una amplia gama de culturas en todo el mundo para expresar simpatía, orgullo, alegría y otras emociones, es seguro inferir que una o varias de estas emociones fueron la razón por la cual estos dos cadáveres fueron enterrados con flores.

    Uno de los cementerios prehistóricos más grandes y variados del sudeste asiático fue descubierto a fines de la década de 1950 en la boca oeste de la Gran Cueva de Niah en Sarawak, Malasia, en el lado norte de la isla de Borneo. Las tumbas neolíticas encontradas mostraron evidencia prolífica de varios tipos de restos, como huesos humanos, herramientas de piedra, cerámica y fragmentos de huesos de animales. Los Harrison, los arqueólogos que estudiaron el sitio encontraron un cementerio extraordinariamente rico que data de hace 2.500 y 5.000 años, con base en cerámica asociada, bienes funerarios y fechas de radiocarbono. A mediados de la década de 1960, Barbara Harrisson había descubierto más de 200 tumbas, excavándolas con gran cuidado y atención al detalle. (6)

    Los mayas enterraban a sus muertos debajo de sus casas. El análisis de objetos y restos humanos incrustados debajo de las casas mayas ordinarias del período Clásico (250-900 d.C.) reveló que los agricultores y sirvientes escondían objetos y enterraban a familiares dentro de sus residencias. Cada 20 o 30 años, las familias destruyen y reconstruyen sus hogares con nuevos entierros. (7)

    Posibles razones para enterrar a los muertos

    con diferentes tipos de artefactos

    Es bastante evidente a partir de los datos anteriores que desde que los humanos aparecieron en la Tierra, trataron con la muerte de una manera bastante deliberada. Invirtieron esfuerzo en cavar hoyos donde colocaron a sus parientes fallecidos. Incluso se encargaron de colocarlos en las posiciones más naturales para dormir, que es la que los humanos usan para descansar por la noche, es decir, acurrucados en posición fetal o estirados boca arriba. Los cadáveres, que estaban solos o acompañados por otros individuos muertos que podrían haber sido sus cónyuges, hijos o parientes muy cercanos, fueron enterrados con diferentes tipos de artefactos. Estos elementos se han encontrado en todas partes del mundo dondequiera que se han descubierto tumbas antiguas.

    Los artefactos incluían objetos cotidianos como cerámicas, adornos de piedra, herramientas rudimentarias e incluso formas tempranas de armas, como cuchillos y palos y, en algunos casos, artefactos aparentemente valiosos.

    Surge la pregunta inmediata de por qué estos objetos eran colocados en la tumba. Analizando estos datos, antropólogos y arqueólogos sugieren dos interpretaciones inmediatas: La primera es que las tumbas neolíticas mostraban una distribución equitativa de los bienes enterrados, lo que parece sugerir una sociedad más o menos sin clases, mientras que la segunda dan a pensar que las tumbas, en los entierros calcolíticos y de la Edad del Bronce, contenían bienes funerarios de aparente valor concentrados en tumbas específicas, lo que sugiere que en ellas se colocaron individuos principales que pertenecían a una estratificación social superior. Estos artefactos no representan necesariamente una muestra objetiva de los artefactos utilizados diariamente en su cultura, pero tampoco excluyen la posibilidad de que algunos lo fueran. Debido a su contexto ritual más evidente, los bienes funerarios pueden representar una clase especial de artefactos, en algunos casos producidos especialmente para el entierro. (8)

    Estos artefactos, algunos de los cuales tenían claros usos prácticos en su vida diaria, han sugerido a los

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