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Fundamentos del Universo Dialéctico
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Libro electrónico178 páginas2 horas

Fundamentos del Universo Dialéctico

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Los científicos del siglo XX aceptaron la Teoría del Big Bang como origen del universo. Con el desarrollo de las tecnologías se fueron creando aparatos más sofisticados para escrudiñar el universo y ante la realidad encontrada y del comportamiento que presentaba,

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento20 jun 2024
ISBN9781685746773
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    Fundamentos del Universo Dialéctico - Gabrino Fernández Gardea

    Portada de Fundamentos del Universo Dialéctico hecha por Gabrino Fernández Gardea

    Fundamentos del Universo Dialéctico

    Gabrino Fernández Gardea

    Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    El contenido de esta obra es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente las opiniones de la casa editora. Todos los textos e imágenes fueron proporcionados por el autor, quien es el único responsable sobre los derechos de los mismos.

    Publicado por Ibukku, LLC

    www.ibukku.com

    Diseño y maquetación: Diana Patricia González J.

    Diseño de portada: Ángel Flores Guerra B.

    Copyright © 2023 Gabrino Fernández Gardea

    ISBN Paperback: 978-1-68574-676-6

    ISBN Hardcover: 978-1-68574-678-0

    ISBN eBook: 978-1-68574-677-3

    Índice

    INTRODUCCIÓN

    GÉNESIS

    LA CARGA ELÉCTRICA

    LA MASA

    LA FUERZA NUCLEAR FUERTE

    FUERZA NUCLEAR DÉBIL

    NÚCLEO DEL HIDRÓGENO

    EL NÚCLEO DE HELIO

    NÚCLEOS DE LITIO Y BERILIO Y EL MAGNETISMO

    LAS MOLÉCULAS

    EL VACÍO

    LA MATERIA OBSCURA

    LA ENERGÍA OBSCURA

    LA NEGACIÓN DE LA NEGACIÓN

    RESUMEN

    INTRODUCCIÓN

    Para mi forma de ver las cosas, los hombres de ciencias, principalmente físicos y astrónomos del siglo XX y XXI se han introducido a un camino estrecho y confuso en el cual se avizoran sendas que no nos llevan a buen puerto, sino que por el contrario nos llevan a un derrotero que no auguran nada bueno, porque los planteamientos que utilizan ahora pareciera que no concuerdan con la realidad que debiera haber en la naturaleza. ¿Por qué digo esto? Porque ahora los físicos y astrónomos nos hablan de energía obscura, de materia obscura, de energía del vacío y de partículas virtuales para explicar los fenómenos que ocurren en el universo, pero sin ninguna base científica que les permita a ellos y a nosotros aceptar esos conceptos. Todo parece que no estamos tratando con hombres de ciencia, sino que estamos tratando con unos reverendos alquimistas. La naturaleza no puede ser tan complicada como nos la quieren presentar.

    La naturaleza debe tener un comportamiento simple y sencillo y no de rebuscados procesos hipotéticos y absurdos, que más que físicos pareciera que son mágicos. Todo científico debe apegarse al método científico de la observación y la experimentación y no exponer ideas nada más porque sí que nos sacan de la realidad, más vale que nos digan que no se sabe cómo funciona el universo y no tratar de entenderlo con conceptos como los mencionados en el párrafo anterior.

    Cuando los científicos usan teorías que no tienen bases sólidas lo que sigue es la divagación al tratar de explicar la realidad de lo que ocurre en la naturaleza. Por ende, cuando uno se encuentra en un callejón sin salida, no hay de otra más que echar marcha atrás y retomar un nuevo camino y encontrar otros fundamentos que nos permitan entender los fenómenos que se dan en la naturaleza. Si las ciencias físicas están fallando, entonces es necesario buscar en otros senderos que nos digan cuál es nuestro error y encontrar otra solución al problema que nos presenta la física y la astronomía.

    La única ciencia que nos puede brindar esperanzas de salvación es la filosofía porque nos da herramientas para corregir el rumbo al que nos han llevado los científicos en la actualidad. Por eso vamos a echar un vistazo a los métodos filosóficos que se han propuesto en el transcurso del tiempo de la humanidad para explicar la naturaleza en que vivimos. Primeramente, la filosofía se define como el conjunto de razonamientos lógicos y metódicos sobre conceptos abstractos que tratan de explicar las causas y fines de la verdad, la realidad, las experiencias y nuestra existencia. La definición de la filosofía nos lleva a un panorama muy amplio de la realidad y nos obliga a tomar en cuenta lo que significan los conocimientos que nos aportan las tres grandes ciencias que nos muestran cómo se comporta la realidad y obtener de ellas la verdad de lo que sucede en la naturaleza y esto solo lo hacen las ciencias naturales, las ciencias sociales y las ciencias filosóficas. Nosotros nos apoyaremos en las ciencias naturales y filosóficas, claro, sin menospreciar a las ciencias sociales, pero consideramos que estas dos ciencias nos brindan bases sólidas para afirmar que nuestros postulados están acordes a lo que sucede en la naturaleza y sobre esos postulados se refiere este documento.

    La historia nos muestra que fue Pitágoras el primero en utilizar el término de filosofía para dar la sensación de que era amigo de la sabiduría e indicar que también era amigo de ella. La filosofía, pues, nos permite tratar de explicar la realidad e imaginar cómo se comporta por medio de razonamientos lógicos y metódicos y así fue como Aristóteles concibe un universo eterno y finito, donde la Tierra era el centro del mismo y donde los astros como la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Neptuno y las estrellas estaban embutidos en esferas concéntricas a la Tierra, las cuales giraban por la acción de una esfera externa a las otras, esta última con la peculiaridad de que funcionaba como un motor que era capaz de mover a todas las demás esferas que portaban a los astros, pero, soste niendo que los astros no tenían ningún movimiento propio, que solo se movían por el movimiento de las esferas y estas por la acción de la esfera externa que significaba el fin o hasta donde llegaba o terminaba el universo. Desde luego que Aristóteles al fin de cuentas acepta que ese motor adquiría su energía de algo divino. Quizás esa es la razón por la cual las sectas religiosas de la antigüedad aceptaron a la filosofía aristotélica como propia porque coincidía con los preceptos que difundían acerca de cómo era la creación del universo, siempre utilizando lo divino o un ser divino como medio de esa creación universal. Leucipo fue otro filósofo griego contemporáneo de Aristóteles que afirmaba que la materia estaba formada por pequeñas partículas. Su discípulo Demócrito desarrolló esta idea y llamó a las pequeñas partículas átomos, las cuales eran estructuras sólidas que no se podían destruir ni dividir. Demócrito aseguraba que todos los átomos estaban hechos del mismo material, pero con diferentes formas y tamaños. Esta concepción de la materia se contraponía al pensamiento de Aristóteles que afirmaba que las cosas de la naturaleza estaban formadas mediante la combinación de cuatro elementos fundamentales como son tierra, agua, aire y fuego. Por supuesto que esta idea de los cuatro elementos de Aristóteles predominó en esos tiempos más que la teoría de los átomos de Demócrito. Para la gente de ese entonces, pues era más del sentido común pensar que la naturaleza estaba formada por tierra, agua, aire y fuego, que por partículas pequeñas e indivisibles. Razón por la cual la filosofía aristotélica predominó por casi dos mil años. Pero una forma errónea de ver la naturaleza no puede perdurar para siempre, llega el momento en que surge un cambio en las relaciones sociales, entre las culturas y las circunstancias de la vida que es ya imposible sostener una visión aristotélica de los fenómenos naturales y del universo, así en el siglo XVI en una época que era impensable imaginar que la Tierra no era el centro del universo, Nicolás Copérnico afirmaba que la Tierra era como cualquier otro planeta que gira alrededor del Sol. En la antigüedad, Heráclides de Ponto y Aristarco de Samos habían formulado el heliocentrismo, pero fue Copérnico quien lo hizo público cuando en 1543 en su lecho de muerte publicó su libro Sobre el movimiento de las esferas celes tiales. Se puede decir que de la noche a la mañana cambió la percepción del universo, ya no se podía sostener el universo aristotélico y dio lugar a un universo heliocentrista, que igual al universo aristotélico este terminaba en el firmamento del cielo. Galileo Galilei tuvo el honor de demostrar que la teoría heliocéntrica de Copérnico estaba correcta mediante la observación de las lunas que orbitan alrededor de Júpiter. Galileo que utilizó su telescopio pudo constatar que los cuerpos de menor masa giran alrededor de los que tienen mayor masa. Copérnico y Galileo dejaron tambaleando los pilotes que sostenían las bases de la filosofía aristotélica, hasta que llegó Isaac Newton a darle el tiro de gracia al formular que existe una fuerza gravitacional que se da entre todos los cuerpos que tengan masa, la cual es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional a la distancia que los separa. La fuerza gravitacional es la clave para que todo el mundo pueda comprender el funcionamiento del universo, de entender cómo surgieron el Sol y sus planetas y el porqué de las órbitas planetarias alrededor del Sol. La idea de la fuerza gravitacional lleva a Newton y a los estudiosos de su tiempo a concebir un universo absoluto donde el espacio debe tener existencia por sí mismo, ser euclídeo, tridimensional, constante u homogéneo. Isaac Newton como gran filósofo, físico y matemático contribuyó de manera excepcional a la transformación del pensamiento contemporáneo y nuevas bases para entender los comportamientos que sucedían en los fenómenos de la naturaleza. La utilización de los conceptos de fuerza, masa y gravedad para explicar la caída de los cuerpos en la faz de la Tierra y extrapolar esta idea a los satélites y planetas, pues elevó a Newton a una posición de genio. Otro mérito de Newton fue el que descubrió que la luz blanca no era homogénea, sino que era el resultado de la combinación de los siete colores que aparecían en el arco iris. Desde los tiempos de Newton se dio la controversia sobre la naturaleza de la luz, ya que Newton consideraba a la luz como una partícula que se propagaba con un movimiento rectilíneo, mientras que los contemporáneos de Newton como Huygens la consideraba como una onda. Christian Huygens decía que la luz se propagaba por medio de ondas mecánicas que se producían por un foco luminoso. Como ven, Newton y Huygens entendían la luz cada uno a su manera, razón por la cual, siempre se dio una rivalidad muy fuerte entre ellos. Lo que son las cosas, hoy en la actualidad se acepta las dos naturalezas que presenta la luz, aunque generalmente la vemos como una onda, sucede que para explicar el efecto fotoeléctrico se considera que la luz se comporta como partícula.

    Si analizamos lo narrado hasta ahora se puede ver que existen dos posturas sobre la comprensión de la naturaleza. Por un lado, tenemos a la corriente idealista representada por Aristóteles que proclamó un motor divino como ejecutor del movimiento de las esferas celestiales y por ende de su universo, pues cayó en el terreno de lo divino, de un ser todopoderoso con capacidad de mover su esfera celestial y por el otro lado la corriente materialista, donde Demócrito afirmaba que los elementos que hay en la naturaleza eran resultado de los átomos que se formaban de la materia existente el universo. Además, Copérnico y Galileo destruyen el idealismo de Aristóteles al comprobar que la Tierra no es el centro del universo, sino que es el Sol el que tiene ese privilegio y como dijimos antes, Newton demostró que el movimiento de los planetas no tiene nada de divino, sino que es consecuencia de una propiedad que tiene la materia de atraer a otra materia representada por su masa.

    Figura 1.

    En el desarrollo de la humanidad estas dos corrientes filosóficas siempre se han enfrentado y cada una de ellas ha creado un modelo para explicar cómo se originó el universo. El modelo idealista afirma que primero surgió el ser y después la materia mientras que los materialistas afirman lo contrario. Así, en el siglo XIX Hegel, Engels y Carlos

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