El príncipe constante
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La trama sigue la vida del príncipe Fernando, un hombre cuya fidelidad es puesta a prueba en medio de conspiraciones y traiciones. La historia es un viaje de autodescubrimiento y persistencia, donde Fernando enfrenta adversidades y lucha por mantener su constancia y virtud.
A través de diálogos profundos y personajes complejos, Calderón de la Barca explora los conflictos internos y externos que enfrenta el príncipe Constante. Es una narrativa que habla sobre la lucha entre el deber, la lealtad y la pasión, mostrando la fuerza de carácter necesaria para mantenerse firme en las creencias y valores personales.
En la quietud de la lectura, sentirás la intriga de una corte real y la intensidad de un conflicto interno que resuena a lo largo de los siglos. Esta obra maestra del teatro clásico español te invita a reflexionar sobre la perseverancia y la integridad en un mundo lleno de desafíos.
"El Príncipe Constante" es mucho más que una obra de teatro; es un recordatorio intemporal de que la virtud y la constancia son luces guía en las tinieblas de la adversidad. Prepárate para adentrarte en este drama épico que te inspirará y te hará cuestionarte sobre tu propio sentido de fidelidad y honor. ¡Una experiencia teatral que resonará en tu corazón mucho después de haberla leído!
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El príncipe constante - Pedro Calderón de la Barca
JORNADA PRIMERA
Salen dos Cautivos, cantando lo que quisieren, y ZARA.
ZARA
Cantad aquí, que ha gustado
mientras toma de vestir
Fénix hermosa, de oír
las canciones que ha escuchado,
tal vez en los baños, llenas 5
de dolor y sentimiento.
CAUTIVO 1.º
Música cuyo instrumento
son los hierros y cadenas
que nos aprisionan, ¿puede
haberla alegrado?
ZARA
Sí; 10
ella escucha desde aquí:
cantad.
CAUTIVO 1.º
Esa pena excede,
Zara hermosa, cuantas son,
pues solo un rudo animal
sin discurso racional 15
canta alegre en la prisión.
ZARA
¿No cantáis vosotros?
CAUTIVO 2.º
Es
para divertir las penas
propias, mas no las ajenas.
ZARA
Ella escucha, cantad pues. 20
(Cantan.)
[CAUTIVOS]
Al peso de los años
lo eminente se rinde,
que a lo fácil del tiempo
no hay conquista difícil.
(Sale ROSA.)
ROSA
Despejad cautivos, dad 25
a vuestras canciones fin,
porque sale a este jardín
Fénix, a dar vanidad
al campo con su hermosura,
segunda aurora del prado. 30
(Salen las moras vistiendo a FÉNIX.)
FÉNIX
Hermosa te has levantado.
ZARA
No blasone el alba pura
que la debe ese jardín
la luz y fragrancia hermosa,
ni la púrpura la rosa, 35
ni la blancura el jazmín.
FÉNIX
El espejo.
ESTRELLA
Es excusado
querer consultar con él
los borrones que el pincel
sobre la tez ha dejado. 40
(Danle un espejo.)
FÉNIX
¿De qué sirve la hermosura,
cuando lo fuese la mía,
si me falta la alegría,
si me falta la ventura?
ZARA
¿Qué tienes?
FÉNIX
Si yo supiera, 45
¡ay Celima!, lo que siento,
de mi mismo sentimiento
lisonja al dolor hiciera.
Pero de la pena mía
no sé la naturaleza, 50
que entonces fuera tristeza
lo que hoy es melancolía.
Solo sé que sé sentir:
lo que sé sentir no sé,
que ilusión del alma fue. 55
ZARA
Pues puédente divertir
tu tristeza estos jardines,
cual la primavera hermosa
labra en estatuas de rosa
sobre templos de jazmines, 60
hace, tal mar, un barco sea
dorado carro del sol.
ROSA
Y cuando tanto arrebol
errar por sus ondas vea,
con grande melancolía, 65
el jardín al mar dirá:
«Ya el sol en su centro está;
muy breve ha sido este día».
FÉNIX
Pues no me puedo alegrar,
formando sombras y lejos, 70
la emulación que en reflejos
tienen la tierra y el mar
cuando con grandezas sumas
compiten entre esplendores
las espumas a las flores, 75
las flores a las espumas.
Porque el jardín envidioso
de ver las ondas del mar,
su curso quiere imitar,
y así el céfiro amoroso 80
matices rinde, y olores,
que soplando en él las bebe;
hacen las hojas que mueve
un océano de flores.
Cuando el mar, triste de ver 85
la natural compostura
del jardín, también procura
adornar y componer,
su playa la pompa pierde;
y, a segunda ley sujeto, 90
compite con dulce efecto
campo azul y golfo verde,
siendo ya con rizas plumas,
ya con mezclados colores,
el jardín un mar de flores, 95
y el mar un jardín de espumas.
Sin duda mi pena es mucha:
no la pueden lisonjear
campo, cielo, tierra y mar.
ZARA
Gran pena contigo lucha. 100
(Sale el REY con un retrato.)
REY
Si a caso permite el mal,
cuartana de tu belleza,
dar treguas a tu tristeza:
que este bello original,
que no es retrato el que tiene 105
alma y vida, es del infante
de Marruecos, Tarudante.
A rendir a tus pies viene
su corona; embajador
es de su parte; y no dudo 110
que embajador que habla mudo
trae embajadas de amor;
favor en su amparo tengo:
diez mil jinetes alista
que enviar a la conquista 115
de Ceuta, que ya prevengo
de la vergüenza esta vez;
licencia permite amar
a quien se ha de coronar
rey de tu hermosura en Fez. 120
FÉNIX
¡Válgame Alá!
REY
¿Qué rigor
te suspende de esa suerte?
FÉNIX
[Aparte.]
La sentencia de mi muerte.
REY
¿Qué es lo que dices?
FÉNIX
Señor,
si sabes que siempre has sido 125
mi dueño, mi padre y rey,
¿qué he de decir? (Aparte.) ¡Ay Muley!
¡Grande ocasión has perdido!
El silencio, ay infelice,
hace mi humildad inmensa, 130
miente el alma si lo piensa,
miente la voz si lo dice.
REY
Toma el retrato.
FÉNIX
[Aparte.]
Forzada,
la mano le tomará,
pero el alma no podrá. 135
(Disparan una pieza.)
ZARA
Esta salva es a la entrada
de Muley, que hoy ha surgido
del mar de Fez.
REY
Justa es.
(Sale MULEY, con bastón de general.)
MULEY
Dame, gran señor, los pies.
REY
Muley, seas bienvenido. 140
MULEY
Quien penetra el arrebol
de tan