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Morir no es poco II: Estudios sobre la Muerte y los Cementerios desde la Post Pandemia
Morir no es poco II: Estudios sobre la Muerte y los Cementerios desde la Post Pandemia
Morir no es poco II: Estudios sobre la Muerte y los Cementerios desde la Post Pandemia
Libro electrónico411 páginas5 horas

Morir no es poco II: Estudios sobre la Muerte y los Cementerios desde la Post Pandemia

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Este nuevo "Morir no es poco II. Estudios sobre la muerte y los cementerios desde la Post Pandemia" revela la presencia de tópicos nuevos en torno a la muerte que no se evidenciaban en el volumen del 2018. La pandemia se torna insoslayable, pero esta parábola histórica que transitamos ¿habrá sido un refugio? El estudio de los pequeños objetos personales, documentos, fuentes, panteones, placas, carteles, como mediadores emocionales ante la muerte, la recuperación de historias de vida desde la muerte, los discursos, relatos y simbología que se manifiestan en placas recordatorias, la presencia la política de la memoria para evocar justas reivindicaciones territoriales pero también a los miles de muertos que dejó la Guerra de Malvinas, son la evidencia de que el estudio de la muerte y los cementerios encuentra múltiples y variados enfoques desde donde ser abordados. El peso de este libro recae en la perspectiva histórica aun cuando no haya sido nuestra primera intencionalidad. Volver al pasado fue una decisión de quienes integran el libro que provienen de distintas disciplinas, formaciones, universidades e instituto. Los trabajos cubren gran parte de nuestro territorio desde diferentes provincias dándole al libro un carácter federal. Esperamos en el futuro seguir sumando a nuestra Red Académica a colegas de las Ciencias Sociales que aporten sus investigaciones sobre el gran enigma de la muerte y la forma de tramitarla de los que quedan.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento31 ene 2023
ISBN9789878734705
Morir no es poco II: Estudios sobre la Muerte y los Cementerios desde la Post Pandemia

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    Morir no es poco II - Celeste Castiglione

    INTRODUCCIÓN

    Cuando pensamos, proyectamos y concretamos el primer libro Morir no es poco. Estudios de la muerte y los cementerios en 2017 y editado en 2018 por Ediciones Continente, nunca nos hubiéramos imaginado el escenario distópico que nos atravesó en la crisis del COVID-19 durante 2020, 2021 y sus efectos en nuestro presente.

    Nadie podía haber previsto las calles desiertas, la detención casi total de las actividades con la excepción de las categorizadas como esenciales y que la muerte fuera una noticia cotidiana con algo invisible como un virus que podía tocarnos casi de manera random y de los que no se sabían las consecuencias. De hecho, pasarán años hasta que sepamos las derivaciones de la enfermedad y del confinamiento preventivo.

    La Argentina, en toda su inconmensurable diversidad la ha vivido de manera desigual, pero de lo que no quedan dudas es que este suceso atravesó de manera transversal a todas las clases sociales, edades y territorios, aunque como sabemos ciertos grupos estaban más preparados para afrontarlo que otros, y esto también dejó consecuencias que percibimos de manera temprana. Las desigualdades estructurales que atraviesan América Latina y nuestro país no solo se vieron profundamente expuestas, sino también profundizadas: el acceso a servicios esenciales y al acceso a derechos fue ralentizado, cuando no impedido a pesar de los esfuerzos de los estados y de la comunidad. Los trabajos precarizados, los grupos vulnerados y el cuidado de la salud mostraron su cara más hostil, aunque bien sabemos que podría haber sido peor en el marco de un gobierno neoliberal-conservador, como hemos visto en otros países (Goren y Ferrón, 2021, 2022; Villarroel y Castiglione 2020, 2022; ENMA, 2020-2021).

    La CEPAL en su informe especial COVID 19 número 5 de julio 2020 informaba que:

    El avance dispar de la pandemia se ha traducido en que sus efectos en la actividad de los países y sectores sean también desiguales. El mayor impacto se produce en servicios como el turismo, la aviación, los alojamientos, los restaurantes, el entretenimiento y el comercio, con excepción de los supermercados, las farmacias y otros servicios declarados como esenciales según el país de que se trate. Las industrias de productos no esenciales también enfrentan problemas derivados del confinamiento, cuando este ha implicado detener sus actividades. Hay una importante merma de los ingresos de las empresas, lo que dificulta el acceso al crédito y, en muchos casos, lleva al cierre final. En algunos países, la construcción también se ha visto muy afectada por la paralización de obras y la elevada incertidumbre que afecta la puesta en marcha de nuevos proyectos. (CEPAL, 2020: 8-9).

    De igual modo, la CEPAL en el mismo año de la pandemia informaba sobre el peso desigual de las consecuencias inmediatas:

    La crisis derivada de la pandemia tiene un impacto desproporcionado sobre las mujeres, sobrecarga de trabajo no remunerado, aumento de la pobreza y precariedad laboral, acceso limitado a los servicios públicos y financiamiento insuficiente para las políticas de igualdad de género. Además, las mujeres están en la primera línea de respuesta a la crisis sanitaria y se encuentran expuestas a mayores riesgos de infección, ya que representan el 72,6 % de las personas ocupadas en el sector de la salud en la región. Varios países están implementando medidas en áreas como la prevención de la violencia contra las mujeres, la promoción de la corresponsabilidad de los cuidados, la protección del empleo y los ingresos de las mujeres y el acceso a prestaciones. Por ejemplo, en Colombia y México se ha impulsado el aumento del presupuesto para los cupos de los albergues y refugios especializados en mujeres víctimas de violencia de género. (CEPAL, 2020:14).

    Este modo de afectar, especialmente, a las mujeres es y sigue siendo muy preocupante porque son en general quienes continúan, traducen y adaptan los rituales mortuorios en cada lugar como transmisoras de la cultura funeraria.

    De manera que, las posibilidades de recuperación de la región para la CEPAL, al menos, no eran ni son muy optimistas si no están acompañadas por políticas públicas de apoyo a los sectores precarizados y de apoyo económico y financiero que posibilite el fluir de la economía desde una versión social más solidaria.

    En el momento que escribimos estas líneas, casualmente (o no) el gobierno nacional decretó la no obligatoriedad del barbijo en cualquier espacio o medio de transporte y la cantidad de muertos por COVID-19 ha sido de 129.855 personas (Ministerio de Salud, 2022) número que, si lo multiplicamos por cuatro, así como de los recuperados, constituye un número importante de efectos sociales, políticos y económicos.

    De acuerdo a las recomendaciones realizadas por el Ministerio de Salud, la soledad constituía un proceso clave para el acompañamiento de los enfermos que estuvieran atravesando la situación de sus últimos días (SUD) y constituía un objetivo con sus especificidades y considerado de contacto estrecho. O bien como expresa encontrar, si el paciente lo permitía, contactar a los familiares y allegados a través de dispositivos digitales con comunicaciones o video llamada. Es decir, la despedida, el acompañamiento y el proceso de la ritualidad profundizaba su mediación en una parábola grotesca a través del celular; o bien, habilitaba despedidas que, tal vez, de otra manera no se hubieran producido. Nunca sabremos qué pasó subjetivamente, aunque sí podemos estudiar cómo impacta en los que quedaron. Si bien todo esto ocurrió en la realidad, tampoco se debe olvidar que, tempranamente, científicos de las Ciencias Sociales y de las Ciencias de la Salud se expresaron desde el CONICET para señalar aquellos aspectos que debían resguardarse aún dentro de la pandemia. En un documento, la Red de Cuidados, Derechos y Decisiones en el fin de la Vida en agosto del 2020 expresaba:

    Desde el comienzo de la pandemia hemos constatado que el Estado se ha esforzado para prevenir el contagio de la población, brindar tratamientos adecuados a las personas afectadas y evitar la saturación del sistema de salud. Como sociedad necesitamos que en el actual contexto también el acompañamiento a los deudos sea considerado como una tarea de cuidado prioritaria. En este marco, creemos que es necesario fortalecer las políticas públicas en relación a los procesos de duelo como experiencia colectiva humanizada frente a la muerte en contexto de COVID19. (Red de Cuidados, Derechos y Decisiones en el fin de la Vida de CONICET, 2020).

    Partiendo de estos y otros argumentos realizó una serie de contribuciones en torno de las prácticas, rituales y el duelo, el modo de comunicación de fallecimiento a los deudos, todo ello para construir una práctica humanizada colectiva del duelo en pandemia.

    Compartimos estos criterios elaborados por la Red mencionada y sus contribuciones desde la idea de no perder o desvalorizar, en medio de la pandemia, el sentido del dolor ante la pérdida profundamente humano que necesita del encuentro último con el ser querido para iniciar su propio proceso de duelo. Es cierto, además, esa realidad pandémica se nos aparecía con atributos de infinito, de nunca acabar, de dolor constante. No sabemos si fue posible aplicar todas las contribuciones sugeridas por la Red, pero si sabemos la existencia de la contabilidad de los muertos que aumentaban con las horas y el correr de los días y, por lo mismo, la percepción de las pérdidas resultaba inabarcable.

    Sobre los deudos es que en realidad basamos los estudios de la muerte, en los que quedan y en su impacto y proyección de las muertes de los seres queridos, que son con los que tenemos que imaginar un mundo sin ellos.

    En definitiva, la crisis del COVID-19 es insoslayable, pero la muerte es parte de nuestra construcción desde que nacemos y es sobre esto que trata el presente volumen.

    Lo que presentamos en este libro es una preocupación en cada lugar y son trabajos seleccionados desde dos jornadas de las que participamos como responsables de mesa temática. Estos trabajos son producto de la reflexión y la producción posible durante la pandemia, aunque no se refieran directamente a ella.

    ¿Es que necesitamos mirar atrás? Parece haber un retorno hacia las narrativas de cada lugar. Es que las crisis, de cualquier índole, nos obligan a revisar el pasado y cada uno de los autores lo hace desde su propia práctica y recorte histórico. Es también un modo de revisar la muerte, aunque no esté completamente enfocada durante la pandemia. Una vez que se abrieron los archivos re constatamos y se plasmó en un trabajo o de campo, que dio lugar a los dos encuentros antes mencionados.

    Debido a la heterogeneidad de los trabajos, decidimos un ordenamiento cronológico que atraviesa los trabajos producidos de manera colectiva y diversa, nuestro recorrido comienza con el capítulo de Liliana Navarro Ibarra se detiene en un concepto clave del individuo en la modernidad y las formas multidimensionales de ocupación del individuo en el espacio, que no necesariamente desaparecen con la muerte adquiriendo otra identidad. Este recorrido lo aplica al estudio a San Juan de la Frontera (Corregimiento de Cuyo de la Gobernación de Chile, Virreinato del Perú), durante la primera mitad del siglo XVIII a fin de analizar la ritualidad funeraria de los miembros destacados de la comunidad a partir de fuentes inéditas.

    Leandro Tua y Lorena Mendoza se sumergen en las luchas entre unitarios y federales en el Noroeste de la Confederación Argentina a principios de siglo XIX y a través de archivos parroquiales de los curatos trabajan la muerte del gobernador catamarqueño y a través de un sólido contexto histórico, las causas de muerte, los sacramentos y la ritualidad funeraria de ese período.

    La relación entre objetos y su representación de la ausencia donde se condensan las emociones es trabajada por Sofía Maniusis. A través del estudio de las miniaturas con guardapelos y relicarios en repositorios nacionales la autora rastrea la práctica en el mundo occidental y la eficacia de su materialidad, así como también de las fotografías de espíritus y fantasmas.

    El capítulo de Bavasso y Ayala ponen de manifiesto la riqueza que implica la interdisciplinariedad. Desde la historia y la medicina, nos trasladan y profundizan en el proceso que implicó la toma de conciencia de la fiebre amarilla de 1871 por parte del gobierno y de los distintos estamentos del mismo y la forma en la que marca un antes y un después en el paradigma científico y político de la Argentina.

    María Rosa Catullo analiza las tumbas del sector inglés del cementerio de Federación en la provincia de Entre Ríos, que posteriormente amplió con el alemán y británico de Mandisoví de la misma provincia. Su trabajo continúa el abordaje del equipo de la Universidad Nacional de La Plata, liderado por Carlota Sempé que en los cementerios se pueden observar los cambios y continuidades, así como los distintos sectores sociales.

    La progresiva institucionalización del Estado argentino se manifiesta no solo en la conformación de pueblos sino también de instrumentos normativos con los testamentos que trabaja Patricia Sánchez. La autora le suma un elemento novedoso a partir de fuentes testamentarias de mujeres y las prácticas y discursos que intervienen en este acto.

    El capítulo de María Carlota Sempé y Olga Flores, recuperan desde el abordaje que inaugura este grupo de trabajo en el ámbito nacional la figura de Luis Fors de Casamayor, nacido en España un exponente de los círculos intelectuales y masónicos de La Plata.

    En esa misma línea, el arqueólogo Guillermo Bertani, traza el itinerario intelectual de la familia Bose del Cementerio Municipal de La Plata y de la influencia de la colonia alemana en esta ciudad y del posicionamiento de las ciencias exactas como parte del entramado político germano y su contribución a su joven universidad. Este trabajo dialoga con los dos anteriores en cuanto a la metodología y la reconstrucción histórica que realizan, y en este último caso también con una perspectiva de género.

    Mariana Menseguez nos traslada nuevamente a la región de Cuyo, en donde las transformaciones y el crecimiento poblacional de Tunuyán nos permiten acercarnos a las prácticas del siglo XIX, de una zona en donde los arrieros y la producción vitivinícola de la migración italiana y la consolidación del cementerio nuevo.

    El trabajo de Julián Arroyo es fruto de una investigación de largo aliento acerca de los suicidios a finales del siglo XIX y principios del XX en el mundo occidental y que tuvo su correlato en la Ciudad de Buenos Aires. Allí el autor investiga los sumarios del Tribunal Criminal las cartas y tramas que se repetían de modo más recurrente que se vinculaban al marco axiológico de la época que debían cumplir las mujeres, profundizando en las múltiples aristas y consecuencias que esto poseía en el pasado…y en el presente.

    En el capítulo de Daniel Imfeld se explora en profundidad el debate entre el Estado y la lucha con la Iglesia Católica sobre el control y el registro de la población, del vivir y del morir, especialmente en la ciudad de Rafaela en la provincia de Santa Fe en donde la migración dinamiza y configura geo culturalmente los espacios y las posiciones sociales. En ese contexto la masonería se yergue como parte de esta construcción identitaria rompiendo su carácter secreto en los momentos de la muerte constituyendo una forma de afirmación simbólica.

    Ana Clara Picco Lambert nos traslada al cementerio de Ucacha, al centro sur de la provincia de Córdoba, en la llamada pampa gringa donde también las migraciones se incorporaban como agentes de modernización e imprimían sus marcas materiales en los monumentos y la memoria que define y su articulación con los maestros de oficios que la objetivan en los panteones.

    El capítulo de Celeste Castiglione se concentra en el rol de las asociaciones étnicas y la forma en que a través de los conjuntos textuales que abarcan el artefacto funerario, las placas re activan una diversidad de temáticas identitarias. Estos objetos que son parte de las performances y las simulacra, condensan en estas prendas recordatorias en distintas provincias haciendo especial énfasis en los aspectos políticos y la remembranza de ciertos aspectos simbólicos de la sociedad de origen.

    Más cercana en el tiempo, Cristina Barile aborda las políticas de la memoria y la forma en la que la provincia de Chubut, desde 2015 a través de su municipalidad emprende una campaña basada en carteles evocativos a la pertenencia de las Islas Malvinas por parte de la Argentina. Esta intervención apela no solo a no olvidar sino a construir una memoria colectiva por parte de los habitantes que fueron protagonistas y escenario de los trágicos ecos de la guerra por su cercanía y la resistencia a la desmalvinización que a menudo atraviesan algunos discursos.

    En esta misma temática se inscribe el capítulo de Romina Reynolds que analiza la forma en la que la Guerra de Malvinas atravesó el Regimiento de Infantería 25 en la ciudad de Sarmiento, cercana a Comodoro Rivadavia en la provincia de Chubut y cómo en la posguerra esa experiencia se ha plasmado en diversos monumentos que son analizados en toda su profunda complejidad.

    El capítulo de Pablo De Battisti, parece desmarcarse de la presentación histórica social, pero hemos insistido en que estuviera en este volumen por la importancia de la perspectiva que incorpora. Como docentes y formadores su presentación acerca de un nuevo campo denominado Pedagogía de la muerte, nos acerca un abordaje de lo que implica su tratamiento en el ámbito escolar.

    Todo este recorrido tuvo características cooperativas, es decir, partimos de la idea de una asociación autónoma de profesionales que voluntaria y libremente decidieron integrarse para poner en conocimiento de la comunidad nuestros avances en la investigación del tema que nos convoca. De manera que, cada uno de nosotros pudo dar su opinión de modo democrático, participativo, a la vez que se estableció un compromiso con esta propuesta. De este modo recuperamos los principios fundantes del cooperativismo basados en la ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad. Todo ello, además, posibilitó focalizamos en el ámbito nacional, atravesando varias provincias y revalorizando el carácter federal que posee este abordaje desde nuestra perspectiva académica y como parte del grupo de investigación que integramos (GIVIMO- FHCS-UNPSJB) y de la Red Académica de Estudios sobre la Muerte y los Cementerios que constituimos para el crecimiento individual y colectivo de los investigadores que integran esta propuesta.

    Esp. CRISTINA BARILE

    Dra. CELESTE CASTIGLIONE

    Noviembre 2022

    ESTUDIO PRELIMINAR

    Como hemos mencionado, la Crisis del COVID-19 resulta un antes y un después en los estudios de la muerte por sus características específicas en función de cada país, y en el carácter mundial que esta adquirió. En esa línea, lo que ocurría en el hemisferio norte anticipaba lo que sucedía en poco tiempo en el sur y nos llevaba una marea constante de momentos de optimismo al miedo, varias veces por día, de acuerdo al medio de comunicación que consultáramos.

    Con respecto a la muerte y a las características de contagiosidad que esta posee los cementerios tuvieron que adaptarse. El Ministerio de Salud (en adelante MSAL), que armó un cuadernillo de recomendaciones, reconoció no solo la necesidad del acompañamiento, sino que también, este tipo de muerte ha resultado inusitado, para el grupo familiar y sus afectos, cada caso poseía un efecto particular, que es básicamente la misma conclusión a la que llegamos en nuestras investigaciones.

    Se permitía el ingreso de representantes de cada credo, y no obligatoriedad de cremación (aunque se informaba que no transmitían el virus), lo cual era importante para las religiones que así lo prefieren, así como que no era necesario que el ataúd contuviera una caja metálica.

    El velatorio a cajón abierto, se encontraba prohibido. Si bien no existe una guía específica, el MSAL se basó en las recomendaciones de la OMS de 2014 sobre enfermedades respiratorias agudas con tendencias epidémicas o pandémicas, que posee un apartado para el cuidado de los difuntos. Aunque este no es nuestro tema específico, es importante reparar en las características que tuvo este proceso a fin de ayudarnos a reflexionar sobre los futuros temas de investigación y sus efectos.

    Los cadáveres de personas fallecidas por COVID-19 son cadáveres del grupo II¹ (cuya defunción no representa un riesgo sanitario extremo). El ingreso de las familias no permitía el contacto físico con el cadáver, que debía ser inmediatamente trasladado con equipos de protección adecuados. Allí el cuerpo debía ser introducido en una bolsa de alta densidad, impermeable y con cierre hermético, rotulado y rociado con un desinfectante hospitalario. Por las características del virus, se recomendó no realizar la autopsia, salvo indicaciones fundamentadas, como se había establecido por la Resolución de la Corte Suprema 496/09 en ocasión de la Influenza A H1N1. El personal de la funeraria debe ser advertido si se trata de un cadáver fallecido por COVID-19, aplicando medidas de protección como las hospitalarias. Las recomendaciones para la empresa resultan sumamente significativas para futuros estudios y la forma en la que cada cementerio pudo establecer su sector específico, como expresa aquí:

    La empresa funeraria la responsable de la adecuada gestión de los residuos que se puedan producir en la prestación de los servicios funerarios. La disposición final de los cuerpos puede tener cuatro destinos de acuerdo a los ritos religiosos, las costumbres del lugar y/o las disposiciones judiciales emanadas de la autoridad competente, a saber:

    • Conservación.

    • Inhumación.

    • Cremación.

    • Traslado al extranjero.

    La inhumación, que resulta ser el fin más buscado en caso de fallecimientos individuales, múltiples y masivos, debe cumplir con algunas normas básicas, en especial la de identificación y registro de las tumbas, aislamiento de los predios, cumplimiento de normas de salud pública y de procedimientos de bioseguridad y respeto a los principios de diversidad y no discriminación. (MSAL, 2020:4).

    En definitiva, la cuestión procedimental ha sido una parte importante de este fenómeno, aunque no el único a tratar a partir de la salida de la pandemia.

    Otra parte que queda por resolver son los efectos psicológicos que se evidencia en los consultorios de tratamiento específicos sino también en la socialización y charlas cotidianas. La imposibilidad de despedirse de las personas.

    ¿En qué plano de la subjetividad desaparecieron los rituales? Querer volver a los rituales² nos hace revalorizar ese momento de encuentro del velatorio, de los familiares y amigos, encuentros entre sí. Las experiencias del fallecido que estaban vinculados a uno. El motivo era el muerto, pero estábamos todos predispuestos a la tristeza, pero también hacia los otros cercanos. El retorno a los rituales es poner en tensión lo que señala Byung-Chul Han³. Ya no se trata solo de pensar en la desaparición de los rituales sino de analizar como la pandemia, al romper nuestras rutinas e instalar el curso del tiempo en el hogar material, de paredes y techo, provocó el reconocimiento de los rituales de despedida del ser querido, del mismo modo en que otros rituales de pasaje volvieron al centro del mismo hogar, (cumpleaños, casamientos, fiestas de 15 o de 18 años, etc.).

    La pandemia instaló la enfermedad en las sociedades y trajo consigo otra distribución del tiempo con menos urgencias para resolver y mayor contacto familiar, donde ello fue posible. Logró que nos detuviéramos para dar dos pasos atrás para volver a vernos interiormente para revalorizar y señalar el inicio y momento de apertura del duelo para los presentes. El ritual mortuorio, en este caso, sigue siendo necesario. Cabe la pregunta ¿A quién le sirve la desaparición de los rituales?, y en esto sí coincidimos con el filósofo. Seguramente los rituales son molestos para el sistema capitalista y los estados neoliberales para quienes solo cuenta el tiempo productivo y la producción lograda. Según las estadísticas, la pandemia provocó el deterioro del crecimiento estimado por países y regiones y afectó con dureza a aquellos que cuentan con mucha población en situación de precariedad. Dicho de otro modo y en términos generales, las empresas ganaron menos capital, con excepción de algunas que abusaron de la situación. La demora en la recomposición económica es, sin duda, un problema, pero no toda demora es problemática.

    Desde nuestra perspectiva, la demora del tiempo que provocó la pandemia nos hizo reconocer situaciones objetivas que provocaron y obturaron cualquier ritual. Esto mismo llevó a revalorizar los rituales mortuorios como lugar de despedida, de sociabilidad, de encuentro comunitario para evocar el pasado compartido con quien ya no está, pero vive en nuestra memoria.

    Diana Liberman, psicóloga especializada en duelo, sugiere no permitir que nada ni nadie nos impida el ritual. Aunque las limitaciones fueron objetivas por el aislamiento establecido, aún es posible organizar un ritual propio de despedida de modo individual o con la familia en el hogar. Para ello no es obligatorio recurrir a ninguna religión, a menos que uno sea participante activo de alguna de ellas. Un objeto o imagen de quien partió, una simple vela o una flor son más que suficiente para iniciar el camino del duelo desde una despedida amorosa. En términos de los rituales, se trata de volver al hogar simbólico desde el hogar material.

    Esp. CRISTINA BARILE

    Dra. CELESTE CASTIGLIONE

    Noviembre 2022

    BIBLIOGRAFÍA

    Barile, C y Castiglione, C (2018): Morir no es poco, estudios sobre la muerte y los cementerios, Ed. Continente, CABA

    CEPAL (2020): Informe Especial COVID 19, versión digital en: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45782/4/S2000471_es.pdf.

    Dirección Nacional de Emergencias Sanitarias (2011) Manejo seguro de cadáveres. Desastres, cólera y otras infecciones. Guía para equipos de salud N°7. CABA: MSAL.

    Encuesta Nacional Migrante de Argentina (ENMA) (2020-2021) Eje Migración & Asilo de la Red Institucional Orientada a la Solución de Problemas en Derechos Humanos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

    Han, Byung-Chul (2020) La desaparición de los rituales. Una topología del presente. Barcelona: Herder.

    Goren, N. y Ferrón, G. (2021) Desigualdades en el marco de la pandemia. Universidad y Territorio. José C. Paz: EDUNPAZ.

    Goren, N. y Ferrón, G. (2021) Nuevas configuraciones socioterritoriales. José C. Paz: EDUNPAZ.

    Liberman, Diana (2007) Es hora de hablar del Duelo, Editorial Atlántida.

    Ministerio de Salud (2020) Procedimiento para el manejo de cadáveres de casos de COVID-19. https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/manejo-cadaveres-COVID-19.pdf. (Última vista: 21/09/2022).

    Ministerio de Salud (2022) Sala de situación. (https://www.argentina.gob.ar/salud/coronavirus-COVID-19/sala-situacion) (Última vista 21/09/2022).

    Ministerio de Salud (2020) Protocolos y recomendaciones. En: https://www.argentina.gob.ar/coronavirus/protocolos?gclid=Cj0KCQjw7KqZBhCBARIsAI-fTKLj0QZUVpJREtF9XZNEryJPQ7sjWwOyw8Jo2bHi0lPFMHUOlwLcQp0aAol3EALw_wcB (Última vista: 21/09/2022).

    Red de Cuidados, Derechos y Decisiones en el fin de la Vida de CONICET en el mes de agosto de 2020 CONICET (2020): Muerte y duelo en el contexto de pandemia por COVID 19: Contribuciones para fortalecer la políticas públicas en relación a los procesos de duelo como experiencia colectiva humanizada frente a la muerte en el contexto del COVID 19. https://www.conicet.gov.ar/wp-content/uploads/El-duelo-en-contexto-de-pandemia-septiembre-2020.pdf.

    Villarroel, N. y Castiglione, C. (2020). Ciudadanías e infraciudadanías migrantes en el noroeste bonaerense. En Desigualdades en el marco de la pandemia. Universidad y Territorio. Comp. Nora Goren y Guillermo Ferrón. José C. Paz: EDUNPAZ.

    Villarroel, N. y Castiglione, C. (2022). Pandemia y población migrante: el acceso a derechos como cuestión. En Desigualdades en el marco de la pandemia. Nuevas configuraciones socioterritoriales. Comp. Nora Goren y Guillermo Ferrón. José C. Paz: EDUNPAZ.

    1 En Argentina existen tres categorías para diferenciar el grado de infección y cuidado que requiere en manejo del cadáver: CATEGORÍA 1 o AZUL: Todas aquellas infecciones no incluidas en categorías 2 y 3. CATEGORÍA 2 o AMARILLA: VIH, Hepatitis C, Creuzfeldt-Jakob sin autopsia, SARS, Influenza Aviar, Influenza Porcina. CATEGORÍA 3 o ROJA: Ántrax, Peste, Rabia, Fiebres Virales Hemorrágicas. Creuzfeldt-Jakob con autopsia.

    2 Para un relevamiento de las corrientes de estudios de la muerte ver Barile y Castiglione, 2018.

    3 Para Byung-Chul Han los rituales cumplen la función de dar cierta estabilidad a la vida, cierta durabilidad que se asemeja al retorno al hogar (simbólico) donde nos demoramos un rato. Nuestro presente cargado de objetos poco durables, la exigencia de producción del capitalismo y el correr contra el tiempo nos aleja de lo perdurable, de lo que permanece, aunque sea un breve tiempo, aparecen los nuevos estímulos y con todo ello nos alejamos de la repetición de los rituales que son vistos, desde el sistema capitalista neoliberal, como tiempo perdido.

    Los rituales en torno a la muerte

    en San Juan de la Frontera (siglo XVIII). Una lectura antropológica

    de los registros eclesiásticos

    Liliana Navarro Ibarra

    Conceptos clave: muerte, personhood y ritos de pasaje

    A lo largo del tiempo han existido distintas formas de conceptualizar la muerte y los aspectos sanitarios, religiosos, familiares, políticos, entre otros, asociados a la administración mortuoria dan cuenta de la multidimensionalidad que ocupan los cuerpos durante la vida y, de hecho, sobre los efectos que siguen teniendo entre los vivos los cuerpos de los muertos (Giannotti et al., 2019:68). Tal multidimensional podría encontrar su correlato en la noción de personhood, que refiere a la condición de ser persona –en un marco temporal, contextual y comunitario– a través de la interacción con otros (sean humanos o no) y las prácticas sociales, bajo la forma de una entidad compuesta que puede abarcar una variedad de aspectos constitutivos como mente, espíritu, alma, corporalidad, sustancialidad. Así, Algunas cualidades pueden ser temporarias mientras otras pueden ser eternas, ancestrales o preexistir a la persona, e incluso prolongarse luego de la muerte de la misma (Vigliani, 2015:29).

    Según

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