Los Excéntricos. Antología de cuento corto I

Por Karen Escobar , Sofía Guerrero Martínez , Selene Esmeralda Caamal Rios y 17 más

En Los Excéntricos se encuentran veinte historias que se adentran al
territorio de lo extraño e inusual. En esta antología de cuento corto se
desenmascara una geometría sangrada y personal donde cada autor es
dueño total de la anécdota en sus propios términos estilísticos.

• Idioma: Español
• Editorial: Lapicero Rojo Editorial
• Fecha de lanzamiento: 4 ene 2023

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PRESENTACIÓN

La presente antología se piensa como una orquesta donde cada músico tiene su propio instrumento, su propia partitura y su propio ritmo. Orfebres de la palabra, coinciden en el pequeño universo que inicia desde el primer cuento hasta el último. Como un increíble acto de casualidad tenemos este libro que compila a personas tan diversas que pareciera imposible verlas en una misma expresión editorial, pero todas tienen un lazo en común: la excentricidad.

Quienes sean amantes de las antologías conocen la sensación de cambiar de un texto a otro, de terminar un cuento e iniciar con otra voz, con otra propuesta. La sintaxis, el vocabulario, la temática, todo cambia. Buscábamos un libro que sorprendiera al lector con cada cuento, que lo considerara un libro hecho de veinte libros, y que conociera la faceta más arriesgada de los autores compilados.

Un libro, que por diverso, infinito; que por excéntrico, cercano.

Un libro al que volviéramos con una sonrisa y que funcionara como una vacuna para la cordura.

Incitamos más a las posibilidades que a las restricciones: escribir sobre y desde la excentricidad; pues creemos que ella significa un sitio que puede albergar a estos cuentos que, sin duda alguna, representan desde su muy particular ángulo de creación una propuesta fuera de las modas literarias y que ofrecen, a su vez, una relación íntima con su autor: una huella fidedigna de lo que realmente quisieron escribir sin tener compromiso con nada más que consigo mismo.

Siendo el objeto-libro un tema a discusión con tanto esmero en las políticas culturales y de fomento a la lectura —por obvias razones—, nos parece un logro que los autores aquí presentes nos hayan enviado sus trabajos sabiendo de antemano que una editorial independiente los publicaría. Para lo anterior no hay agradecimientos suficientes.

La convocatoria que se lanzó obtuvo una respuesta inmejorable. La presente no es una antología definitiva sobre el cuento excéntrico —el cual tiene una genealogía temática y no de género, como lo es el caso del cuento fantástico o policíaco—, pues no pudimos incluir a otros grandes cuentistas debido a que terminaríamos publicando un libro de más de 3000 cuartillas. Como acto de sensatez editorial mantuvimos el número de seleccionados a solamente 20 como una muestra de los mejores cuentos que llegaron a nosotros.

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No es una antología local, pues podremos identificar influencias directas de literatura latinoamericana y centroamericana. El lector que abra las páginas de este libro podrá viajar por diversos momentos de la historia y sobre todo, a complejos y no menos reales climas sociales.

Raquel Hoyos, autora del cuento premiado, escribe sobre una sociedad en la que los hombres desaparecen esporádicamente.

En la antología también se lee sobre que una madre y su hijo viven en confinamiento debido a una relación peculiar con la luz; una joven que pronto será exiliada de su ciudad si no desarrolla un talento; un pequeño manual criollo hallado en el bolsillo del cadáver de un joven hijo de una familia destruida; una madre atrapada en el cuerpo de una muñeca; alcanzar el nirvana en el baño de un McDonald´s; un individuo que al despertar se multiplica; una joven que poco a poco se convierte en coral; un joven que siempre se sintió diferente desde pequeño y que logra su transformación; Donald Trump lleva su perro a limpieza dental; el canto de un gallo atraviesa un drama familiar generacional; la larga vida de las tortugas y la culpa; una niña en un pueblo nace con tres ojos; la sociedad se llena de payasos y lo conquistan todo; tres demonios atormentan a un escritor; la ciudad es continuamente acechada de robots; la relación entre androides y humanos explota cada vez más; un niño sin remordimientos usa el jarabe para algo más; los cuentos del mundo se unen; el diablo vive en un árbol de una familia conformada por mujeres.

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En cada cuento los registros propios de la narrativa breve se presentan con destreza. Cada uno —temáticamente autónomo— representa una pincelada más en una obra de arte cambiante, viva y diversa: la excentricidad como una alternativa lógica de la realidad; cual polvo de estrellas que hermana todas las entidades del universo, así se presenta la personalísima idea de la excentricidad en cada cuento: una tesis retomada en cada autor, una vida que procesa la vida desde otro ángulo.

Como es arriba es abajo, como adentro es afuera, como es el centro es lo excéntrico, como es ficción es realidad. Ya sea si los cuentos tienen una estructura de cuento clásico, moderno o posmoderno, de cualquier manera ofrecen un compromiso leal en la escritura del cuento o relato. Bajo la consigna de publicar libros que nosotros leeríamos, lanzamos en esta botella al mar la primera Antología de Cuento Corto Los Excéntricos para que sus lectores descubran, en la suma de historias del libro, la misma vocación primigenia de contar historias que tuvo Sherazada.

Sabemos que si el libro no entretiene viene la muerte.

Y también sabemos que si asombra habrá una historia más.

Por lo pronto, nos damos cuenta de que ha llegado la aurora…

Miguel Alberto Ochoa García

Editor de Lapicero Rojo Editorial

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Los Desaparecidos

Raquel Hoyos Guzmán

Aún no hay una versión oficial que establezca la fecha precisa en la que ocurrió el primer suceso. Los libros de historia y los periódicos que he investigado relatan de forma generalizada que para mayo de 2020 ya habían ocurrido alrededor de 20,000 desapariciones.

Al principio se creyó que sólo se trataba de un fenómeno que afectaba a ciertas clases sociales (las más bajas, por supuesto). En muchos estados, la gente se reunía en grupos de oración que paseaban a santos y vírgenes; les llamaban procesiones y era común ver a personas flagelándose o con las rodillas destrozadas por las penitencias que se autoimponían. Las iglesias estaban atestadas y surgieron nuevas sectas con nombres cada vez más apocalípticos. Sacerdotes, pastores y líderes espirituales coincidían en que se trataba de una señal del fin del mundo.

En dos meses, la paranoia se extendió rápidamente ante las incalculables desapariciones diarias. Nadie salía más que para lo estrictamente necesario. Las calles lucían vacías y no se veían cortinas abiertas en ninguna casa. Incluso, el gobierno ordenó un toque de queda, que la mayoría cumplió más por temor que por obediencia.

En los primeros hechos rastreables estaban involucrados obreros, vendedores ambulantes y peatones que simplemente habían desaparecido en las calles. Las autoridades desplegaron una enorme cantidad de militares, fuerzas federales, la Guardia Nacional y grupos tácticos y de investigación; pero ellos también desaparecieron. Fue entonces que comprobaron que los aterradores eventos sólo afectaban al género masculino.

Mauricio Gaviola, especialista argentino en fenómenos paranormales, habló en cadena nacional sobre la teoría de combustión espontánea y afirmó que eran necesarios estudios con sofisticados equipos que explicaran por qué únicamente eran hombres los que se desvanecían. Sin embargo, muchos científicos refutaron dicha hipótesis al carecer de datos comprobables, ya que en los presentes casos no había presencia de fuego ni quedaban cenizas de los miles de desaparecidos: sólo se esfumaban sin dejar rastro y no volvían a saber de ellos. Otros investigadores aseguraron que había una relación con ovnis que abducían a determinados hombres con el fin de crear una nueva raza. También hubo quienes se presentaron como parapsicólogos que aseguraban que se trataba de viajes astrales; así como físicos cuánticos convencidos de que se había logrado hallar agujeros de gusano que trasportaban a otros planos del tiempo y el espacio. Y así, de todo el mundo se sumaron distintos especialistas para estudiar el inusual fenómeno de los desaparecidos. Un grupo de investigadores rusos analizó diversas grabaciones de sucesos que se habían logrado capturar en distintas calles de la ciudad. Además de observar que sólo desaparecían hombres (como ya se sabía), hallaron que en todos los casos registrados había estado presente una mujer, en algunos dos o más (hasta ese momento no se habían presentado casos que incluyeran una multitud femenina).

En casi tres meses, las redes sociales se inundaron de mensajes de apoyo a las madres, las probables viudas o los hijos huérfanos. Los varones de la familia eran cuidados en extremo, tenían prohibido salir, incluso a la escuela; los adultos no tenían más remedio que ir a trabajar con temor.

Pronto los más afectados fueron comercios, como bares y antros. De acuerdo con testigos, los hombres habían desaparecido en estos lugares tras establecer contacto con una mujer. Cuando se interrogó a las féminas que los habían visto esfumarse frente a sus ojos, éstas coincidieron en que los sujetos, en la mayoría de casos estaban alcoholizados y habían intentado algún acercamiento incómodo con ellas. En el interrogatorio, los investigadores escribieron con alta frecuencia términos como: agresión verbal, intimidación, tocamiento, acoso, insinuación sexual. Hasta ese momento no había ninguna persona a la que se pudiera achacar alguna culpabilidad.

De acuerdo con datos hemerográficos, las desapariciones seguían ocurriendo hasta rebasar los límites de la lógica, como sucedió en plena transmisión en vivo, cuando una reportera intentó entrevistar a un diputado conocido por su fama de corrupto, misógino y colérico. La comunicadora, al intentar interpelar al político sobre su polémica iniciativa de mandar a prisión a las mujeres que estaban presentes en el momento en el que un hombre desaparecía, recibió como respuesta un violento empujón que la mandó al suelo. Segundos después, mientras algunas personas se acercaban a ayudar a la joven a levantarse y otras llegaban por morbo a presenciar la escena, el diputado se desvaneció ante la mirada atónita de los presentes y de millones de espectadores que lo vieron en Televisión e Internet.

Así de desconcertante fue también la desaparición del productor musical más famoso del país. No se supo más de aquel multimillonario sujeto tras una reunión que tuvo en su oficina con una joven y bella promesa del pop. Según describió la chica en su declaración, el motivo del encuentro era firmar el contrato de su primer disco. La charla estuvo cargada de insinuaciones sexuales, de halagos sobre su cuerpo y propuestas más allá de lo profesional. De acuerdo con el relato de la joven, el sujeto se fue acercando cada vez más hacia donde ella permanecía sentada; se paró justo frente a la chica y se bajó el pantalón. La tomó con fuerza del cabello y la atrajo hacia su pelvis. La joven apretó los párpados y sólo esperó sentir el miembro viscoso en la boca... Y nada. Abrió los ojos, pero el productor ya no estaba.

No tardaron en surgir grupos de hombres que se proponían «cazar» mujeres, incluso las llamaban «brujas»; salían armados y hasta protegidos con una especie de amuleto. Su idea era exterminar a cualquier mujer que vieran en las calles por la noche; decían que seguramente serían éstas las más peligrosas.

Fue entonces cuando ocurrió una desaparición en masa. Uno de estos batallones (como se autodenominaban) encontró a un grupo de chicas en un campo deportivo; las jovencitas se habían quedado hasta tarde inmersas en un partido de fútbol. Al verlas, corrieron furiosos hacia ellas, en sus miradas podían advertirse las más crueles intenciones (así lo relataron las jóvenes); pero a unos metros de alcanzarlas, todos los hombres del supuesto batallón se desvanecieron en un instante.

El número de bajas masculinas era incalculable. Ricos, pobres, profesionistas, médicos, militares, políticos, artistas, sacerdotes y toda clase de hombres llenaban por igual las listas de desaparecidos; a excepción de los niños, pues hasta el momento no se habían registrado casos de menores de 15 años.

Después de cinco años y a pesar de las exigencias de la población, el gobierno no ofrecía una explicación convincente ni mostraba resultados sobre los millones de desaparecidos. Para proteger a sus esposos, las mujeres comenzaron a ocupar todo tipo de puestos de trabajo mientras ellos se quedaban en casa a cargo de las labores domésticas y del cuidado de los hijos. Contrario a lo que se creía, la economía no decreció. Factores que habían costado tanto al estado como la inseguridad, corrupción y narcotráfico habían bajado su incidencia en casi cincuenta por ciento. Asimismo, las prisiones, antes sobrepobladas, dejaron de representar una alta inversión debido al mínimo porcentaje de internos.

Escritoras y científicas se encargaron de documentar las transformaciones que ocurrieron en las primeras décadas en el plano social, cultural y político. Las cifras eran más positivas que nunca. De acuerdo con la Doctora Agnes Almasán, la especialista que más escribió sobre el fenómeno de los desaparecidos, éste había diezmado la población masculina en 64 por ciento en dos décadas, pero, al mismo tiempo, había traído importantes cambios sociales. Con esos cambios, las inexplicables desapariciones cada vez eran menos frecuentes. Por ello, decidieron centrarse en impulsar el desarrollo del país y dejar de lado un problema que a muy pocas parecía importarles