El cómic posee la virtud de reflejar quizá mejor que ningún otro arte la percepción popular de cualquier aspecto de la sociedad; por lo que, si se analiza el modo en que el científico como arquetipo aparece reflejado en las historietas desde finales del siglo XIX en adelante, se puede obtener una especie de «retrato fidedigno» sobre el modo en que la sociedad ha percibido la ciencia a lo largo del todo el siglo XX.
LA IMAGEN DEL CIENTÍFICO EN EL LABORATORIO. Como bien apunta el científico y divulgador del mundo de la historieta Alvaro Pons, «la representación de la ciencia (o del científico, aceptando su figura como sinécdoque) está presente en la imaginería popular desde los tiempos del alquimista (…)». Figuras prominentes de la Edad Media y el Renacimiento reconocidos como pioneros de lo que será el pensamiento científico fueron igualmente alquimistas. Quizá el caso más conocido sea el de Roger Bacon, filósofo empirista e impulsor de las primeras tentativas de lo que será el método científico.
La imagen del científico en su laboratorio tiene con toda probabilidad su origen en la del alquimista en el suyo. No son pocos los artistas gráficos que han representado estos laboratorios alquímicos en su obra pictórica. Entre las piezas más conocidas se podría citar (1631-40) de David Teniers, los numerosos cuadros de alquimistas(1558) de Peter Brueghel.