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Pedagogía liberadora: Antología Paulo Freire
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Pedagogía liberadora: Antología Paulo Freire
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Pedagogía liberadora: Antología Paulo Freire

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Los términos “pedagogía del oprimido”, “concientización” o “educación como práctica de la libertad” forman parte de un discurso crítico que desarrolló, por espacio de casi medio siglo, el pensador Paulo Freire. A partir de una antropología filosófica que desde el primer momento integró, con análisis materialistas sobre la situación vital de los seres humanos, la práctica política y la dimensión ontológica, su obra conforma un conjunto amplio y productivo de respuestas a las estructuras de dominación social que se alimenta del marxismo, la teología de la liberación, la epistemología decolonial y los procesos de liberación de los sujetos subalternos. Los textos que se recogen en este volumen muestran a un Freire para el que no existe la división entre teoría y práctica, que engarza la reflexión sobre nuestra condición histórica como seres humanos en situación con la elaboración de técnicas y metodologías encaminadas a la producción colectiva del conocimiento.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 dic 2022
ISBN9788413526201
Pedagogía liberadora: Antología Paulo Freire
Autor

Paulo Freire

Considerado uno de los pedagogos más importantes e innovadores del siglo XX, fue, en realidad, un pensador revolucionario. Asediado por la violencia dictatorial que se impuso en buena parte de los países latinoamericanos en los que vivió hasta exiliarse a Europa, pensó sistemáticamente contra esa violencia y sus causas. Su actividad estuvo casi siempre vinculada a los procesos de alfabetización en los que aprender no significa reproducir los conocimientos acumulados, sino un modo de concienciación de la realidad mediante un conocimiento situado que contempla la firme voluntad de transformarla. Resultado de esta práctica son sus experiencias descritas en Acción cultural para la libertad (1968), Cartas de Guinea-Bissau (1977) o La importancia del acto de leer y el proceso de liberación (1982). En medio de una crisis mundial que supuso un cambio radical de los paradigmas científicos, una reconfiguración de los conflictos mundiales y una nueva forma de expresión social, su Pedagogía del oprimido (1970) supuso toda una revolución cultural y educativa que permitió comprender las dimensiones políticas de toda actividad humana al mismo tiempo que señalaba maneras posibles de plantearlas comunalmente. En las últimas décadas del siglo XX, Freire tomó otros caminos que justifica en la defensa de una escuela institucional fundada en los principios que había conformado su obra.

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    Índice

    Introducción, por Teresa García Gómez

    Paulo Freire y su tiempo

    Condicionamiento histórico y niveles de conciencia

    Notas sobre la palabra concientización

    La experiencia del diálogo

    La alfabetización como proceso político-pedagógico

    Tres palabras claves

    Lineas de acción

    [Ecuela pública popular]

    Bibliografía seleccionada

    Notas

    Teresa García Gómez

    Profesora del área de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Almería, ha coordinado distintos monográficos sobre Alternativas Pedagógicas Democráticas en El Nudo de la Red, La mercantilización de la Educación en REIFOP; Violencias de género en el contexto educativo y Educación para la ciudadanía: formación ética y política en Cooperación Educativa, Kikiriki; y ha participado en diferentes obras colectivas: Evaluar la participación en los centros educativos; La Evaluación y Calificación en la Universidad: relatos autobiográficos durante la búsqueda de alternativas; y Construyendo ciudadanía crítica y activa.

    Paulo Freire

    Pedagogía liberadora

    Edición de Teresa García Gómez

    Colección Clásicos del Pensamiento Crítico

    Fundador: Francisco Fernández Buey (1943-2012)

    directores: Jorge Riechmann y César de Vicente Hernando

    Los títulos que integran esta colección tienen una orientación fundamentalmente pedagógica. Su objetivo es acercar al lector actual la obra y el pensamiento de aquellos autores y autoras que han destacado en la elaboración de un pensamiento crítico a lo largo de la historia: enseñar qué dimensión histórica tuvieron y qué dimensión política, social y cultural tienen; enseñar cómo se leyeron y cómo se leen hoy.

    © de la introducción: teresa garcía gómez

    © para Tierra Nueva, Condicionamiento histórico y niveles de conciencia

    © para Editorial Zero, Notas sobre la palabra concientización y La experiencia del diálogo

    © para CEDECO, La alfabetización como proceso político-pedagógico

    © para Ediciones Búsqueda, Tres palabras clave y Líneas de acción

    © para Siglo XXI, México, Escuela pública popular

    © Los libros de la Catarata, 2015

    Fuencarral, 70

    28004 Madrid

    Tel. 91 532 05 04

    Fax. 91 532 43 34

    www.catarata.org

    Pedagogía liberadora

    isbne: 978-84-1352-620-1

    ISBN: 978-84-8319-987-9

    DEPÓSITO LEGAL: M-4.473-2015

    iBIC: DQ/JN

    Estos materiales han sido editados para ser distribuidos. La intención de los editores es que sean utilizados lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se hagan constar el título y la autoría.

    INTRODUCCIÓN

    ¹

    Teresa García Gómez

    Me gustaría ser recordado como un individuo que amó profundamente al mundo y a las personas, a los animales, a los árboles, a las aguas, a la vida.

    P. Freire: Pedagogía de la tolerancia, p. 334

    Paulo Reglus Neves Freire (1921-1997), sin una formación inicial en educación, fue un educador militante en el campo de la pedagogía crítica. No hablaba ni interpretaba la realidad en nombre del pueblo, porque, como afirmó Frei Betto, "no quiere interpretar lo que es el interés de las clases populares, sino que se atreve a preguntar a las clases populares cuál es su ma­­nera de expresarse en el mundo, cuál es su palabra. Hasta en­­tonces, la palabra que interpretaba lo popular era nuestra² pa­­la­­bra" (Freire y Betto, 1988: 91).

    Época de la descolonización de la educación

    La primera época de Paulo Freire la constituyen los libros escritos y publicados entre 1959 y 1969. Las cuestiones que el autor plantea en ellos están directamente relacionadas con los problemas de la sociedad latinoamericana. Estos son años en los que, desde décadas anteriores, distintos pueblos llamados subdesarrollados de África, Asia y América Latina venían luchando por su liberación. Algunos de ellos se agruparon posteriormente en torno a una idea llamada el Tercer Mundo, que no fue un lugar (Prashad, 2012: 15), sino una unión de países continentales con un proyecto económico, político y cultural contra el colonialismo y el imperialismo; sustentado en el nacionalismo, la democracia y la razón para la creación de una nueva y propia identidad (Prashad, 2012), impulsado a través de procesos revolucionarios. Proyecto que influye en gran parte de las obras que se publican en esos años, entre ellas, las de Paulo Freire.

    La educación como práctica de la libertad, publicada en 1967 aunque escrita en 1965 (fecha que aparece en la aclaración que el propio Freire hace al libro para contextualizarlo), es una ree­­la­­boración y ampliación —dado que incorpora las fases del método que desarrolla para la alfabetización, así como su ejecución práctica— de su tesis doctoral, Educación y actualidad brasileña, defendida en 1959 para el concurso de la cátedra de Historia y Filosofía de la Educación en la Escuela de Bellas Artes de Pernambuco. En 1968 publica Acción cultural para la libertad y, al año siguiente, ¿Extensión o comunicación? La concientización en el mundo rural, ensayo con el que se cerraría esta primera época y que Freire definiría posteriormente en una nota aclaratoria de diciembre de 1972 para una edición posterior del libro; en ella, da cuenta del salto cualitativo que se produce en las obras escritas con posterioridad respecto a las de esta primera época, exactamente con Pedagogía del oprimido (1970):

    Casi cinco años me separan de la redacción de este pequeño estudio, publicado, inicialmente en Chile, […] Preferí mantenerlo casi como lo escribí, con sus omisiones y sus puntos ingenuos. En verdad, a mí no me gusta cambiar mis libros en sus diferentes ediciones, sino superarlos —si lo puedo [sic]— a través de otros. Es esto lo que intento ahora, al escribir un nuevo libro en el cual, tomando distancia de mis experiencias anteriores de educador, busco sorprender y criticar lo que me parece haber sido ingenuo en mis primeros trabajos (1975b: 15).

    Los libros escritos y publicados en este periodo constituyen, por tanto, una unidad, en cuanto a sus temáticas y explicaciones, que se van ampliando y profundizando en los distintos libros en la medida que también va ampliando su propia experiencia como educador, su participación en las campañas de alfabetización en Brasil, antes del exilio, y en Chile, ya en el exilio, con la reforma agraria. Su escritura parte de su práctica, de las reflexiones en torno a esta, así como estas —teoría y acción— parten de una realidad concreta, es decir, de un contexto específico con una problemática específica:

    No existe educación sin sociedad humana y no existe hombre fuera de ella. El esfuerzo educativo desarrollado por el autor y que pretende exponer en este ensayo fue realizado para las condiciones especiales de la sociedad brasileña, aun cuando pueda tener validez fuera de ella; sociedad cambiante y dramáticamente contradictoria; sociedad en nacimiento que presentaba violentos encuentros con su tiempo que se desvanecía con sus valores, con sus peculiares formas de ser y que pretendía continuarse en otro que estaba por venir, buscando configurarse. Por lo tanto, este esfuerzo no fue casual. Era una tentativa de respuesta a los desafíos que contenía este transformarse de la sociedad (1998: 25).

    Aquí aparecen los tres conceptos clave —hombre, sociedad y educación— que desarrolla y relaciona en los libros de esta primera etapa.

    El ser humano en situación, el ser humano situado

    En relación al concepto de ser humano, Freire desarrolla una antropología filosófica que se venía realizando desde los años veinte. Analiza su esencialidad, qué es lo que lo distingue de los animales, influido por la obra de Max Scheler El puesto del hombre en el cosmos (1928). Freire presenta al ser humano en sus relaciones con el mundo, siguiendo la filosofía existencialista de autores como Martin Heidegger, Gabriel Marcel, Jean-Paul Sartre, Emmanuel Mounier, Karl Jaspers, etc., y afirma que el ser humano es un ser situado en un tiempo y en un espacio —el ser-ahí de Heidegger o el ser-en-situación de Sartre—. Es un ser consciente, en relación en y con el mundo y con otros seres humanos. Estar con el mundo significa poder ad-mirarlo —dado que existe una realidad objetiva que puede ser conocida— para objetivarlo (y objetivarse) y trascender el estar en el mundo, en tanto que puede reconocer las limitaciones o condicionamientos de la realidad sobre la que habla, piensa y actúa, acción que recae también sobre él. Estar con el mundo es una relación que le permite integrarse en su contexto; existir, tener capacidad de optar y de participar con otros seres; por tanto, de alterar y transformar la realidad, de ser sujeto en su proceso histórico en búsqueda de su humanización, es decir, de ser más. Esta integración o inserción es posible cuando el ser humano adquiere una conciencia crítica: conciencia de y acción sobre son constituyentes inseparables del acto transformador por medio del cual el hombre se vuelve ser de relación (1975a: 56). Por tanto, la conciencia se constituye en la dialéctica de la objetivación del hombre y de su acción con el mundo. Sin embargo, la conciencia nunca es mera reflexión de, sino una reflexión sobre la realidad material (1975a: 57). Dicha inserción del ser humano en su realidad le lleva a superar el estado de ser objeto, de vivir como un ser acomodado, ajustado, domesticado, adaptado a prescripciones externas, que le han negado su derecho y capacidad de decidir; en definitiva, un ser masificado, deshumanizado y espectador de la historia. Dos formas de estar del ser humano en el mundo que para Freire están relacionadas con el tipo de sociedad que clasifica de la misma manera, objeto o sujeto, y que define una antropología social. Una antropología atravesada por su pensamiento cristiano:

    […] el hombre, y solamente él, es capaz de trascender. Su trascendencia se acrecienta no solo en su cualidad espiritual […]. Su trascendencia, para nosotros, se basa también en la raíz de su finitud, en la conciencia que tiene de esta finitud, del ser inacabado que es y cuya plenitud se halla en la unión con su Creador. Unión que, por la propia esencia, jamás será de dominación o de domesticación, sino siempre de liberación (1998: 29).

    Freire declaró (2006a) que se había formado en una familia católica, pero su pensamiento religioso tiene una influencia clara —a lo largo de toda su obra— de la teología de la liberación³, corriente que defiende y en la que se ubica en obras posteriores. Teología que comenzó a gestarse en la década de los años sesenta en América Latina, sumándose a los procesos de descolonización y formando parte del proyecto en construcción del Tercer Mundo, en la conformación de una identidad propia, una cultura propia, una propia teología comprometida con la transformación de las estructuras de la sociedad que oprimen a distintos colectivos. Sus antecedentes se encuentran en Brasil, en el movimiento de comunidades de base que inició la Iglesia católica a partir de 1957, las cuales estaban constituidas por pequeños grupos de personas cristianas que trabajaban conjuntamente para mejorar sus respectivas comunidades y por una sociedad más justa.

    Esta influencia se aprecia en su idea de humanismo, en el marco del existencialismo, un humanismo esperanzadamente crítico, sustentado en la creencia de que los hombres pueden hacer y rehacer las cosas, pueden transformar al mundo. […] pueden superar la situación en que están siendo un casi no ser, y pasan a ser un estar siendo en búsqueda de un ser más (Freire, 1975b: 84). Humanismo conectado con dos conceptos, presentes en toda su obra: el de utopía, que implica denunciar una realidad injusta y anunciar otra para su transformación que conlleve la liberación del ser humano, es decir, la humanización; y el de esperanza, la cual no significa cruzarse de brazos y esperar. Solo es posible esperar cuando uno, lleno de esperanzas, trata de llevar a cabo a través de la acción reflexiva aquel futuro anunciado que empezó a nacer de la denuncia (Freire, 1975a: 45). Desmarcándose con esta significación del cristianismo más tradicional y de la crítica que se estaba realizando en los debates de la época, que consideraba el humanismo como idealismo al defender un ser humano libre pero descontextualizado.

    Sociedad en transición

    La sociedad, o más exactamente la historia de una sociedad específica (la brasileña), es otro concepto clave, ligado al de ser humano, en cuyo horizonte encontramos una antropología social. Un análisis que se enmarca en un debate científico-político que se había iniciado en las décadas anteriores durante el proceso de constitución del proyecto del Tercer Mundo y que toma como base la crítica del concepto de subdesarrollo desde una perspectiva transdisciplinar (sociología, historia, filosofía, antropología, educación, economía, etc.) (Solorza y Cetré, 2011). Debate en el que se planteaba el subdesarrollo no como una cuestión de carencia y de atraso con respecto a los países desarrollados, sino como una cuestión estructural, una consecuencia directa de las relaciones económicas-políticas centro-periferia. Es decir, desarrollo y subdesarrollo eran dos situaciones de un mismo proceso, resultado no solo de la colonización, sino también de la acción imperialista realizada por los países del centro sobre los periféricos (Solorza y Cetré, 2011; Bresser-Pereira, 2006). Ante esta situación, los Estados del Tercer Mundo aceptaron el nacionalismo como un proyecto autónomo de desarrollo (Prashad, 2012).

    En este debate dos instituciones desempeñaron un papel fundamental en América Latina durante los años cincuenta y sesenta: el ISEB (Instituto Sociológico de Estudios Brasileños) y la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), que de­­fendían una visión nacional-desarrollista, considerando que el desarrollo se produciría como resultado de una estrategia nacional de industrialización. Esta estrategia implicaba una revolución capitalista, para acabar con el capitalismo dependiente, junto con una revolución nacional que permitiría la constitución de un Estado-nacional, que debía tener el control, junto con otras instituciones, de las políticas nacionales, y la construcción de un mercado interno sólido imprescindible para la industrialización (Bresser-Pereira, 2006). Es la CEPAL, con su teoría de la dependencia, la que añade un nuevo elemento

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