Estamos aquí: cartografías de sexualidades disidentes en Bogotá
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Estamos aquí: cartografías de sexualidades disidentes en Bogotá aborda el tema de las prácticas espaciales que han realizado y realizan en Bogotá las personas minorizadas en el orden sexual y de género; en particular, en ámbitos no institucionales como son los bares de ambiente y sus circuitos. Nace de un proceso de tesis doctoral en Antropología del autor, quien presenta en esta obra una cartografía de estas prácticas en la ciudad, evidenciando, por una parte, las interrelaciones y los vínculos que se establecen entre estos espacios y las subjetividades que propician y permiten y, por otra, su importancia para la existencia social y política de las personas con sexualidades disidentes. El trabajo propone un análisis situado de estas prácticas espaciales en el ámbito de las historias locales de la sexualidad y en una escala tanto local como global. Así, el libro muestra las mutuas afectaciones que se producen entre estas formas de sociabilidad, el uso del espacio urbano de las personas con sexualidades disidentes y las dinámicas propias de estas áreas y políticas públicas en el barrio y la ciudad. Las experiencias descritas son presentadas como prácticas que "mariquean" la historia urbana y su memoria y que afirman el derecho de las personas disidentes del orden sexual y de género a formar parte de la historia, pero también del presente y del futuro de la ciudad.
Mara Viveros Vigoya
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Estamos aquí - Franklin Gil Hernández
©Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá
Facultad de Ciencias Humanas - Escuela de Estudios de Género
©Editorial Universidad Nacional de Colombia
©Franklin Gil Hernández
Editorial Universidad Nacional de Colombia
Alberto Amaya Calderón
Director
Comité editorial
Alberto Amaya Calderón
Ana Patricia Noguera de Echeverry
Fabio Andrés Pavas Martínez
Veronique Claudine Bellanger
Fredy Fernando Chaparro Sanabria
Jairo Iván Peña Ayazo
Pedro Nel Benjumea Hernández
Primera edición, 2022
ISBN 978-958-794-781-6 (rústico)
ISBN 978-958-794-782-3 (e-book)
Conversión a ePub
Mákina Editorial
https://makinaeditorial.com
Edición
Editorial Universidad Nacional de Colombia
direditorial@unal.edu.co
www.editorial.unal.edu.co
Colección Obra Selecta
Andrea Kratzer M. - Diseño de la colección y diagramación
Dayán Viviana Cuesta Pinzón - Coordinación editorial
John Fredy Guzmán - Corrección de estilo
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.
Impreso y hecho en Bogotá, D. C., Colombia
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia
Gil Hernández, Franklin, 1977-
Estamos aquí : cartografías de sexualidades disidentes en Bogotá / Franklin Gil Hernández. -- Primera edición. -- Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Escuela de Estudios de Género ; Editorial Universidad Nacional de Colombia, 2022.
1 CD-ROM (342 páginas) : ilustraciones (principalmente a color), diagramas, fotografías, mapas, planos. -- (Colección obra selecta)
Incluye referencias bibliográficas e índice analítico
ISBN 978-958-794-782-3 (e-pub)
1. Identidad de género -- Investigación -- Bogotá -- Colombia 2. Minorías sexuales -- Vida social y cultura -- Bogotá -- Colombia 3. Rol sexual -- Aspectos sociales -- Bogotá -- Colombia 4. Homosexualidad -- Aspectos sociales -- Bogotá -- Colombia 5 Teoría queer 6. Gentrificación 7. Sociología urbana – Bogotá -- Colombia I. Título II. Serie
CDD-23 306.760986148 / 2022
Contenido
Prefacio
Agradecimientos
Introducción. Estamos aquí
Parte 1. Situar
¿Cómo hice este trabajo?
Escenario etnográfico, población y corpus de la investigación
Entrevistas
Cartografía social e histórica
Archivo fotográfico, revisión de prensa y base de datos
Red colaborativa virtual
Ciudad, espacio y sexualidad
Antecedentes de un interés: sexualidad, espacio y política
La construcción social del espacio: hacia un giro espacial en los estudios de sexualidad
Segregación espacial y sociabilidad: barrios gais, guetos, enclaves… En busca de categorías
La formación de un sujeto político en la calle: espacio urbano y políticas sexuales
Lugares y construcción de subjetividades sexuales y de memoria
Parte 2. Mapear
La ciudad de las maricas
La ciudad como ordenadora moral de las sexualidades
Cartografía general
¿La ciudad de las lesbianas?
Políticas urbanas y políticas sexuales
Derecho a la ciudad/derecho a la sexualidad
Queer cities. Estructuras de espacialidad urbana y culturas sexuales
Río de Janeiro
São Paulo
París
Ciudad de México
Madrid
Ciudades mariconas, conexiones y diferencias
Parte 3. Enfocar
El Centro, ¿un lugar sin límites?
Fígaros
El Polo
Ambiente y contemporaneidad
Las matrices históricas del Centro
Raíces Musicales
Un lugar sin límites
Chapinero-Chapigay-Chapinero
La movida gay en Chapinero
Renovación urbana en la zona: cuando las monjas se fueron
Chapinero: ¿barrio gay?, ¿gentrificación?, ¿gueto?
Parte 4. Vagabundear
Sexo y renovación urbana
Un recorrido en el tiempo
Inscribirnos en la historia
La Tadeo y las maricas, o las travestis no van a la universidad
Ciudadanías maricas, ciudadanías travestis
El lugar vagabundo y el bar político
El Estuche: para quien mira la esencia, no las apariencias
El Estuche nació en La Dorada, Caldas
Caribbean Queen → Camaleón → La Rockola y Lennon → El Estuche → Massai → El Estuche
Llegada a Bogotá y antecedentes de El Estuche
Haciendo política en el bar
Nuestro bar, nuestro proyecto
Reflexiones finales. Sexualidad, ciudad y ambiente
Bibliografía
Índice analítico
Lista de figuras
Figura 1. Talleres de cartografía con el Grupo Senior Años Dorados
Figura 2. Plano de Bogotá: zonificación inicial de espacios de sociabilidad
Figura 3. Bares en la zona Centro: ejercicio inicial
Figura 4. El sujeto político de la ‘ciudadanía gay’ y sus márgenes
Figura 5. Plano de Bogotá: zonificación de espacios de sociabilidad
Figura 6. Porcentaje total de establecimientos por zonas
Figura 7. Porcentaje de establecimientos por zonas
Figura 8. Porcentaje de establecimientos por zonas (solo bares y discotecas)
Figura 9. El Polo (el nuevo): show de Adela Ferrer e Isis Ferrer
Figura 10. Establecimientos de la avenida Primero de Mayo
Figura 11. Cartografía de M. en la zona avenida Primero de Mayo
Figura 12. Un cumpleaños de Félix Rodríguez; sostiene la torta la famosa transformista Lupita (La Lupe)
Figura 13. Dueños de bares reunidos en La Pantera Roja
Figura 14. Publicidad del Club Bella Noche en la revista Ventana Gay
Figura 15. Mapa general de lugares de homosociabilidad en Río de Janeiro
Figura 16. Detalle Centro: mapa de lugares de homosociabilidad en Río de Janeiro
Figura 17. Discoteca Papa G en Madureira, Río de Janeiro
Figura 18. Discoteca Casa Grande en Bangú, Río de Janeiro (mesa con clientas)
Figura 19. Discoteca Casa Grande en Bangú, Río de Janeiro (corredor)
Figura 20. Rivalzinho, Río de Janeiro
Figura 21. Circuito Arouche/República/Vila Buarque, São Paulo
Figura 22. Barrio Consolação o Baixo Augusta, São Paulo
Figura 23. Mapa de la zona de Le Marais (París)
Figura 24. Zona Rosa, Ciudad de México
Figura 25. Una transformista interpreta a la cantante Ana Gabriel en el bar El Oasis, Ciudad de México
Figura 26. Varios clientes en el bar El Oasis, Ciudad de México
Figura 27. Establecimientos gay en el barrio Chueca, Madrid
Figura 28. Fragmento del barrio Las Nieves, centro de Bogotá: bares gay actuales
Figura 29. Bar Fígaros con José Artunduaga
Figura 30. Mesas del bar Fígaros
Figura 31. Pasaje antiguo del centro comercial Ley
Figura 32. Luis Eduardo Triana interpreta a Claudia de Colombia en El Polo (nuevo)
Figura 33. Cartografía de R., taller de cartografía con Grupo Senior Años Dorados
Figura 34. Teatro Faenza, recién restaurado, calle 22
Figura 35. Cartografía colectiva del Centro: taller de cartografía con Grupo Senior Años Dorados
Figura 36. Acercamiento a cartografía de R., taller de cartografía con Grupo Senior Años Dorados
Figura 37. Pasaje Santander, centro de Bogotá (frente)
Figura 38. Pasaje Santander, centro de Bogotá (interior)
Figura 39. Cartografía colectiva: pasaje Santander y calle 19 en los noventa
Figura 40. Mapa de Chapinero,
UPZ
99
Figura 41. Detalle del barrio Chapinero Central (Subzona 3A)
Figura 42. Discoteca Fuzion vista desde el bar-discoteca Punto 59
Figura 43. Bar Punto 59, detalle del segundo piso
Figura 44. Bar Punto 59, entrada y fachada
Figura 45. Bar El Perro y La Calandria junto al bar Las Calandrias en la carrera 9
Figura 46. Bar-discoteca Noa Noa
Figura 47. Premio Templo Transformista para el bar-discoteca Noa Noa
Figura 48. De la Casa Vieja (1955) a la actual Universidad (2017)
Figura 49. Complejo de residencias universitarias City U
Figura 50. Torre K, nuevo edificio en la calle 23 con carrera 5
Figura 51. Ilustración basada en escena de la película El increíble castillo vagabundo (2004) de Hayao Miyazaki
Figura 52. Vestido del video El estuche
de Aterciopelados
Figura 53. Trayectoria del bar El Estuche: de La Dorada a Bogotá
Figura 54. Bar La Rockola & Lennon (entrada)
Figura 55. Bar La Rockola & Lennon (interior)
Figura 56. Programa de radio La Coladera
en la emisora La Voz de La Dorada
Figura 57. Logo del bar El Estuche
Figura 58. Bar El Estuche en la Zona Rosa
Figura 59. Bar Massai y sus vecinos
Figura 60. Bar El Estuche (interior con espectáculo de música)
Figura 61. Las dueñas en su bar El Estuche
Figura 62. Primer campeonato de fútbol El Estuche (jugadoras de 2009)
Figura 63. Primer campeonato de fútbol El Estuche (camiseta del 2009)
Figura 64. Primer campeonato de fútbol El Estuche (público del 2009)
Figura 65. Primer campeonato de fútbol El Estuche: activistas lesbianas con cartel sobre adopción
Lista de tablas
Tabla 1. Corpus de entrevistas
Tabla 2. Perfil de asistentes a talleres
Tabla 3. Guías de establecimientos
LGBT
físicas revisadas
Tabla 4. Trabajos y terrenos sobre lugares de sociabilidad de personas disidentes del género y la sexualidad en Colombia
Tabla 5. Trabajos y terrenos sobre lugares de sociabilidad de personas disidentes del género y la sexualidad en América Latina
Tabla 6. Número de establecimientos actuales por zonas
Tabla 7. Número de establecimientos históricos por zonas
Tabla 8. Establecimientos actuales en la zona avenida Primero de Mayo
Tabla 9. Establecimientos históricos en la zona avenida Primero de Mayo
Tabla 10. Establecimientos históricos: zona Teusaquillo
Tabla 11. Establecimientos en varias ciudades en mapas y guías de turismo diversas
Tabla 12. Establecimientos en varias ciudades según una misma fuente
Tabla 13. Establecimientos por ‘barrio gay’ según diversas guías y mapas
Tabla 14. Establecimientos actuales en zona Centro
Tabla 15. Establecimientos históricos en zona Centro
Tabla 16. Establecimientos actuales en zona Centro (porcentaje respecto al total)
Tabla 17. Establecimientos históricos en zona Centro (porcentaje respecto al total)
Tabla 18. Establecimientos actuales en zona Chapinero
Tabla 19. Establecimientos históricos en zona Chapinero
Tabla 20. Proyectos inmobiliarios y nuevas edificaciones en zona Chapinero
Tabla 21. Proyectos inmobiliarios y nuevas edificaciones en el barrio Las Nieves
Prefacio
Estamos aquí: cartografías de sexualidades disidentes en Bogotá es un libro relevante e inspirador. Aborda un tema poco trabajado en nuestro medio: el de las prácticas espaciales que han realizado y realizan en Bogotá las personas minorizadas en el orden sexual y de género; en particular, en ámbitos no institucionales como son los bares y sus circuitos. Nace de un proceso de tesis de doctorado en Antropología que tuve el privilegio de acompañar, como parte del camino intelectual y vital de Franklin Gil Hernández, a quien conocí como estudiante hace veinte años y se convirtió, con el devenir del tiempo, en un amigo y colega con quien hoy comparto las tareas y proyectos de la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia. Es, por lo tanto, un nuevo motivo de alegría haber sido invitada a prologar este libro, por el significado que tiene para su autor y por la importancia que reviste como documento comprometido con la memoria de las existencias sexuales minoritarias
.
Franklin Gil Hernández elabora en este trabajo una estimulante cartografía de estas prácticas en la ciudad, mostrando, por una parte, las interrelaciones y los vínculos que se establecen entre estos espacios y las subjetividades que propician y permiten y, por otra, su importancia para la existencia social y sociable de las personas con sexualidades no normativas. El trabajo propone una representación situada de estas prácticas espaciales en el ámbito de las historias locales de la sexualidad y en un perímetro tanto local como global. Así, el libro evidencia las mutuas afectaciones que se producen entre estas formas de sociabilidad, el uso del espacio urbano de las personas con sexualidades disidentes y las dinámicas propias de estas áreas y políticas públicas en el barrio y la ciudad. Las experiencias descritas son presentadas como prácticas que mariquean
la historia urbana y su memoria, y que afirman el derecho de las personas disidentes —en este caso, del orden sexual y de género— a formar parte de la historia pasada, presente y futura de la capital.
Estamos aquí: cartografías de sexualidades disidentes en Bogotá ofrece información inédita sobre las topografías del deseo disconforme a partir de un ejercicio de memoria que recupera, reúne y sistematiza datos provenientes tanto de investigaciones anteriores como de esta nueva pesquisa; a la par, pone en valor las historias de los lugares de sociabilidad homosexual como los bares de ambiente
y las trayectorias vitales de las personas importantes para estos relatos. Los hilos centrales teórico-conceptuales se entretejen con distintas estrategias metodológicas y diferentes estudios de caso en la ciudad, para componer, desde una perspectiva situada, un panorama sugerente de la dinámica y los desplazamientos espaciales de la sociabilidad homosexual, y de sus culturas públicas y comunidades afectivas.
Quienes lean este libro encontrarán en él la posibilidad de comprender con mayor profundidad la significancia de algunos establecimientos como los bares para las personas minorizadas por razones de género y sexualidad, no solo como espacios de encuentro, placer y consumo, sino como instituciones sociales que generan redes, afectos, experiencias e identidades, y que almacenan la memoria de estas formas otras de existir y ser en términos de género y sexualidad. La importancia de estos establecimientos reside además en que en algunos de ellos se plasman —como se muestra en este trabajo— los proyectos de vida y la propia subjetividad sexual de sus dueños y dueñas, con lo cual se resignifican como espacios de cuidado a partir de reciprocidades y afectos, y en plataformas de propuestas políticas novedosas. En suma, este libro constituye un importante aporte a un campo de creciente interés en nuestro contexto, como es el de las intersecciones entre las disidencias de sexo/género y las prácticas espaciales, y el de las resignificaciones que implican para la noción del derecho a la ciudad
propuesta por Lefebvre. Del recorrido que ofrecen sus distintos capítulos emerge una cartografía existencial del territorio de la ciudad marica bogotana que vincula las geodesias del deseo no normativo con los afectos que se anudan en ellas.
Estamos aquí: cartografías de sexualidades disidentes en Bogotá se inscribe en el espacio de encuentro de por lo menos cuatro áreas de investigación: la antropología de la sexualidad, los estudios de género, la geografía feminista y los estudios urbanos. Aborda las prácticas espaciales y las experiencias intersubjetivas ligadas a la sociabilidad homosexual, combinando de modo creativo y pertinente distintos recursos teórico-metodológicos: etnografía; elementos de autoetnografía; etnografía histórica; etnografía virtual; cartografía social y cartografía histórica; entrevistas en profundidad a tres grupos —el primero, el de las personas afines al negocio de los bares
; el segundo, el de las y los jóvenes
(de 20 a 30 años), el de las y los adultos
(de 31 a 49 años) y el de las y los mayores
(con más de 50 años) que frecuentan los bares; y, finalmente, el grupo de las y los expertos
investigadores, activistas y funcionarios públicos—; utiliza además técnicas participativas en talleres en los que se elaboran mapas personales y colectivos y se comparten recorridos por diferentes lugares de la ciudad; y recurre también a archivos de registros fotográficos y a una base de datos construida a partir de notas de prensa, reseñas bibliográficas y mapas.
El libro está dividido en cuatro grandes partes cuyos títulos, escogidos dentro del repertorio del vocabulario espacial, dan cuenta del objetivo que se propone cada una de ellas. Así, la primera parte se denomina Situar y allí se ubican y localizan los antecedentes bibliográficos e investigativos, al igual que los elementos fundantes de la propuesta tanto en términos teóricos como metodológicos. La segunda parte se titula Mapear y en ella se representa la distribución de los niveles espaciales que permitirán crear, por una parte, cartografías de las sexualidades disidentes en la ciudad de Bogotá y, por otra, cartografías de las relaciones entre las estructuras espaciales urbanas y las culturas sexuales locales en ciudades latinoamericanas como Río de Janeiro, São Paulo y Ciudad de México, y europeas como París y Madrid. Estas puestas en paralelo de distintas espacialidades sexuales ayudan a entender a la vez lo que es propio o no al caso bogotano y sus vínculos con una dinámica y escala más global.
La tercera parte, nombrada como Enfocar, presenta en detalle la manera de entender e interpretar las cartografías históricas y actuales de dos territorios específicos de la ciudad: el centro de Bogotá y el barrio de Chapinero. El autor se detiene en la descripción densa e histórica de algunos lugares de sociabilidad homosexual o, mejor, de ambiente
del centro de Bogotá, y de los llamados bares gais
en el barrio Chapinero. Igualmente, analiza en profundidad los alcances y límites de las taxonomías y explicaciones que se han dado sobre estos modos de espacialidad y territorialidad, solidificando y separando formas y estilos de vida de un colectivo de sujetos sexuales que en la práctica son más fluidos y menos estancos que lo que hacen pensar las categorías para describirlos.
La cuarta y última parte se llama Vagabundear y allí se exploran, como lo señala el autor, experiencias más dinámicas y más relacionales de apropiación y construcción del espacio
, a partir de dos estudios de caso. El primero es el de la presencia de las mujeres trans y otras formas de existencia sexual en el barrio Las Nieves, un distrito marcado por un intenso proceso de renovación urbana y aburguesamiento, asociado al asentamiento de algunas universidades privadas de élite en la zona. El segundo caso analizado es el de un bar de Chapinero, El Estuche, desarrollado como parte de un proyecto vital y político de una pareja de mujeres lesbianas. A través de este caso, se examinan algunas ideas sobre el bar como institución social y plataforma política de diversas propuestas activistas, sobre la labilidad y fluidez espacial y sexual de estos lugares y sobre el sentido, no solo económico sino también subjetivo, que cobra el bar en la trayectoria de vida de algunas y algunos dueños de bar. Igualmente, se hacen conexiones entre bares, circuitos y personas clave en estos espacios y en el ámbito barrial, citadino y global.
Vale la pena precisar que el lugar de enunciación que adopta Franklin Gil Hernández en este libro oscila entre distintas posiciones: la del investigador que observa y analiza lo que sucede en los espacios de sociabilidad que reconstruye; la del pensador que confiere sentido a las trayectorias de los dueños y dueñas de bar; pero también la del entendido
que se identifica con sus interlocutores e interlocutoras a partir del íntimo conocimiento que tiene de un mundo del que también forma parte. Por su propia trayectoria vital, Gil Hernández tiene la posibilidad de analizar y comprender con agudeza y sensibilidad la inseparabilidad entre el ser y el existir
sexualmente de forma alternativa y el lugar concreto que lo posibilita y propicia; igualmente, las demandas y exigencias del derecho a la ciudad que están formulando las personas minorizadas en el orden sexual y de género, en un marco de creciente restricción y penalización de los usos del espacio público. Este particular lugar de enunciación y la articulación de estas distintas aproximaciones teórico-metodológicas le permiten producir análisis pertinentes e interpretaciones innovadoras de las prácticas urbanas de las personas con sexualidades e identidades de género disidentes y de las políticas sexuales de la ciudad; igualmente, un relato y una cartografía de Bogotá, a contrapelo de una historia oficial que ha ignorado o invisibilizado las prácticas y los saberes espaciales de las personas con sexualidades e identidades de género disidentes.
En este texto, la sexualidad es leída e interpretada en clave política, y la comprensión que se ofrece de lo político trasciende su expresión en el activismo y las movilizaciones. El análisis propuesto busca colmar la brecha creada entre estas manifestaciones, evidentemente políticas, y la política que se fragua en los bares; cuestionar la dicotomía que se erige entre lo íntimo y lo público, y mostrar la continuidad de las luchas que se libran en unos y otros ámbitos. Además, aborda la sexualidad en sus dimensiones espaciales políticas, es decir, el modo en que la sexualidad construye espacialidad a partir del reclamo y la afirmación de un territorio propio y de un espacio identitario en la ciudad para estas sexualidades disidentes. Dicho de otro modo, la sexualidad es entendida como una experiencia que produce emociones, estrategias y prácticas de resistencia cotidiana en la ciudad y, por ende, transformaciones urbanas.
Acercarse a la sexualidad desde una perspectiva espacial permite reconsiderar el lugar que esta ocupa hoy en la ciudad como espacio de construcción de ciudadanía; igualmente, reconstruir la memoria de la ciudad inscribiendo en ella las huellas físicas, arquitectónicas y simbólicas de estas existencias sexuales minorizadas —tantas veces ignoradas y tan a menu-do falseadas y estereotipadas—, y repensar el futuro de la ciudad como un lugar donde se pueden desarrollar espacios heterotópicos y ampliar el espectro de las prácticas urbanas disponibles para las personas situadas en posiciones que no responden al modelo hegemónico de ciudadanía.
Como todo trabajo investigativo, este libro explora unas preguntas que abren el camino para formular otras. A modo de ejemplo, el autor señala algunas pistas que valdría la pena seguir para profundizar su propia reflexión. Se pueden examinar, por ejemplo, otras construcciones de espacialidad como las que producen las marchas, las protestas o los performances urbanos, que a diferencia de las prácticas espaciales nocturnas que se configuran en los bares, se realizan de forma diurna, adoptan una expresión política explícita y buscan, además, una interlocución con el Estado. El objetivo de este análisis sería, entre otras posibilidades, identificar las continuidades y rupturas entre estas distintas formas de espacialidad. Lo nocturno no es solo el reverso de lo diurno, sino un lugar de enunciación específico que alude a una experiencia particular de estar en el mundo y en la ciudad. Otras discontinuidades que valdría la pena examinar y cuestionar en futuros trabajos son las que se refieren a las dinámicas sexuales que se dan en las áreas urbanas y rurales, dando por sentado que la ciudad es el espacio de la libertad y la disconformidad.
Finalmente, es inevitable pensar en las formas de ser y estar socialmente que ofrecen los espacios online y offline a los grupos sexuales minorizados. Al respecto, es necesario considerar, por ejemplo, que el uso del espacio virtual por parte de estos grupos no está libre de las reglas, rituales y estilos de comunicación que les son propios, y que el uso de la tecnología y las plataformas virtuales no es algo nuevo en este contexto. Al mismo tiempo, no se puede ignorar que, en este momento histórico de valores globales y en las circunstancias particulares de confinamiento que generó el cuidado de la pandemia de la covid-19, la virtualidad es una de las formas de expresión de la sexualidad que ha cobrado mayor auge debido al constante solapamiento entre sexualidad y virtualidad que impregna nuestras vidas cotidianas actuales. Así que si queremos entender la sexualidad contemporánea y sus dinámicas espaciales particulares
, como señala Gil Hernández, necesitamos repensar las experiencias sexo-afectivas que se dan en el escenario virtual, a sabiendas de que estas implican abandonar el eje temporal-espacial que proporcionó el marco de las interacciones y los intercambios afectivos nocturnos en los bares de ambiente
, es decir, esa manera particular de vivir la noche y la ciudad que documenta este trabajo. El uso actual del escenario virtual infiltrará de nuevos sentidos las prácticas y los discursos que rodean estas formas de existencia sexual minoritaria deslocalizada. Y tendremos que seguir investigando y repensando los modos en que podremos dar cuenta de ellas, yendo más allá del ejercicio contable de los beneficios
o pérdidas
aparejados. Este libro es una piedra angular en este camino.
Mara Viveros Vigoya
Profesora titular de la Escuela de Estudios de Género, Universidad Nacional de Colombia.
Agradecimientos
El primer agradecimiento es para mi mamá, siempre, Rosalba Hernández, quien con dificultad podrá leer un texto como este, dado que no pudo estudiar como ella hubiera querido, pero que hizo todo para que su hija y su hijo estudiaran. Siempre agradecido con ese primer impulso y con el resto de cuidados amorosos que me ha brindado.
A Mariana, mi hija, y a Roxana, mi nieta, que llenaron mi casa de calor y cariño justo en los momentos finales de escritura de la tesis doctoral en la que se basa este libro… Ustedes me llenan de energía y de vida.
A mi maestra y amiga Mara Viveros Vigoya, para quien tengo mil agradecimientos. Ella sabe muy bien lo que es ser una maestra, acompañar un trabajo y hacer crecer a las personas. Su dedicación, su exigencia y sus amables cuidados como directora de mi investigación doctoral hicieron posible llegar a este punto. Ya van muchos años trabajando juntos y no me deja de sorprender su agudeza intelectual, su curiosidad y su capacidad de pensar de forma relacional. Sus sugerencias y preguntas hicieron que este trabajo tomara vuelo.
A cada una de las personas que colaboraron en este trabajo, a las y los investigadores, colegas y activistas de los sectores
LGBT
con los que dialogué sobre él, particularmente a Germán Rincón Perfetti, que generosamente me proporcionó información sobre establecimientos gais
de Bogotá con los que trabajó tantos años, y a Diana Navarro, con quien pude despejar varias dudas sobre la historia del barrio Las Nieves y las mujeres transgénero. Inmensas gracias a quienes compartieron sus historias, sin las cuales este trabajo no existiría; a quienes pacientemente atendieron mis entrevistas y me acompañaron en recorridos cartográficos. Con nombre propio quisiera mencionar a las y los dueños de bares que generosamente me contaron sus vidas, me compartieron su entusiasmo con sus proyectos adorados y me cedieron fotografías: a las admirables Sandra Masso y Mariana Gómez; a José Artunduaga y Ever Núñez; a Albeiro Zabala, Camilo Monsalvo y Blanca Santoya. A tantas y tantos dueños de bar y trabajadores que me cuidaron, me consintieron, me hicieron reír, me alcahuetearon y me acogieron en sus locales tantos años.
Al Grupo Senior Años Dorados, que fue como encontrar una joya; especialmente a Juan Daniel Castro, su líder, por su apoyo en este trabajo. Al Colectivo de Hombres Gay de Bogotá, especialmente a Andrés Useche, por las informaciones valiosas que me brindó y por su disposición para realizar uno de los talleres.
A las y los docentes del Doctorado en Antropología de la Universidad Nacional de Colombia, particularmente a Marta Zambrano y a Andrés Salcedo. A los profesores Eric Fassin y Fernando Serrano, que con sus preguntas me hicieron pensar de mejor manera algunos de mis argumentos. A mis amigas queridas y colegas del doctorado, Ochy Curiel y Marina Bernal: qué linda coincidencia fue haber hecho esto proceso con ustedes. A los profesores Germán Mejía, Luis Carlos Colón y Sandra Reina de la Maestría de Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad: su curso de Historia Urbana fue un aporte fundamental para hacer mi trabajo.
A los amigos queridos que me acompañaron y apoyaron durante mi estadía de investigación en el programa de posgrado del Museo de Antropología de la Universidad Federal de Río de Janeiro. A Arnaldo Lobo, que generosamente me llevaba a toda parte que se me ocurría buscando bares y conociendo la Río nocturna y viada. A los amigos cariocas y colombo-cariocas que hicieron de mi estadía en Río algo lindo: Ángela Facundo, Mauro Brigeiro, Christiane Parreira, Rodrigo Cardoso… A la maestra Aline Valentine, por la danza afrobrasileña que me acompañó también en esos momentos. A la gente linda del Ilé Omiojuaro, a la que considero mi casa; a su eterna madre Beata de Yemanyá, a su padre Adailton de Ogum y a todos sus hijos e hijas. A Erlon Santos, por su amorosa compañía recorriendo bares en Salvador de Bahía. A Osmundo Pinho, por la posibilidad de compartir avances de mi trabajo en la Universidad Federal de Bahía y en la Universidad del Recóncavo de Bahía.
A mi compañero Renso Fidel Ortega, por sus cuidados amorosos y su paciencia en tantos años de esta tarea. A los amigos y amigas que hicieron más llevadero este proceso, especialmente a mi hermano de la vida Holman Sierra, compañero de rumba en Bogotá; a mi amigo Omar Paternini, con quien me inicié en la movida de Bogotá, donde todo esto nació: La Pantera Roja. A amigos como Fernando Ruiz, que también vivieron conmigo estos lugares y con quien conversamos sobre varios de los temas que aquí se tratan. A Juan David Quiroga, que estuvo dentro de las personas que me compartieron sus experiencias y me suministró diversos contactos: espero haya justicia para él y para tantas personas asesinadas en el marco de esta violencia heteronormativa. A los encuentros amorosos fugaces y menos fugaces que acontecieron en estos rincones.
A Mariana Gil, nuevamente, por su cuidadoso trabajo con varios de los elementos gráficos de este trabajo, y por su paciencia para seguir mis insistentes indicaciones.
A las personas que olvidé mencionar aquí y que de alguna forma contribuyeron para que yo pudiera hacer este trabajo.
Introducción. Estamos aquí
¹
Uno no se mariquea en el aire
Cuando yo era heterosexual… Aquí debo empezar a hacer un paréntesis, porque empezar una narración así supone dos ideas problemáticas: la primera tiene que ver con la ilusión de poderse escapar de la norma heterosexual, incluso volviéndose
bisexual u homosexual; la segunda es que ese punto de partida supone que mi sexualidad se había estabilizado, como una especie de sedimento, una verdad sobre sí.
Podría pensar que es posible que nunca lo llegué a ser (heterosexual), pero no sería por algún tipo de sospecha esencialista que supondría que, si una persona transforma su deseo a lo largo de su vida, sería una transformación falsa y que simplemente se me reveló una esencia que siempre estuvo ahí en potencia: siempre fui marica, pero no me había dado cuenta. Siendo un ferviente constructivista, esta epifanía sexual me resultaría muy sospechosa. Efectivamente, nunca lo fui (heterosexual), pero por una razón general: la norma nunca se alcanza. La categoría de orientación sexual es demasiado pobre para entender las lógicas del deseo humano…, pero ahí me meto en camisa de once varas, así que vuelvo a empezar.
Cuando creía que era heterosexual, sentí una enorme necesidad de vivir una serie de experiencias, buena parte de ellas sexuales. Era lógico: tenía 26 o 27 años y ya era un señor casado y con una hija. Mi vida era aburridamente sana, ni a rumbear salía. Y antes de eso, a los 17 años, ya estaba en un convento, donde permanecí cuatro años de mi vida, periodo en el cual fui feliz hasta que duró (otra obviedad: es la trayectoria natural de un marica). Si pensara mi experiencia basado en otro sentido común sobre la sexualidad, era lógico que eso que se iba conteniendo allí adentro, esa fuerza, ese fuego, tenía que salir desbocado en algún momento. Era lógico
…, esa teoría hidráulica de la sexualidad supone que uno se llena de deseos hasta reventar, y si se es hombre, más… Y otra vez me desvié de mi historia.
Vuelvo entonces a empezar. Cuando llegué a un momento de mi vida en que sentí que debía vivir una serie de experiencias, entre ellas tirar con tipos
(creo que en ese momento no lo hubiera dicho así; en aquel entonces no era algo banal, como ahora, sino algo misterioso y sublime), lo primero que pensé fue: ¿dónde? Sabía cómo se podía tener sexo con mujeres, y más o menos dónde hacerlo, pero el primer obstáculo que tuve ante el plan fue que no tenía idea de adónde debía ir. Estaba convencido de que debía dirigirme a alguna parte. No era tan fácil en aquel entonces, y eso que existían en Bogotá, en el 2004, lugares para hacerlo por doquier; pero yo no lo sabía. Yo vivía en Teusaquillo en ese entonces, en la calle 32 con carrera 17. Ahí, a una cuadra hacia el oriente estaba Romanos
, un conocido club privado para hombres —claro, para los de ambiente
—, y también había saunas, videos y varios bares. Pero mis indagaciones no me llevaron a la vuelta de la esquina; hubiera sido más fácil, y ya sabrán por qué. Mis indagaciones me llevaron a Chapinero, ni siquiera recuerdo cómo supe eso, pero lo que vagamente traigo a la memoria es el dato de que en los alrededores del Centro Comercial Aquarium había bares que frecuentaban esos que llaman gais.
Quién sabe cuántas vueltas di a la cuadra y pasé por la puerta de lugares que me parecía que eran... ¡Mierda!, ¿cómo sabe uno cuáles son? Y la estúpida vergüenza de entrar a un lugar como esos no me abandonaba (digo estúpida
porque todos los que están adentro son del cuento
). El caso es que finalmente pisé mi primer lugar de ambiente
, que fue el bar Punto 59. Una vez adentro, viví una de las experiencias más incómodas de mi vida: era un lugar estrecho y oscuro, con una música que, la verdad, no me gustaba mucho. Me senté en la barra y pedí una cerveza, ¿en serio era esto? No sé qué diablos tenía en la cabeza que fuera. Un señor se me acercó y me empezó a hablar, y cuando detecté que me estaba coqueteando, salí corriendo de allí, frustrado, hacia mi casa.
Cuando estaba llegando a mi casa (me había venido caminando desde Chapinero), pasando por la avenida Caracas, entre las calles 34 y 33 vi un bar, y en la entrada percibí un movimiento particular que me decía que era el lugar que buscaba. Sentí empatía y atracción, como si fuera justamente lo que estaba buscando (al parecer mi radar sí funcionó). Recuerdo que a aquel bar/discoteca entraban unas transformistas con vestidos muy vistosos (en ese momento no sabía quiénes eran esas señoras). Entré a este lugar que tenía una estética como de burdel, lleno de espejos y con las paredes de color rojo, y en la barra una escultura de un gato rojo… Sí, donde había entrado era La Pantera Roja.
Había señores bailando merengue y música tropical en pareja. Era la música que ponían en Navidad en las fiestas