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Bonita la vida. Una historia de amor con vistas al mar
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Bonita la vida. Una historia de amor con vistas al mar
Libro electrónico152 páginas2 horas

Bonita la vida. Una historia de amor con vistas al mar

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Información de este libro electrónico

¿Qué harías si tuvieras la oportunidad de cambiar tu destino para siempre?

¿Te atreverías o preferirías seguir con tu vida?
Aza y Juanma se conocieron en un famoso reality de la televisión. Las cámaras y la audiencia fueron testigos de la magia que fluía cuando ellos estaban juntos.
Al salir de la casa todos querían saber cuál sería el final de aquel cuento de hadas, pero aquello no había hecho más que empezar. Una vida en común, dos niños y varios peludos pondrían el punto y seguido a un viaje que aún tiene muchas páginas y kilómetros que recorrer.
Esta es una historia de amor, pero también una historia sobre quién soy y adónde quiero ir. Es además un relato lleno de amistad, de independencia, de risas, de sueños, de libertad, de familia, de respeto por la naturaleza, de vida consciente y, sobre todo, del valor y la importancia de ser coherente con uno mismo.
Un libro con vistas al mar que te invita a disfrutar, a vivir y a sentir lo bonita que es la vida.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 nov 2022
ISBN9788491398349
Bonita la vida. Una historia de amor con vistas al mar

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    Vista previa del libro

    Bonita la vida. Una historia de amor con vistas al mar - Azahara Luque

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

    Editado por HarperCollins Ibérica, S. A.

    Avenida de Burgos, 8B - Planta 18

    28036 Madrid

    Bonita la vida. Una historia de amor con vistas al mar

    © 2022, Azahara Luque Moreno

    © 2022, Juanma Furio Pérez

    © 2022, para esta edición HarperCollins Ibérica, S. A.

    Todos los derechos están reservados, incluidos los de reproducción total o parcial en cualquier formato o soporte.

    Diseño de cubierta: Rudesindo de la Fuente - Diseño Gráfico

    Ilustración de cubierta: Naranjalidad

    ISBN: 978-84-9139-778-6

    Conversión a ebook: MT Color & Diseño, S.L.

    Índice

    Créditos

    Dedicatoria

    El destino nos tenía preparada una sorpresa

    1. Cómo empezó todo

    2. Por fin entramos en la casa

    3. Primero amigos, luego todo lo demás

    4. Los peores momentos

    5. Da igual quién pidiera el beso

    Un proyecto común

    6. Dejarlo todo

    7. Con un mar debajo del brazo

    Hacer de cada instante una aventura única

    8. Un buen team

    9. Tal y como somos

    10. Una forma de vivir

    11. Cosas que no se pueden comprar

    El cronómetro se pone en marcha. A mil latidos por hora

    Recetas veganas ricas y fáciles de

    A tod@s aquell@s que nos apoyáis día a día junto a esas estrellitas que nos cuidáis desde algún bonito lugar

    CUANDO ME DIJERON que entraba en Gran Hermano, las piernas me empezaron a temblar. Acababa de aterrizar en Copenhague para pasar unos días junto con unas amigas. Era camarera y la temporada había sido larga, necesitaba descansar y desconectar, pero no, el móvil me puso delante otro escenario.

    Azahara, entras en Gran Hermano.

    Durante varias semanas viví en una especie de irrealidad que luego se convirtió en un sueño. Antes de ir a GH, mi vida estaba en Málaga. Había estudiado Dietética y Nutrición para aprender a comer bien y llevaba dieciséis años trabajando por la noche de camarera en Olivia Valère, una discoteca muy conocidilla de Marbella. Lo hacía en verano sobre todo, y así ganaba lo suficiente para vivir durante el invierno, que era cuando aprovechaba para viajar, una pasión que tengo desde niña. Me encantaba salir fuera de España y disfrutar de otras culturas, de caras nuevas y de formas de vivir distintas. Estuve una temporada en Nueva York y otra en Londres.

    Trabajar y viajar, conocer gente de otros lugares. Esa era la vida que me gustaba llevar.

    AZAHARA LUQUE

    TODO FUE CASUALIDAD. Todavía recuerdo el día que mi primo Jonathan me dijo que podríamos apuntarnos a Gran Hermano, y cómo empezamos a fantasear con la idea de entrar en uno de los realities más conocidos de la televisión. Pero al ver que llamar para inscribirse costaba dinero, pasamos de presentarnos. Sin embargo, un compañero de trabajo lo hizo por mí y me envió la inscripción prácticamente hecha. Tras pasar varios castings, un día llegó la llamada con la noticia:

    Juanma, entráis en Gran Hermano 15.

    Aunque sentí cierto nerviosismo por lo que me esperaba, pensé en lo guay de poder disfrutar de la experiencia.

    Mi vida por entonces me encantaba, hacía lo que me había propuesto. Trabajaba en una escuela de surf que había montado un antiguo compañero de universidad. Y justo antes de entrar al concurso, me ofreció ser socio de la misma. No lo dudé y le dije que sí.

    Siempre he tenido relación con el mundo del deporte. Lo he practicado desde los cinco años y también me he formado en ello. Primero hice un ciclo de Educación Física y luego dos másteres: uno de profesor de Educación Secundaria y otro en Preparación Física. Hasta que entré en GH con treinta años, di clases de actividad física de base, de natación, de baloncesto, de tenis, de fútbol sala, de judo… Llegué incluso a ser entrenador en las categorías inferiores en el Valencia Club de Fútbol.

    Cuando recibí el mensaje me sentía muy realizado. En la escuela de surf en la que trabajaba había conseguido unir enseñanza y deporte. Era feliz relacionándome, enseñando a la gente, viendo su progresión, viviendo en un entorno sano…

    Y surfeando en los ratos en los que no estaba dando clase.

    JUANMA FURIO

    El destino nos tenía preparada una sorpresa

    1

    Cómo empezó todo

    Hola, soy Azahara, vivo en Málaga y ella es Siri, mi compañera de vida.

    LA VERDAD ES QUE ENTONCES no era muy fan de los realities ni tampoco me veía dentro de un GH. Hoy en día sigo alucinando con el hecho de que llegara a entrar. Y más aún cuando recuerdo lo que pasó después.

    Un día, mientras trabajaba en la discoteca, se me acercaron unas personas que resultaron ser de la productora. Su trabajo consistía en buscar nuevos perfiles para el concurso, y lo hacían entre todos aquellos que se presentaban a los procesos de selección, pero también ojeando por distintos lugares de la geografía.

    El reality requería de concursantes variopintos, cuyo principal objetivo era dar juego para que funcionaran bien en el concurso y se pudieran hacer buenas audiencias.

    Me preguntaron si me interesaría presentarme a un casting y les dije rápidamente que ni de coña. Porque me conozco y sé lo nerviosa que me ponen las cámaras. También porque estaba convencida de que no podría aguantar en un concurso como GH. Pero unos días después, no sé por qué, cambié el chip y pensé: «¿Por qué no?». Como ya he dicho, era final de temporada y estaba agotada porque el ritmo cada noche era brutal. «¿Y si voy en plan aventura, rollo tratamiento de choque para superar lo mucho que me imponen las cámaras?», me dije.

    Dicho y hecho. Sin pensármelo dos veces, cogí la tarjeta que me habían dado y les llamé. Me dijeron que los castings ya se habían cerrado, pero que podía mandar un vídeo y ellos lo incluirían. No perdía nada. Total, si gustaba, bien y, si no, pues a otra cosa.

    Llegué a casa y, como me daba tanta vergüenza grabarme, cogí a mi perrita Siri y con ella agarrada me lancé a hacer la presentación. No sé cuánto tardaron en llamar, e incluso dudaba de que lo fueran a hacer, pero sí, lo hicieron, y me citaron para ir a Madrid.

    Llegué al AVE sin apenas dormir. La noche de antes trabajamos a tope y hasta muy tarde porque en la discoteca pinchaba un DJ muy conocido.

    En el casting me hicieron muchas preguntas. Yo, la verdad, es que estaba superdormida y fui contestando a todo como pude.

    Después de aquella primera fase me llamaron para más pruebas, y a todas llegué con el mismo sueño y el mismo cansancio. Trabajaba a diario y siempre me convocaban por las mañanas.

    VIVA LA NATURALIDAD

    Recuerdo una anécdota en uno de los últimos castings, cuando ya estábamos en la fase final. Esa mañana iban a hacerme fotos porque podía ser elegida para entrar. Me dijeron que fuese vestida con la ropa que usaba en mi día a día. En la discoteca, mi «uniforme de trabajo» era un vestido y unos tacones, así que me presenté con unos pantalones rotos caíos, una camiseta ancha y en chanclas… Y con unos zuecos de madera en el bolso, por si acaso.

    Cuando me vieron aparecer, una de las chicas con la que había hablado en Marbella me miró con asombro y me dijo:

    —Pensaba que ibas a venir con la ropa con la que te conocimos. ¿No has traído algo más sofisticado?

    —No, os debí entender mal. Pensé que tenía que traer la ropa que llevo normalmente. La que uso en la discoteca es mi look de trabajo.

    Otro de los chicos del casting me aseguró que iba perfecta y me hicieron las fotos sin problema…, pero no me volvieron a llamar más.

    Cuando la temporada de verano acabó, me fui a Copenhague con mis amigas. Quería pasármelo bien, eran mis vacaciones. Pero nada más bajar del avión, apenas pisé suelo danés, me telefonearon. Cuando les dije donde estaba, se inquietaron:

    —Ay, por Dios, Azahara, ten mucho cuidado, no te vayas a caer y te rompas una pierna, porque el lunes tienes que estar aquí en Madrid. Entras en GH 15 —me dijeron.

    Me quedé bloqueada. Las pocas veces que había considerado la posibilidad de entrar en el concurso, yo misma me autoconvencía pensando que no me iban a llamar. Aquello se había quedado en una aventura sin más. Pero ahora esa locura estaba a punto de materializarse y de convertirse en realidad.

    Aquellos días mis amigas me notaron muy nerviosa, pero los de la productora me advirtieron que no se lo podía decir a nadie. Y así lo hice. Bueno, sí que se lo conté a mi madre, obviamente, y a mi jefe, porque es una de las personas que más me conoce. Todavía hoy no se cree que tuviera el valor de ir a un concurso lleno de cámaras y de micrófonos, y mucho menos lo que me ocurrió después.

    ESPONTÁNEA, SIN CENTRARME Y A LO LOCO

    Los días previos a entrar en el concurso estaba tan nerviosa que no sabía ni qué preparar ni qué maleta hacer… De hecho, se me olvidó meter un montón de cosas que iba a necesitar. Menos mal que ya en Madrid, durante los días que tuve que permanecer en el hotel y donde «se suponía» no podías salir, me escapé y compré algunas cosas básicas, sobre todo camisetas. Luego en la casa le pediría ropa a Juanma.

    En ningún momento me preparé para nada el concurso. A veces creo que me escogieron precisamente por mi forma de ser: impulsiva, natural, libre para expresarme…

    … También porque no sabía nada del reality y buscaban personas que no llegaran con el guion aprendido sobre cómo actuar o sobre lo que tenían que hacer para no salir expulsados.

    Hoy en día aún me sigo preguntando cuál fue el chispazo que prendió la mecha para meterme en algo así, para llamar a los que me captaron en la discoteca, para acudir a todos los castings, para entrar al concurso y para que se encendiera la otra chispa que viví dentro de la casa.

    Pienso que

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