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Guía breve de seres elementales y otros seres fantásticos
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Guía breve de seres elementales y otros seres fantásticos
Libro electrónico164 páginas2 horas

Guía breve de seres elementales y otros seres fantásticos

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Una exhaustiva obra de carácter enciclopédico que repasa todo lo que los humanos conocemos de las hadas.El buen pueblo, los reinos de las brumas, la hermosa gente, el pueblo secreto, los habitantes del otro lado, los antiguos, los hombrecitos, los gentiles, los seres elementales... todos estos nombres y muchos más se les han dado a seres como hadas, elfos y duendes. Este libro hace un repaso pormenorizado de todas las tradiciones que creen en ellos. De África a Europa, de América a Oceanía. Su origen, sus leyendas, su simbolismo y su clasificación son algunos de los rasgos que encontraremos en esta obra clave para entender el mundo de las hadas. -
IdiomaEspañol
EditorialSAGA Egmont
Fecha de lanzamiento28 abr 2022
ISBN9788726939859
Guía breve de seres elementales y otros seres fantásticos

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    Guía breve de seres elementales y otros seres fantásticos - Alberto García Gutíerrez

    Guía breve de seres elementales y otros seres fantásticos

    Copyright © 2019, 2022 Alberto García Gutiérrez and SAGA Egmont

    All rights reserved

    ISBN: 9788726939859

    1st ebook edition

    Format: EPUB 3.0

    No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

    www.sagaegmont.com

    Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

    A Marisa, mi luz en la oscuridad

    A Irene, Daniel y Jordi

    Que nunca dejéis de imaginar y soñar,

    son los alimentos más dulces

    en la mesa de la vida

    «Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que todas las que pueda soñar tu filosofia».

    Hamlet, Acto I, Escena V

    William Shakespeare

    AGRADECIMIENTOS

    «¿Por qué no dejas por escrito lo que sabes de los Antiguos?», me dijo un día Marisa. No solo ella, otras personas muy queridas para mí me lo pedían desde hacía muchos años. Con timidez dejé durante mucho tiempo que solo a través de charlas, en reuniones con amigos, en conferencias y en la radio expusiera el rico legado de lo que yo llamo el legado de los Antiguos.

    Creo que es de justicia en esta obra agradecer también a quienes me alentaron en el arte de escribir desde mi adolescencia y primera juventud y así lo hago constar:

    Gracias a Marisa , que lo alentó y sostuvo a lo largo del tiempo.

    A Carmen , mi madre, que me dio el bien más preciado, poder acceder al saber y a Alberto (1931-1987), mi padre, que me dio a conocer el mundo de los Antiguos con sus tradiciones, relatos y folklore. Gracias a los dos por los sábados en las librerías de viejo y los domingos en el mercado del libro de Sant Antoni, en Barcelona, cuando era un crío y un adolescente que con una insaciable curiosidad conseguía el mayor de los tesoros: libros, revistas y comics.

    A Mercedes (1923-2018), que en las noches estrelladas de fin de semana en Cunit, alrededor de la chimenea, nos preguntábamos si existían esos seres y otros igual de míticos y cómo serían.

    A Mara y Emilia , verdaderas hadas madrinas de mi infancia y adolescencia. Buenas, justas y sabias.

    Y de forma especial para la elaboración de la presente obra:

    A José Luis del Río Fortich , que como editor sabe tener una paciencia infinita con sus autores y más conmigo que como Acuario estoy en el futuro más que en el presente y en mil y un proyectos de todo tipo y condición a la vez.

    Y a la autora de las ilustraciones que enriquecen el libro que el lector tiene en sus manos, Elena , que con su arte ha sabido plasmar imágenes bellas de esos seres intermedios entre los dioses y los seres humanos.

    INTRODUCCIÓN

    «—¿Y cómo volverás? —preguntó. —Pues no lo sé. He oído decir que cuando se entra en el País de las Hadas ya no se puede regresar.»

    Cuentos escoceses, R. Mc Donald

    Erase una vez, cuando el mundo era joven, que humanos, animales y plantas convivían en armonía. Un mundo en el que los animales tenían el don del habla y el raciocinio que conlleva, un mundo en el que los espíritus elementales eran mediadores e intercesores de los viejos dioses, un mundo donde los bosques eran sagrados e impenetrables al ser humano. Los seres humanos, frágiles, débiles y temerosos, convivían con seres fantásticos de todo tipo y condición, la maravilla era la sustancia del día a día y la incredulidad estaba desterrada.

    Todo era explicado, entendido, comprendido y aceptado a través de la intervención de lo maravilloso en el día y la noche, donde el azar, la suerte, los hados, lo divino, eran parte del día a día de los seres humanos.

    En aquella era dorada, en aquel paraíso aun no perdido, hadas y elfos, gnomos y enanos, duendes y tritones, sirenas y ondinas, gigantes y multitud de otros seres fantásticos poblaban bosques y lagos, ríos y prados, cuevas y minas, el mar y los océanos, siendo guía unos y tentación otros para los seres humanos.

    Más todo tiene su principio y fin y aquel mundo fue poco a poco desapareciendo entre las brumas del tiempo. Los reinos de los seres elementales, de la hermosa y buena gente, del otro lado, fueron escondiéndose, cerrando sus puertas al ser humano que al final los fue alejando también de su mundo, un mundo alejado de la naturaleza trocado por otro en el que reina la máquina y la incredulidad.

    Aquellos seres fueron convirtiéndose en mito, leyenda, fábula y cuento.

    Así podría ser explicada la existencia y desaparición de hadas, elfos, gnomos, duendes, gigantes y toda una pléyade de seres fantásticos.

    Otra explicación sobre estos seres se encuentra en la riqueza imaginativa del ser humano. Es tan vasta y bella que la elaboración de todo tipo de seres extraordinarios ha sido múltiple a lo largo de los siglos. Unos salidos de sus propios miedos, de su propia ignorancia sobre la naturaleza y el medio en el que vivían, otros surgidos de las observaciones primeras de seres reales, tangibles; fueran estos animales fabulosos a sus ojos o seres teratológicos otros.

    Primero de forma oral y luego escrita su pervivencia en la memoria de los seres humanos es firme, sigue plasmada a día de hoy en las diferentes disciplinas artísticas.

    Estos seres fantásticos son manifestaciones del inconsciente colectivo y del Anima Mundi de las épocas en que fueron elaborados. Como estratos históricos cada era, cada época y siglo fueron sedimentando un elenco de seres no humanos en todas las civilizaciones y culturas humanas para formar un rico crisol.

    Hubo un tiempo en que los seres humanos creyeron que convivían con lo maravilloso, lo increíble, lo fantástico, lo extraordinario. El mundo se explicaba a través de relatos, leyendas y cuentos transmitidos de forma oral alrededor del fuego, en noches donde se veía con claridad nítida el espinazo de la Vía Láctea. Los seres humanos aceptaban que convivían con fuerzas de la naturaleza, guiados por la mano de los dioses, que estos seres eran guardianes de los bosques y ríos, poseedores de arcanos poderes lejos del alcance de los frágiles, débiles e ignorantes mortales.

    El mundo real se interconectaba con otros mundos paralelos a través de entradas, de lugares físicos, como lagos, cuevas, grutas, bosques, prados, islas, cruces de caminos o verdes campos. Era en esos lugares, en esas puertas dimensionales, donde hacían aparición seres que encarnaban los poderes de la naturaleza que los seres humanos no comprendían y no podían dominar, someter y anular.

    A lo largo de la historia de la especie humana estos seres fantásticos han recibido diversos nombres: El buen pueblo, los reinos de las brumas, la hermosa gente, el pueblo secreto, los habitantes del otro lado, los pequeños, los señores del bosque, los demonios del bosque, las damas del bosque, los antiguos, los hombrecitos, los gentiles, los seres mágicos o los seres elementales, entre otros muchos nombres tanto generales como específicos.

    No son ni dioses ni humanos, son algo intermedio.

    En la obra que tiene el lector en sus manos se les denominará de forma general, por comodidad para el propio lector, seres elementales y otros seres fantásticos.

    En el siglo XXI nos parece que estos mitos son leyendas, relatos, cuentos e historias contadas en épocas antiguas y que a día de hoy no tienen más que un sentido: ser puro entretenimiento. Pero no nos dejemos llevar por una soberbia intelectual que esconde desconocimiento sobre épocas históricas pasadas, sobre nuestros antepasados y sobre sus mitos y creencias. Antropólogos, historiadores, etnólogos, mitólogos, folkloristas y artistas, entre otros, han estudiado y profundizado en el por qué de esos seres y se han preguntado por sus orígenes, su evolución y la necesidad de su existencia. Por tanto, lector, entra sin prejuicios. Nada es lo que parece y lo evidente esconde muchas máscaras.

    En Europa, de las islas británicas a la península griega, de la península ibérica a los Urales, en el continente americano, de norte a sur, en África, en Ásia y en Oceanía hay una rica tradición sobre los seres elementales y otros seres fantásticos. Es quizá en Occidente donde más se hayan popularizado, estudiado y compilado sus leyendas, relatos y cuentos. Esta obra se centra en la visión occidental de los seres elementales y otros seres fantásticos que le es más cercana al autor.

    Una advertencia previa. En esta obra no aparecerán seres fantásticos que se engloban en el llamado bestiario fantástico o criptozoológico mítico; dragones, grifos, arpías, medusas, gorgonas y demás seres englobados en esta categoría. Quizás en otra ocasión puedan ser expuestos en una obra futura, otra guía, por parte del que escribe.

    La presente obra pretende ser un inicio y un complemento, una breve guía, para que aquellos lectores que deseen saber más sobre estos seres tengan una base con la que empezar a profundizar en otras obras de diversas disciplinas más vastas y profundas.

    Espero que esta pequeña obra despierte la insaciable curiosidad, innata en el ser humano, en este caso, por este tema.

    Bienvenidos a un mundo tan antiguo como el ser humano y tan rico y bello como su imaginación.

    PRIMERA PARTE

    DE LOS SERES FANTÁSTICOS LLAMADOS ELEMENTALES

    «El hombre es un instrumento por el cual los tres mundos existentes —espiritual, astral y elementario— están obrando. En él hay seres de todos estos mundos, racionales y no racionales, criaturas inteligentes y sin ninguna inteligencia.»

    Los Elementales, Paracelso

    ORIGEN Y RASGOS COMUNES DE LOS SERES ELEMENTALES Y OTROS SERES FANTÁSTICOS

    ORIGEN

    Para adentrarnos en el profundo e ignoto universo de los seres elementales y otros seres fantásticos primero hemos de definir la raíz, los cimientos en los que se basan todas las leyendas, relatos, historias y cuentos sobre ellos, y en general sobre todo ser fantástico que el ser humano haya recreado en su imaginación.

    Hemos de empezar por el Mito.

    ¿Qué es el mito?

    Es un relato, una historia, de origen antiguo u olvidado, que trata de explicar aspectos del mundo en una comunidad de seres humanos. El Mito trata, en gran parte, sobre la existencia de seres superiores en poder a los seres humanos que han interactuado e intervenido a lo largo del tiempo con estos últimos. Los mitos eran, en esencia, verdades reveladas, tan reales para aquellos seres humanos como el paso del tiempo, el día y la noche, la sucesión de las estaciones, el nacimiento y la muerte y la trascendencia del ser humano a otros planos dimensionales o existenciales tras la muerte. ¹

    El Mito se pierde en la noche de los tiempos y por tanto posee rasgos comunes en todas las civilizaciones humanas desde la aparición de las mismas.

    Estos relatos, estas historias, son la base de las creencias religiosas y tenían como primer objetivo, aparte del religioso, enseñar y hacer comprender a los seres humanos los fenómenos de la naturaleza que no podían explicarse de forma racional y ser fuente, a la vez, de conocimiento de la comunidad y de sus individuos para poder reconocer, alertar y sobrevivir a peligros en tiempos donde el medio en el que vivían era desconocido, peligroso y mortal ² .

    El Mito también servía para educar y formar al individuo en su comunidad. Los códigos morales y éticos eran transmitidos en relatos, en historias, que primero de forma oral y luego escrita serían el corpus social de conducta y normativa moral y ética de la sociedad donde residiera

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