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Monumentos funerarios del Cementerio del Saucito San Luis Potosí 1889-1916
Monumentos funerarios del Cementerio del Saucito San Luis Potosí 1889-1916
Monumentos funerarios del Cementerio del Saucito San Luis Potosí 1889-1916
Libro electrónico396 páginas3 horas

Monumentos funerarios del Cementerio del Saucito San Luis Potosí 1889-1916

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Esta investigación gira en torno a la historia cultural y a las ideas y actitudes de la élite potosina acerca de la muerte a finales del siglo XIX y principios del XX. Describe algunas de las concepciones y prácticas sociales asociadas a los decesos como las esquelas, los cortejos fúnebres y la erección de monumentos funerarios, así como los símbol
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 dic 2021
ISBN9786078500505
Monumentos funerarios del Cementerio del Saucito San Luis Potosí 1889-1916

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    Monumentos funerarios del Cementerio del Saucito San Luis Potosí 1889-1916 - David Eduardo Corral Bustos

    PRESENTACIÓN

    A LA SEGUNDA EDICIÓN

    ¿Cuál es la pertinencia de que una obra publicada por primera vez hace trece años pueda volver a ser difundida? Cuando nos dimos a la tarea de investigar, redactar y publicar un libro sobre monumentos funerarios, nos impulsaba la idea de proponer aproximaciones innovadoras a un objeto de estudio escasamente atendido. Consideramos que nuestra principal aportación fue de orden metodológico pues estudiamos un proceso histórico en el que el foco de atención como fuente de información fue un objeto tangible que puede y no, proveer información escrita. Desde luego que recurrimos a los archivos históricos pero el monumento funerario fue nuestra principal fuente de información para un estudio que no era artístico.

    En aquellos días la bibliografía relacionada con los cementerios patrimoniales existía pero era sumamente escaza. Nos parece que otra de nuestras aportaciones fue poner atención con años de anticipacion en el estudio de los cementerios patrimoniales que ahora están siendo clausurados o refuncionalizados y estudiados desde perspectivas arquitectónicas, urbanísticas, antropológicas e históricas. Insistimos en el asunto de la bibliografía, porque a lo largo de estos últimos trece años han sido cada vez más los libros y artículos científicos, libros y artículos de divulgación y tesis de licenciatura y posgrado que se han escrito, por ejemplo, están aquellos que se refieren al proceso de la muerte misma, rito funerario, iconografía, constructores y materiales, arte y arquitectura, catálogos, museografía, tradiciones y prácticas, guías para recorridos, entre otros temas.

    CEMENTERIO DEL SAUCITO, S. L. P.

    Fotografía: colección Vázquez Corral.

    Consideramos que es importante promover esta segunda edición en versión digital para facilitar la consulta a un mayor público y también para contribuir a los estudios que se están realizando en otras partes del mundo, especialmente iberoamérica. Desde luego que nuestras reflexiones se han ido transformando y nuestras ideas se han enriquecido con propuestas que ahora estamos desarrollando para periodos posteriores a 1916. Sin embargo, los fundamentos teóricos y metodológicos siguen estando presentes en esta segunda edición. Para aquellos que se interesan por primera vez en el estudio de los cementerios patrimoniales y sus monumentos funerarios, sugerimos algunas reflexiones en torno a los cambios de paradigmas de pensamiento, a las transformaciones civilizatorias que han ocurrido a lo largo del siglo XX e inicios del XXI, a la incorporación de nuevas iconografías o la resignificación de símbolos y alegorías antiguos. También sugerimos aproximaciones desde el urbanismo y la muticulturalidad.

    CEMENTERIO DEL SAUCITO, S. L. P.

    Fotografía: colección Vázquez Corral.

    Desde la publicación de este libro nuestro interés en el cementerio, su cotidianeidad y sus monumentos ha continuado de manera ininterrumpida hasta el día de hoy. Las actividades han sido diversas: recorridos culturales, capacitación de personal, firma de convenios de colaboración institucional, preservación de su acervo documental, elaboración de proyectos para el establecimiento de un museo de sitio, la formación de un Consejo Consultivo, dirección de tesis para la obtención de grado de maestría, formación de recursos humanos, entre otras actividades más.

    La asistencia permanente en el cementerio nos ha permitido conocer de primera mano las actitudes que ante la muerte manifiesta nuestra sociedad desde la apertura del cementerio y hasta la actualidad. Una de las principales ideas que ha prevalecido es la certeza de un bienestar espiritual en el más allá. Esta creencia es firme sin importar la religión y/o rito que los sobrevivientes practican en este espacio funerario. Otra actitud permanente es la necesidad de conservar el recuerdo del fallecido en la memoria de los vivos. Por ello, se continúa llevando a cabo el establecimiento de referencias que señalen el lugar en donde los restos del fallecido han sido depositados. Estas marcas van desde ladrillos con el número de la fosa, lápidas con el número del nicho, cruces de madera, floreros, pequeños jardines y por supuesto, los monumentos funerarios.

    En el Saucito como en otros cementerios civiles en la ciudad, se erigieron monumentos que reflejan la identidad de la sociedad local y la riqueza de los materiales que fueron utilizadas para su construcción. Entre los artistas potosinos que dejaron testimonio de su obra escultórica vale la pena subrayar los nombres de Andrés Bocanegra Cantú, Antonio Prieto, Canuto A. Castillo, Félix Rodríguez, Florentino Rico, Francisco Alderete, Gerardo Chávez, Gabriel Muñoz, Octaviano Cabrera, Juan Bocanegra, Leocadio Chávez, Manuel Ibarra S., Manuel Bocanegra y Joaquín Arias, entre otros más.

    MONUMENTO FUNERARIO EN MEMORIA DE FLORENTINO RICO (1866-1932).

    Cementerio del Saucito, S. L. P.

    Fotografía: colección Vázquez Corral.

    Las preferencias culturales, la localización geográfica y los recursos monetarios tienen gran influencia en la forma como se decide el diseño de un monumento funerario; la interpretación y la variación marcan los periodos en lo relativo a la expresión creativa como representantes de un momento o un lugar concretos. En este sentido, un monumento funerario puede ser reinterpretado, suponiendo que todo miembro de la comunidad no sólo puede aprender a decodificar el mensaje gráfico sino que también puede, mediante el diseño, la arquitectura y la iconografía, aprender a construir y producir su propio mensaje para dar una expresión individual y única a través de un nuevo monumento.

    Las formas y recursos materiales utilizados para la elaboración de los monumentos se han transformado en una centuria. Esta transformación ha respondido a diversos factores. Cabe mencionar la posibilidad económica que los deudos pueden o desean aportar para la edificación del monumento, la actividad socio profesional, las creencias espirituales y los rituales que se asocian al hecho de la partida de un ser querido.

    Otro de los aspectos son la abundancia o agotamiento de materias primas disponibles en la región para la edificación de los monumentos. Entre estos materiales, es notoria la disminución en el uso de la cantera –piedra que caracteriza la región potosina–. La sobreexplotación y su traslado desde lugares cada vez más lejanos a la ciudad, ha elevado considerablemente el costo de su empleo. Lo mismo ha ocurrido con materiales provenientes de otros países, como por ejemplo, el mármol de Carrara, Italia.

    Los recursos materiales que la han substituido son: argamasa, granito de baja densidad, marmolina –mezcla de triturado de mármol y cemento–, cemento blanco, ladrillo, laminados de cantera –alta porosidad, baja durabilidad y maleabilidad–, mármol de sal –mezcla de marmolina con coloración a gusto del deudo–, vidrio, plástico, hule, aluminio, hierro, vitro piso y/o azulejo.

    El cambio en los materiales ha ido de la mano con la transformación en las técnicas escultóricas. Los monumentos más antiguos, están elaborados en una sola pieza de mármol o cantera, a mano y con cincel. El modelo era diseñado sobre la piedra a mano por el escultor y su creatividad tenía como límite la orilla de la pieza. Actualmente, y en respuesta a la calidad de los materiales utilizados así como la demanda en aumento de monumentos a bajo costo, la construcción se realiza con base en modelos pre concebidos según el catálogo de cada taller; la mayoría se trabaja con tallado de martillo eléctrico –con tornos de diferentes tamaños– y otros se elaboran en moldes. Los epitafios son lo único que aún se graba a mano con cincel. Todo monumento se realiza a demanda. Otro factor es la reducción significativa del tamaño del lugar asignado para la colocación del cuerpo del difunto y placa. Esto en detrimento de la colocación de un monumento de mayor extensión.

    HERRAMIENTAS DE MAESTRO CONSTRUCTOR DE MONUMENTOS.

    Talleres frente al Cementerio del Saucito, S. L. P.

    Fotografía: colección Vázquez Corral.

    En Escalerillas, comunidad del Municipio de San Luis Potosí situada al sur poniente de la capital, actualmente se tiene conocimiento de aproximadamente cuatro maestros escultores que trabajan directamente la piedra, sin modelo previo. A pesar de ser una tradición que se transmite de padre a hijo, el interés de los descendientes por conocer las técnicas tradicionales para trabajar la piedra se ha diluido para dar paso a la producción de monumentos en serie con fines comerciales. Por ejemplo, el rostro o busto tallados en piedra del difunto han sido sustituidos por la colocación de fotografías. Para dar mayor lucidez, el montaje de la foto se lleva a cabo con la cara y/o cuerpo del difunto en actitud celestial –entre nubes, estrellas, lunas o soles–, ascendente y/o en compañía de su santo patrono en actitud penitente. Existen talleres que otorgan ese servicio especializado a costos accesibles.

    Entre otros aspectos cabe mencionar que aunque la globalización ha facilitado la identificación de materiales exóticos y/o provenientes de lugares cada vez más lejanos; pero el contexto económico poco favorece la inclusión de esos materiales en los monumentos funerarios. Se prefiere ese tipo de inversión para bienes inmuebles y/o de uso cotidiano, más que la inversión en un monumento. Claro que existen excepciones, pero son los menos. En general, la población no utiliza materiales de lujo en el cementerio y prefiere destinar sus recursos monetarios a celebrar los rituales post mortem.

    Respecto de la idea que la sociedad tiene de la muerte, consideramos que en general se percibe un cambio importante en el pensamiento de la población que se vuelve cada vez menos sagrado sobre el rito funerario y la muerte misma. Esta transformación de pensamiento está siendo plasmada en la iconografía que es utilizada en los monumentos y/o placas de nichos y fosas. De tal manera que en los monumentos funerarios de años posteriores a 1960 se observa que se incluyen evocaciones iconográficas fantásticas en lugar de figuras sacras, algunas de ellas de origen extranjeras como puede ser la parafernalia asociada al Halloween. Las figuras iconográficas referentes al cosmos son sustituidas por otras que se refieren a alguna actividad recreativa como deportes (fútbol, béisbol o baloncesto), que son colocadas en lugar de mundos o soles; o que refieren algún lugar que en vida conoció el difunto (banderas de países, entre otros Estados Unidos o Canadá).

    En la primera mitad del siglo XX se encuentran representaciones del Sagrado Corazón (1940-1950). En la segunda mitad del mismo siglo se comienza evocar con mayor profusión a la virgen de Guadalupe (1980-2017). Su imagen ya no es en bulto, sino en diseño de mosaico o fotografía. Sin embargo, a partir de la década de 1990 a la fecha las evocaciones sufren una transformación que se hace evidente a la vista, pues abundan las actividades lúdicas, sobresaliendo de manera evidente el futbol; se colocan personajes de caricaturas –principalmente de películas de la franquicia norteamericana Walt Disney–, o se incorporan otras como la Santa Muerte o Malverde.

    Otro factor y que tendría estrecha relación con el anterior, sería el cambio en el rito funerario en donde la higienización, la incineración y el depósito de los restos en lugares edificados para ese propósito (espacios pequeños y en pared) está ganando un lugar importante como opción de rito funerario entre la población actual.

    MAUSOLEO DE LEON TEISSIER (¿?-1902).

    Aquí también reposan los restos de Juan del Jarro.

    Cementerio del Saucito, S. L. P.

    Fotografía: colección Vázquez Corral.

    Consideramos que son tres los retos más importantes a los que se enfrenta la permanencia y conservación patrimonial del Saucito y sus monumentos. La primera y más importante es el punto de saturación en que se encuentra el cementerio. Por su bajo costo, la demanda creciente de espacios es constante y eso ha provocado la re funcionalización de las manzanas más antiguas para abrir fosas y en ocasiones, con esta acción se han dañado los monumentos que ya existían.

    El segundo reto tiene relación directa con la labor de concientización entre la población sobre el valor tangible e intangible que representa este lugar. La búsqueda de respuestas a necesidades espirituales –cada vez más diversas–, creencias esotéricas, rituales, y necesidades económicas siguen impulsando la destrucción y/o saqueo de los monumentos. Las actitudes se actualizan y son transformadas con el contacto hacia el exterior de manera permanente y cada vez más rápida pues son estimuladas con el intercambio de información a través del internet y su alta accesibilidad a través de unidades de tecnología móviles. Pero no siempre tienen una manifestación positiva en el contexto social en donde se insertan.

    El tercer reto es la renovación constante de autoridades responsables de los servicios que se otorgan en el cementerio. El cambio en los grupos que dominan la escena política municipal determina el interés prioritario o disminuido en el cementerio y su contexto. De tal manera que los esfuerzos para su preservación conllevan siempre un periodo de sensibilización con los nuevos miembros del cabildo, a veces prolongado, a veces corto. Pero desafortunadamente no siempre se han conservado con sus mismos ritmos y continuidades, aunque, al final se otorga de manera continua al ser un derecho municipal. Las metas serían la publicación oficial de una declaratoria, de un plan de manejo permanente y un reglamento para recorridos y visitantes al lugar.

    El cementerio del Saucito, con sus 128 años de existencia, es el primero y único cementerio civil antiguo que aún se encuentra en funcionamiento y que da testimonio del desarrollo urbano de la capital potosina, pero que se localiza alejado del centro; es contemporáneo de los edificios y vida de la ciudad que ahora se considera zona de monumentos históricos. Esperamos que pronto sea inscrito en la lista de esos importantes espacios que son reconocidos. Aún hay tareas pendientes que continuar.

    Deseamos hacer patente nuestra gratitud a El Colegio de San Luis, A. C., sus autoridades, personal administrativo y colegas por el apoyo que nos han otorgado de manera constante para el desarrollo satisfactorio de esta investigación y la difusión de sus resultados. Asimismo deseamos agradecer a los profesores que como nosotros están interesados en el mismo tema y con quienes hemos coincidido a lo largo de estos años en diferentes espacios académicos. Sus comentarios siempre nos han proporcionado vetas nuevas de interpretación y enriquecimiento a este estudio.

    LOS AUTORES.

    SAN LUIS POTOSÍ, MÉXICO.

    SEPTIEMBRE, 2017.

    AGRADECIMIENTOS

    Esta investigación se realizó gracias al financiamiento del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), a través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales en su decimoséptima emisión. Agradecemos a El Colegio de San Luis y sus autoridades, el licenciado Tomás Calvillo Unna, presidente, la maestra María Isabel Monroy Castillo, secretaria académica, y a la licenciada Lydia Torre Medina Mora, secretaria general, por todo el apoyo otorgado durante el desarrollo del presente trabajo.

    Agradecemos además al arquitecto Luis Pedro Gutiérrez Cantú, director del Museo Regional Potosino, y al arquitecto Rafael Morales Bocardo, jefe del Departamento de Reprografía del Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí Antonio Rocha Cordero, por avalar el proyecto cuando apenas surgía como una propuesta. Al contador público Francisco Ruiz Rivera, director de Parques, Jardines y Cementerios del H. Ayuntamiento de San Luis Potosí, así como al licenciado Luis Rico, administrador del Cementerio del Saucito, por todas las facilidades otorgadas durante el trabajo in situ.

    A la señora Araceli Biagi de Olivares, por brindarnos información relativa a sus ancestros, quienes construyeron una cantidad considerable de monumentos funerarios a principios del siglo XX en San Luis Potosí. El señor Gabriel Castillo Gloria, constructor de monumentos funerarios en San Luis Potosí, cuya familia desempeña el oficio desde 1905, nos proporcionó importante información sobre el tema. Nuestro reconocimiento al maestro Fausto Ramírez, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, y a la arquitecta Begoña Garay López, del Centro INAH San Luis Potosí, por leer y comentar los avances de nuestro proyecto. A Ismael Vázquez Salguero, quien colaboró en la toma de fotografías. Al personal del Archivo Histórico del Estado, de la Biblioteca Central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, y de la Biblioteca Rafael Montejano y Aguiñaga de El Colegio de San Luis.

    INTRODUCCIÓN

    La presente investigación trata sobre los monumentos funerarios del Cementerio del Saucito en San Luis Potosí entre los años de 1889 y 1916, un tema relativamente poco estudiado en nuestro país, pero que resulta importante dentro de los estudios relacionados con el tema de la muerte. La muerte es un tema vigente que ha llamado la atención de antropólogos, sociólogos, historiadores, arquitectos y estudiosos del arte, quienes realizan propuestas cada vez más sugerentes en cuanto a la utilización de fuentes, perspectivas de análisis y métodos de estudio.¹

    A fines de los años setenta, Philippe Ariés sintetizó años de estudio sobre las actitudes, las costumbres, los espacios del fenómeno mortuorio y sobre la muerte en general en su libro El hombre ante la muerte, en donde aprecia los diferentes comportamientos del ser humano en relación con la aceptación, la familiaridad o el rechazo que ha producido la muerte en las sociedades occidentales desde la Alta Edad Media hasta nuestros días.² Ariés distingue tres etapas cronológicas en los cambios ocurridos en las actitudes colectivas. A la primera de ellas, ocurrida durante la Antigüedad y la Edad Media, la llamó la muerte amaestrada, ya que los signos de la naturaleza y el sentir de la persona constituían los avisos de la muerte en el imaginario colectivo. Entre los siglos XII y XVII tuvo lugar la etapa de la muerte propia, caracterizada por la individualización de las sepulturas y la aparición del testamento. La etapa de la muerte ajena, se desarrolló durante los siglos XVIII y XIX, con la ausencia y añoranza del ser querido como nota distintiva. Finalmente, en el siglo XX, se percibe a la muerte como un tema prohibido y se le segrega de la cotidianeidad, ya que se opone a la modernidad de la vida.

    Las críticas historiográficas al esquema propuesto por Ariés han ido orientadas a que su interpretación es demasiado lineal y general, pues tales actitudes pudieron coexistir en diferentes periodos de la historia de las sociedades occidentales. Por otra parte, las fuentes que utilizó restringieron de alguna manera sus conclusiones a los comportamientos de la elite, dejando de lado las impresiones de la mayor parte de la población hacia el mismo fenómeno.³

    Pese a tales objeciones, el trabajo de Ariés sentó un importante precedente en cuanto al estudio de la muerte como parte de la cultura, particularmente en relación con el marco cronológico general y con el intento de analizar e integrar las múltiples variables relacionadas con el tema. En este sentido, cobra importancia el estudio de los hechos externos relacionados con la muerte, de aquello que explica las actitudes y rituales que el ser humano ha tejido en torno a los difuntos y los lugares reservados para acogerlos. Es necesario centrar los estudios en las ideas, sensaciones y expresiones que el hecho de la muerte ha provocado en

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