En un texto preparado para dar a conocer el inicio de lo que llamó el proyecto “Construcción, Remodelación y Habilitación de Espacios del Museo Anahuacalli”, Hilda Trujillo decía cumplir así “con el sueño de Diego Rivera: hacer del Anahuacalli no sólo un majestuoso museo de arte prehispánico en diálogo con el arte contemporáneo, sino también una Ciudad de las Artes”.
Explicaba:
“Aquí, la danza, la música, el teatro y otras disciplinas conviven con las creaciones de artistas y artesanos, tanto mexicanos como de distintos países, junto al paisaje natural de su Espacio Ecológico.”
La aventura de este proyecto arquitectónico comenzó hacia 2005 (a dos años desde que la promotora cultural asumió las direcciones de los museos Anahuacalli y Frida Kahlo y tras el descubrimiento de los archivos de ambos en la Casa Azul de Coyoacán).
En su escrito, compartía su propuesta con esta reflexión: “un proyecto arquitectónico que busca ser una realidad debe considerar, antes de iniciar, el manejo de los factores políticos, sociales y económicos que le afectarán. Si