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De Oriente a Occidente en busca de la conciencia
De Oriente a Occidente en busca de la conciencia
De Oriente a Occidente en busca de la conciencia
Libro electrónico157 páginas3 horas

De Oriente a Occidente en busca de la conciencia

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¿Exisrte en realidad la conciencia?

«Ernesto Ruiz de Linares y Santisteban (Burgos 1954) notario de profesión y "concienciologo" de vocación ha tendido el coraje de enfrentarse a una de las incógnitas más oscuras de nuestro tiempo; la naturaleza de la conciencia y sus múltiples interpretaciones.

Interpretaciones que van desde el reconocimiento del mundo físico (física cuántica y teoría de cuerdas) al prolijo y fantástico mundo oriental.La primera muestra que se plantea el pensador es ¿existe en realidad la conciencia? o ¿es una abstracción fabricada por la mente del investigador? La discusión no es baladí, pues detrás de esta dicotomía están conceptos de tanta gravedad como es la existencia de Dios, la concepción del Universo, la mortalidad del alma, o la finalidad de nuestra existencia.

Ruiz de Linares utiliza el método histórico para trazar un punto entre los conceptos físicos aportados por la física cuántica y la neurobiología, y las doctrinas espiritualistas del mundo oriental. Este puente que antaño parecía imposible de cruzar, ha permitido con el tiempo, y a medida que la ciencia ha avanzado acercarlas hasta el punto de que hoy en día se aproximan sus dos orillas, la una para hacerse más poética y la otra en opuesta dirección para hacerse más pragmática. No podemos resistirnos a recordar las palabras de García Loca "el hombre llega por medio de la poesía al límite donde el filósofo y el matemático vuelven la espalda en silencio".

La neurobiología actual ofrece argumentos para revalidar el postulado Zen de la multiplicidad de niveles diversos de conciencia, de tal forma que es más creíble hablar de conciencias múltiples en plural que de un concepto unitario de conciencia. El libro de Ruiz de Linares analiza con buen criterio científico el argumentarlo físico desde la orilla del llamando mundo occidental y su repercusión o conciliación con las doctrinas orientalistas. Su lectura será apasionante para el lector interesado por este tema e imprescindible para el lector iniciático».
Eduardo Varela de Seijas Slocker. Doctor en Neurología.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento4 ago 2018
ISBN9788417426767
De Oriente a Occidente en busca de la conciencia
Autor

Ernesto Ruiz de Linares

Ernesto Ruiz de Linares y Santisteban, nacido en Burgos, tras cursar estudios de Ciencias Empresariales y Derecho en la Uni versidad de Valladolid, ingresó por oposición en el Cuerpo de Notarios, actividad que en la actualidad continúa ejerciendo.Tras haber colaborado en su juventud como articulista y crítico musical del Diario de Burgos, actualmente es colaborador asiduo de laRevista Hipnológica, editada por la Sociedad Hipnológica Científica, así como también, de la revista publicada por la Asociaci ón Wagneriana.Se introdujo en el mundo de la literatura en el año 1996 con su novela El Segundo Pecado Original, obra llena de realismo, imaginación, filosofía, sátira e ironía, en la que con su lenguaje duro y descarnado, subraya el empobrecimiento del hombre de hoy y de su entorno social. En su segunda obra Cuentos de Fin de Milenio, y tal y como dijo su prologuista Eduardo Arroyo, encontramos una serie de relatos inquietantes, satíricosy sorprendentes, llenos de surrealismo y en los que sus diversos personajes desfilan como en un pasacalle feliniano como lo harían los miembros de una novela rota y/o incompleta de Kafka.Elaño 2016 publica Hombre Cero, una novela-ensayo en la que continúa insistiendo en el pésimo futuro que le espera al hombre, si sigue optando, como lo está haciendo, por este camino de abandono del Humanismo, que únicamente le ha de llevar, como dice su auto r, hacia un desierto de absoluta inhumanidad.Y en este libro De Oriente a Occidente en busca de la Conciencia, siguiendo con su inquietud en el análisis del pensamiento humano, nos propone una interesante reflexión sobre el concepto de la Conciencia ysobre las teorías que de ella se han mantenido, tanto en Oriente como Occidente.

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    De Oriente a Occidente en busca de la conciencia - Ernesto Ruiz de Linares

    De-Oriente-a-Occidentecubiertav5.pdf_1400.jpg

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta obra son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados de manera ficticia.

    De Oriente a Occidente en busca de la conciencia

    Primera edición: mayo 2018

    ISBN: 9788417426057

    ISBN eBook: 9788417426767

    © del texto:

    Ernesto Ruiz de Linares

    © Ilustración de la Portada:

    Homenaje a Kandinsky

    Autor Luis Caruncho 1970

    Fotografía Pedro Puig

    © Ilustraciones del interior:

    Zhore Mirabassi, 2018

    Irán

    © de esta edición:

    , 2018

    www.caligramaeditorial.com

    info@caligramaeditorial.com

    Impreso en España – Printed in Spain

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    A mi hermana Cristina

    Nótese cómo la sensibilidad del asiático es en su raíz última, de signo inverso a la europea. Mientras ésta imagina la felicidad como una vida en plenitud, como una vida que fuese lo más vida posible, el afán más vital del indo es dejar de vivir, borrarse de la existencia, sumirse en un infinito vacío, dejar de sentirse a sí mismo.

    José Ortega y Gasset

    Prólogo

    Leibniz dijo: ¿Por qué hay algo en lugar de nada?

    Una pregunta similar podríamos hacerla con respecto a nosotros mismos: ¿Por qué somos conscientes?

    Posiblemente el mayor misterio al que nos podemos enfrentar es la conciencia, partiendo ya de su definición. Aquí vemos que hay puntos de contacto entre Oriente y Occidente y también desencuentros muy marcados.

    Oscar Wilde dijo «es en el cerebro donde la amapola es roja, donde la manzana es olorosa, donde la gaviota canta». Esto no deja de ser un misterio, ya que cuando hablamos de la conciencia y del cerebro nos parecen dos realidades muy distintas.

    La conciencia puede ser entendida desde cuatro diferentes perspectivas: la física, la biológica, la neurocientífica y la espiritual. También podíamos pensar que de alguna manera hay una sola realidad que engloba todos estos enfoques que no dejan de ser divisiones a las que recurrimos por la propia parcialidad de nuestra visión.

    Hay dos formas esenciales de entender el universo: considerándolo en términos de objetos materiales y considerando cómo estos objetos se modifican con el tiempo. Se podría hablar de «ser» y «devenir». El materialismo se ocupa fundamentalmente del «ser» y el idealismo del «devenir». Parece que de alguna manera hay una dualidad en nosotros que nos lleva a una dialéctica entre la parte material y la parte idealista; al fin y al cabo, nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios y cada uno de ellos puede representar también visiones o interpretaciones diferentes de nuestra vida; Oriente y Occidente son también una metáfora de todo esto.

    El método científico trata de acceder al concepto de la conciencia de la forma más rigurosa, metódica y organizada posible, pero es muy fácil caer en el reduccionismo y negar aquello que no nos cuadra con nuestro esquema previo. No obstante, muchos naturalistas materialistas no se consideran reduccionistas.

    Lo que podríamos llamar «a grosso modo», el método filosófico suele moverse con mayor libertad en temas difíciles, con el riesgo de quedarse en lo meramente especulativo. Con respecto al tema de la filosofía de la conciencia, se plantean aproximaciones muy variadas, en algunos casos interesadas en nuestra propia experiencia subjetiva por encima de los fenómenos observables.

    Cuando se publique este libro en 2018, hay investigaciones muy recientes que nos proporcionan datos sorprendentes. Citemos solamente algunos ejemplos de lo que parece trasmitirnos la ciencia actual:

    •Las vibraciones cuánticas en proteínas cerebrales podrían ser la base de la conciencia.

    •Los animales pueden ser autoconscientes.

    •El cerebro humano es capaz de trasmitir información a través de la luz, mediante biofotones.

    •Las personas que meditan tienen un 7% más de materia gris.

    •Cada célula del organismo lleva incorporado un reloj biológico.

    Cada día encontramos datos sorprendentes que parecen conectar la sabiduría del Oeste con el Este. A pesar de que los puntos de partida son muy distintos, cuando pensamos en la neurociencia comparándola, por ejemplo, con el Tao-Te-King o si hablamos de física cuántica y budismo, nos damos cuenta de que en muchos casos lo que cambia es el lenguaje. Posiblemente las grandes verdades resisten el paso del tiempo y las diferencias de latitud.

    En nuestra vida existimos en la conciencia como algo a lo que estamos acostumbrados, pero que no deja de ser un milagro cotidiano. Para algunos, el Universo es materia y para otros el Universo es mente; para los primeros, lo que pensamos, lo que sentimos, nuestra vida en general, depende de un cerebro que ha aprendido a pensar: la otra opción es que nuestra mente individual correlaciona de alguna manera con esas variaciones bioeléctricas que nuestro organismo genera, pero éste sería un mero soporte para nuestra conciencia.

    La psicología de hoy en día está dividida en escuelas muy diferentes, sobre todo cuando nos referimos a las psicoterapias: algunas están mucho más preocupadas por el fenómeno de la conciencia que otras. No cabe duda de que aunque la psicología debe ser una ciencia, la singularidad e individualidad del ser humano obligan a que el método científico se adapte a cada sujeto. Por ello, y contando también con la singularidad de los terapeutas, se nos abre un amplio abanico de opciones que hacen que cada tratamiento tenga una buena dosis de creatividad, a pesar de la base científica que hay detrás.

    Incluso en la terapia más conductista, sabemos que cada persona es vista como un ente separado. En este sentido seguimos la física newtoniana y el ser humano responde a estímulos y emite respuestas. Para los defensores más radicales de este enfoque, lo que importa es el modelo de la «caja negra», omitiendo la conciencia.

    En cambio, la psicología transpersonal cuenta con los aspectos espirituales y transcendentes de la experiencia humana, considerando la expansión de la conciencia individual, como cuando el físico David Bohm afirma que «todas las cosas interactúan entre sí»: el mismo Jung, como se resalta en el epílogo de este libro, se aleja radicalmente de los postulados de Freud para defender una visión próxima al misticismo, considerando, además, la importancia de un inconsciente colectivo.

    El Yoga, sobre el que el autor del presente libro está bien documentado, se concentra en la exploración del funcionamiento de la mente, con puntos de partida similares al Budismo, el Taoísmo o el Vedanta, que pueden entenderse como «Psicologías de Oriente».

    No cabe duda de que el sentido de la vida puede ser muy distinto según la orientación que sigamos: ¿somos ordenadores biológicos?, ¿tenemos un alma?, ¿es el Universo un gran pensamiento?, ¿tenemos libre albedrío?... Son las grandes cuestiones y en todas ellas está implicada nuestra idea de la conciencia.

    En cualquier caso, los seres humanos nos hemos acostumbrado a obtener respuestas para casi todo. Ni que decir tiene que en muchas ocasiones dichas respuestas no son definitivas y nos sirven, sobre todo, para reducir esa sensación vertiginosa de inseguridad que tenemos cuando nos enfrentamos a temas trascendentales. En el dilema mente-cerebro cabe la posibilidad de que nuestras capacidades de investigación y discernimiento se queden cortas para llegar a conclusiones definitivas. No obstante, el esfuerzo merece la pena y en esta obra, Ernesto Ruíz de Linares aporta su visión particular en un viaje que cautivará al lector.

    Isidro Pérez Hidalgo

    Presidente de la Sociedad Hipnológica Científica

    Introducción

    El presente trabajo quiere, o tiene la intención de enfocar el concepto de la conciencia, desde un punto de vista muy distinto de aquél que en la ciencia oficial se tiene o se pretende tener de su significado y la contrastación entre ambos.

    ¿Qué es la conciencia? ¿Es un elemento biológico más de nuestro organismo? ¿Es objeto de visión, cuantificación y medición? ¿Es una condición innata del ser humano que nace ya con ella o es una condición que va desarrollando a lo largo de su formación y existencia? ¿Está ubicada en el cerebro? ¿Es una condición o concepto que se hereda a través de los códigos del ADN? ¿Se puede definir la conciencia, como algunos pretenden, a través de las reglas de la física cuántica?

    La respuesta a todas estas preguntas, hoy puede afirmarse con mucha certeza, que en el mundo de la ciencia oficial: medicina, psiquiatría, neurología, psicología, neurociencia, etc., no se encuentra una respuesta clara y concisa de lo que es la conciencia del hombre.

    El concepto de «conciencia» como sentido interior que dirige nuestro pensamiento y nuestras acciones mediante una voz subliminal que nos lleva hacia lo que entendemos por bueno o por malo, advirtiéndonos de los efectos y consecuencias de la elección de uno o de otro camino, ¿es válido?

    Aparentemente es el significado más extendido y más compartido, pacíficamente hablando. Y aunque en un fondo muy remoto, sus efectos no vayan a distar mucho de los efectos de la verdadera conciencia, eso no puede admitirse como esencial y absoluto concepto de la conciencia.

    Según el diccionario de la R.A.E., la conciencia es:

    «Conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios».

    «Sentido moral o ético propios de una persona»

    «Conocimiento espontáneo y más o menos vago de una realidad».

    «Conocimiento claro y reflexivo de la realidad».

    Y con «s» consciencia:

    «Capacidad de reconocer la realidad circundante».

    «Actividad mental del propio sujeto que permite sentirse presente en el mundo y en la realidad».

    Como podemos ver, todas estas apreciaciones y/o definiciones de la conciencia no están haciendo una verdadera descripción del concepto primigenio, principal o causal de la conciencia. Únicamente se están limitando a realizar unas valoraciones, incluso parciales, de los efectos o consecuencias que de ella se derivan para el hombre medio.

    La descripción de los efectos y de las

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