LA CONSCIENCIA, AL DESNUDO
1 ¿Qué es la consciencia?
En esencia, cualquier tipo de experiencia subjetiva: padecer dolor, oler cebollas fritas, sentirse humillado, reconocer a un amigo entre la multitud, reflexionar sobre el pasado... Esto es algo en lo que la mayoría de los investigadores coinciden. Pero si profundizamos, surgen las incógnitas. El filósofo francés del siglo XVII René Descartes dividió el universo en materia –cuerpos físicos– y mente. A finales del siglo pasado, el filósofo australiano David Chalmers, de la Universidad de Nueva York (EE. UU.), se basó en esa teoría de Descartes, conocida como dualismo, y en el trabajo de pensadores posteriores, para distinguir entre “los problemas fáciles de la consciencia” y “el problema difícil”.
Lo fácil es explicar los procesos cerebrales asociados a la consciencia, como la integración de la información sensorial, el aprendizaje, el pensamiento y el estar despierto o dormido. Pese a los constantes progresos en esta tarea, son enigmas aún por descifrar, fáciles solo en cuanto a que las estrategias conocidas de la neurociencia deberían acabar desentrañándolos.
El problema difícil de la consciencia, que Chalmers formuló en 1994, es comprender por qué y cómo tenemos experiencias subjetivas, algo que este investigador ve como “el reto más desconcertante de la ciencia de la mente”. Cuando pensamos y percibimos se genera un “torbellino de procesamiento de información” en el cerebro, pero también estados mentales subjetivos muy característicos. El misterio es cómo un órgano de 1,3 kilos de peso con la consistencia del tofu es capaz de generar la sensación de ser.
Algunos creen que el problema difícil nunca se resolverá: está más allá de nuestra capacidad. Otros piensan que, con una mejor comprensión del cerebro, simplemente desaparecerá. Anil Seth, profesor de Neurociencia Cognitiva y Computacional en la Universidad de Sussex (Reino Unido), ve una tercera vía. Cree que, si se aborda lo más sencillo, los investigadores podrán afrontar el problema difícil indirectamente. Para ello, ha desarrollado un marco teórico que destaca tres aspectos de la consciencia que hay que investigar: el contenido consciente, el yo consciente y el nivel consciente.
El contenido consciente es todo aquello de lo que eres consciente, incluidas las percepciones sensoriales. El yo consciente es un componente único del contenido consciente que se refiere a la autoconciencia –la sensación subjetiva de ser tú–, e incluye el ser consciente de tu propia consciencia y reflexionar sobre tus pensamientos, lo que se conoce como meta-conciencia. Y el nivel consciente se refiere a las diferencias en los llamados “estados globales de consciencia”, como estar dormido, anestesiado o despierto. Todos estos aspectos no son independientes, dice Seth. En su opinión, desglosar la consciencia de esta forma es la mejor manera de llegar a saber lo que es.
Emma Young
2 ¿Cuántos estados de consciencia tenemos?
Solía pensarse que la consciencia era como un
