Gran Elefante Blanco
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¿Habéis visto pasar al Gran elefante blanco?
Un elefante blanco es un tipo poco común de elefante. Aunque a veces se describe como blanco níveo, su piel es normalmente marrón-rojiza, volviéndose rosa cuando está mojada. Además, tienen pestañas rubias. En la antigua Siam, ahora llamada Tailandia, los elefantes blancos son sagrados, siendo un símbolo de poder real, por lo que cuantos más elefantes tenga el rey, mayor será su estatus.
La expresión «elefante blanco» es atribuida a posesiones que tienen un costo de manutención mayor que los beneficios que aportan, o a aquellas que proporcionan beneficio a otros, pero que únicamente ocasionan problemas a su propietario.
Pablo Sanmiguel «Filete»
Pablo Sanmiguel Rodríguez nació el 22 de mayo de 1983 (Vilagarcía de Arousa). Aunque es gallego de nacimiento, lleva viviendo en Madrid más años que un bosque. Cursó la carrera de Maestro en la especialidad de inglés (antiguo magisterio) en la Universidad de Santiago de Compostela. Esta es su ópera prima literaria. Después de muchos ajustes y desajustes, lo podéis encontrar en la actualidad en el aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez, si bien él prefiere pasar desapercibido. Fan del Celta de Vigo y amante de los modales refinados y decimonónicos. Guapo, lo que se dice guapo no es, pero es muy resultón.
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Gran Elefante Blanco - Pablo Sanmiguel «Filete»
Prólogo
«Como parece que las ideas afloran con facilidad, la tarea pendiente parece ser poner en orden las mismas».
Corría el año 1998, cursaba segundo de B.U.P (el antiguo Bachillerato Unificado Polivalente) y seguramente sin ser demasiado consciente, mi profesor de filosofía me había escrito lo que podría ser un epitafio de lo más decoroso, en un comentario de un texto de Maurice Merleau—Ponty, que habíamos realizado como ejercicio.
La creatividad y una desacertada falta de gestión de la misma, siempre han sido mi gran tarea pendiente. Soy géminis, aunque solo sea por 5 minutos que pasaban de la medianoche el día en el que nací.
Siempre me he sentido a caballo entre dos cosas. Soy de la generación del 83, esa que si repetía curso cambiaba de plan de estudios, la que dejó de hacer el servicio militar obligatorio, la que arrastraba tareas pendientes de una longeva dictadura pero que no entiende su país sin democracia y sin la Unión Europea, la que utilizaba walkman y VHS pero que cuando aprendimos a programar el video, ya teníamos que aprender a utilizar un PC.
Somos los estandartes de la era analógica y los adalides de la era digital. Nos movemos entre los mundos de la gente que tiene callos en las palmas de las manos y aquellos que los tienen en las yemas de los dedos.
Nos hemos sentado con nuestros abuelos a ver una película de Mario Moreno Cantinflas, hemos aprendido a disfrutar y a entender ese mundo en blanco y negro, pero también hemos pagado en pesetas una entrada para ver Parque Jurásico o Toy Story en el