Papeles Arrugados
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Un libro de escritos que no se publicaron porque el autor (o sea yo) no se atrevió o le dio "cosica" hacerlo. Pues ahora los reúne en un libro de poesías, prosas poéticas y microrrelatos.
Si te gusta me alegro un montón, y si no, pues ya sabes, arrúgalo si es papel y elimínalo si es el ebook. Gracias por tu tiempo ;)
Julián Fernández Ortiz
Julián Fernández Ortiz es un joven autor de poesía y microrrelato natural de Granada. Empezó en esto de la poesía y la literatura por azar y al final se ha quedado por pasión. Normalmente escribo por "amor al arte" y publica porque le hace ilusión tener sus cosillas y sus proyectos. Si quieres conocerlo un poco más, búscalo por @julifendez en las redes.
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Papeles Arrugados - Julián Fernández Ortiz
Índice
Carta al Engaño
Carta al Miedo
Carta a la Nostalgia
Carta al recuerdo
Carta a la Ilusión
Carta a la Soledad
Carta al Amor
Carta a la Valentía
Carta a la despedida
Carta a la Realidad
Carta al ¿Por qué no?
Carta a la Dependencia
Carta a la Culpa
Carta al vacío
Tú de Todos
El Vuelo
Verdades de Mentira
Los Martes
Que hay Que
Volver
El Metro
Hablando de Ti
Amanecer
Detrás de Mí
Guerrero sin Batalla
La corriente
Gracias por Nada
Llueve
Tú y Yo
Te quiero Mujer
Cardo y Decumanus
Maldita
Somos
Insolencia maldita
Tribulación Fortuita
Mentiras de Verdad
Balancín
Yo
Despedida del Encuentro
Jugando a los Dados
Diana
Giglio
Quimérico
Antaño
Chimenea
El Techo
Homo Sapiens
Maldito Rumbo
Mi Ventana
Una cita en Ningún Lugar
El camino
San Lorenzo
Al borde de Nada
Himno
Pantalones Bombachos
Digamos que Decimos
El banco del Cercanías
Victoria
Llamada del Pasado
Sol y Miento
Dame y Doy
Vitosha
Cárcel
Tus gafas y Mi destino
Escalando
El Encuentro
Tu jersey Suave
La bola de tu Gorro
Anuncio de una Despedida
Naufragio de la Sociedad Occidental
Sábado noche en Madrid
Mañana en Aluche
Tan capaz que No Pudo
Insuficiencia Venal
Casa en los Días
Tu último Concierto
Punto Muerto
Gracias por Traerme a Casa
Pensando, Pensando, casi me Cago Andando
Arcoíris en el Día
Domingos del Revés
Mientras TONTO
CARTA AL ENGAÑO
¿Por qué viniste a verme
tan lejos si ya te habías ido?
Perplejos se quedaron mis tobillos
cuando volvieron a temblar
por tus dados despidos.
Eres tan usualmente estrambótico
que no quieres
hacerme sentir cínico,
aun sabiendo que te odio
como nunca hice.
El caso es que obvio
decirte te quiero,
porque sé que si llego a oírte
responder con firme paso,
puede desventurar una locura.
Sí, el tiempo todo lo cura,
incluso las heridas mordidas
por la caída de la arena
que llenó tu playa de pena,
el día que partí.
Soy más importante que tú,
y caí en la cuenta tarde,
pero no demasiado.
Es el momento ansiado
para amarte
como un loco diletante.
El instante de susurrar
gritando que nunca viví
contigo delante.
CARTA AL MIEDO
Gracias por existir,
eso es lo primero a decir.
Nunca tuviste muchos amigos.
Tal vez fue por raciocinio,
o puede ser que en la desidia
cayese la que olvida.
No lo pienses más y,
por favor,
no te sientas solo.
Piensa en todo
lo que hiciste
por los demás.
Aunque nadie pueda verlo
e incluso creerlo,
has conseguido más
que esos que te odiaron.
Has decidido guiar
a aquellos que huyen,
a la vez que pudiste obviar
a los que aceptan.
La superación se diluye
en el sentir de quienes te hablaron
y el vivir es el tesón
de los que saben aceptar tus bienes.
Piensa solo en una verdad;
tu gran enemigo
nunca ha de existir,
si a la realidad contigo
no quiere confluir.
Yo soy quien soy gracias a ti,
por eso siempre voy lejos de ti.
CARTA A LA NOSTALGIA
No es verdad que no te vi llegar.
Lo que no sabía es que
venías a por más.
Supuse que ya no,
nunca creí que volverías para quedarte.
U ocurrió como pensaste
o tu plan era maestro.
¿En serio sigues pensando en lo vuestro?
¡Pero si antes soñabas
en tanto buscabas anhelos!
Parece que ya no te acuerdas
cuando acompañabas a ese solitario,
servidor de tus desdeños.
No te daré la bienvenida
pues no te la ganaste,
pero tampoco invoco
de la salida su arrastre.
Digamos que lo llevaré
cual barco hasta su amarre.
No olvídome de tu tiempo de letargo,
porque si disiento de mi algo,
es de no haberte llamado antes.
No es que ahora sea tarde,
es que me quema admitir que acertaste
con el tiempo de demora.
Te lo digo sinceramente,
aunque me creas demente:
gracias por llegar,
y si te piensas volver a ir,
deja escrito el lugar.
Echarte de menos no es posible,
porque entonces tu existencia
sería inconcebible.
Aun así, a cierta ciencia,
recordé cuántas veces perdí la paciencia,
para encontrar tu justa herencia.
Gracias por dejarme
eso que atesoro.
Es justo la nada que se ha sentido
con su todo equilibrada.
CARTA AL RECUERDO
No sé muy bien porqué,
pero no pensé
nunca en escribirte.
Creía que estarías siempre presente,
creía que nunca me abandonarías.
Curioso que sea duro tenerte
e irónico que lo sea aún más
tu suerte.
Quería contarte
que el otro día
le hablé de ti.
No sabía qué decir,
solo me miró a los ojos
y se encogió de hombros.
Sus labios rojos no se movían,
parecían estar rotos.
Entonces me levanté
y vi cómo me seguía su mirada.
Intenté decir que sí,
pero mi cuerpo me delataba.
Dimos por supuesto
que era imposible
tener claro que fuera admisible
su descaro.
Nadie había quebrado
el silencio
con alguna osada palabra.
¿Era síntoma de desprecio
o sinceridad demasiado pura?
En ese momento,
me hubiera encantado contar tu cuento.
No sé si contarte lo que pasó,
porque eres como el arte
del dominó.
Siempre unes los iguales,
pero no olvidas sus rivales.
No miente quien dice
que te ve como huida,
pero tampoco acierta