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Feminismo y Racismo.: Los miedos de María Ríos Cárdenas
Feminismo y Racismo.: Los miedos de María Ríos Cárdenas
Feminismo y Racismo.: Los miedos de María Ríos Cárdenas
Libro electrónico215 páginas2 horas

Feminismo y Racismo.: Los miedos de María Ríos Cárdenas

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En esta obra se cuenta la historia de los múltiples giros vitales de una feminista mexicana de la primera mitad del siglo XX: María Ríos Cárdenas, quien no nació siendo feminista, sino que, en un complejo proceso identitario, la construcción de sí misma fue el resultado de ensayar diversas configuraciones para estar en el mundo. Gracias a que
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 oct 2021
ISBN9786075643038
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    Feminismo y Racismo. - Ana Lidia García Peña

    Feminismo y racismo. Los miedos de María Ríos Cárdenas

    Ana Lidia García Peña

    Primera edición impresa, 2021

    Primera edición electrónica, 2021

    D.R. © El Colegio de México, A.C.

    Carretera Picacho-Ajusco 20

    Ampliación Fuentes del Pedregal

    Alcaldía Tlalpan

    14110 Ciudad de México, México

    ISBN impreso 978-607-628-196-3 (obra completa)

    ISBN impreso 978-607-564-248-2 (volumen 11)

    ISBN electrónico 978-607-564-303-8

    Conversión gestionada por:

    Sextil Online, S.A. de C.V./ Ink it ® 2021.

    +52 (55) 52 54 38 52

    contacto@ink-it.ink

    www.ink-it.ink

    Índice

    Primera parte

    La angustiosa búsqueda

    Segunda parte

    Contexto: el origen del miedo al atavismo

    Tercera parte

    Los miedos en el pensamiento de María Ríos Cárdenas

    Cuarta parte

    Aproximaciones a la vida cotidiana de las mujeres en el escenario público.

    Algunas reflexiones

    Reflexiones finales

    Apéndice de referencias archivísticas, hemerográficas y bibliográficas

    Archivos y referencias

    Bibliografía

    Sobre la autora

    Primera parte

    La angustiosa búsqueda

    ¡El atavismo desarróllase en nosotros, como terrible anatema! ¡En la lucha entablada entre el ataque y la defensa, penando inmensos dolores! ¡Somos víctimas inocentes de una venganza que un pasado ajeno ejerce en nosotros, y en el cual tiraniza nuestra existencia! ¡Han pasado los años y con respecto al atavismo hay mucho de abstracto y de metafísico!¹

    Con este epígrafe termina la novela Atavismo, escrita por María Ríos Cárdenas en 1922; su análisis y vinculación con la vida personal de su autora serán el objetivo central de esta historia. En dicha novela se tratan temas de degeneracionismo y estigmas atávicos de los grupos populares en plena época de la posrevolución, cuando públicamente se usaron dos discursos contradictorios: por un lado, la consolidación de la mestizofilia que supuestamente buscaba unificar a todos los mexicanos en una sola raza mestiza en la que no había cabida para el racismo, y se impuso la idea de que los procesos culturales y educativos unificarían las grandes diferencias; y, por otro lado, se mantuvo la misma preocupación por lo racial que en el siglo xix, el valor del blanqueamiento progresivo como el modelo ideal de la mezcla racial y el constante recelo hacia los indígenas y los mestizos pobres y morenos.² La tensión de usar al mismo tiempo mestizaje y racismo estuvo presente no solo en el discurso cultural de la época, sino también en la trama de Atavismo, que como se puede ver en el epígrafe, la novela se debate en una lucha interminable entre el determinismo y el libre albedrío: ¿los individuos son libres de construir su propia historia o están determinados por su herencia biológica y sus limitaciones sociales?, ¿son víctimas de una venganza del pasado o tienen la capacidad para rehacerse a partir de sus dolores?, ¿son seres atávicos o el proceso metafísico podrá liberarlos de toda experiencia sensible? La propia vida de Ríos Cárdenas fue un reflejo de esta lucha entre voluntad y miedo al determinismo; ella fue una mujer con mucha voluntad y toda su vida luchó por reconstruirse a sí misma, ensayando diversas identidades; pero a medida que vivió su ascenso social, muchas de sus ideas se fueron construyendo en torno a la discriminación por lo popular, pareciera que para afirmarse ella misma, necesitó desvalorizar todo lo que le avergonzaba y recordaba sus orígenes. En la lucha entre libertad y fatalismo, la vida de María Ríos fue la de una mujer libre pero atada a convencionalismos y prejuicios raciales.

    ¿Quién fue María Ríos Cárdenas? Es considerada una de las grandes feministas mexicanas de la posrevolución debido, principalmente, a dos obras fundamentales: la primera es su revista Mujer. Periódico independiente para la elevación moral e intelectual de la mujer (1926-1929), de la que Ríos Cárdenas fue propietaria, directora y principal articulista. Dicha revista, moderna e innovadora, se ha convertido en una importante fuente de consulta de las historiadoras del feminismo. La segunda obra es su crónica novelada La mujer mexicana es ciudadana. Historia con fisonomía de una novela de costumbres, 1930 época 1940 publicada en 1941c. y considerada una de las primeras historias del movimiento sufragista en nuestro país.

    A lo largo de los siglos xx y principios del xxi se han escrito diversas revisiones históricas de Ríos Cárdenas, que vale la pena retomar como preámbulo al estudio de los cambios en su pensamiento. El primero en reconocer su gran fuerza de voluntad fue Fortino Ibarra de Anda, en 1935, quien al escribir una historia de las mujeres periodistas en México, resaltó en Ríos su continuo esfuerzo para sobreponerse a la pobreza; la mayor proeza que le elogia fue haber sostenido por sí sola su revista y destacar como periodista. En 1956 María del Carmen Ruiz Castañeda señaló que Ríos Cárdenas fue una gran periodista que tuvo un alma ligera, variada, indiscreta y contradictoria, pero que logró constituirse como una periodista de combate y dirigente feminista, cuya revista buscó la conquista de la ciudadanía para las mexicanas. En 1998 Carmen Ramos Escandón, con una visión más centrada en la historia de las mujeres y del género, señaló que la principal contribución de María Ríos fue haber difundido los principales argumentos a favor del voto femenino, que tuvo una gran habilidad política para salvar alianzas tácticas entre el movimiento social de las mujeres y el gobierno con su partido único de Estado, convirtiéndose en una intermediaria importante. En conclusión, la considera una voz autorizada del feminismo mexicano. En el año 2000 Rosa Lili Salguero Báez elaboró su tesis de licenciatura con una pormenorizada descripción de la revista de Ríos Cárdenas, Mujer, e incluyó un amplio manejo de fuentes, explicando que fue una luchadora que buscó la superación de las mujeres para salir del hogar y abrirse brecha en el espacio público; al igual que el resto de sus biógrafos, la considera una mujer de esfuerzo y voluntad. Julia Tuñón en varios textos de 2002 y 2008 plantea la interesante hipótesis de que la acción política de Ríos Cárdenas fue una táctica que buscó convencer a los hombres políticos poderosos de la época, ella supo utilizar las coyunturas del momento para avanzar en sus propósitos, fue representante de un feminismo paulatino que siempre estuvo en tensión entre el atrevimiento y la precaución, al disimular y evitar la confrontación directa con el sistema patriarcal, al tiempo que promovía la organización específica de mujeres sin intermediación varonil. En 2010 Elvira Hernández Carballido define a Ríos como una periodista de convicción que jamás renunció a sus metas. En 2014 Lucía Melgar Palacios consideró a María Ríos como una mujer experimentada en la organización y la lucha políticas. Finalmente, Gabriela Cano en 2018 señaló que Ríos Cárdenas fue una de las más claras representantes y entusiastas defensoras del voto para las mujeres en el partido de Estado.³ Con toda esta información a cuestas me dediqué a la búsqueda de más información sobre el personaje, tratando de entender sus preo­cupaciones personales y sus angustias existenciales.

    Hace un par de años, al revisar las páginas de la revista Mujer, encontré anunciada en el número de febrero de 1928 la novela de María Ríos, de la que se ha hablado muy poco en la historiografía y cuyo título despertó ampliamente mi interés: Atavismo. Novela de la vida real y angustiosa. A partir de la lectura de esta nota publicitaria me surgieron muchas preguntas relacionadas con María Ríos: ¿por qué una feminista que buscaba la superación profesional y personal de las mujeres escribió novelas sobre atavismo?, ¿por qué el subtítulo de vida real y angustiosa?, ¿qué circunstancias de la vida cotidiana de los años veinte lograban convertirse en sucesos angustiosos?

    Así que comencé la búsqueda de dicha novela en todas las bibliotecas públicas de la Ciudad de México y privadas de algunas colegas, en librerías de viejo, pero los esfuerzos fueron en vano. Al mismo tiempo tuve acceso al primer proceso judicial de divorcio de María Ríos, quien promovió la demanda en marzo de 1928; es decir, un mes después de que publicitara su novela. A lo largo de la lectura del juicio pude conocer que Ríos Cárdenas se había casado con Rafael Montes de Oca, hombre mucho mayor que ella y que para colmo estaba enfermo de sífilis y sufría la etapa terciaria de la enfermedad, es decir, cuando ya era incurable y día con día se iba haciendo más insoportable y contagiosa, por lo que constituía uno de los impedimentos para la vida matrimonial. Estos dos escenarios, un esposo enfermo de sífilis y un divorcio, eran más que suficiente para volver la vida de cualquier mujer una real angustia. Pero, ¿por qué el atavismo? En la época, las personas contagiadas de sífilis eran consideradas como ponzoña para la sociedad, eran los decadentes, seres atávicos que degeneraban la raza y había que aislarlos de toda convivencia social. Por lo que la pregunta inevitable que me surgió fue ¿quizá su novela se refería a su propia experiencia personal de haber vivido al lado de un enfermo de sífilis?

    A medida que avanzaba el tiempo, mi propia angustia personal iba en aumento pues no lograba localizar la novela de María Ríos Cárdenas. Así que decidí abocarme a nuevos repositorios y comencé la búsqueda en el Archivo de Notarías de la Ciudad de México, donde localicé 15 protocolos notariales que dejaban ver la faceta más atractiva de Rafael Montes de Oca: era un rico prestamista de firmas importantes, propietario de varios inmuebles de gran valor en diversas colonias y municipios del Distrito Federal, así como dueño de créditos hipotecarios. No solo eso, sino que además, al poco tiempo de su matrimonio con María en 1918, le cedió a su joven consorte una empresa de elaboración de objetos de plumas, varias propiedades y el derecho de diversos préstamos.⁴ Lo anterior me explicó gran parte de las razones de María Ríos para contraer nupcias con un hombre tan enfermo de sífilis.

    Pero continuaba mi propia angustia personal al no lograr localizar la novela y no poder entender las ideas de Ríos Cárdenas en torno al atavismo. Finalmente, terminó la búsqueda cuando revisé el libro de Susie S. Porter, From Angel to Office Worker (2018) y encontré en una nota a pie de página una referencia a la novela tan buscada. Quedo en deuda con la camaradería de Porter, quien me informó que un ejemplar de la obra en cuestión se encuentra en la Biblioteca del Congreso de Washington, además de facilitarme una copia. Al lograr por fin tener la novela en mis manos surgieron nuevas preguntas: resulta que fue publicada en 1922 y que el título era: Atavismo (Novela didáctica). Así que la publicidad de 1928 se refería a una probable reedición del texto, pero con un subtítulo más impactante, pues se convirtió en Novela de la vida real y angustiosa. ¿Pero, fue solo una razón de mercadotecnia para cambiar el subtítulo o las causas se debieron a la propia vida angustiosa de María Ríos entre 1922 y 1928?

    Después de leer la novela y comprender que la trama no se refería explícitamente a la vida personal de María sino a degeneracionismos de los grupos populares en el México posrevolucionario —según la concepción de la autora—, mis preguntas de investigación se fueron modificando, aunque mantuve la misma inquietud por entender a qué se refería cuando llamaba a los problemas de la raza y los rasgos atávicos aspectos de la vida real y angustiosa. Entonces, la pregunta se fue transformando en ¿cuál fue la relación entre la formación feminista de María Ríos y el racismo mexicano de los años veinte?

    En esta investigación pretendo vincular las distintas facetas del pensamiento de María Ríos Cárdenas con diversos escenarios culturales del país y con el discurso degeneracionista de la época, y cómo su historia personal me permite constatar que la construcción de sus ideas racistas sucedió en forma simultánea a su ascenso social, y su constante reconfiguración a lo largo de las décadas de los veinte y treinta, al tiempo que adquiría privilegios y educación. Así, en la medida en que Ríos fue mejorando su posición económica y cultural, también vivió un creciente blanqueamiento social, y asumió el proyecto de educar a todos los grupos populares, principalmente a las mujeres, con los valores de la élite blanca, sofisticada y cosmopolita.

    En este sentido, el pensamiento de Ríos tuvo distintas facetas y características, que reflejan una constante tensión, producto también del contexto cultural, y mientras que en algunos aspectos era sumamente progresista: al defender la igualdad de inteligencia entre mujeres y hombres, la importancia del trabajo femenino, el derecho de toda esposa a percibir un salario o cuando proponía que las mujeres debían tomar la iniciativa en el juego del amor; pero en otros, actuaba francamente con una clara actitud reaccionaria e incluso racista, vista desde el presente, al señalar que las amas de casa se podían liberar de la dictadura de las criadas gracias a los aparatos electrónicos que se estaban expandiendo por la ciudad, o al referirse a los trabajadores como individuos con aspecto enfermizo y carnes enjutadas y pálidas, al minimizar la relevancia histórica del surgimiento del teatro vanguardista. Lo anterior se explica porque el pensamiento racista tiene un carácter situacional, es decir, depende de un cierto contexto y de ciertas relaciones sociales. Así, en el trabajo cotidiano de María Ríos, en algunas situaciones era discriminatoria y racista, pero en otras era profundamente solidaria con las mujeres. Esas ideas contradictorias en el pensamiento de Ríos Cárdenas chocaban con mi compresión de la historiografía del feminismo, en el que la mayoría de las investigaciones han dado por sentado el planteamiento de una identidad integral, originaria y unificada de aquellas feministas. Pareciera que siempre fueron feministas y que lo más importante era la lucha pública y la conquista de mejores condiciones de vida para las mujeres.

    Así que sin habérmelo propuesto de antemano, esta historia se fue convirtiendo en una biografía del complejo proceso de creación de sí misma de una feminista mexicana: María Ríos Cárdenas y su relación con su novela Atavismo; se trata de explicar las contradicciones, las contingencias históricas y la experiencia vital de una mujer que luchó arduamente para reconfigurarse una y otra vez a lo largo de más de 60 años y quien al haber sido protagonista en las distintas fases de la lucha de las mujeres durante la primera mitad del siglo xx, tuvo múltiples giros y constantes cambios vitales. La vida de Ríos Cárdenas se puede construir como una crítica a la idea de identidad como un proceso unívoco. Frecuentemente se le ha definido con frases como la siguiente de María del Carmen Ruiz Castañeda: "María Ríos Cárdenas, periodista de combate y dirigente feminista, fundadora del quincenal ilustrado Mujer, que dura de 1926 a 1929, cuya meta principal fue la conquista de la ciudadanía para las mexicanas".⁵ Sin embargo, y sin menoscabo del párrafo anterior, lo que a mí me interesa es explicar todo su proceso identitario, e ir más allá de su acción como feminista, lo

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