Obama, El Duro: No Se Pudo

Por Santiago David Távara

Las polticas de lnea dura por parte del presidente demcrata Barack Obama, que lleg a la Casa Blanca en unas elecciones histricas de 2008 con las promesas de cambio y esperanza, fue aplicada con ms aplomo que la de su predecesor George W. Bush. Lejos de bajar las tensiones en los temas de terrorismo, seguridad o divisiones partidistas, las rencillas se propagaron ms con numerosos tiroteos, tensiones raciales entre las comunidades minoritarias y la polica y su campaa de asesinatos selectivos en varias partes del mundo contra presuntos objetivos terroristas por medio de drones. A esas acciones se sumaron las intervenciones militares en Siria y Libia, las deportaciones masivas criticadas incluso por sus seguidores y una falta de transparencia en su gobierno que sufri filtraciones de documentos confidenciales en el sitio Wikileaks.
El primer presidente afroestadounidense en la historia de Estados Unidos enfrent un obstruccionismo a rajatabla de sectores ultraconservadores del opositor Partido Republicano, que buscaron negarle un legado digno o debilitar su presidencia. Con los ataques de vehculos areos no tripulados el mandatario evit el envo de tropas y el derramamiento de sangre de estadounidenses como parte de su lucha contra el terrorismo global, pero con las consecuencias fueron lamentables con daos colaterales como la muerte de miles de civiles, adems de la expansin del extremismo internacional. Obama demostr, como l mismo lo repiti varias veces durante su campaa electoral, que es flaquito pero duro, lema que aplic a cabalidad con la eliminacin del cabecilla de la red extremista Al Qaeda, Osama bin Laden, y el lder libio Muamar Gadafi, odiados por occidente y varias partes del mundo.
El sistema poltico y econmico cambi de mscara con Obama, quien rescat a Wall Street y la industria automotriz, pero le falt identificarse, responder al clamor por oportunidades econmicas para la clase media y baja, que le pasaron la factura cuando castigaron al Partido Demcrata con sus votos, que vio una reduccin de sus representacin no solo con la prdida de la Casa Blanca sino tambin en cargos electos en el Congreso y en las legislaturas estatales. Los republicanos ahora podran desbaratar su legado sobre acercamientos diplomticos con Cuba y un acuerdo con Irn para frenar las armas nucleares, as como su plan de reforma de salud conocido como Obamacare.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 9 ene 2017
• ISBN: 9781506518138

Santiago David Távara

Santiago David Távara Maza, residente en el área de Washington DC, es corresponsal de El Vocero de Puerto Rico, y ex corresponsal de la agencia mexicana Notimex entre 2003 y 2013. Graduado de Comunicaciones en la Universidad del Distrito de Columbia, Távara cuenta con una trayectoria periodística de más de veinticinco años en la ciudad de Washington DC, que incluye la cobertura de temas locales, nacionales e internacionales. El periodista de origen peruano, con estudios de periodismo en la Universidad Nacional de San Marcos, comenzó su labor en Washington en publicaciones locales.

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Copyright © 2017 por Santiago David Távara.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2016921243

ISBN:   Tapa Dura                   978-1-5065-1815-2

              Tapa Blanda                978-1-5065-1814-5

               Libro Electrónico      978-1-5065-1813-8

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Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

Fecha de revisión: 06/01/2017

Palibrio

1663 Liberty Drive

Suite 200

Bloomington, IN 47403

Contents

Capitulo 1 Flaquito pero duro

Capitulo 2 Yo tengo un dron

Capitulo 3 Rescate del sistema

Capitulo 4 Deporter in chief

Capitulo 5 Batalla de peones

Capitulo 6 Altibajos con Latinoamérica

Capitulo 7 Indignados, outsiders y soplones

Capitulo 8 Legado incómodo y tareas pendientes

Capítulo 9 Reflexiones

Obama, el duro

No se pudo

Barack Hussein Obama, el primer presidente afroamericano de la historia de Estados Unidos quien había prometido, cambio y esperanza aplicó su mano dura en la lucha contra el terrorismo y la inmigración indocumentada, y reactivó la economía con el rescate a Wall Street y la industria automotriz. Sin embargo, su gobierno tuvo que afrontar los tiroteos desenfrenados motivados por supremacistas blancos y extremistas islámicos, el descontento de los indignados que se arrojaron a los brazos de sus salvadores outsiders anti-establishment Donald Trump y Bernie Sanders y el crecimiento a nivel global del sentimiento antiestadounidense con la expansión del Estado Islámico, considerado como terrorista por Estados Unidos y otros países, que borró fronteras en su meta de crear un califato en Oriente Medio y al que el gobierno de Obama combatió con drones y asesinatos selectivos.

Agradecimientos

A los colegas periodistas que se esfuerzan por sacar a la luz la verdad, muchas veces arriesgando su vida.

Un agradecimiento especial al editor de este libro, el periodista uruguayo Jorge A. Bañales, y a todos aquellos que me dieron valiosos consejos para concretar este proyecto.

Presentación

El mundo atraviesa movimientos tectónicos con un impacto en la geopolítica y un enfrentamiento de países y movimientos sin fronteras que luchan por recursos, religión y poder, haciendo uso de armas modernas y otra herramienta poderosa que son las redes sociales. De esa manera pueden describirse los fascinantes ochos años del presidente Barack Hussein Obama con la presencia de movimientos que impulsaron Occupy Wall Street, Black Lives Matter, Primavera Árabe, Anonymous, sumado al surgimiento de outsiders en la política como Donald Trump y Bernie Sanders, la controversia de la filtración de fondos por parte de la organización Wikileaks y los llamados soplones, los tiroteos que se convirtieron casi en trágica costumbre, la crisis de refugiados sirios y centroamericanos con imágenes desgarradoras de dolor y muerte de niños, y la muerte de personajes emblemáticos latinoamericanos como Hugo Chávez y Fidel Castro, y las ejecuciones de Osama bin Laden y Muamar Gadafi en Oriente Medio. En el epicentro de ese mosaico en esta aldea global, se mantuvo un personaje que representó a las minorías en el timón del país más poderosos del planeta, un presidente diferente de padre keniano y madre estadounidense blanca, quien salvó el sistema económico, aunque sin cumplir con sus promesas de cambio y la esperanza, y dejó la Casa Blanca entre la islamofobia y la xenofobia y otros males sociales. El motivo de este libro es evitar la complicidad silenciosa con respecto a los acontecimientos cuestionables ocurridos durante el gobierno de Obama, y más bien sacarlos a la luz, tocar la herida, aunque duela, a fin de que no se repitan. ¡Ay de mí si no lo hago!, diría el profeta bíblico del Antiguo Testamento sobre las consecuencias de callar, de abstenerse de la denuncia, de la indiferencia, porque al final, cualquiera puede ser víctima de un atentado o un bombardeo en cualquier lugar del planeta. Los años desastrosos del presidente George W. Bush ya parecen lejanos, y ahora toca enfocarse en el legado que Obama y la herencia que dejará a su sucesor, el multimillonario e impredecible Donald Trump, un republicano aliado con los conservadores que se podría considerar como no tradicional por su pasado como un demócrata liberal. La realidad es que persisten las divisiones partidistas y raciales, el odio rampante en el mundo motivado por ideologías y religiones, con acusaciones basadas en el manoseado término de terroristas para justificar acciones que rayan con la ilegalidad y un proceso justo. La pregunta de muchos estadounidenses: ¿por qué nos odian?, sigue calando en el alma de muchos. Luego de la era Obama, persiste el temor de un atentado o un tiroteo en cualquier café, mercado, templo o escuela, mientras los misiles de grandes potencias siguen acabando con la vida de miles considerados como terroristas en Oriente Medio y el Norte de África. De esa violencia, tampoco se han librado América Latina, Asia y África, donde han ocurrido matanzas, guerras y hambrunas. Como el país que se mantiene como el más poderoso del planeta, Estados Unidos tiene intereses globales que debe defender y a los cuales el presidente de turno debe responder. Y esa misión la proclama Estados Unidos con base al sueño, al anhelo de sus padres fundadores, del Destino manifiesto, el excepcionalismo, el faro de luz, la nación indispensable llamada a imponer una paz global, a las buenas o a las malas, ante otras alternativas que ofrecen China o Rusia, o incluso el Estado