Primero fue el Brexit, luego la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el azote del coronavirus y desde hace un año la guerra de Ucrania. Todo ello ha ido cocinando un caldo de cultivo idóneo para los nuevos conspiracionistas y aventurado una nueva forma de hacer política a golpe de tuit y sensacionalismo plagada de (des) información, fakes y conspiranoia que cada vez se extiende con mayor descontrol por el mundo y cala entre la opinión pública, que desconfía de las clases políticas como nunca antes y busca como forma de contrarrestar dicha sospecha plataformas alternativas que en ocasiones incitan al odio y la polarización.
En este nuevo marco de globalismo han cobrado fuerza una serie de personajes cuya influencia no debemos subestimar a la hora de cómo contribuyen con sus discursos a edificar la política mundial y la nueva (y falseada) posmodernidad. De EE UU a Rusia, de China a Francia, de Turquía a Brasil… en todo el planeta, tanto en países democráticos como en dictaduras y regímenes autoritarios, han ido adquiriendo notoriedad. Algo que no es ni mucho menos inocuo. Cuando recientemente le preguntaron al prestigioso historiador británico Richard J. Evans si las conspiraciones suponían un peligro para la democracia, contestó sin dudar: «Por supuesto, porque socavan la confianza en los hechos y las evidencias y sin eso no podemos planificar adecuadamente el futuro».
PELIGRO PÚBLICO
Uno de los principales difusores de este tipo de contenido de corte político con mayor influencia (en este caso en las ondas y a través de internet) en la primera potencia mundial es Alex Jones. En los tiempos en que Trump alcanzó la Casa Blanca, en gran parte gracias a la difusión de desinformación (y el brillante asesoramiento del estratega político Steve Bannon), Jones fue uno de los más activos («derecha alternativa»). Aún hoy goza de una gran influencia entre un amplio sector ultraconservador, aunque en los últimos tiempos su nombre ha aparecido en los medios a causa de varias causas judiciales. Comanda el programa radiofónico y además dirige el influyente sitio web , uno de los sitios fundacionales de las No en vano, la revista llegó a bautizar a Jones como «el hombre más paranoico de EE UU». Y no es que falten precisamente paranoicos en la «tierra de las oportunidades».