EL ESTILO DE BIDEN
SUETONIO cuenta una anécdota de Julio César en sus biografías sobre los emperadores romanos. La situación en cuestión tuvo lugar cuando el joven César era pretor de Hispania Ulterior, un cargo relativamente menor en la provincia romana de la Península Ibérica. Cuenta el historiador que, estando por entonces en Gades, César vio de cerca una estatua de Alejandro Magno en el templo de Hércules y rompió a llorar. Con apenas 32 años, se quejaba amargamente el romano, no había conseguido ni de lejos las hazañas del inmortal griego, quien ya había conquistado el mundo conocido a su misma edad. Cuenta Suetonio que, entonces, César se decidió a dimitir de sus cargos y regresar a Roma en busca de glorias mayores, las cuales le habrían de llegar mucho más tarde que al rey macedonio.
Como se quejaba César, también han sido tardíos los laureles imperiales de Joe Biden. Con 78 años, el 20 de enero se convertirá en el presidente de mayor edad que jamás han tenido en EEUU, al batir el récord de Ronald Reagan, quien dejó la Casa Blanca en 1989 con 77 años. De cualquier forma, llegar (y salir) encanecido a la presidencia americana no es extraño. A diferencia de otras democracias es muy exigente. Aspirar a ser candidato a la Casa Blanca es una carrera de fondo que suele requerir haber pasado por otras responsabilidades institucionales, aunque, como Donald Trump demostró, no es un requisito obligado. Según el momento histórico, el americano puede premiar al arribista.
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