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La Iglesia En Una Clínica Farmacia: Saga De La Familia Pai
La Iglesia En Una Clínica Farmacia: Saga De La Familia Pai
La Iglesia En Una Clínica Farmacia: Saga De La Familia Pai
Libro electrónico538 páginas7 horas

La Iglesia En Una Clínica Farmacia: Saga De La Familia Pai

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Información de este libro electrónico

La Fe, el Espritu Patritico y la Humanidad son los tres tallos de la Luz!
La emprica historia familiar de la Familia Pai, que por 6 generaciones ha venido caminando en la Luz.
La Saga de la Familia Pai, se lleva a cabo en un escenario histrico a principios del siglo XIX, partiendo desde 1801 hasta llegar a la actualidad. Soowoo Pai el Gobernador Provincial de Chungju de la Dinasta Chosun, Sungdu Pai el Fundador de la actual Iglesia de Kimhae, y el patriota Dongsuhk Pai, miembro del Dae Kwang Bok Hwe y quien luch sin cesar como lder del movimiento independentista del 3.1.
Este libro es una novela llena de registros de la historia real y vida feroz de la Familia Pai.
IdiomaEspañol
EditorialXlibris US
Fecha de lanzamiento31 may 2016
ISBN9781514425053
La Iglesia En Una Clínica Farmacia: Saga De La Familia Pai

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    La Iglesia En Una Clínica Farmacia - Kiho Pai

    Copyright © 2015 by Kiho Pai.

    Library of Congress Control Number: 2015918681

    ISBN:   Hardcover            978-1-5144-2507-7

                  Softcover              978-1-5144-2506-0

                  eBook                   978-1-5144-2505-3

    All rights reserved. No part of this book may be reproduced or transmitted in any form or by any means, electronic or mechanical, including photocopying, recording, or by any information storage and retrieval system, without permission in writing from the copyright owner.

    Any people depicted in stock imagery provided by Thinkstock are models, and such images are being used for illustrative purposes only.

    Certain stock imagery © Thinkstock.

    Rev. date: 11/11/2015

    Xlibris

    1-888-795-4274

    www.Xlibris.com

    719970

    CONTENTS

    CAPÍTULO 1

    1801 – EL AÑO DEL GALLO

    CAPÍTULO 2

    LA ALDEA DE DONGSANG EN KIMHAE

    CAPÍTULO 3

    UN NUEVO MAESTRO, JUBU Y HANGUM

    CAPÍTULO 4

    LA BODA DE YUNGUP

    CAPÍTULO 5

    LA SEPARACIÓN CON EL MAESTRO

    CAPÍTULO 6

    EL MOVIMIENTO DONGHAK Y UN NUEVO COMPAÑERO

    CAPÍTULO 7

    PARTIDA Y ENCUENTRO

    CAPÍTULO 8

    FELICIDAD EN LA CLÍNICA FARMACIA

    CAPÍTULO 9

    VIENTO EN LAS RAMAS

    CAPÍTULO 10

    LA CIUDAD NATAL DEL PADRE

    CAPÍTULO 11

    LA MISMA TIERRA

    CAPÍTULO 12

    EL ENCUENTRO CON JESÚS

    CAPÍTULO 13

    LAS PERSONAS QUE LIMPIAN EL CAMINO

    CAPÍTULO 14

    CONTINUACIÓN DE LA RELACIÓN

    CAPÍTULO 15

    EL ESTUDIO DOCTRINAL EN LA CLÍNICA FARMACIA

    CAPÍTULO 16

    UN APERITIVO FRÍO POR TRES PUNS

    CAPÍTULO 17

    LA IGLESIA EN LA CLÍNICA FARMACIA

    CAPÍTULO 18

    DONGSUHK, EL JUSTO

    CAPÍTULO 19

    LA PARTIDA DE DONGSUHK

    CAPÍTULO 20

    LA PRIMAVERA DE LA ESCUELA KEI-SEONG DE DEAGU

    CAPÍTULO 21

    LA ESCUELA KYUNGSHIN

    CAPÍTULO 22

    LA JUVENTUD REUNIDA POR LA FE

    CAPÍTULO 23

    LA LLAMA DE LA ESCUELA YUIL

    CAPÍTULO 24

    LA FOTO DE LA NOVIA CHUNLEE

    CAPÍTULO 25

    "DAEHAN KWANGBOK HOE Y LA ESCUELA

    MÉDICA SEVERANCE"

    CAPÍTULO 26

    ENTRE LOS ESTUDIOS Y LA INDEPENDENCIA

    CAPÍTULO 27

    DE REGRESO A CASA

    CAPÍTULO 28

    PARADO EN UN DÍA DE PRIMAVERA

    CAPÍTULO 29

    LA TIERRA DE NUESTROS ANCESTROS, MANCHURIA

    CAPÍTULO 30

    DENTRO DE LA PROFUNDIZACIÓN DEL APRENDIZAJE

    CAPÍTULO 31

    "MANCHURIA, SHANGHÁI, Y EL MOVIMIENTO

    DEL ¹RO DE MARZO"

    CAPÍTULO 32

    LA LLEGADA DEL DÍA

    CAPÍTULO 33

    ESA PRIMAVERA EN KIMHAE

    CAPÍTULO 34

    "EL TRIBUNAL DEL DISTRITO KYUNGSUNG,

    LA PRISIÓN DE SEODAEMUN"

    CAPÍTULO 35

    EL HOSPITAL SEVERANCE

    La es una novela de una historia real sobre la Familia Pai, escrita por la novelista Lucina Park, que el escenario fue tomado de todos los registros recolectados desde 1970 por el descendiente de la familia Pai, Ki Ho Pai. El Padre de Ki Ho Pai, Yoowee Pai antes de morir le heredo a su hijo su diario personal, los registros de sus ancestros y las verdades históricas contadas verbalmente. El hijo Ki Ho Pai al reestructurar esos registros planeó publicar este libro redibujando la historia de su familia, en el cual tuvieron que soportar el sufirmiento durante del oscuro final de la dinastía de Chosun.

    El Ancestro de Kiho Pai, Soowoo Pai, en 1801 era el Governador de la Provincia de Chungju. Por la persecución a los católicos él tuvo que escapar con su hijo llevándolo a perder la vida en ese trascurso, Kwangkuk Pai quien sobrevivió aprendió Medicina y ademinsitró una clínica farmacia en Kimhae. Sungdu Pai quien heredó las habilidades médicas de su padre, recibió a Jesús a través del Misionero Allen, y construyó la iglesia y escuela de Kimhae. Desde entonces sus descendientes han vivido una vida justa como hijos de fe, Dongsuhk Pai el hijo de Soowoo Pai, en 1980 fue reconocido como un personaje del movimiento independentista, el cual recibió el Reconocimiento del Presidente, y en el 2004 recibió un Mérito de Independencia y luego sus restos fueron trasladados al Cementerio Nacional del Daegu.

    La Señora Boknam Kim, esposa del patriota Dongsuhk Pai, sufriendo en la soledad crió sola a sus dos hijos, Daewee y Yoowee. El primogénito de Yoowee Pai, Kiho Pai se fue a Estados unidos en 1971, y en la actualidad administra farmacias en Orange County y es el Presidente de la Asociación Coreana Regional de la Ciudadanía. Asimismo es un Anciano en la Fe de la Iglesia Presbiteriana Coreana, y tiene dos hijos, Sungmin y Sungjin que los crió en profesionales, uno como Nefrólogo y el otro como Farmacéutico. Sungdu Pai quien fue un Médico de medicina oriental y el patriota Dongsuhk Pai quien estudió en el Hospital Severance, seguramente no es una coincidencia que todos sus descendientes se dediquen a la medicina y farmacia.

    Kiho Pai - kihopai@hotmail.com

    CAPÍTULO 1

    1801 – EL AÑO DEL GALLO

    E L FRÍO VIENTO se mantenía filtrado a través de las grietas en la tira de algodón enrollada alrededor de las zapatillas de seda, el cual estaban desgarrados y desgastados. Los pequeños pies de Kwangkuk Pai, ya entumecidos por el frío, continuaron empujando hacia delante con sus pasos inertes. El ritmo de su padre, Soowoo Pai, quien estaba caminando por delante de él, comenzó a desacelerarse, también. Ellos habían estado en la calle durante un mes completo, expuestos al frío.

    Exhausto como adulto, Soowoo podía percibir el impacto físico y la penuria que debía tener el pequeño Kwangkuk. Deteniéndose por un instante, Soowoo se dio la vuelta y miró hacia atrás. A la vista de su hijo, el epítome de un niño mendigo con un saco de paja arrojado encima de un algodón acolchado sucio como protección contra el frío, los ojos de Soowoo se llenaron de lágrimas.

    Camino duro, ¿verdad hijo? Pero intenta seguir un poco el ritmo. Antes del atardecer debemos llegar al menos hasta el borde de una aldea para pedir comida y un lugar donde dormir.

    El comentario de su padre hizo que Kwangkuk se detuviese de caminar por completo, duro como lo había sido, y él miró a su padre mientras gritaba repentinamente con furia. ¡Padre! ¿Qué mal hemos hecho para abandonar nuestro fino hogar y sufrir de esta manera? Yo extraño a mi madre. ¡Realmente la extraño! El niño comenzó a gritar disgustadamente y ahora aparentemente estaba inconsciente del frío.

    Las lágrimas comenzaron a tapar los ojos de Soowoo. Para ocultarlo, volvió su rostro fuera de su hijo y levantó la vista hacia el cielo. Encerrado en las garras de hielo del mes solsticio de invierno, el cielo claramente advirtió una tormenta inminente de nieve.

    Soowoo cerró rápidamente sus ojos. Y cada vez que pensaba en la situación que se encontraba, se sentía como si alguien le hubiese dado con un clavo en la cabeza. ¿Había sido tan grande el crimen de haberse reunido y ocasionalmente conversado con aquellas personas que dicen ser los seguidores de la nueva filosofía llamada Catolicismo y por haber proporcionado, pocas veces, un lugar de reunión?

    Sin embargo, si hubiera sido el Catolicismo la cuestión, quizás no hubiese sido necesario para ellos abandonar el hogar y vagar. Sin duda, la fraternización con los grupos católicos no se hubiera reflejado mucho en su posición como Administrador del Municipio de Chungju, pero lo que lo llevó a la cabeza fue haber golpeado a muerte una niña sirvienta, no premeditado, aunque podría haberlo sido.

    Sucedió en una tarde a finales de otoño, cuando los suaves y maduros caquis estaban por caer del árbol en el jardín. Kwangkuk de diez años estaba regresado del pueblo, vestido de pantalones color jade, hechos de seda y un saco color azul oscuro – un vestido tradicional que indicaba su estatus como el hijo de un oficial gubernamental.

    Él miró a algunos de los sirvientes que estaban reunidos en el porche de madera. Los siervos se pararon inmediatamente, sin saber qué hacer. Había unos panecillos de arroz en el porche de los siervos. Como siempre había muchos huéspedes en la casa, siempre había comida disponible, incluyendo los panecillos de arroz.

    Kwangkuk trató de pasarlos inmediatamente, consciente que los sirvientes estaban nerviosos. Él también sabía que ellos regularmente se robaban los panecillos de arroz. Él les dio una leve sonrisa. Uno de los siervos de acercó a Kwangkuk y dijo, ¡Joven Amo! ¿Debe tener mucha hambre después de haber recitado todas esas letras difíciles en la escuela? He aquí, tome unos panecillos de arroz antes que se vaya. En la forma en que se inclinó y miró a Kwangkuk era lamentable en los oídos del niño.

    En el momento que él iba darle un mordisco al panecillo de arroz, una pequeña puerta, del cuarto de un sirviente, se abrió y una niña sirviente con los pelos enredados salió corriendo. ¡Amo! ¡Joven Amo, regresaste!.

    La sonrisa con los diente amarillos le daba una apariencia de una niña loca, o un fantasma. Kwangkuk, atemorizado a la apariencia y palabras de ella, botó el panecillo de arroz. Mientras estaba allí temblando, la niña se acercó a Kwangkuk.

    ¡Oh, Joven Amo! ¿Qué te pasa?

    A pesar del grito de Kwangkuk, la niña se acercó aún más a él, sin entender el comportamiento de él. Confundida, ella le preguntó, ¿Qué sucede? ¿Qué estás haciendo?.

    Algunos de los indignados sirvientes corrieron hacia la niña. ¡Eres una idiota! ¿Cómo te atreves a asustar a nuestro Joven Amo? ¿Cómo te atreves aparecerte ante él con tu pelo desbaratado?

    Uno de los sirvientes la arrojó hacia un lado. La niña rodó todo el camino hacia el final del porche de madera, mirando a los sirvientes. Kwangkuk seguía gritando, incitando a los demás sirvientes que corrieran hacia la niña al mismo tiempo. Uno de los siervos comenzó a darle patadas, mientras el otro golpeaba la barbilla. Tan pronto la boca estaba llena de sangre. Otro sirviente la levantó y tiró al suelo con fuerza. Estos golpes continuaron hasta que la niña finalmente dejó de respirar y se quedó quieta. La puesta de sol desvaneciéndose, pronto cayó detrás de las montañas, lanzando los rayos de color rojo violeta sobre el cadáver de la niña.

    Kwangkuk, ya se había entrado a la casa, y los sirvientes que sólo habían querido asustar a la niña, no estaban seguro de qué hacer. La niña muerta era la hija de una sirvienta quien lavaba los platos. Debido a su ignorancia, ella nunca se había peinado cuidadosamente y había estado durmiendo en el momento que escuchó la voz de Kwangkuk. A los catorce años de edad, ella se acercaba a ser ya una mujer, y se rumoraba entre los sirvientes que ella estaba enamorada de Kwangkuk. Ellos presumieron que probablemente ella había reaccionado de esa manera, porque nunca antes había visto a Kwangkuk tan cerca.

    La madre de la niña lloró toda la noche hasta que su garganta le doliera. En la mañana siguiente, ellos inmediatamente la enteraron en las llanuras. Soowoo le dio dinero a la madre de compensación, pero eso no iba aliviar el dolor profundo que sentía.

    Soowoo estaba confundido y preocupado. La interacción con los creyentes católicos lo ponía nervioso, pero ahora había un asesinato dentro de la casa, abriendo las puertas a un escándalo público involucrándolo a él y a su familia. El incidente inevitablemente vendría a ser público y ampliamente conocido. Una revuelta por los jóvenes funcionarios contra los altos funcionario se había convertido en una clara posibilidad. Para hacer la situación aún peor, algunos católicos, en el cual él estaba involucrado, ahora estaban en prisión.

    Después de pensarlo varios días, finalmente Soowoo decidió huir por la noche con su esposa e hijo. Antes de dejar el pueblo, él quería reunirse con algunos de sus más cercanos amigos católicos, pero muchos de ellos habían sido aprisionados.

    Pronto su esposa, que nunca antes había experimentado dificultades por su vida privilegiada, se enfermó. Por lo tanto, Soowoo dejó a su esposa en una posada en el camino con unas joyas para pagar su cuidado, y no tenía muchas opciones más que continuar con su hijo. El destino no estaba establecido. El sólo sentía la inmediata necesidad de estar lo más lejos posible de Chungju.

    Una noche durante sus viajes, se encontraron con un anciano. El anciano llevaba puesto un abrigo superior de una capa sin un sombrero y su pelo blanco atado en un moño tradicional.

    ¿Es el fin del mundo? Tan pronto habló el anciano con una voz triste, él comenzó a inspeccionar de cerca al padre e hijo.

    Yo sabía que quería venir por este camino. Cuando me senté y cerré los ojos, una visión de un cazador persiguiendo a dos conejos pasaba por mi mente. Y creo que vosotros sois los dos conejos. Vosotros son parecéis malos; ¡síganme!.

    El anciano se dio la vuelta y comenzó a caminar. Él se había adelantado unos veinte metros antes que Soowoo tomara la mano de su hijo y empezara a seguir al anciano con cierta desconfianza.

    ¿Quién sois anciano? preguntó Soowoo.

    El anciano respiró profundo antes de responderle. Sus hombros subían y bajaban con el ritmo de su respiración. Soy un hombre viejo que vive de acuerdo a la lógica de los cielos. Yo solamente estoy ayudando a dos conejos en problemas, y aunque mi casa este vieja y sucio, los invito a quedarse un noche antes que vosotros partan mañana.

    El anciano habló en voz baja mientras caminaba. Ya era tarde en la noche cuando llegaron a la choza del anciano cubierta de grama, ubicado en la parte inferior de las montañas cerca de la entrada de un pueblo. Él dejó a Soowoo y al niño en una apestosa habitación y fue a la cocina para preparar dos platos de arroz. El único complemento era una porción pequeña de salsa soya y kimchi.

    Después que Soowoo satisfizo su hambre, él miró al anciano, quien sonreía. Mientras parpadeaban sus propios ojos, miró fijamente a Soowoo y al niño que comía bajo a luz débil de la linterna.

    "Yo soy Chiseon Kang. Yo sé que las personas que practican el catolicismo serán capturados. También, yo conozco a las personas que practican catolicismo del pueblo de donde usted y su hijo vienen. Ellos fueron capturados hace dos días. Al parecer uno de ellos ha revelado su nombre. Hay rumores que los oficiales están en busca de usted.

    Cuando lo vi, me di cuenta que usted era el gobernador provincial de Chungju, Soowoo Pai. A diferencia de las personas de baja clase, usted tiene un rostro noble y las manos suaves de una persona que ha leído libros durante toda su vida. La forma en la que come es diferente con los de baja clases, usted es muy cuidadoso y bien educado, aun cuando estaba hambriento.

    He escuchado su nombre a través de las personas que practican el catolicismo. Ellos dicen que usted está ayudándolos. ¡Esos idiotas! ¡Si ellos reciben ayuda, deberían de mantener sus bocas cerradas! ¿Por qué ellos lo nombraron, a pesar que usted no participó en la manifestación?".

    Soowoo bajó su cuchara, un shock se registraba en su rostro en la esquina donde se sentó. ¿Usted practica el Catolicísimo? pregunto él.

    El anciano inclinó su cabeza.

    ¿Cómo lo supo? respondió Soowoo.

    Yo solo soy un viejo hombre que vive de acurdo a los principios del cielo. ¿Qué es Buda, qué es Jesús? ¿No es el Catolicismo lo que los occidentales creen sobre Jesús?.

    Yo no estoy muy involucrado en todo eso, pero he hablado con católicos porque nosotros tenemos algo en común – el hecho que nosotros debemos amar a nuestro prójimo. Eso, y la mayoría que practican el catolicismo son pobres, por tanto yo les ayudé pocas veces. Para decir la verdad, yo no conozco en totalidad sobre Jesús; solamente que él fue un buen hombre que nació de una virgen, y murió, y luego resucitó.

    Él anciano volvió a sonreír mientras Soowoo hablaba. Buda o Jesús, yo no sé. Vosotros pueden quedarse y descansar aquí el tiempo que necesiten. Yo solo soy un hombre viejo que sobrevive vendiendo hierbas de las montañas. Y de alguna forma aprendí acupuntura, y ayude algunos católicos durante una epidemia donde vomitaban y tenían diarrea. Fue entonces que Soowoo vio algunas hierbas medicinales colgadas en la pared. El olor de la habitación parecía provenir de esas hierbas.

    Tan pronto terminaron de comer, Kwangkuk finalmente dejó de temblar del frío y se quedó dormido, en un lugar cálido, cerca de la chimenea.

    El anciano sacó unas hojas, pinceles para escribir, y una barra de tinta y comenzó a escribir bajo la pálida luz. Su cruda escritura contenía palabras elementales, generalmente como si fuese escrito por niños y mujeres con una noción de caracteres chinos.

    Yo no soy más que un hombre de la clase baja. Durante mis muchos viajes al aprender acupuntura, también aprendí a escribir unas cuantas palabras. Tengo un hermano que es médico en la ciudad de Kimhae. Vaya y busque por él. Si le muestra esta carta, él le ayudará.

    ¡Muchas gracias anciano! exclamó Soowoo. Usted nos ha ayudado a pesar que no tienen nada que ver con nosotros. Pero la razón por la que estoy en la carrera no es sólo a causa del catolicismo. No hace mucho, una criada de mi casa fue golpeada hasta la muerte. Aunque ella era sólo una criada, ¿cómo no puede tener nada que ver conmigo? Era peligroso ayudar a los católicos, pero después que ocurrió este incidente, no tuve más remedio que huir. Tan pronto huimos de la casa, mi esposa se enfermó, y tuvimos que dejarla en una posada cerca de la carretera. Sin embargo, tengo que traerla con nosotros de alguna manera.

    Soowoo miró al anciano con cuidado. El anciano se miraba absorto en sus pensamientos, pero continuaba escribiendo. No puedo decir que mi casa es segura en lo absoluto. Puede ser que unos de los católicos hayan mencionado mi nombre. Puede que me capturen como uno de ellos, así que creo que lo mejor es que usted se marche en unos días. Por lo tanto, lo primero que haré por la mañana es ir a buscar a su esposa.

    En vez de decir gracias, Soowoo tomó con fuerza la gruesa mano del anciano y soltó un largo suspiro. No hace mucho tiempo, ¿no era que llevaba una vida feliz y cómoda? Ahora estaba sin habla, pensando en su esposa, quien probablemente estaría en la posada acostada en una alfombra de mala calidad. Trató de contener las lágrimas de sus ojos cuando soltó la mano del anciano y se echó hacia atrás.

    El anciano Kang terminó de escribir y miró a Soowoo. Yo no sé por qué les estoy ayudando, pero como ya lo había dicho antes, tuve esa visión de los dos conejos. Eso es todo. Creo que hay un plan para usted y su hijo a vivir. Sólo el cielo lo sabe. Se formó una sonrisa en los labios arrugados del anciano.

    Desplegaron al suelo el único edredón de la casa y acostaron a Kwangkuk en el centro. Después de un rato el anciano se quedó dormido, pero sus ronquidos dejaron despierto a Soowoo toda la noche.

    El siguiente día, el anciano se marchó de la casa silenciosamente, en cuanto Soowoo finalmente quedó dormido, para averiguar cómo se encontraba la esposa. Era mediodía cuando regresó a la choza donde Soowoo y su hijo lo estaban esperando en el cuarto oscuro y maloliente.

    Lamento lo de su esposa. Su enfermedad se agravó tan pronto usted la dejó y ella pronto se quedó inconsciente. Ella murió hace unos días. Con los adornos que usted dejó en su nombre, el dueño de la posada compró un ataúd y realizó un funeral para ella. Es peligroso ir allí. Desde que ella se ha ido, ¿por qué no sólo seguir el camino? Vi a dos conejos, no tres.

    Sin comprender lo que pasaba Kwangkuk miró a su padre cuando Soowoo empezó a llorar. El anciano miró con tristeza y una vista lamentable del dolor de un marido y el desconcierto de su joven hijo.

    Quédese una noche más y luego márchese para Kimhae con mi carta mañana en la mañana. Es mucho más seguro allá.

    A la mañana siguiente al romper el alba, Soowoo agarró a Kwangkuk y se marchó de la casa del anciano. Eso había sido hace un mes. Ahora continuaban con su camino hacia el sur, sin ningún plan más que llegar a Kimhae. El dinero que había llevado con él estaba por agotarse, y pronto eran nada más que mendigos, yendo casa en casa para pedir comida y refugio.

    Soowoo no estaba seguro de que tan lejos o cerca.se encontraba de Kimhae. Si miraba una aldea, él iba y pedía comida, y luego preguntaba direcciones para llegar a Kimhae. La única manera que ellos podían seguir con su camino era siguiendo las direcciones que las personas les había dado.

    Durante un mes de vagar, se encontraron con muchas personas generosas, pero también hubo gente que no le había mostrado ninguna piedad. Sólo unos pocos los reconocieron como parte de la aristocracia, a pesar de su aspecto desaliñado. Ahora era difícil de decir, lo que con sus rostros congelados por el frío amargo, sus ropas sucias, y sus desgastadas zapatillas de seda.

    Soowoo tomó la mano de Kwangkuk, después de calmarlo de su última ira. ¡Tienes razón! Tu padre no hizo nada malo. Nosotros solo hemos ayudado a unas personas pobres, eso es todo. Parece que en este mundo, tenéis que sufrir, incluso si no has cometido nada malo. Todo es porque el destino te ha dado un mal padre. Vámonos a dormir antes que se ponga el sol.

    Ya era tarde en la noche cuando llegaron al siguiente pueblo. Exhausto, llamó a la puerta de la primera casa en la entrada del pueblo. La choza de una sola habitación parecía que fuese a caerse en cualquier momento. Una mujer joven, en ropa de luto blanco, abrió la puerta. Tenía una expresión de angustia en su rostro cuando Soowoo le preguntó si podía pasar la noche allí.

    Yo puedo darles de comer, pero no creo que puedan pasar la noche aquí. Además, no hace mucho que quedé viuda y no puedo dejar entrar a un hombre. Usted puede dejar que el niño duerma acá, Pero usted tendrá que dormir en el granero. Le advierto, aunque, afuera hace mucho frío.

    Las palabras de ella eran amables, a pesar que, evidentemente era una mujer pobre. Sin embargo, Soowoo no estaba en condiciones de rechazar la generosa oferta de ella. Kwangkuk ya estaba exhausto y él así mismo estaba adolorido por todas partes, sin poder dar un paso más.

    Su amabilidad será muy apreciado. Por casualidad, ¿la ciudad de Kimhae se encuentra lejos de aquí?.

    Kimhae. No queda muy lejos de aquí ella respondió".

    Ya veo. Parece que tenemos que sufrir un poco más. Pero, ¿por qué está viviendo en esta esquina usted sola? ¿Cuánto tiempo tiene de estar viuda?

    Mi esposo murió hace tres meses. A causa de su enfermedad, la manutención de la casa se dificultó, no obstante originalmente no éramos pobres. La mujer parecía que fuese a llorar, pero rápidamente fue a la cocina para traer el arroz quemado, que era toda la comida que tenía.

    Después de comer la escasa comida, Soowoo dejó a Kwangkuk con la mujer y se acostó en una estera de paja dentro del granero. No era la primera vez que dormía afuera, pero esa noche en particular, él no sabía por qué sentía lastima a su propio ser.

    Hacía frío aunque se pusiera la estera de paja hasta su cuello. Mientras cerraba sus ojos, las imagines de su difunta esposa pasaron por su mente. La visión de su bella y digna esposa, cuya larga falda parecía barrer con gracia el suelo cada vez que ella caminaba alrededor de la casa, inundó sus recuerdos. ¿Cómo habrá muerto ella tan miserablemente? Durante su largo viaje desde Chungju, él no tuvo micho tiempo para pensar en su esposa.

    Pero ahora, solo en el granero, él repentina y terriblemente extrañaba a su esposa. Extrañaba la vida abundante, que hace pocos meses atrás, habían compartido. De repente, él abrió sus ojos. A través de un hueco en la pared del granero, él vio una estrella solitaria en el oscuro cielo. Mientras miraba la estrella brillando, crecía más y más grande. Parpadeando varias veces sus ojos, la estrella creció al tamaño de la luna y estaba justo atrás de sus ojos. Algo muy maravilloso iluminó todo su cuerpo. De repente su corazón se llenó de felicidad.

    Él se dijo a sí mismo, «¿era esto a lo que Jesús se refería de amar a todo el mundo?, ¡No hay nada más que desear! ¡No hay nada más que desear! Se quedó dormido con una sonrisa en sus labios.

    En la siguiente mañana la pobre viuda encontró el cadáver de Soowoo. Después de hacer el desayuno ella fue para el granero. El rostro de Soowoo se reflejaba a sus espaldas. Ella lloró con temor, viendo a un hombre poco después de la muerte de su esposo. Con Kwangkuk en la mano, subió hacia las montañas esperanzada de encontrar a su hermano mayor para cavar una sepultura para Soowoo.

    Mientras cavaba la tierra, el hermano de la viuda murmuraba a sí mismo, El clima no estaba tan frío para congelar a un hombre a la muerte. ¡Esta mujer que ha matado a su marido ha matado a otro hombre extraño!.

    Enrollando la estera de paja, él escuchó un sonido de un crujido cerca del pecho de Soowoo. Él puso la mano dentro del hueco del abrigo de Soowoo y la frialdad del cadáver lo espantó. Sacó la carta de Chiseon Kang del abrigo y lo abrió. Por ser analfabeta, no podía leer las palabras y solamente podía ver a Kwangkuk y la viuda, quienes estaban sentados en un lugar asoleado.

    Llevado a la pérdida de su padre, Kwangkuk se sentó con su cabeza hacia abajo, mirando al suelo. Como la viuda también era analfabeta, le quitó la carta a su hermano y lo guardó en la manga de su abrigo.

    Después de enterrar a Soowoo, la viuda y su hermano decidieron enviar a Kwangkuk como sirviente a una familia rica que vivía al otro lado de las montañas. Ellos simplemente no podían hacerse cargo de Kwangkuk como miembro de su propia familia porque no podían alimentar a otra boca.

    Antes del atardecer, enviaron a Kwangkuk al pueblo del otro lado de las montañas. A la viuda no se le vino a la mente la carta hasta después en la noche. Ella desdobló la carta, pero aún sin darse qué significaba. La viuda volvió a doblar la carta y lo puso en la gaveta de su armario pensando que se lo iba a devolver a Kwangkuk la próxima vez que lo viera.

    El tiempo pasó para Kwangkuk, quien ahora vivía y trabajaba como un sirviente para una familia rica en el pueblo donde vivía el hermano de la viuda. Con el tiempo, los recuerdos de su vida pasada y su familia se desvanecían.

    Usualmente un joven amo de una casa noble, creció en un joven sirviente saludable que trabaja duro para su dueño. Ahora a la edad de treinta, ni siquiera soñaba en casarse por su situación de pobreza. Él se levantaría de madrugada para trabajar todo el día y regresaría a su cuarto en la sección de sirvientes, para quedar dormido tan pronto se acostase. No tenía posibilidad de pensaren una mujer.

    Después de un tiempo, el hermano de la viuda murió, y la viuda llegó al otro lado de la montaña para asistir al funeral. Su belleza había cambiado a una apariencia de una mujer vieja. Con los años, Kwangkuk había, ocasionalmente, pasado cerca de la casa de la viuda para visitar la tumba de su padre. A pesar que ella aún vivía en la casa de las afueras y se ganaba la vida cosiendo, y ayudando las tareas de otras personas, él nunca se había encontrado con la viuda hasta aquel día.

    Kwangkuk y otros dos jóvenes terminaron de cavar la tierra para enterrar al hermano de ella, al mismo tiempo que miraba cuidadosamente él rostro de la viuda. Ella no estaba segura quien era Kwangkuk, pero tan pronto él se inclinó a ella, ella lo reconoció y una sonrisa se formó en la cara triste de ella.

    Un ataúd simple entró al agujero, el cual los hombres echaron la tierra encima del ataúd. Mientras continuaba el llanto de la viuda, eventualmente el cementerio estaba lleno y nivelado. La vista de tierra roja en el túmulo circular aún más lamentables los llantos. Kwangkuk sintió caer lágrimas en sus ojos, el cual rápidamente se limpió con la manga de su ropa. De repente, la viuda se veía como si hubiese recordado de algo y fijó su mirada a Kwangkuk con sus ojos bien abiertos.

    ¡La carta! ¡Ahora me acorde! Lo había olvidado todo hasta cuando ya no puedo leerlo. El papel estaba en el abrigo de tu padre cuando estábamos por enterarlo. ¡Me acordé tan pronto te vi! ¡Lo tengo dentro de algún armario en la casa!.

    Kwangkuk sacudió su cabeza. ¿Una carta? Él había estudiado a leer cuando era niño, pero eso había sido hace mucho tiempo. El rostro de su padre apareció ligeramente en su mente, y la imagen de su madre crecía intensamente cada día. La vida abundante que él tuvo en el pasado en Chungju parecía un sueño lejano. Mientras las palabras de la viuda le recordaban esos tiempos viejos, quedó confuso de sus memorias pasadas.

    Unos días más tarde, la curiosidad Kwangkuk sobre la carta creció, y finalmente fue a ver a la viuda durante su visita a la tumba de su padre. La viuda le estaba esperando con la carta en sus manos. La choza parecía aún peor que antes. Las paredes de barro del granero, donde su padre murió de frío, se había ido la mitad. Había pasado mucho tiempo desde que había leído nada, pero pronto comprendió al leer la carta, con sus caracteres mixtos de chino y coreano.

    De vuelta en casa de su amo, él continuó con sus tareas diarias cargando sacos de arroz, barriendo el frente de la casa, y cocinando estofado de las vacas hasta el atardecer. Después de comer el arroz pelado-mixto, como siempre se acostó en la esquina de su habitación y se durmió rápidamente. Pero esa noche fue diferente.

    Había pensado que probablemente era mejor seguir viviendo a como estaba. Como si hubiera nacido para ser un sirviente, él trabajaba todo el día y todas las noches dormía pacíficamente tan pronto como se acostaba.

    Algo obligaba a Kwangkuk poner lentamente su mano bajo la manta, y nuevamente sacó la carta. Pensó en su niñez, cuando él solía usar ropa nueva y e iba a la escuela para aprender a leer. Su casa que parecía como un palacio con techo de tejas, su hermosa madre, su noble padre; él lanzó sus recuerdos e inundaron su mente. Sintió una punzada profunda en su corazón y se quejó inmóvil girando su cuerpo hacia la pared.

    Dos años más pasaron después de ese fatídico día en que Kwangkuk recibió la carta de la viuda. En el exterior aparentaba trabajar silenciosamente como siempre, pero algo dentro de él se transformaba poco a poco cada noche mientras dormía tocando la carta debajo de su manta. Cada vez que tuviera la oportunidad, a la casa principal para buscar la colección de libros de su amo. Parte de su corazón deseaba conocimiento con un hambre que crecía constantemente. Él que solía sumergirse en una paz sencilla para mente después de un duro día de trabajo, ya no más podía dormir tan pacíficamente.

    Dos años después, Kwangkuk decidió visitar la casa de Jubu Kang en el pueblo de Kimhae. La recompensa que su amo le había dado después de veinte años de servicio era excesiva. Era evidente que la esperanza en su rostro se dirigía a Kimhae.

    CAPÍTULO 2

    LA ALDEA DE DONGSANG EN KIMHAE

    J UBU KANG ESTABA preparando hierbas mientras miraba a Kwangkuk quien silenciosamente estaba cortando ingredientes medicinales. Con una miraba determinada y una espalda recta, la apariencia de Kwangkuk revelaba su educación noble. Jubu estaba confuso cuando se encontró por primera vez a Kwangkuk.

    Su hermano Chiseon había muerto hace diez años. Fue después de que reconoció la escritura de su hermano en la carta que le presentó Kwangkuk que descifraba toda la historia del padre e hijo. Aceptó a Kwangkuk en su casa, y Kwangkuk comenzó a ayudar y trabajo en su farmacia. Le enseñó Kwangkuk los nombres de todas las hierbas y sus tratamientos, y empezó a enseñarle acupuntura, también.

    Jubu él mismo era un hombre de clase baja. Cuando él y su hermano mayor Chiseon eran jóvenes llegaron a la casa de un médico como mandaderos, pero pronto se aprendieron las artes de la medicina como aprendices. A diferencia de su hermano mayor, quien se convertiría sumido por sus pensamientos mientras miraba a las lejanas montañas, Jubu era un intelectual y un joven con un poco de sabiduría. Se había casado con una mujer de una familia rica, una pareja creado por su maestro. Desde entonces, se habían establecido en Kimhae donde la familia de su esposa vivía y tuvo éxito como médico. Llegó a ser muy rico, pero no tuvo hijos.

    A pesar de su éxito en la vida, sentía una aflicción en su corazón cada vez que pensaba en su hermano, Chiseon, que ya estaba muerto. Chiseon había quedado deliberadamente lejos de su hermano más joven después que Jubu había actualizado su estatus al casarse por lo que su condición de clase baja no dañara la nueva reputación de Jubu. Fuera de culpa y el afecto hacia su difunto hermano mayor, había elegido hacerse cargo de Kwangkuk, quien su hermano le había pedido que cuidara.

    Jubu seguía persistiendo. ¿No quieres casarte? Tu educación y conocimientos médicos son extensos. Déjame ver a mi nieto antes que muera. ¿No quieres satisfacer los deseos de tu difunto padre?, Jubu lo regañó.

    Kwangkuk paró de cortar al oír esas palabras, pero sus ojos permanecían enfocados en su tarea. La luz del sol que se colaba a través de la puerta corredera de papel se reflejaba en la parte superior de la nariz.

    Jubu siguió presionando diciendo, ellos dicen que hay una dama encantadora en el pueblo vecino. Hubiese sido bueno una joven virgen pero por tú ya eres mayor, y la madurez de ella no importa. Ella es una pariente lejana de mis suegros. Aunque ella no se casó porque ella no era bonita, ella es muy amable y tiene una disposición de la calidad. Además de su apariencia no hay nada malo en ella. ¿Qué piensas?.

    Los ojos de Kwangkuk se movieron de la cortadora a la puerta corredera. Respiró hondo después de un largo silencio. Sin embargo, ¿quisiese alguien estar casada con alguien tan viejo como yo? Yo no soy mejor que un huérfano. Kwangkuk bajó la cabeza.

    ¿Qué dijiste? ¿Nada mejor que un huérfano? Tú me tienes a mí, ¿no? Como no tengo hijos, no tengo a nadie a quien heredar mi práctica. Al final, tú tendrás que hacerte cargo de este lugar por mí. Y no te preocupes por tu edad. Ella ya tiene treinta años de edad. La voz de Jubu se suavizó mientras trataba de calmar a Kwangkuk.

    Si ese es el deseo de mi maestro, lo haré. Usted puede hacer lo que desee, él le respondió respetuosamente.

    ¿Quieres verla desde lejos?.

    Está bien. Pero si de todos modos ella va a ser mi esposa, ¿por qué la tengo que verla por adelantado?.

    ¡De acuerdo, de acuerdo! Entonces voy a discutir este asunto con mi esposa y hacer que suceda. Jubu soltó una risa alegre, pero Kwangkuk continuó cortando las hierbas en el silencio.

    Había pasado dos meses, Kwangkuk vio por primera vez a su nueva esposa Jungshi en el salón de bodas. La boda no iba a ser un asunto formal y noble, Kwangkuk quería arreglos sencillos que no requirieran una larga preparación. Sin embargo, la terquedad de Jubu ganó, y en su lugar se preparó el salón de bodas.

    Kwangkuk parecía incómodo en su traje de boda, y Jungshi se veía vieja con su corona en la cabeza. Tal como lo había escuchado, tenía un rostro feo a pesar del maquillaje. Él respiró hondo en silencio. La imagen de su hermosa madre vino a su mente. Incluso en su memoria, su madre era una mujer muy hermosa. De hecho, él quería una esposa tan bella como su madre. Pero fue sólo un sueño, y él tuvo que cumplir con los deseos de Jubu, su benefactor.

    Esa noche, Kwangkuk se emborrachó después de beber todo el licor que le ofrecieron los bienquerientes de su boda. Era casi medianoche cuando fue a la habitación nupcial. Su nueva esposa estaba sentada frente a la lámpara de queroseno, en espera de él. Ella sentía vergüenza de mostrar su feo rostro a Kwangkuk.

    "Mujer, escúchame. Los dos nos hemos conocido en

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