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Mi Eterno Tesoro: El Amor Es Lo Más Grande Del Mundo
Mi Eterno Tesoro: El Amor Es Lo Más Grande Del Mundo
Mi Eterno Tesoro: El Amor Es Lo Más Grande Del Mundo
Libro electrónico133 páginas2 horas

Mi Eterno Tesoro: El Amor Es Lo Más Grande Del Mundo

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Qu haras por amor?

No encuentro palabras para expresar la dedicacin y entusiasmo de la autora Anita Rojo de Santos por ofrecer a los lectores este su segundo libro titulado Mi eterno tesoro. Anita ya haba publicado su primer libro en 1992: Madre e hijo luchan contra la leucemia con versiones en dos idiomas, espaol e ingls. En esta obra, la autora nos relata la conmovedora y triste historia de su hijo Pal, desahuciado por los doctores en Mxico debido a la gravedad de su enfermedad y que oblig a sus padres a trasladarse a los Estados Unidos para salvarle la vida.

En Mi eterno tesoro, Anita nos sorprende esta vez con otra gran historia de amor, casi autobiogrfica. El mismo ttulo parece decirlo todo con la palabra eterno tesoro, que viene a borrar la angustia de su primer libro por una bendicin de amor, para una gran familia compuesta de tres hijos y sobre todo por su tesoro como ella da en llamar a su alma gemela, Ral su inseparable compaero de toda una vida.

Para concluir, vemos un interesante contraste entre sus dos libros: el primero, la angustia de ir a perder a un ser querido. El segundo, la felicidad que trae al ganar un tesoro como esposo. Ahora, si la angustia y la felicidad son una sola cosa. Y solamente el amor las une. Definitivamente, el amor es la cosa ms maravillosa del mundo.

Recomendamos a los lectores, efusivamente, la lectura de esta historia de amor.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento21 ene 2016
ISBN9781506510798
Mi Eterno Tesoro: El Amor Es Lo Más Grande Del Mundo
Autor

María Anita Rojo de Santos

Mi nombre completo es María Anita Rojo Beltrán de Santos. Mi esposo es Raúl Santos y hemos procreado tres hijos; Raúl, Adrián y Paúl. Los primeros destellos de luz que entraron por mis ojos quedaron registrados que fueron exactamente a las doce del día un 5 de febrero del año 1941. Arribé esa iluminada y fría mañana rodeada del entusiasmo y la alegría de mi familia paterna en una ranchería llamada Bacamopa, perteneciente al municipio de Mocorito, estado de Sinaloa, México.

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    Mi Eterno Tesoro - María Anita Rojo de Santos

    Copyright © 2016 por María Anita Rojo de Santos.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.: 2015920180

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 18/01/2016

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    AGRADECIMIENTOS

    PRÓLOGO

    INTRODUCCIÓN

    PRIMERA PARTE

    SEGUNDA PARTE

    TERCERA PARTE

    CUARTA PARTE

    QUINTA PARTE

    AGRADECIMIENTOS

    Esta historia de amor no hubiera sido posible sin la presencia cierta y espiritual de la bendición de Dios, por eso mi primer agradecimiento es para Él que es quien tiene el poder de irradiar cada vez que el sol se asoma por el horizonte, miles de rayos de luz que son rayos de AMOR para todos los seres que habitamos en este mundo. Por eso a quien debo de agradecer en primer término es a nuestro Señor que nos ilumina siempre los senderos por donde van nuestros pasos.

    En lo personal tengo que agradecer a mi padre Rafael Rojo. Él siempre fue y ha sido una fuente inagotable en la que tenía que abrevar. Sus enseñanzas fueron de enorme valor para mi formación como mujer, pues me motivó a salir adelante en los negocios comerciales y, sobre todo, con su ejemplo constante me enseñó que uno de los valores más importantes que habría que conservar, al precio que fuera posible, era el amor por la familia y porque la unión de ésta fuera el elemento central de nuestras vidas.

    Mi madre ocupa un lugar muy importante en estos agradecimientos; con Mercedes Beltrán estoy en deuda porque ella me entregó todo su corazón en cada uno de los detalles cotidianos, que en el futuro se convirtieron en la base de la disciplina familiar que hoy poseemos.

    Gracias a mis hermanos y hermanas que siempre estuvieron conmigo. Unos adoptando actitudes celosas pero siempre dispuestos a brindarme ayuda para caminar por estos senderos de la vida y otros, soportando las habituales terquedades con las que yo asumía una determinada situación.

    Agradezco a cada una de las personas que laboraron en mis negocios. Todo ese tiempo compartido lo valoro en su justa dimensión, pues ellos pusieron todo su empeño para que éstos prosperaran. Diariamente me apoyaron con el trato con tanta gente que se acercaba a que le brindáramos la más fina atención en el servicio comercial.

    También he de agradecer a la infinidad de proveedores con los cuales tuve una relación comercial pero también de afecto sincero. No sólo vi esa relación como algo sencillo de compra-venta, sino que para mí era un vínculo también lleno de amistad sincera, pues hasta la fecha conservo aún un trato con muchos de ellos.

    He de agradecer a cada una de las personas que fueron nuestros fieles clientes y consumidores de nuestras empresas. Ellos formaron una parte muy importante de nuestro diario trajinar; eran la razón que le daba sentido a nuestros afanes.

    Un apartado especial debo dedicárselo a mi hermano Enrique. En los aciagos momentos de mi existencia, siempre se aparecía él como una luz perdida en el horizonte a la que yo me aferraba como el único sostén. Debo de decirlo con toda sinceridad, que cuando el desconsuelo me abrumada hasta enfermarme, él me brindaba sus brazos para consolarme y hacerme sentir que las cosas las podía ver de otra manera.

    Debo de admitir también, que en mi corazón existen dos imágenes que siempre permanecerán allí; me refiero a Carmelita González y Dora María Ibarra. Con ellas tengo una deuda eterna, eran mis confidentes en esta trama de AMOR que viví de manera tan intensa.

    Con todo cariño agradezco de buen corazón a Santitos que jugó el papel de mensajero de todas mis confianzas. En él deposité todos mis secretos y así se ganó mi respeto día con día. ¿Cuántos momentos de dicha y felicidad me hizo pasar cuando me traía los mensajes de mi novio Raúl? Gracias a este hombre los duros momentos que se evocan en esta historia se hacían más llevaderos, pues además de servir como cupido, me cuidada en todo momento para que nunca estuviera en peligro y nunca me pasara nada.

    Nuevamente gracias a DIOS y a todas las personas que yo conozco y que convivieron conmigo en los tiempos buenos y en los más difíciles. Por esas razones ellos siempre estarán en mi ser y en lo más profundo de mi corazón; a todos les digo que los quiero mucho.

    PRÓLOGO

    Se ha detenido usted a pensar que la mayor parte de su vida se le va en la realización de alguna actividad. Esto quiere decir que es en esa actividad es donde debemos encontrar las rutas de nuestra felicidad; es allí donde buscamos a alguien con quien compartir la dicha ¿y los momentos amargos?, que finalmente éstos constituyen una amalgama donde se funde la palabra amor.

    Los capítulos que contiene este libro puede llevarlos a la adopción de una variedad de sentimientos; algunas almas se conmoverán y los lleve a que de sus ojos se desprendan infinidad de lágrimas como si fuera una cascada de brillantes perlas del tranquilo mar. Por otra parte, los corazones más duros que se acerquen a estas lecturas, pueden llevarse el riesgo de ser ablandados, pues en todo el libro puede encontrarse un hilo conductor que va tejiendo la historia; ¡la palabra amor ¡ Y cuando hace su aparición este hermoso vocablo, ningún corazón es capaz de abstraerse al poder que ésta ejerce. Si una alma negra se acercara a estas líneas, lo único que encontrará será una luz que le iluminará los caminos que debe de seguir en esta vida.

    Esta historia es algo vivo, real, sin quitarle ni ponerle nada. Como autora y protagonista de las diferentes tramas existentes en este libro, demuestro que el amor posee una fuerza extraordinaria. Por esas razones, aparecen al interior de estas páginas, enormes precipicios que se atraviesan entre dos seres que buscan la felicidad, pero que las circunstancias están acomodadas para hacerles la existencia de congojas y sufrimientos constantes. El desafío que se puede ver en este relato es doblemente meritorio, toda vez que es una mujer la que se encuentra ante el reto de decidir lo que el corazón le ordena a cada instante y lo que las lacerantes convenciones sociales le recuerdan que debe de seguir haciendo invariablemente. El contexto de esta historia es de suma importancia para entender la magnitud que adquiere esta narración, estamos hablando de una pequeña parte de la provincia mexicana en los años de la década de 1960. Una mujer millonaria es la protagonista principal y un hombre humilde cuya única arma para luchar era un gran corazón puro y sincero; los mundos se podían ver que eran totalmente opuestos, pero estaban ya marcados por el palpitar oculto de una pequeña flama que iluminaría un mundo entero con su luz. Estos dos personajes envueltos en la vorágine de los atavismos y creencias sociales que limitarán, hasta el cansancio, que sus manos se junten, que sus almas se pudieran estremecer al ritmo de sus anhelantes corazones y que pudieran unirse por el único camino para conquistar la felicidad; el del sendero venturoso del amor.

    Hoy rememorando aquellos lejanos días, me parece increíble que pueda escribir y narrarles parte de mi vida. Las manos me tiemblan cuando tomo la pluma o el lápiz, y mi emoción sube de tono cuando observo cómo se va deslizando en el blanco papel hasta que van apareciendo los sucesos que hoy comparto con mis amables lectores. Al evocar los momentos del pasado, vuelvo a tener plena conciencia de lo que nos sucedió; recordar es vivir, reza una frase antiquísima y con esto vivo de nuevo y ahora de manera más plena, más llena de gozo como si mi espíritu se llenara de una rara energía venida de los confines de este techo azulado que le llamamos universo. En el momento mismo de la escritura, mi cuerpo se sacude con solo traer aquellos instantes que ya se han hecho viejos pero que hoy resucitan para hacerme sentir emociones indescifrables aun con la lejanía de los años de aquellos sucesos. Se agolpan en mi cerebro muchos momentos difíciles, como cuando estuve en peligro de muerte por solo defender lo más preciado que tenemos los seres humanos; un amor. Debo de confesar que fue gracias a Dios que las cosas no pasaron a convertirse en una trágica película, por el contrario, estoy aquí con mi pluma para ilustrarles cómo fue que logré sobrepasar todos esos nubarrones que intempestivamente aparecían en mis senderos.

    Yo les cuento aquí las dos caras de la moneda, no sólo los bellos recuerdos sucedidos en ese periodo de mi existencia, sino que debo de estar de acuerdo que también hay que plasmar los malos ratos pues éstos constituyen un ingrediente esencial para que las historias tengan un atractivo literario sin igual; pues hay que considerar que el amor es una mezcla de sufrimiento y alegría. Al recordar los negativos instantes la piel se me erizaba, pero yo sabía que era imposible sacarlos de mi mente. Les confieso que en medio de las dificultades que viví, siempre escuchaba una suave voz que, como si fuera una caricia celestial me decía; el amor es el que te guía al éxito todos los días.

    Creo que tengo la bendición de nuestro Señor, siento que es una bendición muy grande, pues Él me ha dado el coraje, fuerza y valor suficiente para que en estos momentos esté escribiendo mi segundo libro que hoy lo he titulado MI ETERNO TESORO. Esta acción de redactar un libro sólo puede debérsele al amor que Dios irradia al mundo.

    El lector podrá llevar el hilo de la trama tal y como sucedió en la realidad.

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