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Todo es posible para el que tiene fe
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Libro electrónico103 páginas1 hora

Todo es posible para el que tiene fe

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TODO ES POSIBLE PARA EL QUE TIENE FE

Nos ayudará en nuestra aventura de la fe, la que hemos heredado y recibido de nuestros padres, la antorcha que ilumina nuestro sendero, la que opera signos maravillosos y prodigios en nuestras vidas, ya que todo es posible, con la fe todo se puede superar, todo se puede recibir, todo se puede transforma

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento25 jun 2020
ISBN9781640865730
Todo es posible para el que tiene fe

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    Todo es posible para el que tiene fe - Iván Rodrigo Cardona Ríos

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    El contenido de esta obra es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente las opiniones de la casa editora. Todas las imágenes fueron proporcionadas por el autor, quien es el único responsable sobre los derechos de las mismas.

    Publicado por Ibukku

    www.ibukku.com

    Diseño y maquetación: Índigo Estudio Gráfico

    Copyright © 2020 Pbro. Iván Rodrigo Cardona Ríos

    ISBN Paperback: 978-1-64086-572-3

    ISBN eBook: 978-1-64086-573-0

    Índice

    Presentación

    ¡Creo, Ayuda a mi Poca Fe!

    Está a la Puerta y Llama: Ábrete a la Fe

    Abandonarse a la Providencia Divina

    Los Bienes que Proporciona la Fe

    Las Dimensiones de la Fe

    Renovarse en Fe

    Testigos de la Esperanza

    La Oración Ferviente del Justo tiene Mucho Poder

    El Elogio de Jesús: Mujer qué Grande es tu Fe

    Levántate y Proclama el Milagro de Dios

    El Buen Combate De La Fe

    Signos y Prodigios por la Fe

    Profesemos Nuestra Fe

    Oración en Fe para obtener la Curación

    Testimonio No 1

    Curación de Leucemia

    Testimonio No 2

    Curación de hernias en la columna

    Testimonio No 3

    Curación daño cerebral y riñones poliquísticos

    Testimonio No 4

    Sanación de hernia discal

    Conclusión

    Bibliografía

    Presentación

    Nos encontramos ante el fenómeno de la pérdida de la fe en Dios y el desafío de reconocer a Jesús como médico, restaurador y salvador de nuestras vidas; por tal motivo, la fe debe hacerse viva cada día en nuestras vidas, es el escenario que nos pone la Iglesia católica como auténticos cristianos para analizar qué tan profunda es nuestra fe, las razones para creer, la intensidad con la que debemos creer cada día en un Cristo vivo, crucificado y resucitado. Este libro: Todo es posible para el que tiene fe , nos ayudará en nuestra aventura de la fe, la que hemos heredado y recibido de nuestros padres, la antorcha que ilumina nuestro sendero, la que opera signos maravillosos y prodigios en nuestras vidas, ya que todo es posible, con la fe todo se puede superar, todo se puede recibir, todo se puede transformar, ya que es Dios quien lo hace todo nuevo cuando poseemos la fe, madura, viva y eficaz para asumir los sentimientos de Cristo.

    El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe: con el corazón se cree y con los labios se profesa (cf. Rm 10, 10). El corazón indica que el primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona hasta en lo más íntimo.

    Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este estar con él nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. La Iglesia en el día de Pentecostés muestra con toda evidencia esta dimensión pública del creer y anunciar a todos sin temor la propia fe. Es el don del Espíritu Santo el que capacita para la misión y fortalece nuestro testimonio, haciéndolo franco y valeroso.

    La Iglesia es la primera que cree, y así conduce, alimenta y sostiene mi fe. La Iglesia es la primera que, en todas partes, confiesa al Señor. La fe es un don sobrenatural de Dios. Para creer, el hombre necesita los auxilios interiores del Espíritu Santo.¹ Desde la parroquia se percibe como los cristianos crecen cada día en la fe, nuestra fe se ha ido renovando cada día por la presencia de Cristo y se alimenta en la divina eucaristía. Como olvidar esas maravillosas horas santas y misas por los enfermos en las que el Señor ha derramado tanta bendición para su pueblo, tantos enfermos que han sido curados, tantas bendiciones que el Señor ha derramado y seguirá derramando a quienes creemos en su eterno poder, misericordia y amor.

    Creer es un acto humano, consciente y libre, que corresponde a la dignidad de la persona humana.². La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros.³

    Confirmar la fe de los otros creyendo, es el testimonio que debemos transmitir cada día. ¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos. (Lc. 22, 31-32). Confirmar la fe, porque el mal quiere destruir nuestro vínculo con Dios, debilitar nuestra fe, hasta la incredulidad. Desfallecemos constantemente en la fe cuando le damos poder y autoridad a los problemas y dificultades, a las tentaciones y pruebas, a las enfermedades y perturbaciones del mal. Pero es Jesús quien sigue orando por cada uno de nosotros para que conservemos la fe y perseveremos hasta las últimas consecuencias como testigos del Señor en nuestra familia, y en todos los ambientes en donde la fe está herida y debilitada por la frialdad espiritual o más aún, donde el rostro de la fe se ha desfigurado hasta llegar a una creencia subjetiva en cualquier dios.

    Cada día es un reto

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