Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Legado: Episodio I: La Búsqueda Del Amor
Legado: Episodio I: La Búsqueda Del Amor
Legado: Episodio I: La Búsqueda Del Amor
Libro electrónico755 páginas15 horas

Legado: Episodio I: La Búsqueda Del Amor

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Legacy, una novela 30 años en desarrollo, es una historia futurística de las anteriores estancias de la humanidad por este y otros mundos sin números según lo experimento el autor. Describe un viaje increíble a través de varias vidas que se remontan a un millón de años, sus errores y triunf

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 ene 2019
ISBN9781950256518
Legado: Episodio I: La Búsqueda Del Amor
Autor

Robert Maxxim

Born in 1957, the author experienced several sleep-time visits to other worlds as a child, and witnessed countless alien craft. These visions continue to date, in both wake and sleep states. He studied concert piano starting at age three, but changed his calling to science following his visionary experiences. This book is the culmination of these experiences, shared with the world for the first time. The author spent 40 years studying science, religion, and the Science of Life presented by Dr. Ernest L. Norman, validating his visions starting on July 13, 1973. Author proceeded to confirm his sightings and experiences with other established sources such as George Adamski, and personally met Brothers from other worlds that helped instruct him over the years. This book series is the result of such visionary and confirmation efforts, written in novel form.

Relacionado con Legado

Libros electrónicos relacionados

Nueva era y espiritualidad para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Legado

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Legado - Robert Maxxim

    cover.jpg

    Legado

    Episodio I: La Búsqueda Del Amor

    Una novela por

    Robert Maxxim

    Derechos de autor © 2019 por Robert Maxxim.

    Cubierta suave: 978-1-950256-50-1

    Libro electrónico: 978-1-950256-51-8

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede reproducirse o transmitirse de ninguna forma ni por ningún medio, ya sea electrónico o mecánico, incluidas fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, sin permiso por escrito del propietario de los derechos de autor.

    Algunos nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o se usan ficticiamente, y cualquier parecido con personas reales, vivos o muertos, eventos o lugares es completamente fortuito.

    Expresiones de gratitud:

    Traduccion:

    Beatriz Angelica Pitre

    José María López Pla

    Sec. Manuela Mazón Martínez

    Rendiciones artísticas:

    Buzz Erlinger-Ford, Saint Lucia; 99designs.com/users/916115

    Rodrigo Aldebaran Diaz, Mexico; www.roaldimage.com

    Sitio web del libro:

    www.rgaetan.com (imágenes en color, información, enlaces, discusiones)

    Este libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

    Fecha de revisión: 1/24/2019

    Para ordenar copias adicionales de este libro, contacta:

    Toplink Publishing

    1-888-375-9818

    www.toplinkpublishing.com

    Dedicatoria

    Dedico este relato a la verdadera inspiración detrás de su contenido: mis amables, amorosos, hermanos superiores de Luz, mis eternos amigos, cuya única misión en la vida es alimentar sus corazones con el amor de Dios, y ninguna imperfección egoísta se encuentra en ellos. Ellos son el compendio de la belleza y la antorcha articular eterna de comprensión universal inter-dimensional de la vida. Mi búsqueda por el Amor comienza con ellos.

    Palabras derivadas por sus agraciados, alegres labios sanan el corazón del miedo y alivian los conflictos del alma de toda mancha nociva del deseo. En su presencia, no dejes que el corazón entristezca al vislumbrar el amor, puesto que nuestro futuro consta en reinos superiores; todo lo que necesitamos es el propósito del amor, no caprichos mundanos a cargo del timón. Su existencia es una oda perpetua de cariño hacia la Consciencia Creativa Infinita, faros radiantes de paz, vastas fuentes de conocimiento superior.

    Sin su amorosa presencia en mi vida, su estímulo constante, y el dulce llamado a la honestidad de mi hermoso zafiro estelar, mi maestra y único amor, jamás hubiese concebido este libro o experimentado lo que se siente amar a Su Majestad. Por lo tanto, no me atribuyo el mérito sustancial de este libro. Líder o maestro no soy, ningún canal espiritual o maestro—lejos de tal. Solo soy un humilde estudiante de la Verdad.

    Sigue al infinito con todo tu corazón y poder, no a mí.

    Contenido

    Dedicatoria

    Prefacio

    Capítulo 1: Firmamentos Serenos

    Capítulo 2: Memorias No Reconocen Reposo

    Capítulo 3: Una Convocatoria Marciana

    Capítulo 4: Pasado Sepultado

    Capítulo 5: Los Porteros

    Capítulo 6: La Fe Tiene Un Propósito

    Capítulo 7: Primer Contacto

    Capítulo 8: Nuestro Legado Pasado

    Capítulo 9: Segundo Contacto

    Capítulo 10: Señores De La Pretensión

    Capítulo 11: UEF Pregunta

    Capítulo 12: La Primera Conferencia

    Capítulo 13: La Disciplina Es Supervivencia

    Capítulo 14: Fantasmas Del Pasado

    Capítulo 15: Nuevos Comienzos

    Capítulo 16: El Enemigo Adentro

    Capítulo 17: Oh, Mi Perfecto Amor

    Capítulo 18: La Primera Revisión

    Capítulo 19: Venganza Perfecta

    Capítulo 20: Regreso A La Atlántida

    Capítulo 21: Una Bienvenida de Saras

    Capítulo 22: Bill Ama A May Len

    Capítulo 23: Mi Única Amada

    Capítulo 24: Vidas Inseparables

    Capítulo 25: Mi Maestra, Guía, y Esperanza

    Sobre El Autor

    Ilustraciones

    Grafica 1: Diagrama Funcional De Una Nave Espacial (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 2: Venus alto plano (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 3: Nave Venusiana Inter-dimensional (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 4: Ciudad Jardín del Mar, Atlántida (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 5: Cuarto de las Máscaras, Valics (www.didaskalia.net)

    Grafica 6: Diagrama del generador de energía Atlante (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 7: Centro de control, torre Atlante de energía (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 8: Últimos momentos de Posá Ih Denh (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 9: El fin de Atlan Tenh (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 10: ¿Escultura antigua, remanente Atlante? (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 11: Titán (Rodrigo Diaz)

    Grafica 12: Venus, Sham Manéh (Rodrigo Diaz)

    Grafica 13: Épica Lemuriana (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 14: Ciudadela del Moderador, Atlan Tenh (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 15: Roshon cae al abismo (Rodrigo Diaz)

    Grafica 16: Palacio del Pavo Real, Atlan Tenh (B. Erlinger-Ford)

    Grafica 17: Centro Tribunal, Atlan Tenh (R. Diaz)

    Grafica 18: Nave Venusiana Exploradora (R. Diaz)

    Grafica 19: Ciudad Marciana subterránea (Rodrigo Diaz)

    Grafica 20: Ciudad Marciana subterránea de noche (Rodrigo Diaz)

    Prefacio

    ¿Qué harías si presenciaras eventos reales que tuvieron lugar hace mucho tiempo, en tierras y mundos extranjeros mucho más allá del nuestro—excéntricos, eventos formidables que divergen ampliamente del punto de vista común? ¿Qué tal si uno de esos eventos fuese una experiencia personal, imponente, con elevados reinos de realidad; dimensiones de existencia superior donde el amor y la verdad de Dios resplandecen constantemente de seres llenos de alegría, y toda cosa viviente está compuesta de la misma esencia de luz celestial propia?

    Está narración de múltiples episodios fue inspirada por dichos eventos notables, revelados en forma de visiones que comenzaron la noche del 13 de Julio de 1973. He dedicado los últimos cuarenta años a tratar de refutarlos, pero no tuve éxito; más bien, los confirmé. Este libro es una novela basada en tal corroboración.

    Al principio, estas revelaciones se materializaron como visitas en estado de sueño a reinos superiores de Venus, Marte, Saturno y mundos más allá de nuestro sistema. Pero tres años después, experimenté inesperadamente varios recuerdos conscientes de vidas previas que proceden de muy, muy lejos en los anales del tiempo. Estas revelaciones continúan hasta el presente, revelando innumerables estancias y lecciones que considero inestimables en mi vida.

    Tenía quince años cuando comenzaron estas experiencias, un joven inmigrante cubano dedicado a convertirse en un pianista de renombre mundial. Honestamente, no estaba educado en las ciencias, y definitivamente ajeno a temas tales como la reencarnación o revelación psíquica. Siendo inmaduro en tales materias, nunca esperé tener estas experiencias y no descifré completamente su significado hasta años después. Con el tiempo, los hechos se unieron, culminando en este libro.

    Durante muchos años, cuando me metía en la cama por la noche, silenciosamente le suplicaba a Dios durante horas con todo mi corazón hasta que me dormía. Le rogaba conocerlo, y anhelaba encontrarme algún día con mi amada, la princesa celestial y única compañera de mi corazón, a quién dedico este libro y mi alma. Las lágrimas se derramaban en mis apelaciones nocturnas, más aún durante el día mientras revivía la súplica nocturna.

    Me di cuenta de que no conocía a Dios en lo absoluto, y la idea me asustó muchísimo. El Arquitecto de mi alma y lo que mi vida más necesitaba era el mayor de los misterios, y eso no constaba bien conmigo. Recorrí el planeta en busca de respuestas, sin dejar piedra sin remover, pero nada satisfizo un creciente abismo en mi pecho. Estar tan lejos de Él, e incapaz de encontrar a mí amada, trajo presagios terribles a mi inepta vida, maltrecha por miedos y deseos paralizadores. Por lo tanto, el Padre y mi amada vivieron solo en mis sueños con esperanza imperturbable, y en mi corazón con ardiente deseo. Pero todo eso estaba por cambiar drásticamente en formas que nunca imaginé, ya que mi búsqueda del amor estaba a punto de comenzar.

    En esa memorable noche de viernes, fui testigo del avistamiento de varias naves extraterrestres surcando los cielos sobre mi hogar en Whittier, California. Francamente entusiasmado con la perspectiva de ver algo de magnitudes cósmicas, bajé corriendo una serie de escalones de cemento hacia la calle con un telescopio de tres pulgadas, esperando ver mejor estos objetos. Pero después de unos minutos, de repente me cansé y me sentí obligado a entrar a casa. Mientras subía los peldaños, comencé a sentirme inusualmente pesado. Cuando llegué a la puerta, apenas estaba consciente y me desplomé en la entrada.

    Lo próximo que recuerdo es estar inexplicablemente acostado en mi cama del lado izquierdo, los ojos fijos en el reloj de cabecera preguntándome cómo llegué allí. Además, llevaba un pijama incomoda que nunca me ponía, mi ropa estaba colgada de forma ordenada en mi armario, y el telescopio estaba doblado junto a la puerta—una tarea difícil para alguien que no era reconocido por su pulcritud. Exactamente cinco segundos antes de las 10:00 p.m., quede abruptamente dormido como si hubiera sido repentinamente sedado.

    La oscuridad prevaleció brevemente en los calmados ojos de mi mente hasta que un túnel luminoso se desplegó rápidamente como el iris de una cámara. Viajé apresuradamente a través de este túnel iluminado y me fundí con un destello de luz que moraba en su extremo. En el momento siguiente, me encontré de pie en una habitación rectangular con dos grandes ventanales con vistas a la naturaleza exterior. No sabía dónde estaba—aparte de muy, muy lejos de casa—y sin la menor idea de cómo llegué allí.

    Estaba solo, alejado de las ventanas y al lado de una escalera que conducía a un nivel inferior. Todo estaba en silencio, y la oscuridad me impidió ver lo que había en el nivel inferior, como si no debiera ir allí. Preguntándome dónde estaba, una desconocida, sin embargo dulce voz femenina que no pude ubicar dijo de repente, Serás devuelto dentro de dos horas; estás en Venus.

    Lo que ocurrió a continuación, que pareció tan largo como cien años, lo dejo a la narración. Para hacer un informe más breve que extenso, los seres superiores que habitan este maravilloso mundo me dieron un recorrido por Venus, y recibí una educación de por vida en la ciencia y los principios universales de la existencia. Su gente siempre sonriente, regocijaban de un amor incontenible, porque están enamorados el uno del otro y con Él. No conocen el egoísmo y, por lo tanto, son libres del miedo. Venus era un mundo tan exquisitamente bello que ninguna palabra puede describirlo por completo. Su aire tenía un delicioso aroma tanto natural como espiritual; la narración hablará más de sus innumerables maravillas.

    Cinco segundos antes de la medianoche, precisamente dos horas después como me fue prometido, me desperté. Mis ojos se abrieron repentinamente y me sorprendió encontrarme de nuevo en este mundo, retomando mi vida física donde la dejé, una vida que ya no sentía era real o deseable de ninguna manera.

    Después de vivir tanto tiempo en estos reinos celestiales e espirituales, regresar a la Tierra fue un colosal fastidio. Las asombrosas maravillas celestiales que observé en Venus, sus vastos, impresionantes paisajes, mis nuevos amigos, sus principios, y los asombrosos preceptos que aprendí, fueron reemplazados precipitadamente por una monótona habitación oscura sostenida por un mundo igualmente oscuro. Había olvidado mi vida terrenal con todos sus cuidados y preocupaciones, transformado en una persona acostumbrada a una forma de vida diferente en un mundo a millones de millas de distancia.

    De repente salté de la cama apenas reconectado con el presente solo para encontrar, al pie de mi cama, la imagen semi-transparente de los mismos seres que conocí en ese mundo lejano, sonriendo suavemente e insinuando que nunca debería olvidarlos. Después de diez segundos, lentamente se desvanecieron, y me desmayé de nuevo. Esta vez, surgí en una de las lunas de Saturno, Titán.

    Aunque era de noche, el disco resplandeciente de Saturno iluminaba el paisaje apacible frente a mí como la luz del crepúsculo. Me detuve a unos dos kilómetros de pequeñas colinas lisas a mi izquierda. Suaves nubes corrían rápidamente sobre ellas, enmascarando las majestuosas joyas del cielo. Aunque no había árboles visibles, una flora cristalina iridiscente cubría un paisaje taciturno semejante a una pradera.

    Muy cerca, un hombre alto me pidió que entrara a un extraño edificio brillante a su lado que parecía una pequeña cabina cilíndrica. Este edificio no tenía más de tres metros de altura y uno de ancho. Pero en su interior, sus dimensiones eran absolutamente enormes, donde se oficiaba una especie de congreso. Aprenderás más sobre Titán en las páginas siguientes.

    En los días siguientes, visité las ciudades subterráneas de Marte, así como numerosos mundos magníficos más allá de los límites de nuestro sistema. En esos momentos, me sentía como un extraterrestre viviendo en un mundo atrasado, sin propósito o plan, dominado por un ser egoísta que aún no reconocía ni comprendía—hasta que mi alma despertó mucho más tarde en mi vida.

    A la mañana siguiente, sólo días después de obtener mí permiso de conducir, vagué sin rumbo fijo por la biblioteca pública de Whittier. Jamás había visitado una biblioteca, mucho menos consciente del hecho de que realmente tenía libros que uno podía llevarse a casa durante un tiempo. Pero yo no estaba allí en una misión, buscando un tomo especial, o investigando un tema en particular—ni mucho menos. En realidad, ciertamente no sabía por qué me encontraba allí, sin embargo allí estaba.

    Caminé silenciosamente por la vasta biblioteca, aún aturdido por sus impresionantes dimensiones e innumerable variedad de libros, inseguro de a dónde ir o qué hacer. Lentamente, me volví involuntariamente hacia el sur y me dirigí como un zombi inconsciente a lo largo de los mostradores de información y de consigna. Fui más allá de los catálogos y fichas y seguí por un pasillo central hasta que entré en una sección oscura de la biblioteca.

    Como no había nadie más en el área, supuse que el material en esta sección específica tenía un significado casi trivial para la mayoría de los usuarios de la biblioteca, razón tal vez de su profunda reclusión. Pero no pude elegir ningún otro lugar para estar o mover voluntariamente mi cuerpo.

    A unos veinte pasos al final del pasillo, me detuve de repente y me quedé mirando absorto, atento. Entonces inesperadamente, mi brazo derecho se levantó y mi mano comenzó a tocar cierto libro, aparentemente por su propia voluntad.

    Tres golpecitos más tarde y todavía desconcentrado, mis ojos finalmente se enfocaron, mi consciencia despertó, pero mi mano todavía estaba tocando ese libro. Me di cuenta de que esto era un comportamiento bastante anormal, pero mi brazo obstinadamente siguió tocando el libro, y lo hizo hasta que decidí tomar el libro en mis manos. Entonces, el golpeteo se detuvo. El libro se titulaba "Inside The Space Ships" por George Adamski.

    Lo que encontré en este libro validó lo que vi en mi estado alterado. Mi corazón se llenó de fe ilimitada, energía, y vitalidad suficiente para durar una eternidad. Fue entonces cuando mi búsqueda por el amor profundizo, y mi corazón se entregó fervientemente al Eterno.

    A medida que los años avanzaban lentamente en morbosa soledad, confinado en aislamiento, me preguntaba qué hacer con el conocimiento de tantas visiones, así que inocentemente decidí contarles a otros acerca de ellas. Hubiera sido mejor si no lo hubiera intentado, porque cuando lo hice, fui rechazado rápidamente y profundamente ridiculizado. Aun así, recurrí a canales especializados como la fuerza aérea, universidades, y contratistas espaciales como Martin Marietta, ofreciendo proporcionarles información científica. Mi previa humillación pública claramente predijo lo que podía esperar. Por lo tanto, el libro de Adamski se convirtió en el único amigo que tenía en un mundo hostil, manteniendo numerosos secretos recluidos.

    Solo, y grandemente abatido por todos con quienes compartía mis experiencias, pasé día y noche dibujando las naves de Adamski, escribiendo sobre los reinos espirituales que visité, y verificando los conceptos científicos aprendidos durante tales estancias. Finalmente, ya que no tenía a nadie con quien compartirlos, destruí la mayor parte. A pesar de la profunda tristeza que escondí en mi interior, poderosas memorias de los reinos celestiales sobrevivían en mi corazón, manteniendo prósperas esperanzas en constante florecimiento de algún día regresar a las estrellas.

    Mi corazón continuó buscando a mis queridos amigos, llamados Hermanos, con anhelo convincente; era lo único que me importaba. Pero como nadie mostró ningún interés en mis visiones, me sentí totalmente harto de este mundo y ansiaba huir a Marte de la peor manera. Allí, estaba seguro de que mi zafiro estelar me esperaba. Pero no sabía muy bien las verdaderas razones por las que me sentía así. Por lo tanto, dibujé precisos planos técnicos de naves espaciales y comencé a adquirir los componentes necesarios para construirlas. Pero entonces, surgió un incidente que de repente detuvo mis planes, porque en mi cautivadora inocencia, pensé que había encontrado a los Hermanos—en la Tierra, de todos los lugares.

    En los años siguientes, descubrí la Unarius Educational Foundation en El Cajon, California, y rápidamente les hice una visita. Mientras permanecía sentado sin ser molestado en su hermoso vestíbulo revisando un libro escrito por el Doctor Ernest L. Norman, El Concepto Infinito, el libro se me deslizó súbitamente de las manos, me dejé caer sobre la mesa que estaba delante de mí como si estuviera muerto, mis ojos se cerraron, y una espantosa batalla espacial alrededor de Marte se desarrolló en mi mente. Me vi y me sentí en esa batalla, una experiencia tan real como posiblemente pueda llegar a ser posible.

    Fue entonces cuando, por primera vez en mi vida, creí en la reencarnación y comprendí mi difícil situación—sí, yo había vivido antes, y había estado allí, en Marte. Entonces entendí por qué quería regresar a mi mundo natal, y buscar a mi único amor. Poco después, mi oscuro legado se reveló lentamente, y aprendí por qué fui internado en la Tierra.

    Miles de imágenes de vidas pasadas se revelaron a través del tiempo; muchas están documentadas como testimonios en la extensa biblioteca de la fundación. Algunas se basaron en visiones auténticas de eventos pasados y yo los defiendo por completo; leerás sobre ellos en esta narración. Otras, por otra parte, los evoqué erróneamente, movido por un anhelo irresistible de subir de rango entre los estudiantes de Unarius. El recordar vidas pasadas se convirtió en un esfuerzo elaborado para merecer el perdón de errores anteriores infundados sin realmente haberlo intentarlo.

    Perdí dolorosamente cuatro años literalmente engañándome a mí mismo y abusando de las maravillosas enseñanzas espirituales. En esos días problemáticos, sufrí una sobredosis de desprecio auto-infringido y admití innumerables actos pasados que simplemente no eran ciertos. Parecía que cuanto más fantasmal era lo que fabricaba del pasado, cuanto más era estimado—un dominio propenso a la adicción que pasé por alto y lamento vergonzosamente. Mi conducta descarriada no se notaba, así pensaba, creyendo que tenía a mis líderes engañados. La verdad era que, fui yo quien sufría de deficiencia de veracidad.

    Sufrí cuatro años dolorosos de esclavitud autoimpuesta hasta que un sexto sentido finalmente penetró a través de una ansiedad obstinada, y aprendí lecciones largamente esperadas; no confíes en que ningún hombre sea Dios, busca el Amor y no la salvación, y anhela servir a Dios pero no para tus propios motivos.

    Las maravillosas enseñanzas presentadas por el Dr. Ernest L. Norman, el fundador de Unarius, fueron gradualmente eclipsadas por otros intereses que surgieron después de su transición. Aceptando este hecho, y volviendo a dedicarme a sus obras originales, me di cuenta de que era hora de irme del Centro Unarius, porque ya no era la ciencia pura que el Dr. Norman concibió. Tan pronto, las visiones de este libro me inundaron la mente y no podía escribirlas lo suficientemente rápido.

    Hoy, un grupo de estudiantes se dedica estrictamente a las escrituras originales del Dr. Norman [¹]. Alabo su iniciativa de buscar el amor y la verdad, y no inventar falsas vidas pasadas o enfocarse en aterrizajes de naves espaciales que no sucederán. Una hermandad celestial se extiende y guía todos los mundos en esta galaxia—juntos, no divididos. Los Hermanos jamás desunirían la galaxia formando federaciones espaciales aisladas de la familia cósmica, como algunos proponen. Somos hermanos, somos uno, no un partido.

    Hace un millón de años, varias almas extraviadas hicieron precisamente eso—aislaron ciertos planetas dentro de una federación supuestamente para ayudarlos a evolucionar. Los resultados se detallan en este libro, nuestro detestable legado. Yo debo saber. En parte fui responsable de ese colosal ingrato error. ¿Y queremos repetir la historia? ¿Están los entusiastas del aterrizaje reviviendo su parte de aquel error masivo?

    Que este testimonio sea una clara advertencia para los inexpertos y crédulos. Siempre pon a prueba al espíritu, principalmente el tuyo, porque puedes estar gravemente engañado. Aprende de mis errores, y no te esfuerces por conocer el pasado. Más bien, conoce tus sentimientos, un acto mucho más importante que conocer tu pasado, ya que te llevará a ese pasado. Busca en paz, sin miedo ni prisa. Confía en los Hermanos en todos los sentidos. Ellos te iluminarán con la verdad, amor, y el conocimiento de quién eres, cuando sea el momento adecuado.

    Me sentí conmovido por dentro de compilar todas las visiones y sus elegantes lecciones en forma de historia, transmitiendo un vital y sencillo mensaje a todos en la Tierra desde el corazón de Su Majestad: no le tengas miedo. Sé paciente; la prisa te entregará en las manos de tu ser inferior. No hagas nada bajo estrés, haz todo desbordado de amor, deja que tu ser superior siempre esté cerca. No lleves la vida cotidiana como si fuese lo más normal; estate por encima. Siempre cuestiona tus deseos, porque son vanas inseguridades nacidas de recuerdos que no reposarán. Recuerda, la ira y el deseo no son más que supresores del miedo.

    Sinceramente, deseo que este libro ayude al lector a comprender lo que significa ese mensaje crítico. Que te inspire a vivir de acuerdo con los caminos de Dios, y a fomentar una comprensión más profunda de nuestro oscuro y complejo legado, un pasado que nos esclaviza a adorar el error y burlarnos del amor genuino. Que transmita la importancia de distinguir al ser inferior de las esencias superiores, una contienda descrita en las páginas de este libro. Tal es la búsqueda del amor.

    Uno podría preguntar con razón: ¿Por qué me llevó tanto tiempo publicar estos incidentes visionarios? La respuesta es bastante simple: no estaba listo para servir humildemente al Infinito por la misma razón mencionada anteriormente; no podía distinguirme de mis Hermanos.

    Los años que siguieron a esa memorable víspera de Julio trajeron un proceso de confusión interminable, en ocasiones más allá de mi capacidad de resistirlo. Mi corazón se inclinó críticamente a la atracción mundana, engañado por deseos que no pude entender y rápidamente se escondían de mí. Traicioné a Dios y a los Hermanos muchas veces, no prestando atención a su llamado sino más bien a pasiones y temores de un mundo tangible, y un corazón adjudicado.

    Pensé que era alguien de gran importancia, pero todo el tiempo viví una mentira monumental, porque yo solo era un modesto estudiante sin Luz. Yo era una ofensa a la verdad, una monstruosidad para la humildad, una vergüenza total como mensajero. Mis más nobles intenciones y aspiraciones no eran más que deseos obsesivos, impulsados por los vástagos del error más oscuro. Mi corazón era egoísta, tortuoso, viviendo en vergonzosa pretensión de piedad, porque ese ser ignorante que está dentro se reía del rostro del amor, actuando amablemente solo por beneficio propio. Yo absolutamente no le era de ningún buen uso a mi Padre en esa condición.

    Me sentí devastado al saber esto y me opuse fuertemente a darle una nueva oportunidad a mi vida, prefiriendo morir antes de enfrentar la verdad y el dolor interno. Pero en el fondo, sentí que los Hermanos no condenan, y los dolores eran simplemente resistencia a la verdad. Entonces, ¿dónde estaba el sentido de elegir la muerte sobre el Infinito? Y entonces, me puse de nuevo en pie y avancé una y otra vez, convirtiendo el orgullo en una molestia olvidada—reavivando mi búsqueda del amor.

    Permíteme presentarte a los Hermanos Superiores de la Luz, los verdaderos maestros y líderes de nuestros corazones. Ámalos y al Padre con todas tus fuerzas, y algo más. Confía en ellos. Deja que te muestren, como me mostraron, la oscuridad que ciega la mente y el corazón; sin su mayor amor y sabiduría, no podemos lograr nada noble.

    Hoy en día, la mayoría de las creencias convencionales no ejemplifican una comprensión integral de la ciencia de la vida o una verdadera visión de los reinos superiores de expresión. Sí, hay más—infinitamente más—que aprender. Acepte la posibilidad de que la vida solo es el comienzo del infinito, no el final. Las razones por las cuales esto es cierto esperan su placentero descubrimiento, y qué sorpresas serán. Busca mayor amor y verdades, no la salvación, porque el que trata de salvar su vida la perderá, pero el que la sacrifica por Dios la ganará [²].

    Al leer las páginas de este libro, conoce y adopta el gran amor que abunda en el Cosmos. Descubre los graves pecados que prosperan en nuestros corazones a través de mi testimonio, y sabed que los Hermanos superiores están contigo en tus pensamientos, siempre listos para devolverte al lado ganador.

    No tengo manera de agradecerle al Padre lo suficiente por el inesperado honor que le dio a este estudiante lleno de verdaderos problemas para entrar en terrenos espirituales más elevados, para ser conmovido por las maravillas interminables de Dios, para tomar conciencia de mi zafiro celestial, y tener la humilde oportunidad de compartir tantas virtudes inestimables con mis hermanos de la Tierra, más aún, el honor de llevarlo en mi corazón. Es un privilegio de tal inmensa magnitud que este corazón de sustancia carnal jamás concebirá.

    Recomiendo encarecidamente al lector que sea fuerte en el Padre y tenga buen coraje porque comprometerse al Amor, no una persona, es la última carretera al cielo y la tolerancia es la esencia que te mantendrá en ese camino. Sé paciente. No obedezcas a tu ser negativo sino más bien niégalo. Sé cómo los hijos de Dios, los libres y desinteresados, que te piden que te unas a ellos en un abrazo amoroso—pronto.

    El infinito es todo lo que necesitas. Deja que la Hermandad comparta Su esencia contigo y que mis palabras inspiren en ti seguridad. Niégate a ti mismo; escucha el ritmo tranquilo de las obras de Dios. Siente que Su amor fluye a través de unos ojos emotivos—el amor verdadero, hermoso e indescriptible, limpio, potente. Su esencia impulsará al corazón a vivir enamorado con la Creación, y no el ser negativo, tal es la prueba del espíritu.

    Mi vida por Él, Su gloria esté en nosotros. Enamórate profundamente de Él con toda la furia y potencia del corazón, más que cualquier otra cosa por debajo o por encima de los cielos. Deja que la vida se convierta en un monumento a Su gran fidelidad. Espera en Su amor y atesóralo con todo tu corazón, alma, fuerza y poder. Que no haya otro pensamiento de la mente, o búsqueda en la vida, sino Él.


    ¹ Unarians United. www.UnariansUnited.com

    ² R. W. J. Morford, Lucas 9:24, en The One New Man Bible, Travelers Rest, SC: True Potential Publishing, Inc., 2011

    Capítulo 1: Firmamentos Serenos

    Querido padre y hermano, el amor eterno sea consigo. Dos memorables años han transcurrido en Masar [¹] desde nuestra fatídica partida de tierras primitivas de esclavitud. En ese día de júbilo, la Luz gloriosa de Su Majestad regresó a su legítimo lugar de reposo debajo de su frente, y las ventanas de tu alma contemplaron la vida con otros ojos no contaminados, dignos de admiración celeste después de tan larga, desafiante morada.

    Regocijaos, porque las puertas imperecederas de nuestro legado antiguo han cerrado para siempre y los sueños celestes de la humanidad finalmente son una realidad, visiones que jamás se desvanecerán u oscurecerán. Cargas malévolas nunca más volverán a detener al Maestro de los Cielos de nuestras miradas, y la verdad encenderá para siempre los corazones cósmicos con el amor divino como estaba destinado a ser. Por lo tanto, "¡Sé Fuerte! ¡Sé de buena valentía [²]! Sé fuerte en el Padre y en el poder de Su fuerza. Debes estar continuamente revestido con la armadura total de Su Majestad para que puedas hacer frente a las estrategias del enemigo [³]."

    Ninguna crónica fugaz podrá darle a nuestro vergonzoso legado una representación adecuada, porque nuestra batalla contra la verdad es bastante larga y gravemente contraria a los caminos del Padre. Por lo tanto, pido que este humilde relato desate las puertas virtuosas de cada corazón que les escucha y conmueva el aliento intemporal de la vida que solo Su Majestad puede proporcionar.

    La opulenta cuna esmeralda que una vez llamamos nuestro hogar ya no brilla su glorioso faro dentro del gran vacío, apoderado por tácita, morbosa paz. Es un mundo herido, ahora en triste abandono, rodeado por firmamentos oscuros y ociosos que no invitan ni a un alma consciente a su seno solitario. Luminarias celestiales, colgadas silenciosamente lejos en una expansión sin aire, solo pueden percibir cenizas ígneas buscando un respiro entre montones de aspiraciones sin sentido y sacrificios cometidos a través de las épocas. Aun así, tales antiguas maravillas iluminadas derraman suavemente radiantes lágrimas sobre dominios baldíos contaminados por pretéritas pasiones humillantes que solo una humanidad errante podría inspirar.

    He aquí las esperanzas e intereses egoístas del hombre, reposando lamentablemente entre el polvo afligido de Saras [1], incapaz de perdurar la voluntad de Su Infinita Majestad. Solo despojos de nuestra avaricia desafiante persiste en medio de cenizas mundanas predestinadas, consumidas lentamente por un juez estelar invisible que no discierne la tolerancia de la ignorancia de la humanidad. Fe interminable puesta sobre ideologías, creencias humanas, reyes inmortales, e ídolos inspiradoramente monumentales construidos para triunfar sobre la creación; ninguno aguantó la prueba del tiempo. Todos se encuentran dispersados sobre lo que queda de un mundo nefasto, reducido a cenizas sin sentido. Entonces, de qué sirve al fin y al cabo nuestra aptitud intelectual, comparada con la gloria eterna, siempre creciente del Padre, "porque su amorosa bondad durará para siempre [⁴]."

    La elocución sigilosa de un mundo herido nos advirtió con amplio vigor de que no sabíamos vivir, pero incluso los más eruditos de entre nosotros ignoraron su advertencia e hicieron la vista gorda. Con amorosa paciencia, nuestro viejo mundo comprobó débilmente el dominio de la humanidad sobre su propia autodestrucción mientras nos atiborrábamos de pecado, a pesar de que la muerte se acercaba. Ahora, solitario en las frías corrientes del espacio, el incesante caos humano ya no ejerce sus pecados sobre la concha recién formada pero desilusionada de Saras—un mundo maduro cansado de dar frutos a seres beligerantes y posesivos desafiando la verdad durante largo tiempo.

    En aquellos días de razón perecida, el juicio cayó lentamente sobre el mundo envuelto en el anonimato absoluto para aquellos cuyos pensamientos estériles se esforzaban inquietamente para traicionar a Su Majestad. Mientras tanto, la era del veredicto imperecedero se acercaba cada vez más desde lejos, derramando su cáliz abstemio sobre las almas crédulas sufriendo severamente ebrias de su vil peso.

    Las personas se volvieron como niños, jugando juegos fingidos y viviendo imprudentemente hasta la muerte sin preocuparse. Diversión disoluta y falsas doctrinas, inspiradas por mentes depravadas, corrompieron la verdad y el amor de almas jóvenes. Sin permanecer el Padre en la voluntad del pueblo, sus corazones fallaron y ningún Dios se encontraba en ellos. Al final, la humanidad soportó una vida miserable y pecaminosa seducida por penumbras mundanas y seculares. Era la única vida que eligieron conocer, sometiéndose a garantías ofrecidas por la iniquidad provechosa y creencias erróneas lejos de la realidad espiritual.

    Totalmente desconectada del Padre, la humanidad continuó con sus vidas forjadas sin importarles, pretendiendo que todo estaba bien, sin saber que detrás de cada pensamiento habían bestias siniestras que fomentaban una conducta impía. La voluntad del enemigo de extinguir el aliento de la vida era implacable, el arsenal maligno a su disposición aparentemente ilimitado. Luchó ferozmente contra cualquiera que se pusiera del lado de Su Majestad, manteniendo los enfermos espiritualmente en jaque desatando temores incalculables y enfermedades sobre ellos. Bajo la influencia de innumerables anhelos imaginarios y la ignorancia desconcertante, la humanidad se perdió en un mundo inflamado con oscuridad complaciente, disminuyendo lentamente en la fuerza de vida inteligente.

    Engaños, amenazas, y objetivos frívolos nos llevaron a abandonar la mano de Su Majestad y acudir a nosotros mismos en busca de respuestas, justo donde la oscuridad quería que habitáramos. Perdimos el camino de la verdad y sustituimos la razón con el engaño, bajo la influencia directa de las ideologías beligerantes. Aclamamos las hazañas del hombre con asombro, pero deploramos la presencia de Dios incluso por una mera hora. Dejamos de amar a Dios y decidimos personificar modelos de otras almas perdidas en su lugar. Disfrutamos el materialismo pero revocamos la conducta divina. Mientras tanto, creíamos ser maestros prudentes y líderes brillantes. Éramos principiantes renegados de la verdad, golpeados por corazones aberrantes y malignos sujetos a motivos temerosos personales.

    ¿Por qué valorar una vida repleta de engaños, incitada por el miedo en lugar de la paz, gobernada por el existencialismo ciego y la sabiduría limitada del libre albedrío llena de verdad heurística subjetiva? ¿Cómo puede la humanidad persistir tras las rejas penales intelectuales sin intimarse más allá, convencida que la realidad física es inclusiva de todo?

    Fallamos en el momento que apartamos la mirada del Padre e imprudentemente dependemos de la aptitud personal para desentrañar los misterios de la vida. Si la actualización y la experiencia son proclividades limitantes que nos llevan a reconocer parcialmente la realidad justamente ignorada, entonces ¿dónde está la fuente del realismo asegurando la integridad de la vida y cumplimiento de la búsqueda universal?

    El amor, La verdad, la fe, ideas, visiones—estas no son manifestaciones físicas sino espirituales, la evidencia de cosas invisibles [⁵] que nacen no de la materia existencial sino del Arquitecto universal que hizo tal materia existencial. Por lo tanto, para conocer la verdad y aceptar la fe, el Arquitecto debe ser parte de tu vida. Ahí es donde entra la Hermandad, inspirando la verdad a aquellos que quieran escucharla.

    El amor y la verdad son los verdaderos líderes exclusivos de la creación, ya que estamos sujetos a ellos, no a la naturaleza asertiva del hombre o su intelecto innovador, porque ningún orden mundial concebido por el hombre permanecerá, y mucho menos conduce a la realidad concluyente. Por lo tanto, no sigas ciegamente tras promesas e ideales presuntos concebidos por hombres pecadores, porque seguramente perecerás profundamente engañado. En cambio, "busca primero el Reino de Dios y Su justicia [⁶]." Al permitir que la Hermandad sea tu guía, conocerás al farsante que vive dentro de ti. Permite que la honestidad y el amor revelen los ocultos deseos personales, para que puedas distinguir entre el engaño y Él.

    Date cuenta de que el amor reverente es la suma del cumplimiento con la tarea divina de la vida. Desde el átomo más simple hasta la majestuosidad de la luz estelar, la creación muestra sus formas gloriosas en un concurso cósmico incomparable con arte e integridad impecable. La vida es virtuosa y reverente, inspirada por el pensamiento recto, una conducta santa, y disciplina espiritual. Mantén la reverencia ante todo y en todo lo que es del espíritu, porque la burla corrompe la creación, pero el respeto construye el amor.

    Comprende que los seres vivientes son creaciones maravillosas, que contienen receptáculos de vida creados por y pertenecientes a Su Majestad. El recipiente es el uniforme de Dios y un instrumento para exhibir de manera inspiradora Sus infinitos y amorosos atributos. No lo contamines expresando necesidades egoístas, vulgares, u obtenciones a través de él, o entregarlo sin una guía infinita.

    No tenemos que impresionar a los demás con nuestras obras o posesiones, porque todas estas cosas son un pequeño subconjunto de lo que ya es legítimamente de Dios. En cambio, viaja por la vida lleno de los abundantes dones de expresión santa del Padre Infinito. Pide y no desees nada, excepto a Su Majestad, porque solo Él sabe lo que necesitas y Sus bendiciones son abundantes. En Su corazón no hay necesidad; en el tuyo, todo es necesidad. Ten cuidado con el hambre injusta por lo mundano, porque es una señal de que te apartaste de Él y un acto de necesidad desesperada, como la de un niño que ha perdido a su madre.

    No des ni enseñes, a menos que se te pida primero y el Padre lo apruebe. Tu espíritu infantil e inicuo lo corrompe absolutamente, y los curiosos usurpan la verdad sin consideración, pero Su verdad permanece fiel para siempre. Por lo tanto, consulta al Padre sobre cada pensamiento y acción que debas tomar. Deja que Su voluntad predomine en tu vida diaria, ya que Él conoce lo mejor. No te sueltes de Su mano confiable ni dejes de amarlo, porque Suya es la única voz en la que debes confiar. Nunca ames a nada más que al Padre, porque Él es el amor mismo. El amor al hombre, en vez de al Padre, destruye la vida; porque el hombre es pecador, el pecado es error, el error es vanidad, la presunción es deseo, el deseo es miedo, y el miedo es falta de verdad. Su verdad es la llave del universo.

    El amor del Padre, y de mi eterna compañera, lo busqué durante siglos sin fin, pero ¿con qué frecuencia la ignorancia y la falta de fe me desviaron? No podía vivir con sueños celestes tan grandes que mi corazón no podía contenerlos o expresar pasiones divinas en un mundo tan vulgar como el nuestro—así pensaba. Mis silenciosos pensamientos me traicionaron al pensar que mi única amada no existía, que jamás sería perdonado o liberado de mi ser malvado, que mis sueños no eran reales, que Dios no me amaba, que realmente no Le amaba ni a mi hermosa única, que cualquier esperanza de llevar una vida inspirada y divina más allá de la nuestra era mejor detenerla, considerando mi infeliz estado pecador; bueno, estaba equivocado.

    Llegué a conocer al infinito y a mi única amada en el momento que dejé de creer que no podría ser. Mi compañera eterna ahora vive en mi corazón, su mano siempre en la mía, compartiendo gloriosas maravillas del amor de Sus jardines cósmicos. Ella es la luz divina más maravillosa, radiante y suave melodía que anima mi alma. Ella es la majestad divina y la magnificencia culminante de mi vida, a quien busqué durante siglos a lo largo de los cielos, y de quien estoy desesperadamente enamorado.

    Ninguna calidez o suavidad corporal jamás eclipsará el corazón celestial y el espíritu amable de mi única. En sus pensamientos, el amor del Padre se manifiesta. De sus labios, Sus canciones de vida me traen paz y propósito. En el Padre, a través de ella, mi vida se completa "y su bondad amorosa me acompañara todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Padre para siempre [⁷]."

    No pierdas la esperanza; no temas que tu vida malvada no pueda ser salvada. Apártate de tu asesor ilícito interior, pero jamás te sueltes de Su esperanza o fe. Su espera es tu prueba de amor y una oportunidad para deshacerte del Yo por Él.

    Que el Infinito siempre esté con vosotros, y la memoria de este legado esté bien custodiada a tu lado para la eternidad. Camina por la vida con gracia, dotado de elegancia espiritual. Regocíjate en Sus ofrendas de paz y descansa tu alma en la Hermandad, porque somos uno: ¡Oh-Joi! Bienvenido al cielo, hermano mío, donde el amor de Su Majestad y el uno al otro trascienden todo deseo.

    Que Su Magnificencia sea toda gloria, porque nuestra sabiduría, obras de verdad, y maneras de justicia no son nuestras en lo absoluto, de ninguna manera, sino Suyas. A Su Majestad pertenece el origen de la verdad, bondad, y la esencia del amor—la piedra angular de la creación. Él es el arquitecto del amor y la voz eterna que susurra épicas de vida, Señor de dulzura y epítome de perfección, alegría de vivir y ritmo del cosmos. Mi vida para Él, Su gloria esté en nosotros, para siempre.

    "Su amorosa bondad es grande para con nosotros: y la verdad del Padre es para siempre [⁸]. El Padre es mi roca y mi fortaleza y mi libertador; mi Dios, mi roca en quien confiaré; mi escudo, el cuerno de mi salvación, y mi elevada torre [⁹]." El Padre es mi amor.


    ¹ G. H. Williamson y A. C. Bailey, Saras, Masar, en The Saucers Speak, Meta Physical Research Group, 1989

    ² R. W. J. Morford, Deuteronomio 31:7, en The One New Man Bible, Travelers Rest, SC: True Potential Publishing Co., 2011

    ³ R. W. J. Morford, Efesios 6: 10–11, en The One New Man Bible, Travelers Rest, SC: True Potential Publishing Co., 2011

    ⁴ R. W. J. Morford, 1 Cronicas 16:34, en The One New Man Bible, Travelers Rest, SC: True Potential Publishing Co., 2011

    ⁵ R. W. J. Morford, Hebreos 11:1, en The One New Man Bible, Travelers Rest, SC: True Potential Publishing Co., 2011

    ⁶ R. W. J. Morford, Mateo 6:33, en The One New Man Bible, Travelers Rest, SC: True Potential Publishing Co., 2011

    ⁷ R. W. J. Morford, Salmos 23:6, en The One New Man Bible, Travelers Rest, SC: True Potential Publishing Co., 2011

    ⁸ R. W. J. Morford, Salmos 117:2, en The One New Man Bible, Travelers Rest, SC: True Potential Publishing Co., 2011

    ⁹ R. W. J. Morford, Salmo 18:2, en The One New Man Bible, Travelers Rest, SC: True Potential Publishing Co., 2011

    Capítulo 2: Memorias No Reconocen Reposo

    Las verdaderas razones por las que encarnamos en este mundo hostil siguen siendo un misterio para la mayoría. Algunos creen firmemente que solo vives una vez, y este es el único mundo donde puedes hacerlo. Otros dedican sus vidas a buscar creencias excéntricas, tanto creacionistas como científicas, sujetas a una autoría, interpretación y propósito discutible.

    Si bien no hay una sola manera correcta o creencia sobre otra, un hecho ineludible permanece hábilmente oculto del alcance de la humanidad, en parte para controlar la existencia mundana: la vida es pluralista, lo que significa que es universal, convergente, recurrente, de experiencia colectiva, y asociativamente restrictiva. En otras palabras, encarnamos en este mundo específico simplemente porque no logramos dejar descansar ciertos recuerdos recurrentes, optamos por engañar en lugar de amar a personas que severamente asociamos con estos recuerdos, y vivimos consumidos por el miedo a la muerte.

    Compartimos un legado grotesco común que no respetará la cadencia benigna del cielo o la forma natural en que deberían ser las cosas. Es ese legado sin amor, no la creación, lo que hace que la vida sea como es en este planeta penal, reservado para enfermizos espirituales, donde nos reunimos periódicamente para dejar descansar las memorias antiguas—aunque a veces no logramos hacerlo, y regeneramos en lugar de anular el pasado. Ajeno a este hecho, repetí libremente recuerdos y le falte el respeto a la cadencia celestial vida tras vida sin preocupación, y esta vida no fue una excepción.

    Han pasado casi cuatro décadas desde que los albores de gobiernos tolerables tocaron nuestros corazones por última vez, en realidad tanto tiempo que ningún alma recordaba con certeza cómo eran los viejos tiempos, excepto a través de fábulas ilícitas de un mundo enterrado profundamente debajo de los mismos escombros pestilentes que bautizaron su triste destino.

    Historias asombrosas de aquellos días todavía persistían, pero pocos se preocupaban por escucharlas. Se decía que, en aquellos tiempos, altas montañas hechas de metal y vidrio se elevaban orgullosamente sobre la tierra, desafiando el inquebrantable destino de la naturaleza de reclamar lo que es legítimamente mundano. Dentro de sus espléndidos vestíbulos, ambiciosos señores ejercían autoridad indescriptible sobre el placer, y mantenían arduamente a la naturaleza cautiva por un inmerecido rescate. Comerciantes voraces se levantaron sobre la tierra para suplementar adecuadamente a sus amos opulentos instituyendo astutamente normas comunes de vida que convirtieron a la humanidad en esclavos de la fortuna.

    Los ricos mantenían la indulgencia y el poder personal en mucha más estima que el amor o la compasión humana; los demás luchaban para sobrevivir en medio de unas convenciones mundanas bastante alejadas de la esencia de Dios. El ocio desenfrenado era la norma, desperdiciando grandes recursos en objetivos bastante triviales que arruinaban tanto la mente como el cuerpo. El mundo afanaba en una pobreza absoluta lucrando a los pocos cada vez más ricos, pero se acercaba el momento cuando la explotación desistiría repentinamente y la inseguridad social conocería su destino. Con el tiempo, la renuencia del hombre a enfrentar el pecado y llevar una vida virtuosa desencadenó un holocausto masivo que destruyó los logros exagerados de la humanidad en un abrir y cerrar de ojos.

    Así fue que, en el amanecer de ese memorable día de Septiembre, el fin de la avaricia opulenta finalmente manifestó su vocación largamente decretada. De espesos cielos invernales, los dioses de la muerte tomaron rumbo hacia el corazón de Manhattan desde buques de carga disfrazados en el lejano mar, privando a millones de vida. Momentos más tarde, el mismo asalto sofocante devastó otras ciudades a lo largo de la costa de América del Norte, silenciando así a la nación más poderosa de la Tierra y arrojando al mundo entero a una oscuridad eterna.

    Niños cautivados presenciaban festivamente brillantes columnas de fatalidad surgiendo desde lejos, inconscientes de que sus acciones destruyeron vidas inocentes, no los principios que buscaban silenciar. Pero tal ignorancia invasiva suplicaba que no hubiera sido así, ya que solo logró despertar a un leviatán colosal durmiente movido por un odio irreprimible extremadamente agotante de soportar.

    Le costó a la venganza solo unos pocos momentos para desligarse de las ataduras latentes y rápidamente fijar sus funestas miradas en tierras distantes con una furia inigualable y supremacía absoluta, al igual que bestias hambrientas súbitamente liberadas al festejo. Esa misma tarde, cientos de tormentosos hornos atravesaron rápidamente el cielo bajo la faz de lo profundo y se lanzaron sobre millones de almas sobresaltadas que jamás conocieron su situación en tal mar tan desgarbado de ira rencorosa.

    Al final de ese trágico día, naciones enteras y sus orgullosos logros ya no existían. Cenizas humanas cubrían los suelos terrestres mientras los vientos esparcían sus voces inmóviles a vecinos mórbidos que temían el mismo destino. En las alturas de los cielos, las estrellas perdieron su brillo habitual sobre la faz del recóndito manto nocturno, y el resplandor celestial se desvaneció cautelosamente en la oscuridad sombría. En su lugar, deslumbrantes auroras cubrieron los cielos, cautivando a observadores desconcertados alrededor del mundo. Pero lo que para muchos les parecían espléndidas obras de la naturaleza en realidad trajeron temor a los que sabían. Horas más tarde, una tragedia inesperada los azotó.

    Poco a poco, la luz del sol surgió sobre horizontes mañaneros como un gigantesco velo desplazando, dispensando radiación letal que quemaba profundamente a cualquiera que desafiara sus rayos durante varios días. El planeta se calentó constantemente e incendios devastaron tierras cultivables, pronto inundadas por capas de hielo derritiéndose rápidamente. Finalmente, el eje de la Tierra se inclinó sin rumbo, y desastres incomparables humillaron a toda nación, provocando una crisis masiva de refugiados a nivel mundial.

    Incapaces de alimentar a su gente, las naciones se agredieron entre sí para sobrevivir. Estados derrocaron a sus vecinos en rápida sucesión, y dictadores ambiciosos llegaron y desaparecieron apresuradamente. Pero estas fueron calamidades triviales comparadas con lo que las siguió: las guerras genotéricas. Aparentemente de la noche a la mañana, innumerables criaturas grotescas llamadas bestias invadieron todo rincón del mundo, destruyendo todo a su paso y reduciendo la población de la Tierra a dos mil millones. Algunos especulaban que eran invasores del espacio, otros mutantes. El tiempo paso antes de que el mundo se diera cuenta de que estos monstruos eran humanos empalmados, híbridos provenientes de la ambigua Alianza de Amarna con sede en algún lugar del Sahara.

    El año era 2058. Después de ocho años de guerra, me encontré en el Mar Arenoso de Calanshio persiguiendo a Amarna. Convirtiéndome en un marine fue lo último que esperaba, pero la presión del servicio compulsorio y un momento de debilidad fue todo lo que necesite para servir perennemente a la voluntad de caudillos militares. Una vez aspiré a alcanzar el nivel de Brahmán y respeté la gran verdad de que "tan cierto como la muerte llega al nacido, el nacimiento también es seguro para los muertos [1]." Ahora, rezo del Gitopanishad con una mano mientras que con la otra mato a gente que nunca conocí.

    Nuestro batallón peinó el desierto durante semanas hasta llegar a un aeródromo abandonado cerca de Bu Attifel. Después de establecer el campamento, no pasó mucho tiempo para que los párpados reflejaran ensoñaciones mentales en desventuradas recreaciones. Sin embargo, en un lugar apático como este, era más fácil decirlo que hacerlo.

    Fuertes vientos abatían las abrasadoras arenas desérticas en abruptas explosiones, imponiendo diminutos granos que cerrilmente se metían en desprevenidas fauces. En la antigua terminal del aeródromo, no parecía posible escapar del calor a pesar de los controles climáticos integrados en nuestros exo-trajes forrados de cobalto. La luz del sol penetraba a través de lonas ondulantes colgadas sobre ventanas rotas, partiendo el sueño en siestas fugaces difíciles de ignorar. Hedores pajareros invadían los sentidos tratando de ignorarlos, con un asentamiento estancado peor que la guarida de un elefante. La privacidad era un lujo tan anormal que ambos géneros ya no le prestaban mucha atención. Aun así, mi frente estaba tan cansada que no soportaba la tortuosa excursión y me dormí inconsciente de la naturaleza hasta el mediodía.

    Sombras de eventos pasados deslucían las arenas, empañándose bajo el ardiente sol. Desenterrarlos parecía una rara prospección pero también preciada para superar, por lo demás, dolorosa monotonía. Aburridos, los infantes de marina recorrían el desierto como cazadores farsantes de tesoros, tomando orgullosamente posesión de cualquier rareza que desenterraban. No muy lejos del campamento, se toparon con un vehículo viejo y oxidado, en su mayoría enterrado, y decidieron exhumarlo a pesar del calor abrasador. No tenía tiempo para participar en esa operación, pero algo de ese viejo artilugio cautivó mis pensamientos hasta el borde de la pasión. Por lo tanto, mantuve una estrecha vigilancia de su progreso, con la esperanza de verlo finalmente exhumado.

    Era temprano en esa tarde cuando un gruñón salió apresuradamente del sitio de excavación y corrió hacia mí, interrumpiendo educadamente una discusión de logística que conducía con los jefes del MPP en Benghazi. Sargento, señor, hay algo que tiene que ver dijo entusiasmado.

    ¿Qué pasa, pelón? le dije, resuelto a no meterme en una prospección arenal que no tenía sentido. Mejor que sea importante.

    Se trata de ese vehículo que encontramos, señor. Tiene que venir a verlo.

    No vale la pena dedicarle nuestro tiempo, Privado, dije, bastante seco. Es solo una reliquia de otros tiempos y no tiene valor militar apreciable. ¿Eso es todo?

    No lo sabemos, señor. Parece que algo lo perforó y destrozó brutalmente. Aparte del fuego causado por el combustible, no hay casquillos de proyectiles, fulgurita, o evidencia de descarga de plasma en su alrededor; pero si nos dimos cuenta de esto, dijo él, mostrándome una pieza grande de metal curvo oxidado, limpiamente atravesada por una fuerza desconocida comparable a una prensa de estampación.

    Lo que sea que desgarró este vehículo, agregó él, no dejó residuo químico atrás y perforó agujeros de cuatro centímetros como este por todas partes, incluso a través del motor. No conocemos nada que pueda infligir este tipo de daño, estoy pensando seriamente que fue esa nueva arma de Amarna de la que tanto hemos escuchado lo qué lo causó.

    Tenía sentimientos vacilantes de visitar la zona de excavación. Pero si de hecho Amarna había probado una nueva arma en este vehículo, era nuestro deber investigar. Así que despedí a mi personal, me introduje al deslumbrante sol, y caminé con rumbo al oeste de la vieja terminal hacia donde estaba el vehículo, pasando a varios sudorosos cazadores de fruslerías a lo largo del camino.

    El vehículo, o lo que quedaba de él, fue golpeado con suficiente fuerza para inclinar su chasis diagonalmente, aparentemente desde el cielo en el lado del conductor. La mayoría de agujeros atravesaron el vehículo completamente hasta el otro lado, inyectando proyectiles extraídos de su metal profundamente en la arena. Otros restos grandes fueron arrojados por todas partes, aparentemente arrancados del chasis como trozos de papel, aunque no había evidencia de explosión.

    Tras una inspección más detallada, los agujeros taladrados mostraron clara evidencia de envejecimiento, lo que indicaba que fueron infligidos mucho antes del tiempo de Amarna. Aunque era reconfortante saberlo, eso no disminuyó mis melancólicas preocupaciones. Más bien, me propuso un fenómeno inexplicable que solicitaba resolución. Por lo tanto, me detuve deliberadamente para ver qué había en la cabina, lentamente siendo exhumada.

    No mucho después, permaneciendo de pie silenciosamente sin nada más que hacer que esperar bajo el sol abrasador, una extraña sensación de cansancio me obligó a retirarme de la multitud y buscar soledad a poca distancia, pero esto ayudó poco.

    Me sentía cada vez más pesado y me balanceé indeciso, oprimido por oscuros sentimientos que alejaban mi percepción de la realidad a un aturdimiento inquieto. Perturbado por revelaciones artísticamente más auténticas de lo que aconsejaba el conocimiento, mi mirada retraída percibía acontecimientos enervantes que no pude descifrar—pero los viví. Aunque mis ojos se cerraron generosamente en insensata sumisión, el árido desierto todavía se desplegaba ante mi mente en plena gloria dorada. Pero era un lienzo estimulante, engañosamente nacido de un tiempo que no era el presente, ya que era un recuerdo que no conocía reposo.

    Y entonces, sucedió algo completamente inesperado. Una historia mental surgió de abismos subliminales reprimidos, golpeando fatídicamente los portales de mi mente como un sueño fugaz anhelando culminar. Era una historia persistente de una vida perdida hace mucho tiempo, dotada de pasiones desgarradoras por el entorno de memorias intranquilas, otorgándoles una oportunidad de revivir nuevamente a antiguas sombras fenecidas. Así fue como un recuerdo del pasado revivió dando su testimonio en el presente.

    * * * * *

    En el reflejo lejano, el contorno fantasmal de un camión color claro se desplazaba rápidamente hacia el sur a lo largo de remotos contornos ondulados del Mar de Arena, parcialmente ocultado por interminables montículos de arena que se extendían hasta los confines de la tierra. Cierta distancia atrás, vehículos más pequeños lo seguían en una persecución temeraria, acelerando por el desierto tan rápido como las ruedas los llevaran. Dentro del camión, un semblante sudoroso ansiosamente imploraba a los dioses por protección, consciente que el dominio sobre su vida podría cesar en cualquier momento a manos de unos pocos siniestros. Era un ladrón arrogante que robaba, a su redil provisional, los mayores secretos de la Tierra nada menos que del malvado de las épocas empeñado en recuperarlos a todo y cualquier precio.

    Sus miedos atrajeron un rastro de venganza para que los vehículos perseguidores lo siguieran, acercándose lentamente con desesperación irrevocable en sus mentes. Delante de ellos, llanuras despejadas ofrecían pocos refugios adecuados o los medios para derretir pistas arenales de las aafiladas vistas del malvado. Sin ningún lugar donde esconderse, era solo cuestión de tiempo antes de que los salones de Naraka reevaluaran reprensión y determinaran dónde viviría y moriría este ladrón. A su debido tiempo, balas encontraron decisivamente su objetivo y el motor herido del camión se detuvo. Sus ruedas perforadas se hundieron profundamente en la arena, y los soldados rodearon apresuradamente el vehículo lesionado con armas en mano.

    El conductor ocultó rápidamente una serie de documentos a su lado debajo del asiento, pero permaneció dentro de la cabina sin saber qué sucedería a continuación. Desde allí, gritó enojado, ¿Qué significa esto? pero no obtuvo respuesta.

    Estoy en una misión secreta, autorizada por el Mariscal Graziani, y están violando la cadena de mando, agregó, pero recibió silencio de nuevo.

    La quietud fue rápidamente revocada por la llegada apresurada de un convertible negro. Una figura espantosa, vestida con un uniforme negro Nazi del SS, giró tranquilamente la manecilla de una puerta chirriante, salió del vehículo, se secó con tranquilidad el profuso sudor de la frente, y se detuvo sin peligro alguno detrás del camión. Tenía una sonrisa burlona en la mandíbula y miraba hacia adelante con vidriosos ojos azules, las manos agarradas detrás de su espalda.

    "Guten tag, mein Freund Giuliani, dijo, topando los tacones de sus botas. Vas por el camino equivocado; los Británicos están allá abajo. Debemos proteger a los oficiales élites de Mussolini, ¿no?"

    Tengo órdenes del Mariscal Graziani de presentarme de inmediato a Egipto y entregar documentos críticos para el apoyo de la Operación E, dijo Giuliani.

    Ah, sí, por supuesto, dijo el oficial con sarcasmo. "La Operación E es muy importante. Debería haberlo sabido. Todo hoy en día es la Operación E, y sigo olvidando que los italianos son muy listos y liberales. Pero cambiando de tema, tal vez puedas explicarme por qué este certificado del Ministero de la Difesa dice que falleciste en los Balcanes hace meses. ¿No te parece bastante inquietante?"

    Señor, obviamente, si estoy aquí, ese certificado debe estar equivocado, dijo Giuliani.

    Tienes toda la razón, respondió con calma el oficial. El ministerio procesa a tantos soldados fallecidos que los errores ocurren—en ocasiones. Entonces, dime cómo adquiriste estos documentos Flugscheiben de alta clasificación, dijo, alzando la voz. ¿Quién te autorizó a acceder a la instalación, y por qué hay un camión de petro esperándote en Al Jaghbub?

    Yo solo recibo órdenes del Mariscal, dijo Giuliani. Con el debido respeto, no tengo la libertad de proporcionar ninguna información respecto a mi misión, señor.

    Eres un soldado muy disciplinado, mis respetos; pero nadie puede acceder a esos documentos sin la aprobación del Führer, y tú no estás autorizado, dijo el oficial con calma. "¿Por

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1