El Día Libre de Hermione

Por Jimm Grogan

En el planeta Bisbane, la segregación de género es aceptada como normal. La interferencia Humana está a punto de cambiar el status quo.

Pocas culturas toman la desigualdad de género al grado visto en el planeta Bisbane. Las mujeres Bisbaníes son habitantes de ciudad, disfrutando altos niveles de educación y tecnología. Los hombres viven en tierra salvaje, cuidadosamente encerrados en reservas cercadas. Los dos sexos sólo interactúan cuando una mujer quiere un hijo, e incluso entonces necesita de un cuchillo.

Hermione está lista para otro hijo. El primero, un hijo, pronto será reubicado en tierra salvaje. Ella espera por una hija, un miembro de familia más permanente con quien compartir su vida. Sin el dinero para una licencia de cazador, sin embargo, Hermione no puede acceder a las reservas y cazar un macho.

La ayuda viene de una fuente inesperada —un macho humano cazando a un fugitivo de otro mundo. El humano está dispuesto a pagar por información que lo conduzca a la captura del criminal.

Aunque Hermione encuentra desagradable lidiar con un macho humano, su dinero hace posible una licencia de cazador, y su tecnología de rastreo hace fácil localizar a un saludable macho Bisbaní.  Aún así, Hermione no está segura de estar haciendo lo correcto, y podría tener razón.

• Idioma: Español
• Editorial: Jimm Grogan
• Fecha de lanzamiento: 3 abr 2021
• ISBN: 9781071594735

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Capítulo 1: La Oportunidad Llama a la Puerta

Hermione ajustó la perilla de la incubadora que estaba alojando su huevo y la programó para preservar. Ella había puesto el huevo de 7 kilogramos la noche anterior y estaba esperándolo; era el cuarto año en que había producido un huevo, cada vez era en esta época, justo antes del invierno. Era una ponedora tardía.

La segunda vez que esto había sucedido, ella estaba preparada. Con la ayuda de su madre, había ido a la reserva natural de una isla exótica, cazado un lindo bárbaro, lo cosechó, y trajo sus gametos de regreso para fertilizar su huevo. El resultado fue un hijo saludable.

Hermione se dirigió a la habitación de su hijo y entró. Su hijo correteó emocionado alrededor de ella, en sus seis extremidades, ladrando. Su pelaje era grueso y negro, con una franja blanca en su pecho. Él sacó la franja blanca de ella, supuso, y lo negro de su padre.

­ —Hola, Bebé. ¿Estás feliz? ¿Estás feliz? — preguntó. Lo atrapó en sus brazos y le dio un caluroso abrazo. Luego lo hizo rodar sobre su espalda masajeando su pecho y abdomen. Él pateó al aire con sus cuatro pies, agarrado de ella con sus dos manos.

Ella lo dejó brevemente y caminó hacia la pared donde se encontraba la alta alacena. Se empinó sobre sus dos patas traseras para alcanzar la gran bolsa de comida para niño. Era de la clase más cara y nutritiva; un sacrificio que hizo con su pequeño presupuesto para su querido hijo. Bebé ya estaba esperando en el suelo, al lado de su tazón anti-derrame. Ella vertió la comida en el tazón de modo que quedara exactamente al nivel del borde. Las instrucciones en la bolsa eran precisas sobre cuánto alimento darle a un niño de dos años.

Él metió el hocico en la comida y la masticó mientras ella llevaba su tazón de agua vacío al fregadero para llenarlo. Cuando estuvo satisfecha de que él estuviera alimentado e hidratado, tomó una pequeña pala y recogió del suelo la popó de la noche anterior, desechándola en un barril de basura revestido de plástico.

Hoy era su día libre en el trabajo, así que se tomó un tiempo para sentarse y ver comer a su hijo. En otros cuatro años, tendría que llevarlo a una reserva natural, y ahí las guardabosques lo introducirían  en una de las aldeas de hombres, y lo verían discretamente hasta que fuera aceptado por la manada. Entonces, la manada sería su familia, y ella probablemente nunca lo volvería a ver.

Ella se inclinó y lo acarició. En realidad ella quería una hija, alguien que fuera su familia permanente, alguien con quien pudiera ser amiga de por vida. Pero estaba aquí en una nueva ciudad lejos de su madre, en un nuevo empleo con escasa paga. Para empezar, solo tenía un día libre al mes y no tenía dinero. Sería impertinente pedir ayuda financiera a su madre por segunda vez. Tradicionalmente se suponía que un hijo era suficiente hasta que una mujer alcanzara permanencia en su trabajo.

Hermione se levantó y sacó de su caja a la escurridiza lagartija de un metro de largo que una compañera de trabajo había donado. La puso en el suelo cerca de Bebé. Ésta sería la primera vez para él. Él la olió, luego ladró y la persiguió mientras ésta se deslizaba bajo una manta, apenas usando alguna de sus diez minúsculas patas. Bebé no hizo ningún intento de morderla. Tal vez debería haber hecho este ejercicio antes de darle el desayuno a Bebé. Esperaría hasta la hora de la cena y entonces intentaría presionarlo para atacar a la lagartija. Ya era hora de enseñarle habilidades de supervivencia en