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Lo que he aprendido del liderazgo
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Libro electrónico308 páginas4 horas

Lo que he aprendido del liderazgo

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"¿Por qué no escribes las cosas que te han gustado leer y que ayudan a formar directivos y líderes? Aquellas que, además, ayudan a ser mejores personas." Esta frase, con la que empieza la presentación del libro Libroterapia, de Jordi Nadal, así como la de Isabel Allende, "He vivido con pasión y prisa, tratando de lograr demasiadas cosas. ¿Qué sentido tiene la experiencia, el saber o el talento, si no los doy, tener historias si no las cuento a los demás?", son los dos motores a partir de los cuales el autor se inspiró para escribir este libro de enseñanzas y reflexiones sobre el liderazgo, difícil asunto sobre el que ha reflexionado y ha vivido en carne propia durante más de cincuenta años.

Después de haber presidido y liderado aventuras, proyectos, negocios, empresas, partidos, asociaciones, federaciones, confederaciones, colegios profesionales y consejos nacionales, al sobrepasar los setenta años Gerard Duelo sabe que lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido, sino los cambios que provocamos en las vidas de los demás. Esto es lo que realmente determina el significado de la nuestra. Este pensamiento le ha llevado a repasar sus numerosas y apasionantes experiencias "He escrito este libro movido por lo que sobre las bases y las claves del liderazgo.
IdiomaEspañol
EditorialPlataforma
Fecha de lanzamiento24 mar 2021
ISBN9788418582257
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    Lo que he aprendido del liderazgo - Gerard Duelo Ferrer

    ALLENDE

    Primera parte

    1.

    Introducción

    «¿Por qué no escribes sobre las cosas que te ha gustado leer y que ayudan a formar directivos y líderes; aquellas que, además, ayudan a ser mejores personas?».

    Así empieza la presentación de Libroterapia de Jordi Nadal, editado por Plataforma. El autor cuenta cómo, a raíz de esta pregunta que tuvo lugar durante una conversación con un amigo, surgió la idea de escribir su libro. Pues bien, yo mismo, lector asiduo, he querido empezar este plagiándole la frase.

    Si has leído la cita inicial de Isabel Allende que antecede a esta presentación, ya tienes la respuesta sin que yo aún haya aportado nada.

    Lo de «líderes que ayudan a ser mejores personas» me encantó, y de ahí parte la esencia de este volumen que he escrito movido por lo que me ha caracterizado siempre: mi ilusión y pasión por transmitir la sabiduría adquirida y ayudar a mejorar el quehacer profesional de los que han compartido objetivos conmigo. Por ello, resalto en negrita a las personas que salen mencionadas y que, de una forma u otra, se han interesado —y han contribuido en el mundillo— por el estudio del tema que nos ocupa: el liderazgo. Advierto que citar con frecuencia lo que hayan dicho o hecho otros puede resultarles cansino a algunos lectores, en especial en la primera parte del libro, pero soy de la opinión de que usar frases bien pensadas que resuman mejor lo que uno quisiera decir es muy útil y práctico, además de un reconocimiento a quien se ha esforzado antes. «Cito a los demás para expresarme mejor a mí mismo», dijo Michel de Montaigne, un escritor y humanista francés del Renacimiento.

    No obstante, en ninguno de los ciento cuarenta y cuatro nombres referidos a lo largo de estas páginas aparece una sola mención a personas directamente involucradas en las experiencias que relato. Creo que es un pudor necesario para no comprometer a nadie, ni para bien ni para mal.

    Los cuarenta y cinco capítulos del libro se han dividido en tres partes: primeras experiencias de un joven emprendedor, el adulto empresario y directivo, y, finalmente, el liderazgo institucional acorde con la experiencia y la edad.

    Incluyo en esta introducción mi agradecimiento a cuantos, sin saberlo, me han enseñado cosas, en especial a aquellos que, a lo largo del libro, yacen escondidos en el subtexto de mis historias. En ese mismo recorrido se hará evidente a qué y a quién le debo tanto. Sé que soy deudor de enseñanzas recibidas, gracias a la generosidad de los demás. A menudo tengo la sensación de haber aprendido y recibido mucho más de lo que haya podido aportar en mis funciones de dirigente.

    Al final del libro, aparecen en un anexo todas las personas mencionadas referidas por orden alfabético. Asimismo, incluyo una tabla de apuntes que resume lo que considero como los mejores mensajes del libro y unas frases de agradecimiento a quienes me han ayudado a supervisarlo.

    2.

    El autor

    Al sobrepasar los setenta años, y cumplir con una vida profesional que suma siete ciclos de siete años —digamos que de los veinte hasta los setenta—, empecé a pensar sobre lo que había sido mi trayectoria vital y qué sentido le he sabido dar. No en vano, Abraham Maslow, conocido psicólogo, puso en el primer lugar de su famosa pirámide de necesidades humanas la de encontrar sentido a la vida.

    Una de las frases que más me han gustado sobre el sentido de la vida es la pronunciada por Walter Sisulu durante su noventa aniversario en Sudáfrica en el 2002: «Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra», dijo. Esta manifestación me llevó a repasar mis experiencias y a analizar en qué medida yo podría decir eso. El presente libro es también hijo de semejantes pensamientos.

    De hecho, este volumen ha puesto al autor frente a sí mismo. Una serie de recuerdos me han interpelado y he decidido no esconder ni lo bueno ni lo malo, con el único deseo de que tanto lo uno como lo otro sirvan de ejemplos o de lecciones.

    Que los otros te consideren un líder es algo que no puedes controlar fácilmente, pues uno hace lo que siente y la etiqueta te la cuelgan los demás. Pero reconozco que, si eres una persona de mente abierta para innovar y crear, que cuenta con valentía para cambiar las cosas, ilusión para transmitirlas, coraje para mantenerlas y pasión para hacer crecer las organizaciones en las que te encuentras envuelto, es difícil que te libres de esta etiqueta. Sin embargo, me gustaría resaltar que a la mayoría de los considerados líderes no es ser líder lo que les gusta o preocupa, sino liderar proyectos, ideas y realidades, lo cual es algo muy distinto. Yo me encuentro entre estos últimos.

    Simon Sinek, en su libro Empieza con el porqué, enfatiza la importancia de distinguir entre líderes y personas que lideran. Según él, los líderes parten de una posición de autoridad, mientras que las personas que lideran, además, inspiran y motivan a los de su alrededor para conseguir los objetivos, que siempre anteponen a las tareas. Y Loles Sala nos dice en su reciente libro Organizaciones N.º5 que la pregunta que uno debería hacerse es qué queremos llegar a ser en la vida, pues de la respuesta dependerá nuestra capacidad de convertirnos en un líder realmente inspirador y lograr, así, actuar de verdadero imán para atraer o potenciar el talento de los otros.

    El liderazgo es una difícil tarea, aun muy misteriosa, que va evolucionando y adaptándose a los cambios políticos, económicos y, de manera muy especial, a los sociológicos. Yo, con setenta y un años, sigo aprendiendo. Hablando de edad, estoy muy de acuerdo con Jay Shetty, monje hindú, autor de Piensa como un monje, cuando dice aquello de que «uno tiene la edad de sus experiencias, no la de su cuerpo». Sé que puede parecer una falacia, pero en verdad hay personas que, teniendo la misma edad, han vivido tres veces más.

    Vaya por delante, antes de ir entrando en detalle, que no me parece bien considerar el liderazgo como una profesión, sino, en todo caso, como un comportamiento o una característica del carácter, pero solo eso. El líder adquiere la condición de tal porque los demás le reconocen esa función y lo sitúan en esa posición. A mi modo de entender, un líder debe empatizar con sus seguidores, es decir, debe tener pleno conocimiento del objetivo que persiguen todos, motivo por el cual lo han situado al frente. Lo adoptan como guía para que los conduzca hasta alcanzar ese objetivo. El líder, pues, debe percibir este reconocimiento y, de forma natural, asumir el reto colectivo que le plantean.

    El liderazgo es un tema clásico en los libros de dirección, al que yo, después de medio siglo dirigiendo, me he querido sumar.

    Hablamos mucho de liderar. En las mejores escuelas de dirección de empresas hay muchos cursos de liderazgo. La más prestigiosa de Norteamérica tiene diecisiete programas con las palabras líderes, liderazgo o liderando en su título —nos dice Pedro Nueno, reconocido profesor del Departamento de Iniciativa Emprendedora del IESE y presidente de la China-Europe International Business School

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