Muerte en el Canal: Victima Inocente Libro 1
Por McDowell Brains
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El antiguo depòsito de esclavos africanos, es la ubicaciòn de la mas extraña prisiòn en el mundo. Elìas Nicholas creciò de ser un prisionero a un magnate. El cruel y retorcido joven magnate, no se siente vivo a menos que satisfaga el sàdico placer de usar la tortura fìsica y emocional para obtener dramàticos resultados de sus victimas. Y nadie en el mundo lo entiende exepto su esposa. Cuando la horrible verdad sobre su injusta condena se hace pùblica, existen dudas sobre si Nicholas, calladamente anida sentimientos de venganza contra el Estado. Nicholas sabe que sus reformadores estan empeñados en averiguar esto. Y el esta determinado en darles algo de que preocuparse. Pero cuanto tiempo podrà mantener esto?
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Muerte en el Canal - McDowell Brains
Capitulo Uno
Elías Nicholas amaba su vida en su hogar de la prisión de Badagry. Tenía noches habitualmente ocupadas, cuando bebía jugo de manzana dulce Dudu y cerveza Star fría. También se divertía durante la noche, cazando trabajadoras callejeras y chicas hoteleras de suaves piernas.
Cuando regresaba a su habitación en la prisión, caía como un elefante y dormía hasta tempranas horas en la mañana. Otros prisioneros e incluso los guardias de la prisión normalmente esperaban a que se levantara cuando quisiera. Nadie se atrevía a despertarlo a menos que fueran pasadas las 10 a.m
Durante el día, Nicholas tenia suntuosas comidas y disfrutaba de un sádico placer, torturar a otros prisioneros y hacer dinero fácil.
Por casi veinte años había sido retenido allí y visto como el encierro acogía a prisioneros llevados allí por diversos delitos en el estado de Lagos.
Nicholas estaba torturando otra vez esa mañana. Primero, había escuchado una conmoción alterando a toda la prisión. Luego, siguieron algunas voces en un llanto agonizante. Todos los prisioneros en el salón estaban alertas, como
––––––––
animales a punto de escapar de un amenazante depredador.
Pero Elías Nicholas estaba indiferente. Se estaba tomando su tiempo estudiando la situación. Estaba recostado en un sofá, el único mueble en el salón de la prisión, con la cara vuelta hacia el piso. Otros prisioneros estaban sentados en el piso con las piernas estiradas y entrelazadas con otras en el atestado salón.
Esta mañana, Nicholas había desayunado un buen plato de avena con unas tortas de MR. Biggs y carne asada cuando despertó. También había comido unas barquillas antes de ejercitarse alrededor del patio. Finalmente, tomo una ducha y cambio su ropa por un par de pantalones vaqueros y una camiseta demasiado grande con la imagen de Michael Jordan dibujada en ella.
Pero Nicholas nunca se sintió verdaderamente vivo hasta que tuvo a su victima de tortura del día. Así que ahora, a medida que regresaba al salón de la prisión y escuchaba la conmoción, comenzó a revivir gradualmente.
Pero a quienes pertenecían las voces que oía llorar?. Querría la policía, que ahora el disciplinara a un sospechoso problemático?
Eso sería bueno, pensó Nicholas. Muy Bueno. Los músculos de su antebrazo se contrajeron involuntariamente.
Pisadas retumbaron más cerca en el pasillo. Nicholas oyó mas voces llorando. Reconoció la voz de una mujer pidiendo ayuda. Escuchó la voz de un guardia haciendo una pregunta retórica? ¨Mujer, que quiere que haga ahora?¨.
La voz persistía en su súplica. Pero Nicholas podía sentir la desesperación en ella. Sintió que esa clase de petición le era familiar. Todos los días, las personas las hacían, buscando ayuda donde no la había. Siempre se sintió responsable de decirle a las personas que en la prisión no había ayuda disponible, aunque nunca lo hizo con tantas palabras.
La voz llorando seguía pidiendo piedad. Ahora Elías Nicholas entendió que la dueña de la voz no quería que encarcelaran a su amado. La voz le decía a los guardias que recordaran que el nuevo convicto era el hermano de alguien, esposo e hijo.
Qué es esto? Pensó Nicholas. Ella estaba molestando a toda la prisión. No hay nadie para condenar su boca?
Una voz retumbó en el salón. ¨Tráiganlo aquí!¨dijo.
El salón se agitó. Pero el cuerpo de Nicholas no se movió. Su cabeza no se alzó. Su cara continuo volteada hacia el piso. Aunque su cuerpo estaba en calma, había violencia en su interior.
Los muchachos habían ordenado que trajeran al hombre. No fue él quien les exigió dar la orden en nombre del salón.
Pero eso no importaba ahora. Porque tenia sed de algo para golpear con su puño o patear con sus piernas.
Finalmente, Nicholas levantó lentamente su cuerpo y su rostro se alzó del suelo. Pero sus piernas aún se encontraban estiradas sobre el sofá.
El salón retumbaba a medida que el sofá de hierro se ajustaba sobre el piso con un chirrido.
Nicholas volvió su cabeza y miró a la puerta lateral. Vió a un hombre joven con una mirada marchita. Vió a dos policías también, quienes lo sostenían frente a ellos. Un guardia vino hacia ellos y se inclino ligeramente hacia adelante para quitarle las esposas de las muñecas del nuevo prisionero.
Algunos hombres y mujeres vestidos de civiles estaban parados a lo largo de la pared del pasillo. Una sola bombilla estaba encendida en el pasillo y el reflejo de la luz mostraba los rostros de algunos de los civiles que observaban, bañados en lágrimas.
Nicholas de pronto pensó, que iba a golpear al chico directamente en la sien si lo traían adentro. Pero estaba pensando que el muchacho estaba muy débil. Aun así, debía evitar que esos civiles pensaran que podía existir ayuda alguna en la prisión. Pero si lo golpeaba ahora, el chico podía colapsar y morir. El miedo helaba sus manos.
Las barras crujieron más fuerte cuando el guardia las abrió.
Los dos policías agarraron al muchacho por los hombros y lo lanzaron hacia él. Los prisioneros que estaban sentados en el piso se levantaron rápidamente. Las barras se balancearon hacia adentro cuando el hombre volando las golpeo al estar en el aire momentáneamente antes de aterrizar en el salón como un edredón mojado.
El muchacho se retorció en el suelo por deseando morir. Los otros prisioneros se quedaron parados sobre él, por un momento, hasta que algunos de ellos encontraron espacios en el piso para volver a sentarse.
Los policías y los guardias esperaron en la puerta, viendo el interior del tenuemente iluminado salón. Los civiles a lo largo de la pared miraban boquiabiertos, lo que acababa de suceder. Una mujer se hundió en el piso sollozando con una fuerte y lastimera voz.
Nicholas estaba disfrutando la horrible expresión en sus rostros. Lo estaban alentando a considerar hacer algo mas para sorprenderlos. Pero no sabia que quería hacer. Aun así, sabia que necesitaba asustarlos de manera que se estremecieran. Los haría temer