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Las claves de Julio Verne: La novela [de aventuras] de nueva forma
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Las claves de Julio Verne: La novela [de aventuras] de nueva forma

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Las claves de Julio Verne. La novela [de aventuras] de nueva forma no es un análisis de su estilo literario, aunque contiene constantes alusiones a apartes de las obras. Tampoco es un estudio biográfico, a pesar de que incluye frecuentes referencias a momentos de la vida del autor y a su época, pues —contrario a lo que Verne pensaba— las obras de un escritor no pueden desligarse de su vida y circunstancias.

Este libro es una reseña de cómo edificó sus creaciones literarias según los diversos propósitos que las animaron a lo largo de medio siglo. [...] Por eso tengo la certeza de que la lectura de las páginas que siguen no hará perder, a quien por primera vez se acerque a Verne, o a quien ya le interesan sus obras, el deleite de leerlas. Al contrario, cuando conozca ya sus claves estructurales, que no han estado ocultas ni guardadas secretamente sino que han permanecido desapercibidas hasta voltear la tela al revés a lo largo de este libro, podrá disfrutar más sus lecturas vernianas porque podrá entenderlas en su verdadera dimensión y auténtico sentido. –Guillermo Gómez Paz
IdiomaEspañol
EditorialeLibros
Fecha de lanzamiento17 dic 2020
ISBN9789585277687
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Las claves de Julio Verne - Guillermo Gómez Paz

Las claves de Julio Verne

La novela [de aventuras] de nueva forma

Guillermo Gómez Paz

* * * * * *

© 2020, Guillermo Gómez Paz

© 2020, eLibros Editorial SAS

Primera edición, diciembre de 2020

Carrera 49A 100-41, int. 3, apto. 301

Bogotá, Colombia

Tel. (571) 2210715

Email: info@elibros.com.co

www.elibros.com.co

ISBN 978-958-52776-8-7 (epub)

Foto autor: archivo personal

Diseño de cubierta: Iván Correa

Grabado globo aerostático, en carátula:

Wellcome Library, London. Wellcome Images

http://wellcomeimages.org

A large hot-air balloon with a basket carrying many people. Wood engraving. 

Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra

sin permiso expreso de eLibros Editorial.

Hecho en Colombia - Made in Colombia

Contenido

Prefacio

Los Viajes Extraordinarios de Verne

Los Voyages Extraordinaires (lista cronológica)

CAPÍTULO I

El origen de los Viajes Extraordinarios

El viaje frustrado

Viajes realizados y a través de los libros

Viajes en el teatro

Viajes comunes y corrientes

CAPÍTULO II

El porqué de los Viajes Extraordinarios

Calcetines rotos

Los libros de aventuras

La aptitud de narrador

CAPÍTULO III

El espíritu de Poe en el primero de los Voyages

El espacio literario

Los medios creíbles

La investigación necesaria

El modelo superado

CAPÍTULO IV

El éxito del primer Voyage

Una auténtica novela de aventuras

La novela de nueva forma

El filón de una mina de oro

CAPÍTULO V

La verosimilitud en los Viajes Extraordinarios

Verosimilitud como intención y resultado

Los ardides seductores

CAPÍTULO VI

La nueva forma de los Viajes Extraordinarios

El formato abandonado

El anuncio

Exposición de las reacciones

Polémica sobre la practicabilidad

El refuerzo positivo

El común denominador

CAPÍTULO VII

La novedosa concepción de los medios

en los Viajes Extraordinarios

Ciencia, realismo y simplicidad

Los prototipos

El Victoria

El Columbiad

El mar libre de hielos

La ruta de Arne Saknussemm

Patrones comunes

Medios irreales

CAPÍTULO VIII

Los incidentes de viaje

en la novela de nueva forma

Los incidentes típicos de los Viajes Extraordinarios

Los incidentes plausibles

Los monstruos virtuales

Extraños seres verosímiles

Fenómenos explicables

CAPÍTULO IX

La riqueza de datos en los Viajes Extraordinarios

Datos necesarios y datos relacionados

Fuentes de datos

CAPÍTULO X

Los finales de viaje

Finales imperfectos

Imperfección y realismo

CAPÍTULO XI

Non nova, sed nova

Obras anteriores a la serie de los Voyages

Obras no incluidas en la serie de los Voyages

APÉNDICE I

Verne y las mujeres

Las amadas

Las imaginadas antes de 1862

Las imaginadas a partir de 1863

Las demás

APÉNDICE II

Verne y la misteriosa aeronave de 1896-97.

Historia de una hipótesis

Música, luces y vítores

El tren

La solución

La explosión

Epílogo

APÉNDICE III

Los ingenios vernianos

El Nautilus

El Albatros, el Espanto, y los Planeurs

Los Eléctricos

El Gigante de Acero

La Jangada y Standard Island

APÉNDICE IV

Textos y Pretextos

Pre-textos para la escenificación

Personas y personajes

Pretextos para la fabulación

Pretextos para desbordar la imaginación

APÉNDICE V

El proyecto del Gun Club y el

Proyecto Apolo; y la puntería del azar

Coincidencias lógicas

Y meras casualidades

Bibliografía

Guía de materias y de nombres

***

El autor: Guillermo Gómez Paz

A mis nietos Gabriel, que ya hizo a vela

sus primeras mil millas náuticas;

y Brisa, que ya ha volado a tres continentes.

"Jóvenes, viajad si podéis y,

si no podéis… viajad también"

Julio Verne

Escuela de Robinsones, cap. VI

"Cuando emprendas tu viaje a Itaca

pide que el camino sea largo,

lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al colérico Poseidón,

seres tales jamás hallarás en tu camino,

si tu pensar es elevado, si selecta

es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al salvaje Poseidón encontrarás,

si no los llevas dentro de tu alma,

si no los yergue tu alma ante ti…"

Constantino Cavafis

Viaje

Prefacio

AL APROXIMARSE el año 1978, con motivo del sesquicentenario del nacimiento de Julio Verne, aparecieron no pocos estudios y artículos que reflejaron mejor que nunca el interés que siempre han despertado el escritor —nacido el 8 de febrero de 1828 en Nantes— y sus obras, y proveyeron a los vernófilos con numerosos enfoques y abundante documentación sobre él y ellas. Lo mismo ocurrió alrededor de 2005, cuando se cumplió el primer centenario de su muerte, el 24 de marzo de 1905, en Amiens. Sin embargo, Verne bien puede continuar siendo el menos conocido de los hombres[1], a pesar de la inmensa celebridad de que goza su nombre y de la continua edición de sus novelas más populares.

Esa paradoja, que no se debe tanto a la celosa discreción de los poseedores de los archivos familiares del escritor o a que el escritor hubiera quemado muchos de sus papeles personales, hay que atribuirla más a desacertadas interpretaciones de algunos aspectos de su obra y de su vida por quienes, entusiasmados tras la lectura de los relatos vernianos, luego se interesan por la persona del escritor y, documentados en forma insuficiente o basados en estudios a menudo desatinados, se han sentido habilitados para publicar sus opiniones.

El resultado es que muchos de los errores observables en los escritos publicados en las vecindades de 1978, convertidos en lugares comunes, se perpetuaron en los textos de los alrededores del año 2005, y no contribuyeron a mejorar el conocimiento sobre Verne y su obra porque muchos se basaron en las mismas viejas concepciones, y hoy siguen desdibujando la imagen del escritor y el sentido de su producción literaria.

Vernómano y vernólogo incorregible[2], leí durante las últimas cuatro décadas cuanto cayó en mis manos relacionado con Verne, releí con frecuencia sus narraciones, reflexioné no poco al respecto y, en la década de los noventas, me formé una versión personal que no coincide con las que siempre se han expuesto sobre el escritor y sus obras. Por cuanto el contenido y circunstancias del manuscrito de París en el siglo XX, hallado en 1991 y publicado por primera vez en 1994, han confirmado buena parte de mis conclusiones, me he animado a divulgarlas bajo la convicción de que son acertadas y serán útiles para comprender mejor a Verne y sus obras. Pienso que, además, servirán al lector para apreciar bajo otra lente las numerosas ediciones de ellas y los múltiples escritos relacionados que, como en las cercanías de 1978 y de 2005, se publicarán ante el bicentenario del nacimiento de Verne.

Las claves de Julio Verne no es un análisis de su estilo literario, aunque contiene constantes alusiones a apartes de las obras. Tampoco es un estudio biográfico, a pesar de que incluye frecuentes referencias a momentos de la vida del autor y a su época, pues —contrario a lo que Verne pensaba[3]— las obras de un escritor no pueden desligarse de su vida y circunstancias. Este libro es una reseña de cómo edificó sus creaciones literarias según los diversos propósitos que las animaron a lo largo de medio siglo; y, por tanto, es el resultado de un tipo de lectura que —en opinión del escritor nicaragüense Sergio Ramírez— es poco aconsejable:

Podríamos utilizar el ejemplo de una prenda de vestir, que me permite hablar de los procedimientos ocultos, esos que nunca pueden exhibirse a los ojos del lector porque conspiran contra la credibilidad del artificio, como serían las costuras de un traje o el revés de un bordado. Voltear la tela al revés para examinar las costuras es solamente un vicio del lector que lee como escritor y quiere ver la calidad de las puntadas, o la trama de revés de la tela, donde se esconden los secretos del procedimiento. Pero esta es una deformación del oficio, que no le deseo a nadie que emprende la lectura de un libro de imaginación por el gusto y el placer de leer, que es, al fin y al cabo, la razón de que existan los libros[4].

Pero puedo asegurar que no es un riesgo conocer nuevas intimidades de las obras vernianas. Leídas con asombro en la primera edad y releídas más tarde con admiración, siempre han provocado una curiosidad que va más allá de los episodios contenidos en sus páginas. Que Verne siga siendo, después de Agatha Christie, el escritor más traducido, según un informe de la UNESCO[5], y que la oleada de estudios críticos que se inició en 1928 con la publicación de una biografía de Verne escrita por Margarite Allotte de la Fuye, esposa de un sobrino de este[6], no haya cesado, así lo demuestran.

Por eso tengo la certeza de que la lectura de las páginas que siguen no hará perder, a quien por primera vez se acerque a Verne, o a quien ya le interesan sus obras, el deleite de leerlas. Al contrario, cuando conozca ya sus claves estructurales, que no han estado ocultas ni guardadas secretamente sino que han permanecido desapercibidas hasta voltear la tela al revés a lo largo de este libro, podrá disfrutar más sus lecturas vernianas porque podrá entenderlas en su verdadera dimensión y auténtico sentido.

GUILLERMO GÓMEZ PAZ

Julio de 2019

[1] Carta de Verne a Mario Turiello, 25 de enero de 1897.

[2] Condición que me atribuyó Daniel Samper Pizano hace más de 30 años; en Verne, propagandista colombiano, El Tiempo, 4 de mayo de 1982, pág. 5; reproducido en ¡Llévate esos payasos!, Editorial Pluma, Bogotá, 1983, págs. 465-467.

[3] Un escritor interesa a su país y al mundo entero solo como escritor, carta a Turiello, 25 de mayo de 1902.

[4] Mentiras verdaderas sobre la creación literaria, Encuentros N.º 31, Centro cultural del Banco Interamericano de Desarrollo; reproducido en El Universal, mayo 19 de 2002, págs. 4-6.

[5] Index Translationum, 2018 (www.unesco.org).

[6] Alique, José-Benito, 1978: El resurgir de los vernófilos (Prólogo de El Doctor Ox), Editorial Magisterio Español S. A., Madrid, 1979, págs. 7-8.

Los Viajes Extraordinarios

de Julio Verne

CUANDO EN LOS DÍAS finales de 1862 se imprimieron en los talleres editoriales de Jules Hetzel los primeros ejemplares de Cinco semanas en globo, Verne inició el largo camino, acompañado por la admiración y la fama, que hoy sigue transitando su nombre. Era la primera novela de una vasta producción que, bajo la denominación de Viajes Extraordinarios, ha constituido desde el siglo XIX la parte más conocida de su obra literaria. No podía prever Verne que con esa designación él mismo contribuiría a formar la errónea y generalizada imagen de escritor de portentosa fantasía, creador de maravillosos relatos de aventuras, pero poco profundo para figurar en los textos de Literatura Universal o para recibir el reconocimiento de la Academia Francesa. El nombre Viajes Extraordinarios estimuló la persistente tendencia a considerar todos los libros publicados bajo ese rubro como partes de un proyecto único, lo que ha llevado a ignorar los sucesivos propósitos que inspiraron a su autor al escribirlos. El infortunado título resultaría a la larga también inadecuado, a pesar del subtítulo Viajes en los mundos conocidos y desconocidos que Verne introdujo a partir de 1866, porque de las sesenta y cinco obras de esa colección solamente unas diez narran viajes en verdad extraordinarios en cuanto que las metas buscadas, o los medios utilizados, o los incidentes, se salen de lo común respecto a las experiencias y conocimientos de su época; muchas otras refieren viajes que no se apartan de lo experimentado y conocido entonces; y, en las restantes, ni siquiera se relatan viajes[7].

Se ha aventurado que el nombre puesto por Verne fue posiblemente en homenaje a Edgar Allan Poe[8], autor de las célebres Narraciones extraordinarias, por quien profesaba gran admiración. Pero, ¿cuál otro epíteto más apropiado podía dar Verne al viaje relatado en la primera novela de la serie y a los que después publicaría? La travesía de África en un globo dotado de un sistema sui generis, la excursión a las entrañas de la Tierra a través de un volcán apagado, la expedición a la Luna dentro de un proyectil, la marcha de Hatteras al inalcanzado Polo Norte, y también el recorrido por los planetas solares —bosquejado en el capítulo IX de Cinco semanas en globo—, que desarrollaría en detalle muchos años después en Héctor Servadac, tenían un indudable carácter de extraordinarios; y ningún otro adjetivo hubiera podido definirlos mejor. La elección del mismo calificativo no es, sin embargo, ajena a las Narraciones, pues pienso que Verne quiso además sacar partido a esa coincidencia inicial, consciente como estaba de haber superado a Poe en cuanto a la verosimilitud del aeróstato de su primera novela, al que decidió llamar también Victoria, nombre dado por el bostoniano al suyo en la Imaginaria travesía del Atlántico en globo. Con este segundo paralelismo, el francés quería inducir a un cotejo de los dos relatos, del cual resultaría evidente la mejor factura de su aparato. Era un logro que deseaba destacar, pues meses después escribiría un elogioso artículo sobre las obras del norteamericano en el que las dos únicas censuras que se encuentran tienen que ver, precisamente, con las técnicas aerostáticas empleadas por este. Del fantástico vuelo transatlántico, publicado por primera vez como noticia periodística, diría Verne: Mucha gente lo creyó… aunque el método descrito por Poe, el tornillo de Arquímedes, que actuaba como hélice, y el timón, habrían sido absolutamente insuficientes para maniobrar un globo[9]; con lo que de manera implícita subrayaba la idoneidad de los mecanismos del suyo.

El verdadero homenaje que Julio Verne rendiría al creador de las Aventuras de Arthur Gordon Pym, sería escribir La esfinge de los hielos, novela que prosigue y finaliza las inacabadas andanzas de ese personaje. Dedicada expresamente a la memoria de Edgar Allan Poe, es testimonio de agradecimiento al genial americano, cuyas narraciones de originales viajes influyeron directamente en la génesis, e indirectamente en la forma de los Viajes Extraordinarios. Y no me refiero a la razón del nombre de la serie de las obras vernianas o a la visible influencia literaria que se advierte en varios de estos, sino a otras facetas que, a mi juicio, han pasado inadvertidas debido a la desatinada apreciación de antecedentes que hasta ahora ha desdibujado muchos aspectos relacionados con Verne y su obra.

Esa equivocada percepción actual es la que me propongo rectificar en las páginas que siguen, al poner al descubierto las claves estructurales de los Voyages Extraordinaires y las intenciones genuinas de su autor al escribirlos.

LOS VOYAGES EXTRAORDINAIRES

* Los años corresponden a la publicación.

** Obras reescritas por Verne, basado en manuscritos de Paschal Grousett (André Laurie). Las tres aparecen en la enumeración de Peter Haining. La lista de Jean Chesneaux (Una lectura política de Julio Verne, Siglo XXI Editores S.A., México D. F., 1973), excluye Los quinientos millones de la Begún y El náufrago del Cynthia.

*** Compilación que incluye:

[7] Véase lista cronológica.

[8] Julio Verne 1828 - 1905, Edinorma Ltda. & Cía., Cali, 1980, pág. 74.

[9] The bizarre genius of Edgar Poe, publicado en 1864 en la revista Musée des familles; reproducido por Peter Haining en The Jules Verne companion, Baronet Publishing Company, Nueva York, 1978, págs. 26 y s.s.

CAPÍTULO I

EL ORIGEN DE LOS

VIAJES EXTRAORDINARIOS

El viaje frustrado

LA SUPERFICIAL y escasa atención que se ha prestado a las obras vernianas anteriores a Cinco semanas en globo, y rebuscadas interpretaciones de hechos tempranos de la vida de su autor, han llevado a conclusiones erradas en cuanto al proceso inspirador y creativo de los Voyages. Pero una mirada cuidadosa a esos primeros años y trabajos de Verne descubre una realidad distinta a la, hasta ahora, generalmente supuesta.

Cuando se retrocede hasta la infancia del escritor, se le encuentra inmerso en un ambiente que incitaba al viaje y a la aventura:

Nació en la calle Olivier-de-Clisson, en la isla Feydau, un estrecho barrio fluvial nantés, entre dos brazos majestuosos del río Loire…, nació en una isla, que era isla y barco a la vez, en el corazón de aquella soberbia y casi enigmática casta de armadores, negociantes de especias, patrones de veleros, de opulencia casi fabulosa, que en 1723 compraron la isla Feydau y establecieron un barrio único y exclusivo… Allí nació Julio Verne y allí vivió su infancia en la época burguesa y dorada de Luis Felipe. El ambiente es entonces marinero y exótico. A través de las ventanas y balcones de la casa paterna ve las clásicas velas de los barcos que regresan de las Antillas. En el muelle, observa los monos temblones en el aire bretón que traen los marineros, los loros pintarrajeados, los toneles olorosos del claro ron martiniqués o el de la dulce caña de Jamaica, el algodón, el café, las especias, los productos exquisitos y remotos[10].

Complementaban este atractivo mundo exterior las emocionantes aventuras que el tío abuelo Châteauburg contaba a sus pequeños sobrinos Julio Gabriel y Paul, protagonizadas en América y Europa por el vizconde de Chateaubriand, cuñado del viejo narrador, a las que se sumaban las constantes alusiones al esposo marino que hacía la viuda Sansbain, directora de la escuela para párvulos que frecuentaban los dos hermanos Verne. Ello explica la inclinación de ambos a los viajes, y ayuda a entender el hecho de que el 11 de febrero de 1839, días antes de cumplir once años, Julio se enrolara, a escondidas de su familia, como grumete en un barco que zarpaba hacia la India. Jean Chesneaux ha desestimado lo determinante del ambiente descrito y atribuye ese episodio al deseo de escapar de la asfixiante atmósfera familiar[11]. Para otros, fue el prematuro amor del niño por su prima Carolina Tronçon lo que lo decidió a embarcarse para conseguirle un collar de coral de los mares del sur[12].

Mientras el comentarista francés exagera al referirse al ambiente tradicional y burgués de la familia del abogado Pierre Verne para aducir una fuga del hogar, la explicación romántica encaja bien en el mundo de marinos, navíos, y productos de ultramar, que rodeaba al pequeño Julio, y bullía en su infantil cerebro, esa blanda cera en que toda impresión se graba sin que haya necesidad de imprimir muy fuerte (El camino de Francia, Primera Parte, cap. VI). Estas palabras de Natalis Delpierre, personaje verniano cuyo nombre puede traducirse como nacido de Pierre, igual que su creador, tienen en mi opinión carácter biográfico, como otras del mismo protagonista señaladas por Chesneaux[13].

La versión del collar resulta más plausible si, además, se tiene en cuenta lo que creo una velada alusión al asunto. Como se sabe, Carolina nunca correspondió al amor de su primo y contrajo matrimonio en 1847; años después, el escritor haría decir al marinero Ned Land:

ya estuve a punto de casarme una vez, y no fue por mi culpa que tal boda no se llevara a cabo. Pues bien, adquirí un collar de perlas para Catalina Tender, mi prometida, que más tarde se casó con otro. ¡Suerte que ese collar solo me costó un dólar y medio! (Veinte mil leguas de viaje submarino, Segunda Parte, cap. II).

Verne acostumbraba trastrocar los nombres. Carolina Tronçon es Catalina Tender —nótense las coincidencias de iniciales, de algunas sílabas y, parcialmente, de fonética—, como el historiador holandés Arne Magnusson es el Arne Saknussemm del Viaje al centro de la Tierra; o el aeronauta Nadar el Ardan de De la Tierra a la Luna.

A fin de cuentas, el precoz viajero no pudo llegar muy lejos. Advertida su ausencia e iniciada la búsqueda, alguien informó haberlo visto camino al Coralie, surto en el puerto. Ya el velero había dejado Nantes, pero se logró desembarcar al novel tripulante en Paimboeuf, última escala del barco en el continente. Severamente castigado, Verne hizo una promesa a su madre: A partir de hoy, solamente viajaré en sueños.

Viajes realizados y a través

de los libros

Al referirse a esa promesa, Bordoy anota que algunos adivinos han creído ver el porvenir de Jules Verne a raíz de esta escapada, en cierta frase que dijo a su madre… Estos adivinos olvidan los muchísimos viajes que el escritor hizo a lo largo de su vida; tanto deseaban demostrar que todo comenzó a los once años con aquel viaje fracasado[14]. Y tiene razón al censurar a quienes, con base en esa omisión[15], ven surgir los Viajes Extraordinarios como mecanismo de compensación de un deseo reprimido de viajar. Baste decir, por ahora, que estos son posteriores a los viajes efectuados por su autor a Inglaterra y Escocia en 1859 y a Noruega y Dinamarca en 1861[16]; y demostrar que,

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