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Complejidad Simple
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Libro electrónico197 páginas2 horas

Complejidad Simple

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Cuando miramos cualquier imagen - ya sea gráfica o textual, codicia un "discurso"; crea un ruido y formaliza una escucha. El observador en la imagen refleja un pensamiento que pretende convencerse de este mensaje. El libro se refiere a esta libertad cruda que puede probar la capacidad de "leer" la imagen; saber de su elocuencia, hablar de su desprecio e identificar el tema que se impone. Siente esta pronunciación de imágenes de la persuasión, que puede animar o encender el observador. Se trata de "entender" la imagen e identificar la existencia potencial de una virtud e inspiración. Tratar de saber si conducir en las complejidades de la imagen proponiendo unos a otros la costumbre de apropiarse de la idea de lo que presenta. El trabajo de estética visual nos hace querer conocerla. Alejarse de la imagen es ejercitar el encuentro descuidado que trata de encontrarnos para, sin ira, mostrar sus insolencias - cuando no la entendemos.

IdiomaEspañol
EditorialEdmar Camara
Fecha de lanzamiento18 ene 2021
ISBN9781005730079
Complejidad Simple
Autor

Edmar Camara

Um ativista da arte - pintor, designer, romancista, poeta, contista e produtor de conteúdo digital radicado no Brasil com nascimento em Minas Gerais e vivências em outras territorialidades. Produz textos que se diferenciam por estarem carregados de uma intenção que se adequa ao leitor que o interpreta em sua subjetividade; o que resulta em narrativas que questionam e provocam uma verdade que é exposta, mas que não se apresenta como absoluta.

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    Complejidad Simple - Edmar Camara

    SEDUCCIÓN

    La estética de una imagen puede ocuparnos por la acusación y la ausencia de una defensa de lo que nos falta, sin requerir arrepentimiento ni súplica, exponiéndonos frente a un lienzo cuyos trazos y colores exaltan la intención del autor. Para el observador de esta imagen no hay ningún tipo de censura o gratitud. Hay una asamblea de admiración y valentía, sin necesidad de escrutinio y sin necesidad de una prueba. ¿Puede una pantalla decirte qué belleza es la belleza? ¿Hemos encontrado a alguien que podría ser inmune a algo que en principio podemos decir que es bueno y verdadero? ¿La imagen ignora la naturaleza subversiva - si la hay, del mensaje construido por colores y pinceles? ¿Es una persona seducida por una imagen tentada a creer que hay una aceptación de una verdad? Una pintura, una imagen, un lienzo casi siempre tocan una profunda dificultad que es el don que el autor de la obra manifiesta su comprensión de lo que entiende que es realidad. El mensaje es más tácito que explícito; y la idea es que la belleza pertenece a valores laterales que son idénticos a diferentes modos no racionales, dada la emoción del observador de estas imágenes.

    ALTRUISMO

    La belleza no sólo se encuentra en el que la defiende. El creador de la imagen piensa en construir una belleza de diferentes maneras y presenta - imágenes, a una realidad positiva, involuntaria. Sin embargo, en ella, lleva a cabo el escape de alguien, porque, aunque hay una belleza peligrosa, ella cree que no tiene la intención de ser inmoral o corrupta. ¿Piensa mal esto, el autor, al desarrollar la imagen? ¿Es imposible esto del fascismo existente?

    ¿Habrá una respuesta a estas preguntas que ilustren esta dificultad – del autor, para definir la belleza en sus obras? Es difícil afirmar que el arte en forma de pintura posee o domina una respuesta que coloca el mensaje contenido en este lienzo en el mismo plano como una verdad útil y, con el único propósito de plantar en el corazón y la mente del observador que la imagen es incuestionable.

    Y, sin embargo, que la intención de la imagen es una respuesta simple para tener en cuenta que la belleza contenida en ella no habla del autor, sino que añade la personalidad del autor a una posible exploración de las apariencias, que puede servir de base para investigar lo que él, el autor, siente, pero no lo que es en el mundo de las cosas.

    ENFOQUE

    Una pintura siempre se presenta como una lección de realidad. El autor -en su obra, hace nuevos intentos de decirnos algo que para él es esencial, profundo y que para el observador no es del todo convincente. Ambos terminan adivinando, lo que deberían probar en tesis. Es difícil para el autor y el observador asumir una definición de intenciones. Ambos son despreciables por una teoría que está de acuerdo con su lógica del mensaje que la obra les parece en la mirada y que sea una prueba para cualquier tesis que quieran abordar. Si un marco es una imagen, entonces ¿existe realmente, esa imagen representa el marco? Sería sostenible buscar la verdad cuando digo no: la imagen siempre nos habla de una apariencia, siempre nos permite buscar una profundidad y al mismo tiempo se niega a ser simples. Hablar de imagen es muy similar a hablar de belleza, y cuando nos atrapan haciendo estos análisis nos ponemos a prueba de alguna manera. El observador busca la belleza en la imagen de una manera involuntaria; en comparación con otras formas y a menudo por la misma razón que presta atención a la verdad. Lo que sería decir que la imagen puede y debe poseer algún sentido, digamos, del gusto. El ahora crítico evalúa el espíritu del objeto desde su perspectiva, desde una mirada a sí mismo. Y siempre deja una pregunta que responder: ¿describe el observador la imagen o a sí mismo? ¿Podría convencerse el observador por el juicio de esta imagen, esta belleza y esta potencial verdad hecha por otro, sin haber tenido contacto para - él mismo, con esta imagen? ¿Puede influir la crítica de la imagen- realizada por un experto, en un observador que no sabe por sí mismo convertirse en una verdad incuestionable?

    ¿No sería esta opinión pericial la misma que la adoptada por las creencias científicas sobre las autoridades de una agenda o disputas determinadas por decisiones judiciales? ¿Está condicionada la imagen a estas instalaciones? Yo diría que no; no lo es. Confiar en el otro sobre el requisito del mensaje de una imagen sin que el observador pueda evaluarse por sí mismo, no es fiable.

    Creo, sin embargo, que para cuando el observador aprecie la imagen, su opinión será llevada por la influencia de otras críticas que lo llevaron hasta allí.

    ATRACCIÓN

    ¿Cuántas veces cuando miramos una imagen nos impídenos hacer cualquier juicio, porque nos parece muy similar a tantos otros; aunque podemos repetir la opinión de otro, ¿cuándo en la pantalla no apreciamos? ¿Es común encontrarnos describiendo una imagen que no nos gusta, aunque no tenga ningún contacto? Una imagen atractiva e incluso agradable y, con razón, ¿mostramos algún interés de ella? ¿Estaríamos indicando así una sinceridad al hablar de una imagen que aparentemente -para nosotros, parece ser agradable por el hecho- o en virtud, otros también han encontrado? ¿Podemos dar una opinión no sobre esta imagen, sino sobre el carácter del autor de esta pantalla o sobre el tema que trata? Es un hecho que algunas imágenes en ellas enfocamos nuestro juicio; no con la calidad de esta imagen, sino por el placer de tenerla junto con otras. Así que aparentemente somos nosotros los que invocamos esta idea de que una imagen es hermosa y, al tocarla o poseerla, nos convertimos en personas diferentes. ¿Estarías en este caso haciendo un juicio sobre a quién juzgas? En otras palabras, ¿distinguimos en la imagen una verdadera belleza porque es extravagante al juicio?

    CRÍTICO

    ¿Al mirar una imagen, confiamos en nuestro razonamiento que centra su crítica exclusivamente en el mensaje de la obra? Al considerar todo el juicio que hemos identificado en esta imagen, por extraño que parezca el resultado de este juicio, amenaza con socavar todo el centro crítico creado por el autor. La crítica del gusto personal es cierta porque está respaldada por una razón deductiva que construye el argumento del observador. ¿Puede haber entonces una opinión que esté en segundo plano activando la verdad de esta imagen? ¿Cada uno de los observadores de esta tabla sigue necesariamente las reglas para el resultado de una verdad y esto se aplica en esta imagen desprovista de cualquier gusto estético personal? ¿Es cierto suponer que el observador a menudo alaba una imagen por no ser el verdadero destinatario de este mensaje? ¿Sería - no sólo la belleza, sino la verdad, ligada al autor y no a su obra? Una imagen vista hoy y que pretende reproducir una verdad o un hecho, puede estar más adelante para sorprenderse y horrorizarse - de hecho, ¿desprovisto de cualquier hecho meritorio? La imagen - de alguna manera, es una pasión del autor que se presta a esta obra como un testimonio de la verdad de la que lo inspiró. Un observador trae al juicio casi un sabor torpe que busca en el marco identificar y así negar la obra. En cualquier caso, una cierta ambigüedad se pronuncia en la crítica de una imagen, que puede y debe ser defendida por argumento; que no siempre será aceptado, porque este juicio puede estar en la propia contradicción. Y al final siempre está la pregunta a resolver: después de todo, ¿nos gusta algo porque nuestro juicio se basa en la tesis de nuestra propia argumentación?

    PANTALLA

    Nos bombardean diariamente imágenes que podemos marcar en ellas, no hay nada real, pero que a primera vista no se aparta de lo que consideramos y discutimos como de cierto interés. Las imágenes que consideramos eliminar debido a su menor importancia estética nos rodean y nos imponen por su aparente no importancia. Yo llamo a eso almacenamiento. Muy similar a lo que hacemos cuando arreglamos la habitación, colocamos la mesa de comedor o incluso nos posicionamos al correr o caminar.

    No te equivoques; en cada uno de estos gestos habrá una introducción del mensaje de imágenes que está siendo leído por el otro que subestimamos y nos engañamos de cualquier acción de juicio que esté tomando. Son lo que otros consideran heroísmo de imágenes. La imagen que se proyecta en estas pantallas mentales cotidianas no nos compromete tanto, aunque nos acompañan para que no sea un punto alto que sobreviva a una eternidad estética. Hay que desear que estas imágenes - mínima de importancia general, a las que atribuimos una apariencia traten de seducirnos y hacer significativos de valor, ya sea conscientemente o aprovechadas por impulso de relevancia; o no.

    SUAVE RAPTURA

    Observe las imágenes que le rodean. Comprender y resaltar los que están mejor elaborados. Pregunta si compiten o disminuyen debido a otros elementos estéticos que están allí sirviendo, atrayendo o incluso rechazando una atención más exigente y alta - en términos de lenguaje visual. La construcción - por su creador, de un lienzo, no quiere y no quiere o, es de menos importancia para arrebatar al observador con un algo aterrador. De hecho, la imagen busca crear un contexto suave que no destruya una narrativa o, si es posible, casar una armonía sin interrumpir la narrativa estética del entorno, pero que busca - siempre, para ser utilizado lo que prevalece. En general, tenemos una ausencia de información sin pretensiones de imágenes, que envolvemos en nuestro buen gusto - que usted piensa que le pertenece. Eso crea un orden en el que el valor de nuestra/su ignorancia simplemente no absorbe. El culto a una obra cuya belleza hay una verdad que se debe suplicar, y/o hasta que sea mínima, siempre trata y nos persigue para exigir decisiones de ocupación para exigir ocupar un lugar de grandeza que puede hacer - en nuestra rutina, un momento, un rincón de belleza. Ver la imagen para informar de su deseo; que busca adaptarse a la confirmación de llevar al observador donde es posible encontrar la verdad - de cuyo contexto, ser humilde en proporcionar esta presencia envolvimos de sombras y géneros que no arruinan el aspecto de este mundo.

    BELLEZA DEPUESADA

    Parece algo banal, de cierta importancia cuando decoramos algún entorno insertando en él una imagen - por modesto que sea. En este entorno, la pantalla no debe competir o más pequeña, ya que sirve como elemento de resaltado o telón de fondo para otro objeto. La fuerza de una imagen no está en su negativa, ni en su exigente atracción, sino más bien en una condición de arte. Cuando hablamos de estética, no se busca una belleza impresionante, sino un signo de equilibrio, de un amplio pero armonioso suave, y que a la imagen hay una narrativa que no se interrumpe, sea cual sea el diálogo que busque: privado o colectivo; prevalece el sentido común de quienes lo observan. La palabra que debe decirse sobre las imágenes y la belleza que se deposita en ella no es necesariamente para dar importancia al medio ambiente o ignorar su mensaje, sino para representar de alguna manera, el envoltorio de las personas que pertenecen allí. La imagen se une a un orden diferenciado de valor en comparación con las otras cosas que componen el lugar con ella. Las imágenes, aunque sean de verdades mínimas, llevan a la

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