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Full de damas y mentiras
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Libro electrónico125 páginas1 hora

Full de damas y mentiras

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Jota, tras la barra de su bar, limpia con esmero unos dados y un cubilete, con los que juega al "mentiroso" con algunos de sus clientes, como Roberto, quien esa tarde le cuenta que está preocupado porque su mujer no le ha felicitado y es su cumpleaños; Eugenio, contento porque la noche anterior ha tenido una curiosa conversación con su madre; Pedro, quien desvelará un secreto que ha ocultado durante años; Julio, que recibirá una sorpresa de alguien a quien amó mucho. "Full de damas y mentiras" es una ventana abierta a nuestra sociedad, en donde compartiremos vivencias, sueños, temores, ilusiones, con veinte personajes, mujeres y hombres, de distintas edades.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 dic 2020
ISBN9788418386190
Full de damas y mentiras
Autor

Charo de la Mata

Madrileña, licenciada en Periodismo en la Universidad Complutense. Por motivos laborales se trasladó a residir a Bruselas, donde también hace un magacín, La voz de Charo, en la emisora Radio Alma. Publicó una novela, El sobre, con Morandi editores, hace unos años. Full de damas y mentiras es su primera obra de teatro.

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    Full de damas y mentiras

    Charo de la Mata

    Full de damas y mentiras

    Charo de la Mata

    Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).

    © Charo de la Mata, 2020

    fulldedamasymentiras@gmail.com

    Diseño de la cubierta: Charo de la Mata y

    Equipo de diseño de Universo de Letras

    Imagen de cubierta: Charo de la Mata y

    Equipo de diseño de Universo de Letras

    www.universodeletras.com

    Primera edición: 2020

    ISBN: 9788418385407

    ISBN eBook: 9788418386190

    A Piti, a Iñigo y a Paloma

    Acto I

    Escena 1. Jota abre el bar y entra Roberto

    (Un bar moderno, con estilo, hay una barra, varios taburetes y tres mesas con cuatro sillas cada una. JOTA es el dueño, un cincuentón, reservado pero afable; está limpiando unos dados y un cubilete con un paño. Entra un cliente, ROBERTO, elegante, sociable.)

    ROBERTO.— Hola, Jota, ¡qué tal!

    JOTA.— Hola, Roberto, ¿cómo estás?

    ROBERTO.— Bien, bien… Un poco cansado, ya sabes, el trabajo, tanto postureo, politiqueo… un quítate tú para ponerme yo… ¡qué pesadez! Y hablando de poner, ponme un güisqui bien cargadito… bueno, mejor en modo chupito, así, para empezar.

    JOTA.— Pero a ti te gusta tu trabajo, ¿no es así?

    ROBERTO.— Sí… en realidad sí me gusta… soy un buen ingeniero, no nos vamos a engañar, dirijo muy buenos proyectos, pero… y, bueno, no tengo abuelita. (Sonríe.)

    JOTA.— Hoy has venido pronto.

    ROBERTO.— Sí, es que, aunque me guste mi trabajo, que es verdad que me gusta, hoy estaba hasta los huevos… Hasta le he dicho a mi secretaria que tenía una cita médica, una estupidez, como si yo tuviese que justificar mi ausencia, pero es que llevo un día puñetero… y más que nada que me estaba aburriendo en esa reunión, con ese niñato recién llegado de Estados Unidos que se cree mucho… estos jóvenes sobrados… que porque han hecho tres o cuatro másteres ya se creen el rey del mambo… y luego no saben leer un correo o rellenar un formulario… porque no leen… ¡anda que no le falta por aprender a este!… ya le bajaré los humos, pero hoy no me apetecía… Llevo un día muy tonto.

    JOTA.— El güisqui te sentará bien (abre la botella y le sirve un chupito en un vasito.)

    ROBERTO.— Sí… qué bien sienta un trago de güisqui a lo John Wayne (se bebe el chupito de un trago.) Como te decía, que llevo un día bastante puñetero, que empecé ya mal por la mañana… Mi mujer no se acordó de que hoy es mi cumpleaños. (Sonríe irónico, pero triste.)

    JOTA.— ¡Vaya, felicidades! (Sale por detrás de la barra, se acerca y le da un abrazo.)

    ROBERTO.— (Fuerza una sonrisa.) Pues que se le olvidó mi cumpleaños, tú calcula…

    JOTA.— Las mujeres son despistadas, tienen muchas cosas en la cabeza… ¡demasiadas incluso!

    ROBERTO.— ¡Es que son cincuenta, caramba!

    JOTA.— Ah, con que cincuenta, eh… ¡bienvenido al club, hombre!… Tampoco es tan grave, son los primeros días cuando te sientes un poco raro, cincuenta, uf, qué mayor, medio siglo, qué barbaridad, pero enseguida se pasa… Además, tú tienes buen aspecto. (Sonríe.) Tú te cuidas y se te nota (le dice en tono jocoso.)

    ROBERTO.— Quizás me lo merecía… (Sonríe sin muchas ganas.)

    JOTA.— ¿El qué?

    ROBERTO.— Pues que no me haya felicitado, que no se acordara… o incluso si se ha acordado… (JOTA le mira y sigue colocando los vasos.) Ya sabes, lo del año pasado… Bueno, que no me porté bien con ella… (Mira su móvil.) Que me porté como un capullo, vaya… además, fue justo por estas fechas… y se notó mucho, ¿verdad?

    JOTA.— (Se acerca.) No disimulaste mucho… ninguno de los dos, para ser justo.

    ROBERTO.— Ya, ya… Sí, es que… es que estaba loco por esa mujer… Me está costando olvidarla… le cogí mucho cariño, no fue un rollo… fue la primera vez que me pasó… pero no quise estropear mi matrimonio, son veinte años… llevo tiempo queriéndoselo contar, pero no veo el momento.

    JOTA.— ¿Contárselo?

    ROBERTO.— Pues sí, contárselo… soltarlo… es que lo tengo ahí metido… no sé, como un nudo en el estómago… en la garganta.

    JOTA.— Tú sabrás… pero a veces es mejor no saber… se sufre menos… (Se encoge de hombros.)

    ROBERTO.— Ya… pero es que soy yo el que está sufriendo… como te digo, es como una bola en el estómago… querría decirle mira, pasó esto, pero eso mismo: pasó, ya está, fue, fue… una locura de los cuarenta, bueno, la crisis de los cuarenta y tantos, más bien de los cincuenta… aunque, en realidad, no fue eso, no… fue mucho más que eso.

    JOTA.— ¿Y qué crees que va a decir?

    ROBERTO.— Pues gracia no le hará ninguna, lógicamente… vamos, digo yo.

    JOTA.— ¿Si fuera al revés?

    ROBERTO.— ¿Al revés? ¿Que fuera ella la que se hubiera ido con alguien? (JOTA asiente.) Bueno, entonces… ¡la mataba! (sonríe.) ¡Es broma!… Pues no lo sé… supongo que, de entrada, no me gustaría…

    JOTA.— Piensa cómo le puede sentar a ella. A eso me refiero cuando digo que le puedes hacer daño.

    ROBERTO.— Ya, pero creo que seré más legal y honesto conmigo mismo y con ella si se lo digo… yo nunca había estado con otra desde que nos casamos y… creo que debo decírselo.

    JOTA.— Tú sabrás.

    ROBERTO.— (Resopla.) Bueno, ya pensaré lo que hago, cómo lo hago y cuándo… como hago siempre, valga la redundancia… (Cambia a tono jocoso.) Y ya está bien de hablar de mí… vamos a cambiar de tema, ya hemos hablado bastante, y no te voy a soltar el rollo a tan temprana hora. (Mira el móvil.) El rollo soporífero a las cinco… las cinco, ahora deberíamos tomar un té y echar una partidita de bridge, eso haríamos si fuéramos ingleses, pero como no lo somos, afortunadamente (sonríe por su gracieta.), nos tomamos unos güisquis como si fuéramos irlandeses, que son más cachondos y nos echamos un «mentiroso»… Dame otro chupito y vamos a brindar por mi cumpleaños, caramba, que todavía no hemos brindado… Y saca los

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