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Biopics: Historia y poética en el cine Argentino reciente
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Libro electrónico272 páginas4 horas

Biopics: Historia y poética en el cine Argentino reciente

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Del papa Francisco a Evita, de Gilda al clan Puccio, de San Martín al Che Guevara, los capítulos de este libro realizan un recorrido por distintas películas biográficas del cine argentino de los últimos años. Pero el interés en las biografías de mujeres y hombres públicos trasciende las fronteras del lenguaje audiovisual: se inscribe, más bien, en un clima de época que distintos autores han definido en términos de un "giro biográfico" o un "giro subjetivo", en tiempos de hibridación de los discursos referenciales y los discursos ficcionales, de reconfiguración de las fronteras entre lo público y lo privado, de individualización de lo social y de caída de los grandes relatos colectivos.
¿Qué tipo de personajes son elegidos para protagonizar biopics? ¿Qué fragmentos de sus vidas se seleccionan para estructurar la narración? ¿A qué estrategias de enunciación apela el género? ¿Cómo se entabla el diálogo entre historia y poética, realidad y ficción? ¿De qué manera articula la biopic el conocimiento previo del espectador con la construcción de la trama? En síntesis, ¿qué implica narrar una vida con las herramientas del lenguaje audiovisual?
A partir de estas preguntas, los autores buscan aportar algunas reflexiones que permitan comprender el auge reciente del género biopic en el campo audiovisual, particularmente la Argentina.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 oct 2020
ISBN9789876918930
Biopics: Historia y poética en el cine Argentino reciente

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    Biopics - Alfredo Dillon

    Créditos

    Prólogo

    Alfredo Dillon y Teresa Téramo

    Facundo Quiroga, Juan Moreira, José de San Martín, Manuel Belgrano, Domingo Faustino Sarmiento, Juan y Eva Perón, Ernesto Che Guevara, el papa Francisco, el padre Mario, Homero Manzi, Almafuerte, Tita Merello, Sandro, Gilda, el Potro Rodrigo, Carlos Robledo Puch, Arquímedes y Alejandro Puccio, Carlos Tévez, Diego Maradona, José María Gatica, Carlos Monzón… Estas figuras comparten no solo la notoriedad de sus nombres, sino su condición de protagonistas de biopics a lo largo del último siglo en la Argentina. Primero en el cine, y más recientemente en las series, el género biográfico ha ocupado un lugar relevante en la historia del audiovisual, tanto en la Argentina como en otras industrias del mundo, entre ellas la estadounidense.

    Este libro busca aportar algunas reflexiones que permitan comprender el auge reciente del género biopic en el campo audiovisual. El fenómeno se registra no solo en nuestro país, sino también en Hollywood (de la reina Victoria a Vincent van Gogh, de Elton John a Abraham Lincoln, de John Nash a Virginia Woolf) y a nivel regional en América Latina (desde Luis Miguel hasta Sor Juana Inés de la Cruz y Pablo Escobar). El interés en las biografías de mujeres y hombres públicos trasciende las fronteras del lenguaje audiovisual: se inscribe, más bien, en un clima de época que distintos autores han definido en términos de un giro biográfico (Arfuch, 2002) o un giro subjetivo (Sarlo, 2005), en tiempos de hibridación de los discursos referenciales y los discursos ficcionales, de reconfiguración de las fronteras entre lo público y lo privado, de individualización de lo social y de caída de los grandes relatos colectivos.

    El boom de la biopic contrasta con la escasa atracción que el género ha suscitado hasta ahora en los estudios audiovisuales en general, y en la Argentina en particular. Al margen de los trabajos de Ana Laura Lusnich (2001) y de algunas investigaciones sobre figuras puntuales –como la tesis de Jimena Trombetta (2015) sobre las representaciones cinematográficas y teatrales de Eva Perón, o el libro de Nicolás Suárez (2017) sobre la vida y obra de Sarmiento en el cine–, las biografías audiovisuales no han recibido demasiada atención. La situación contrasta con el prolífico interés que ostentan, desde hace al menos tres décadas, las biografías y autobiografías literarias –entre otros géneros del yo, que abarcan también diarios íntimos, testimonios, crónicas, etcétera–.

    ¿Qué tipo de personajes son elegidos para protagonizar biopics? ¿Qué fragmentos de sus vidas se seleccionan para estructurar la narración? ¿A qué estrategias de enunciación apela el género? ¿Cómo se entabla el diálogo entre realidad y ficción, dentro del film y a partir de él? ¿De qué manera articula la biopic el conocimiento previo del espectador con la construcción de la trama? En síntesis, ¿qué implica narrar una vida con las herramientas del lenguaje audiovisual?

    Los dos primeros capítulos se proponen contextualizar este auge de la biopic, a partir de algunos estudios del ámbito anglosajón (George Custen, Dennis Bingham, Belén Vidal, Rémi Fontanel), español (Javier Moral Martín, José Luis Sánchez Noriega) e italiano (Francesco Arlanch) que se han convertido en referencias sobre el tema. Enmarcamos el fenómeno en una tendencia cultural más amplia, que puede pensarse en términos de un retorno de lo real (Foster, 2001) y, correlativamente, de un retorno del sujeto, luego de décadas de hegemonía académica de las ideas vinculadas con la crítica de la representación y la crítica del sujeto. También proponemos pensar el lugar de la biopic en relación con la historia, la memoria y la nostalgia, para detenernos en los modos de relación con el pasado que ponen en juego las narraciones biográficas. Entendemos la biopic como un film de ficción que dramatiza una porción de la historia de vida de una o varias personas reales; en consecuencia, excluimos de esta definición a las películas biográficas documentales.

    El libro propone un recorrido por distintos subgéneros biográficos, establecidos a partir de un criterio temático: la biopic del mito político, la biopic del prócer, la biopic religiosa, la biopic musical y la biopic del criminal. Somos conscientes de que han quedado fuera otros subgéneros relevantes, como la biopic deportiva. Si bien el género biográfico es transversal a los lenguajes audiovisuales, decidimos enfocarnos principalmente en el cine argentino reciente. Nuestra selección abarca películas de los últimos quince años, aunque en algunas ocasiones expandimos el análisis más atrás en el tiempo.

    En la sección sobre la biopic del mito político tomamos tres casos: el Che Guevara, Perón y Evita. Empezamos con Diarios de motocicleta (2004), dirigida por Walter Salles con guion de José Rivera, y construida a partir de las notas que Ernesto Che Guevara escribió en su viaje por Sudamérica en 1952. La travesía de Guevara junto con su amigo Alberto Granado funciona como un viaje iniciático en cuyo transcurso Ernesto deviene el Che. La biopic de Salles y Rivera retrata a dos aventureros en camino en una época decisiva, que desembocaría siete años después en la Revolución Cubana, entrecruzando el road movie iniciático con el film intimista de carácter testimonial.

    A continuación, trabajamos dos películas recientes sobre las figuras de Juan y Eva Perón: Juan y Eva (Paula de Luque, 2011) y Puerta de Hierro: el exilio de Perón (Víctor Laplace y Dieguillo Fernández, 2012). Ambos films son leídos en relación con el clima de época que comparten: el del tercer gobierno kirchnerista. Construidas a partir de dos estéticas narrativas contrapuestas –una posépica minimalista por un lado, una recuperación discursiva de la épica peronista por el otro–, las dos películas comparten, sin embargo, una mirada idealizadora sobre las figuras fundacionales del peronismo.

    En el quinto capítulo nos detenemos en la biopic del prócer y, para eso, estudiamos el largo recorrido de José de San Martín en el cine argentino, desde los comienzos en 1909 hasta la actualidad (el film más reciente es de 2016). Allí observamos cómo el cine argentino va resignificando la figura de San Martín y analizamos qué sentidos construyen las diferentes versiones biográficas audiovisuales, al enfatizar determinados aspectos de su personalidad y suprimir otros. A lo largo de la historia del cine nacional, miradas ideológicamente diversas –incluso a veces totalmente contrarias entre sí– valoran a San Martín, lo rescatan del pasado, lo instituyen como referente central de la nacionalidad: San Martín funciona así como un signo puro y un símbolo universal de la argentinidad.

    El capítulo 6 aborda la biopic religiosa, a partir de las versiones fílmicas sobre el papa Francisco. Con diversos matices, las películas sobre Francisco asumen un rasgo clave de la narración hagiográfica: la ejemplaridad, es decir, la dimensión ética y digna de imitación del protagonista en un contexto histórico adverso. Así como las antiguas catedrales presentaban en sus vitraux escenas bíblicas o de vidas de santos, el cine resulta hoy una gran vidriera que colabora a tejer sentidos sobre personajes históricos y contemporáneos. A tono con las preocupaciones sociales actuales, los films sobre el papa destacan su compromiso con los derechos humanos, la justicia social y el cuidado medioambiental.

    En el capítulo 7 nos desplazamos hacia la biopic de artista, en una de sus vertientes más exitosas: la musical. Allí analizamos las películas Gilda, no me arrepiento de este amor (2016) y El Potro, lo mejor del amor (2018), escritas y dirigidas por Lorena Muñoz. En las biopics de los cantantes Gilda y Rodrigo, el afán de humanizar a los protagonistas se traduce en una estructura dramática que traza el ascenso del ídolo popular, hasta que esa trayectoria ascendente se ve interrumpida de pronto por la muerte. Los films toman distancia de la imagen mítica de sus personajes y ponen el foco en la intimidad de los artistas, sus vínculos familiares, los conflictos con sus entornos afectivos y consigo mismos.

    Finalmente, los últimos dos capítulos se enfocan en biopics de criminales. Tomamos dos películas basadas en las figuras de criminales emblemáticos de la historia argentina: la banda familiar de secuestradores y asesinos encabezada por Arquímedes Puccio, y el asesino serial Carlos Robledo Puch. El clan (2015), de Pablo Trapero, cuenta la historia de la familia Puccio, dedicada a secuestrar y asesinar empresarios durante los primeros años de la década de 1980. El capítulo aborda la figuración de los personajes y de los espacios, la reconstrucción de la época y el diálogo que el film entabla con representaciones fílmicas previas de la última dictadura cívico-militar (1976-1983), para pensar los modos en que el género biopic enhebra la biografía individual con la historia nacional.

    Dentro del mismo subgénero, El Ángel (2018) de Luis Ortega propone una respuesta diferente a la pregunta acerca de cómo narrar la vida de un monstruo. La película –con guion del periodista policial Rodolfo Palacios, el escritor Sergio Olguín y el propio Ortega– se desliza desde el relato biográfico hacia un plano más amplio: el de la reflexión –en clave pop y pastiche– sobre el mal. La biografía de Carlos Robledo Puch se ve reducida a su mínima expresión: es apenas una excusa para narrar una historia que rodea el problema del mal y la libertad, la belleza y la perversión, la violencia y el erotismo como contracaras de la vida normal, de la existencia gris de las mayorías sociales que permanecen anónimas, in-fames. La biopic toma el nombre propio y algunas circunstancias históricas para darle identidad a una figura formada, más bien, de la sustancia de lo mítico.

    Por último, es importante destacar que esta publicación pudo concretarse gracias al Programa de Mecenazgo del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que, tras declarar de interés cultural el proyecto, facilitó la obtención de los recursos económicos. También queremos mencionar que este trabajo se inscribe en una línea de investigación del Programa de Estudios Audiovisuales del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica Argentina (UCA), que reúne a profesores de las carreras de Comunicación y de la Maestría en Comunicación Audiovisual de la UCA. Ambos autores somos docentes e investigadores en la UCA: le debemos este libro a la inspiración y el desafío cotidiano que nos proponen nuestros estudiantes, y al apoyo constante de las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales.

    Referencias bibliográficas

    ARFUCH, Leonor (2002), El espacio biográfico: dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires, FCE.

    FOSTER, Hal (2001), El retorno de lo real: la vanguardia a finales de siglo, Madrid, Akal.

    LUSNICH, Ana Laura (2001), El formato biográfico en el cine argentino: una mirada institucional, Primer Congreso Internacional de Teoría e Historia de las Artes-IX Jornadas del CAIA, Buenos Aires.

    SARLO, Beatriz (2005), Tiempo pasado: cultura de la memoria y giro subjetivo, Buenos Aires, Siglo XXI.

    SUÁREZ, Nicolás (2017), Obra y vida de Sarmiento en el cine, Buenos Aires, Fundación Ciccus.

    TROMBETTA, Jimena (2015), Las representaciones cinematográficas y teatrales de Eva Perón en el período 1983-2014: de la figura al mito, tesis de doctorado, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

    1. Historia y poética: biopics, el deseo de ver y recordar

    Teresa Téramo

    Al observar los títulos de los últimos años del cine argentino, comprobamos que no son pocas las películas basadas en historias de vida. Personalidades de impacto cultural cobraron protagonismo para el cine reciente. Estas películas incluso tuvieron buena taquilla. Un caso paradigmático es el de Gilda, no me arrepiento de este amor (2016), film dirigido por Lorena Muñoz, guionado por la misma directora y Tamara Viñes, éxito comercial que sorprendió incluso a sus hacedores. La película se basa en la vida de la cantante argentina Miriam Alejandra Bianchi, apodada artísticamente Gilda, intérprete de grandes éxitos musicales, muerta trágicamente en 1996. Siguieron a este estreno otros títulos como Yo soy así, Tita de Buenos Aires (2017), sobre la vida de la reconocida cantante de tangos y milongas Tita Merello, film escrito y dirigido por Teresa Costantini. En 2018 se estrenó Yo, Sandro, sobre el popular cantante argentino, film escrito y dirigido por Miguel Mato, que narra la historia de un pibe de barrio, Roberto Sánchez, transformado en triunfador intérprete, actor e ídolo de multitudes. Por su parte, la directora de Gilda, Lorena Muñoz, dio forma a otro film, El Potro, lo mejor del amor (2018), biopic sobre una figura emblemática del mundo de la música nacional y popular argentina, ícono del cuarteto cordobés, el carismático Rodrigo Bueno.

    Al interés sobre cantantes y músicos se suma la mirada sobre deportistas, políticos, criminales… Maradona, Monzón, el Gordo Valor y Susana Giménez, cuyas historias se prefiguran para asomar en las pantallas de las nuevas plataformas digitales en formato de series de cinco, ocho o trece capítulos. El consolidado director Israel Adrián Caetano (Bolivia, Un oso rojo, Crónica de una fuga, El otro hermano) parece haber encontrado una fórmula de éxito al realizar para Telefé en 2018 los trece capítulos de Sandro de América, serie que obtuvo cuatro premios Martín Fierro y el amplio reconocimiento del público; luego, en 2019, realizó la serie de ocho capítulos Apache, estrenada en Netflix, que narra la transformación de Carlos Martínez en Carlitos Tévez, el futbolista argentino, ídolo de Boca Juniors. Con esta serie, Caetano pudo dar cauce al proyecto fílmico sobre la vida de Tévez que había forjado más de una década atrás y por temas financieros no había podido llevar a cabo:

    Aquel proyecto duró poco porque la productora quebró. No supe más de ellos ni tampoco del proyecto. Lo había olvidado como se olvidan las cosas casi para siempre. Se había concebido como una película en tiempos en los que las series de televisión eran cosa del pasado, como las telenovelas. Ahora todo vuelve, en tiempos donde la poca creatividad hace mirar al pasado para ver si se puede inventar algo nuevo. Igual atesoro ese contrato, como cualquier otro. Quién sabe las vueltas que dan estas cosas. (Caetano, citado por Respighi, 2019)

    ¿A qué se debe el creciente interés del público y las productoras por esas vidas de película? ¿Las biopics son una tendencia solo actual, o el auge en una determinada época puede asociarse a factores externos al cine? ¿Acaso estos films aportan cierta esperanza basada en modelos de vida, en personalidades imitables? ¿Cómo logran cautivar al espectador? La casi totalidad de los estudios sobre biopics que busca dar respuestas a estos y otros interrogantes se halla en lengua inglesa y francesa. En ese concierto de voces académicas sobresale la española de José Luis Sánchez Noriega, quien ha investigado las tendencias del paradigma ficción/no ficción en el discurso audiovisual español reciente (2000-2010), y la italiana de Francesco Arlanch, con un estudio sobre el film biográfico en el cine de Hollywood y en la televisión italiana. La escasa bibliografía en castellano es lo que motiva las páginas de este libro, así como la búsqueda de dar sentido a un fenómeno que puede relacionarse con la necesidad de encontrar certezas en un mundo donde la verdad parece ocultarse o verse desplazada, y donde el juego narrativo de la biopic lleva al espectador al lugar de testigo de un fragmento de historia más o menos íntima, más o menos épica, que actualiza el deseo de ver y de recordar.

    Las historias biográficas concuerdan con el mecanismo dramático propio del cine para mantener la atención: la necesidad de contar historias con puntos de giro fuertes, historias cuyo protagonista pasa de la desdicha a la fama, donde se opera una transformación absoluta del personaje. Tal el caso, por ejemplo, de un Jorge Bergoglio transformado en papa, en las dos versiones de Francisco: Francisco, el padre Jorge (2015), de Beda Docampo Feijóo y Llámame Francisco (2015), de Daniele Luchetti; o de un Ernesto Guevara transformado en el mítico Che en Diarios de motocicleta (2004), de Walter Salles, con guion de José Rivera.

    Algo de historia sobre este tipo de historias

    Si bien marcan tendencia en el cine actual, las películas biográficas no son una novedad. En 1895, Alfred Clarke realiza La ejecución de Marie, reina de Escocia; George Méliès, su versión de Cleopatra, en 1899, y la pionera cinematográfica Alice Guy supera a los dos anteriores con un largometraje –el primero de la historia del cine– de 33 minutos sobre la vida de Cristo en 1906: La naissance, la vie et la mort de Notre-Seigneur Jésus-Christ, inspirada en las acuarelas de James Tissot sobre escenas del Antiguo y Nuevo Testamento realizadas en Palestina, y con más de doscientos extras en escena.

    En la Argentina, el género también tiene su historia. Hubo vidas de escritores, artistas plásticos, cantantes y políticos llevadas a la pantalla grande. Un director que tuvo predilección por este género fue Luis César Amadori quien –entre otros títulos inolvidables como Dios se lo pague, primera película argentina nominada al Oscar en 1949– realizó varios films sobre personajes históricos: El grito sagrado, estrenada el 24 de mayo de 1954 y protagonizada por Fanny Navarro en el papel de Mariquita Sánchez de Thompson (1786-1868), en cuya residencia se entonó por primera vez el Himno Nacional Argentino, personaje que cifraba la figura de la difunta Evita; Albéniz, estrenada el 4 de febrero de 1947 sobre la vida del pianista y compositor español Isaac Manuel Francisco Albéniz y Pascual (1860-1909); Almafuerte, película estrenada en 1949, inspirada en la vida del poeta y maestro argentino Pedro Bonifacio Palacios (1854-1917), conocido por el seudónimo con que se titula la película.

    También Lucas Demare realizó biopics como El cura gaucho (1941), sobre la vida de José Gabriel Brochero (1840-1914), el sacerdote cordobés que consagró su vida a los más necesitados, y Su mejor alumno (1944), protagonizada por Enrique Muiño como Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) y Ángel Magaña como su hijo Dominguito, que alcanzó cinco premios Cóndor de Plata, entre ellos a mejor película del año. En la década siguiente, el 15 de agosto de 1957 se estrenó Alfonsina, sobre la vida de la poetisa argentina de trágico final. Fue realizada por el vienés Kurt Land, sobre el guion de José María Fernández Unsain y Alfredo Ruanova, y fue protagonizada por Amelia Bence, quien había conocido personalmente a Alfonsina Storni (1892-1938).

    Más cerca en el tiempo, los años 90 dan más títulos que hicieron historia: Gatica, el Mono (1993) de Leonardo Favio, que narra la vida del boxeador argentino José María Gatica (1925-1963), desde sus años de infancia en Mendoza hasta su trágico fallecimiento en Buenos Aires. El mismo año se estrenó Tango feroz: la leyenda de Tanguito, de Marcelo Piñeyro con guion de Aída Bortnik, sobre la vida del cantautor rockero argentino José Alberto Iglesias Correa (1945-1972); esta película vendió un millón y medio de entradas. Víctor Laplace encarnó a Horacio Quiroga (1878-1937) en Historias de amor, de locura y de muerte, estrenada el 28 de marzo de 1996, realizada por Nemesio Juárez a partir de su propio guion basado en cuentos del escritor. Ese año se conoció también el film de Javier Torre sobre la escultora argentina Lola Mora (1866-1936) encarnada por la actriz Leonor Benedetto, así como la Eva Perón (1919-1952) de Juan Carlos Desanzo.

    Más allá de estos títulos que alimentan el género, es a partir de mediados de los años 2000 cuando las biopics cobran protagonismo, en la Argentina y el mundo. Algunos señalan el punto de inflexión con la aparición de The Queen (Stephen Frears, 2006), basada en la vida de Isabel II.

    Una manera de acrecentar las ventas: mecanismos de consumo cultural

    Rémi Fontanel nota dos tendencias principales en el cine de la última década: "Por un lado, la aparición de un nuevo tipo de personaje, el emprendedor, a partir del éxito de The Social Network (David Fincher, 2010), sobre la vida de Mark Zuckerberg, y los films sobre Steve Jobs y Nolan Bushnell, el fundador de Atari. Por otro, la creciente aparición de biopics musicales" (Fontanel, citado por Blanc-Gras, 2012). Efectivamente, la repercusión en la industria discográfica de la vida de Freddie Mercury llevada a la pantalla en Bohemian Rhapsody (Bryan Singer, 2018) y la de Elton John en Rocketman (Dexter Fletcher, 2019) sugiere pensar en cierto mecanismo de fortalecimiento a través de este tipo de estrategias comerciales en momentos cuando la producción musical atraviesa una de sus mayores crisis.

    Según datos recopilados por la publicación digital especializada en arte, cine de autor, música alternativa, cultura y estilos de vida Liceo Magazine (2019), en los seis meses posteriores al debut de Bohemian Rhapsody, la biopic de Queen, el streaming de su música se triplicó en comparación con los seis meses anteriores a su estreno: de 588 millones a 1,9 mil millones. Las ventas fueron aun más fuertes, con canciones que saltaron de 527.000 a 1,9 millones de descargas por track, mientras que los álbumes aumentaron 483. Eso equivaldría, según informa esta misma fuente a partir de datos de Billboard, a casi 18 millones de dólares en ingresos frente a los 4,4 millones de dólares que el catálogo de Queen había ganado en los seis meses anteriores.

    Causalidades y no casualidades, Bohemian Rhapsody permite entender ciertos mecanismos del mundo del espectáculo actual y cómo determinadas estrategias comerciales inciden y dominan los públicos, reactivando una

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