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De la bipolaridad a la salud: ¿Dónde hay mucha luz para tanta oscuridad?
De la bipolaridad a la salud: ¿Dónde hay mucha luz para tanta oscuridad?
De la bipolaridad a la salud: ¿Dónde hay mucha luz para tanta oscuridad?
Libro electrónico161 páginas1 hora

De la bipolaridad a la salud: ¿Dónde hay mucha luz para tanta oscuridad?

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Información de este libro electrónico

En este libro se relatan experiencias de vida, aprendizajes y otros aportes. La autora –psicóloga, poeta, instructora de yoga, cantante y compositora– transita de la oscuridad a la luz, de la bipolaridad a la salud, a través de la creatividad, el arte, la espiritualidad y el servicio. Del otro lado del dolor está el amor y la felicidad, su lectura te invita a que lo compruebes...
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 dic 2020
ISBN9789509932951

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    De la bipolaridad a la salud - Elcira Mónica Abdula

    De la

    Bipolaridad

    a la Salud

    ¿Dónde hay mucha luz

    para tanta oscuridad?

    Elcira Mónica Abdula

    © Elcira Mónica Abdula

    © 2020 Instituto de la Caja

    Álvarez Thomas 195 P2. 1427 CABA, República Argentina.

    info@frippeditor.com.ar

    Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723.

    Contacto con la autora: elciraabdula@gmail.com

    No se permite la reproducción parcial o total, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

    Este libro está dedicado a mi amiga de la infancia, Margarita, con quien compartía todas las tardes en la cocinita de su casa mis poesías y escritos adolescentes.

    A su hija Barby, por acompañarme y alentarme a que este libro, que solo era un sueño, se haga realidad.

    A la Dra. Bettina Elba Cerino, especialista en psiquiatría a quien confié mi dolor, una hermana del alma que con su paciencia, bondad y conocimientos me cobijó y abrió paso a mi curación.

    Gracias a mi amiga Norma; un mojón en el camino de regreso... un alma gemela.

    Y... gracias a Omar, por quien, en parte, sigo viva. El gran concretador de sueños... uno de los seres humanos más buenos que conocí... mi otra alma gemela.

    Los amo.

    Mónica

    Prólogo

    En estas páginas vas a conocer a una mujer muy sensible y valiente.

    Ella nos muestra cómo es posible atravesar las vicisitudes de la vida e ir más allá.

    Nos lanza a los laberintos oscuros del sufrimiento mostrando que es posible convivir con ellos, superarlos.

    No resulta sencillo abrir las puertas de la intimidad, más aun cuando se trata de temas tan delicados y serios como la bipolaridad o los conflictos con la identidad sexual. Mónica lo hace de forma que nos sintamos identificados con los procesos difíciles.

    Nunca olvidaré cuando la recibí como paciente la primera vez. Abrí la puerta y me encontré con una muchacha delgada, desvalida, perdida.

    He atravesado cada logro con ella; cada paso nuevo era con mucho esfuerzo, pero a pesar de esa pesada mochila siguió abriendo puertas.

    Para mi sorpresa se animó a obtener su carnet de conducir y adquirir su propio auto; parecía nacer de nuevo con cada proyecto, animarse a dirigir su vida, salir al mundo a vivir.

    Soy testigo de su gran esfuerzo para asistir a clase en la universidad; la imagino subiendo las escalinatas de la facultad con esa pesada mochila. Y luego, escucharla cantar sus propios temas, escribir sus poesías –las que podrás encontrar en este libro–, bucear en las profundidades sin bajar los brazos y salir a flote.

    A la vez, a mí me llevó de la mano, me ha ayudado un montón en mi búsqueda espiritual; gracias a ella conocí a Yogananda, por ejemplo. Compartimos retiros, meditaciones, y a pesar de que cada una siguió su camino aún hoy hablamos ese idioma tan sutil del más allá.

    Esa chica desvalida hoy es una gran mujer, una excelente profesional y una gran amiga. En sus palabras: El primer servicio es para con uno mismo, el más difícil. Primero quiero servir a mi alma, deseo que sea la encargada de ponerle letra a mi vida.

    Espero lo disfruten.

    Norma Di Lorenzo

    Buenos Aires, Julio de 2020

    INTRODUCCIÓN

    Esta es una novela, la novela de mi vida; los personajes son reales. Somos parte del mundo que compartimos junto a vos, partes de una gran familia; la nuestra, de un mismo suelo, de un mismo cielo, de un mismo Creador...

    ¡Somos tan parecidos!, en nuestros dolores, en nuestras alegrías.

    Sabiéndolo o no buscamos realizarnos, anhelamos valores que no están a la venta.

    Queremos ser felices, plenos, disfrutar. Algunos eligen un camino equivocado, pero tarde o temprano seguirán la voz de sus corazones.

    Voy subiendo una montaña, quiero llegar a la cima; me gustaría que subas conmigo, si vos querés. Allí arriba sólo existe una bandera flameando al compás del ritmo de nuestros corazones, se llama gozo, bienaventuranza, felicidad...

    Sin darme cuenta me acerco, a veces parezco alejarme, me muevo de lado como el cangrejo, me estanco como agua de pozo, otras, me asemejo al correcaminos.

    La ruta de acceso por momentos parece intransitable, pero la invento.

    Estoy aprendiendo, lo estoy intentando, es aquello por lo que he venido.

    ¿Dónde hay amor? ¿Cómo es amar? ¿Cómo es ser feliz?

    Me duele tu dolor porque en realidad solo somos uno.

    Quisiera vivir en un mundo sin tanto ruido, sin cerraduras ni llaves, sin hambre…

    Verte reir y reírme sintiendo plenitud. ¿Acaso es una fantasía? ¿Un sueño?

    Yo sigo subiendo, nada ni nadie me va a detener; claro que puedo esperar, a veces he llegado a arrastrarme, otras sentí la muerte dentro de mí.

    Estoy viva a pesar de todo, para servirme, para servirte.

    Estoy tratando de amarte como a mí misma; en realidad, intento hacer las dos cosas juntas.

    Es mi corazón quien te habla. Me siento a escribir y las palabras fluyen, me voy escuchando, sintiendo, siguiendo atentamente. Me asombro de lo que sale de mí; soy fiel en la transcripción. A veces me descubro pensando o tratando de controlar lo que escribo, entonces vuelvo a mi cuerpo, a mi corazón, me relajo, respiro, me sintonizo. Confío en mi vocecita interna y la respeto, ella me va dictando; no dudo.

    Es mi buen rey que se pone parlanchín y está entusiasmado por contar lo que va descubriendo en las experiencias que le tocó y le toca vivir; intenta arrimarte algunas soluciones, alentarte a seguir subiendo la montaña. A pesar de las piedras, los obstáculos se transforman en desafíos, por momentos hace mucha fuerza para poder seguir...

    Y sin darse cuenta se fortalece, se agranda, crece, se va curando…

    Después mi cerebro lo asiste con disciplina, concentración y entusiasmo, viendo el material por separado y en su totalidad, se pone en el lugar del otro... piensa, razona, compara, reflexiona, lee y vuelve a leer, corrige... es todo un trabajo arduo pero lleno de satisfacciones. Así, cabeza y corazón se complementan, aman lo que hacen; amo lo que hago.

    Tengo la colaboración de mi experiencia y de mis conocimientos, la intuición también hace de las suyas.

    Contar con vos me anima, me acompaña.

    Mis Maestros me susurran algunas líneas, me sugieren ideas, me inspiran, me guían, pero respetan mis decisiones, tengo libre albedrío, los siento muy cerca de mí.

    Gracias.

    Las piedras suelen ser bendiciones si entendemos que alguien muy amoroso las puso allí para algo. Tal vez si pisáramos con más amor... si fuésemos más compasivos...

    Están vivas. Él también las habita...

    Mi divino secreto, lo que me mantiene sana y contenta es que también empecé a ver las piedras tuyas. Si nos tomáramos de las manos sería más facil subir...

    No sé cuándo llegaré a destino, pero me gustaría encontrarme, encontrarte, encontrarLo.

    Elcira Mónica Abdula

    Buenos Aires, Julio 2020

    PRIMERA PARTE

    I

    Septiembre de 2003. La depresión; su curación es posible

    La depresión es un llamado del alma, una señal; un mojón en el camino de regreso.

    Nos muestra nuestra capacidad de sentir, la tolerancia al dolor.

    Somos cual cántaros, la depresión expresa la profundidad de ese cántaro,

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