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La hormiga de fuego invicta: Biología, ecología, impacto económico y ambiental
La hormiga de fuego invicta: Biología, ecología, impacto económico y ambiental
La hormiga de fuego invicta: Biología, ecología, impacto económico y ambiental
Libro electrónico207 páginas2 horas

La hormiga de fuego invicta: Biología, ecología, impacto económico y ambiental

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"La hormiga de fuego invicta" es considerada una de las especies invasoras más dañinas, y esta obra busca brindar el conocimiento básico para prevenir los estragos que causa. El primer capítulo es un estudio general de las hormigas y describe las características principales de la especie, así como la historia de su expansión. El segundo relata su impacto ambiental, económico y social, mientras que los siguientes capítulos explican diversas técnicas que han intentado erradicarlas. A continuación se abordan las interacciones de esta hormiga con otras especies animales, y, por último, el autor reflexiona sobre la presencia y el futuro de la hormiga de fuego invicta en México.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 oct 2017
ISBN9786071652218
La hormiga de fuego invicta: Biología, ecología, impacto económico y ambiental

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    La hormiga de fuego invicta - Carlos A. Blanco

    La Ciencia

    para Todos

    En 1984 el Fondo de Cultura Económica concibió el proyecto editorial La Ciencia desde México con el propósito de divulgar el conocimiento científico en español a través de libros breves, con carácter introductorio y un lenguaje claro, accesible y ameno; el objetivo era despertar el interés en la ciencia en un público amplio y, en especial, entre los jóvenes.

    Los primeros títulos aparecieron en 1986, y si en un principio la colección se conformó por obras que daban a conocer los trabajos de investigación de científicos radicados en México, diez años más tarde la convocatoria se amplió a todos los países hispanoamericanos y cambió su nombre por el de La Ciencia para Todos.

    Con el desarrollo de la colección, el Fondo de Cultura Económica estableció dos certámenes: el concurso de lectoescritura Leamos La Ciencia para Todos, que busca promover la lectura de la colección y el surgimiento de vocaciones entre los estudiantes de educación media, y el Premio Internacional de Divulgación de la Ciencia Ruy Pérez Tamayo, cuyo propósito es incentivar la producción de textos de científicos, periodistas, divulgadores y escritores en general cuyos títulos puedan incorporarse al catálogo de la colección.

    Hoy, La Ciencia para Todos y los dos concursos bienales se mantienen y aun buscan crecer, renovarse y actualizarse, con un objetivo aún más ambicioso: hacer de la ciencia parte fundamental de la cultura general de los pueblos hispanoameri­canos.

    Comité de selección de obras

    Dr. Antonio Alonso

    Dr. Francisco Bolívar Zapata

    Dr. Javier Bracho

    Dr. Juan Luis Cifuentes

    Dra. Rosalinda Contreras

    Dra. Julieta Fierro

    Dr. Jorge Flores Valdés

    Dr. Juan Ramón de la Fuente

    Dr. Leopoldo García-Colín Scherer (†)

    Dr. Adolfo Guzmán Arenas

    Dr. Gonzalo Halffter

    Dr. Jaime Martuscelli

    Dra. Isaura Meza

    Dr. José Luis Morán López

    Dr. Héctor Nava Jaimes

    Dr. Manuel Peimbert

    Dr. José Antonio de la Peña

    Dr. Ruy Pérez Tamayo

    Dr. Julio Rubio Oca

    Dr. José Sarukhán

    Dr. Guillermo Soberón

    Dr. Elías Trabulse

    Carlos A. Blanco


    LA HORMIGA DE FUEGO

    INVICTA

    Biología, ecología,

    impacto económico y ambiental

    La Ciencia para Todos / 245

    Primera edición, 2017

    Primera edición electrónica, 2017

    La Ciencia para Todos es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Económica, al que pertenecen también sus derechos. Se publica con los auspicios de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

    Diseño de portada: Teresa Guzmán Romero

    Imagen: Dibujo hecho por Edward O. Wilson para el autor del libro.

    D. R. © 2017, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México

    Comentarios:

    editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. (55) 5227-4672

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

    ISBN 978-607-16-5221-8 (ePub)

    Hecho en México - Made in Mexico

    ÍNDICE

    Prefacio

    Agradecimientos

    Introducción

    I. Mirmecología para principiantes

    II. ¿Y por qué me puede interesar que haya hormigas?

    III. Bueno, sí, muy interesantes, pero ¿cómo me deshago de ellas?

    IV. ¿Qué se necesita para detenerlas?

    V. ¿Y cómo le hacen otros animales que viven donde hay Solenopsis invicta?

    VI. Lo que creo que va a pasar con Solenopsis invicta en México

    Bibliografía

    Primero enamórate de los organismos por lo que son, luego trata de ver explicaciones generales y, con suerte, vendrán los descubrimientos.

    EDWARD O. WILSON

    PREFACIO

    Se dice que las hormigas son de los organismos más exitosos del mundo y han causado la admiración del hombre desde épocas remotas. Es curioso reflexionar sobre este asombro ya que el funcionamiento de un hormiguero es una labor comunal muy complicada que sucede por lo general bajo tierra, oculto para casi toda persona. Si te pones a observar a una hormiga, muy rápidamente podrás concluir que la que escogiste seguir con la vista es la más boba de todas; al parecer no sabe a dónde va, cambia de opinión, se regresa, vuelve hacia adelante, interrumpe a otras que sí parecen estar trabajando; una conducta que te hará dejarla en paz y enfocarte en otra que tal vez sí te muestre algún patrón interesante. A menos que la segunda traiga algo en sus mandíbulas, lo que indica que ha sido una cazadora o recolectora exitosa, otra hormiga deambulando casi de la misma manera te hará preguntarte si el atributo de que son muy organizadas y previsoras tiene algún fundamento, o si simplemente somos malos observadores. Sin la ayuda de un buen plan de observación, como es contar con una lupa, poder marcar a tu hormiga para distinguirla de las demás, tenerla en un sitio donde no se pueda esconder y que sea fácil seguirla, que te pre-vengas de que las otras no te vayan a picar, etc., llegar a las mismas conclusiones de que las hormigas son admirables te puede resultar difícil durante los primeros intentos.

    Una opción temeraria para conocer sus secretos es excavar un hormiguero y tratar de distinguir qué hay adentro. Si tienes la fortuna de toparte con uno que esté abandonado o con alguno de una de las pocas especies que no tienen aguijones para defenderse, este trabajo te resultará muy interesante, aunque difícil y también peligroso. Para excavar tal como lo hacen algunas de estas especies necesitarías penetrar hasta seis metros de profundidad, tendrías que ser tan cuidadoso como un arqueólogo removiendo milímetro a milímetro la tierra para poder descubrir las intrincadas galerías. Un hormiguero consta de un gran número de cámaras donde se almacena comida, o don de se crían las larvas —gusanos que son algo así como hormigas niños, que más tarde serán las hormigas adultos que vemos en la superficie—, o donde se alimenta a una hormiga gigante (en términos relativos, obviamente) que hace las funciones de reina madre. La posible conclusión luego de observar el nido es que existen sitios de almacenamiento, lo que confirma que son previsoras, y otros donde están las larvas que son incapaces de llegar a donde está la comida almacenada por carecer de patas, lo que indica que son ordenadas. Pero ¿quién les da de comer a las que habitan el hormiguero? La reina tiene un abdomen tremendamente hinchado por los huevos que lleva dentro, lo que le impide moverse fácilmente; ¿cómo llegan los huevos que produce la reina a los compartimentos donde se crían las larvas? La respuesta puede ser aparentemente simple: hay hormigas que se encargan de las labores domésticas como la alimentación y la limpieza de las larvas y de la reina, además tiene que haber algunas que se dediquen a mover la tierra dentro del hormiguero o deshacerse de los desechos, algo similar a las labores que nosotros también hacemos en casa. Pero ¿cómo es que se sabe esto? ¿Por qué hay más hembras que machos entre las hormigas y, por ende, cómo se reproducen? ¿Será una sociedad animal compuesta por hembras casi exclusivamente, que puede funcionar con más orden que aquellas en las que la proporción de sexos es más equitativa? ¿Cómo sabían las personas hace cientos de años sobre algunos de estos aspectos?

    Para adentrarnos en el fascinante mundo de la mirmecología, la disciplina de la ciencia que estudia a las hormigas, he usado una especie de particular importancia. En su lugar de origen, Sudamérica, la conocen como hormiga brava y es uno de los animales más estudiados hasta el momento. En la literatura científica se denomina hormiga roja importada de fuego (red imported fire ant, en inglés, por si quieres hacer tus propias indagaciones), que ha cobrado mucha importancia en los países donde ha invadido, entre los que recientemente está México. Su nombre científico es atinadísimo: Solenopsis invicta, porque debido a su fascinante biología este diminuto animal ha derrotado a cientos de científicos, agricultores y ganaderos, así como a millones de personas que viven en zonas urbanas que S. invicta ha invadido, en sus intentos desesperados por deshacerse de ellas. Entre los perjuicios que ha hecho se encuentran destruir cosechas, matar animales domésticos y silvestres, interferir con el sistema eléctrico en las calles y las casas, ha provocado la extinción de especies animales y diseminado a otros organismos que son plaga, el uso de insecticidas para su control ha rebasado cantidades exorbitantes, lo que destruyen les cuesta a los Estados Unidos 1 000 millones de dólares anuales, y hasta se le ha achacado la muerte de más de 80 personas en ese país. Y todo esto es el resultado de un puñado de hormigas que sobrevivió una travesía marítima hace 80 años.

    Tuve varios objetivos cuando comencé a escribir este ensayo:

    1. Quiero mostrarte lo maravilloso que es el diminuto mundo de los insectos, animarte a que seas tú quien logre la paz con esta aguerrida hormiga invasora y que, mientras esto sucede, te prepares con información para que decidas qué medidas quieres adoptar para que Solenopsis invicta no cause muchos estragos en tu vida cotidiana.

    Se sabe bastante de las hormigas en general como para hacerlas objetos fascinantes de estudio: tienen guerras internas; invaden otros hormigueros de la misma o de distinta especie; secuestran a otras hormigas para convertirlas en sus esclavas; se dividen internamente en castas en las que unas pocas no trabajan y se dedican a la reproducción mientras que la mayoría se encargan de las demás labores; su reproducción sexual es casi única en el reino animal y, en algunas especies, mutilan parte de los órganos sexuales de sus hermanas para que no se puedan reproducir; se encuentran por doquier; viven la mayor parte del tiempo en la oscuridad y se las arreglan por medio de olores y del tacto para funcionar de maravilla —en algunas especies, a la comunicación por medio del olfato y del tacto se agregan los sonidos que las reinas producen—; saben contar; algunas toman docenas de siestas diarias y al parecer hasta sueñan; llevan más de 130 millones de años en la Tierra, y son uno de los organismos más exitosos; forman alianzas con otros animales y plantas para su beneficio, o terminan matándolos, según su conveniencia, en determinado momento; edifican hormigueros muy sofisticados o simplemente viven en bola sin necesidad de nido; les construyen habitaciones a otros animales a quienes explotan; sus agrupaciones van desde unas pocas docenas hasta un millón de hormigas, en nidos que pueden ser desde el tamaño de una canica hasta el de un edificio de dos pisos de profundidad; son oportunistas y cazadoras, construyen trampas, buscan, roban o producen su propia comida; son, a la vez, de los animales más veloces, o su movimiento puede llegar a ser de los más lentos del reino animal; caminan, vuelan o planean; nos han servido de ejemplo para entender y resolver problemas de tráfico en las ciudades; en algunas especies las hormigas viejas les enseñan a las jóvenes el territorio que van a utilizar; muerden, pican y arrojan veneno o pegamento para defenderse o atacar; tienen un sentido del olfato tan o más sofisticado que el de cualquier otro animal; son admiradas por su entrega al bienestar de la colonia, lo que las lleva a dar la vida en su defensa y mantenimiento; y sin embargo, todavía sabemos muy poco de ellas.

    2. Si eres estudiante, tal vez puedas sacar algunas ideas de los capítulos que siguen para realizar estudios, porque este organismo en particular es el modelo casi perfecto para aprender sobre remplazo de especies, biología de las invasiones, evolución, mutualismo, control biológico y químico, economía, etcétera.

    3. Para las personas que sólo quieren saber cómo deshacer-se de ellas, explico la imposibilidad de impedir que convivan con nosotros una vez que lleguen a nuestro territorio.

    4. Tal vez mi objetivo más importante es que, con los conocimientos básicos que presento, decidas qué hacer cuando lleguen adonde vives, y que no te engañen prometiéndote soluciones mágicas para controlarlas, porque no las hay, o que quieran asustarte ante la presencia de cualquier hormiga describiéndote a Solenopsis invicta como una calamidad más grande de lo que en realidad es.

    Sinceramente, espero que estas líneas te sean de utilidad.

    AGRADECIMIENTOS

    Gracias a mi esposa, Susana Fredín, por las horas dedicadas a este escrito y por su comprensión por las que no le dediqué a nuestra vida por estar escribiendo.

    Gracias a Gerardo Hernández por ser siempre tan honesto y buen amigo. Mi sincero agradecimiento a Blake Layton, Charles Allen, Claudia Kan, Donna McGee, Héctor Tarango, James Montoya, Jian Chen, Juan Tarango, Khan Vongpaseuth, Lara Boeck, Manuel Salas, Nemat Keyhani, Paulina Vega, Sanford Porter, Sergio Sánchez y Tim Nowack por apoyarme en varios aspectos de la mirmecología. A Laura Blanco, Alejandra Alvarado, Nico Rodríguez y Miguel Corona por dedicarle tiempo a esta lectura y por sus buenos consejos.

    INTRODUCCIÓN

    Algunos de mis amigos que me conocen desde hace varias décadas no se sorprendieron cuando, al regresar al lugar donde crecí después de diez años de ausencia, les comenté que había estudiado entomología. La palabra sí se les hizo rara, por lo que aún dicen que en realidad soy insectólogo o bichólogo; pero lo que no les extrañó fue que me dedicara a estudiar insectos. Claro —uno de mis más viejos amigos me dijo—, siempre andabas atrapando bichos. Para ser sincero no sé si siempre es una buena descripción, lo que recuerdo bien son los picotazos que nos ponían las hormigas coloradas cuando tratábamos de meterlas en frascos para poder observar cómo se peleaban en nuestras batallas fabricadas contra arañas o abejas. Hace medio siglo no pensaba que una persona pudiera tener un salario decente, ser un miembro productivo de la sociedad y poder seguir jugando con bichos gran parte del día sin que la miraran con sospecha. Ser entomólogo me ha permitido seguir jugando casi toda mi vida.

    Claro, primero tuve que cumplir con los requisitos de la escuela un poco más de dos décadas, y luego me di cuenta de que sigo haciendo lo mismo que cuando era niño: admirarme o, por qué no confesarlo, divertirme a diario con los insectos. Comencé a estudiar entomología en la carrera universitaria y desde entonces he estudiado algunas docenas de insectos que son plagas agrícolas, pero ninguno de ellos tan fascinante como la hormiga.

    Cuando era estudiante, los martes se abría al público la colección de artrópodos con el fin de resolver dudas del público sobre problemas con insectos. Durante el tiempo que trabajé ahí, ese día de la semana fue parte de una época de grandes sorpresas y satisfacciones, ya que, si no era un ama de casa que llegaba con la bolsa de la aspiradora donde se suponía que estaba el insecto que había atrapado en su casa con mucho temor,

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