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Cinco historias de la conexión española con la India, Birmania y China: Desde la imprenta a la igualdad de género
Cinco historias de la conexión española con la India, Birmania y China: Desde la imprenta a la igualdad de género
Cinco historias de la conexión española con la India, Birmania y China: Desde la imprenta a la igualdad de género
Libro electrónico260 páginas3 horas

Cinco historias de la conexión española con la India, Birmania y China: Desde la imprenta a la igualdad de género

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Algunos acontecimientos de la historia asiática cuentan con distintivo español. No todos los españoles que llevaron a cabo una actividad benefactora están debidamente identificados. Y dado que el beneficio debe ser recíproco, también hay que recordar algunas aportaciones de asiáticos a la cultura hispana. Este libro persigue ampliar ese horizonte de la experiencia compartida con la muestra de cinco biografías excepcionales.

La primera corresponde al sacerdote Juan de Bustamante y su labor tipográfica en la India. Desde 1556 publicó libros, folletos, grabados y hasta un vocabulario en lengua nativa. Enseñó el arte de imprimir a sus aprendices de la India y Japón. Algunos años después destacó, también en la Goa portuguesa, el valenciano Dimas Bosque, un médico del Renacimiento que frenó los estragos de una epidemia mediante el confinamiento de los enfermos y el cuidado médico. Como naturalista, realizó una disección de un animal marino no catalogado y utilizó el método experimental en sus ensayos científicos.

La siguiente historia transcurre en Birmania, donde González de Lanciego prestó servicios al rey Bagyidaw a principios del siglo XIX. Otra vida aventurera es la de Nadine Hwang (Juan), la inquieta china, nacida en Madrid (1902), que defendió el feminismo, la igualdad de género y el lesbianismo. Su hermana Marcela, traductora, escritora, divulgadora de la milenaria civilización china en el ámbito hispano, trabajó con la vista puesta en crear vías de conexión entre ambas culturas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 sept 2020
ISBN9788413520643
Cinco historias de la conexión española con la India, Birmania y China: Desde la imprenta a la igualdad de género
Autor

Alfonso Ojeda

Doctor en Derecho y profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid, presidente honorario del Centro Español de Investigaciones Coreanas (CEIC) y presidente ejecutivo de la Asociación Promotora de Museos Asiáticos en España (APMAE). Forma parte del consejo académico del Centro Europeo para la Paz y el Desarrollo (Universidad de las Naciones Unidas para la Paz). Fue miembro del consejo de la revista Survey (Centro de Estudios Estratégicos de Belgrado) y asesor internacional en la ciudad de Incheon (República de Corea). Ha investigado en las universidades de Thammasat (Bangkok), Tokio, Corea, Pekín, Hanoi (HANU) y en la Academia de Estudios Coreanos. Sus publicaciones incluyen más de veinte libros y artículos sobre Asia.

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    Cinco historias de la conexión española con la India, Birmania y China - Alfonso Ojeda

    Alfonso Ojeda

    Doctor en Derecho y profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid, presidente honorario del Centro Español de Investigaciones Coreanas (CEIC) y presidente ejecutivo de la Asociación Promotora de Museos Asiáticos en España (APMAE). Forma parte del consejo académico del Centro Europeo para la Paz y el Desarrollo (Universidad de las Naciones Unidas para la Paz). Fue miembro del consejo de la revista Survey (Centro de Estudios Estratégicos de Belgrado) y asesor internacional en la ciudad de Incheon (República de Corea). Ha investigado en las universidades de Thammasat (Bangkok), Tokio, Corea, Pekín, Hanoi (HANU) y en la Academia de Estudios Coreanos. Sus publicaciones incluyen más de veinte libros y artículos sobre Asia.

    Alfonso Ojeda

    Cinco historias de la conexión

    española con la India, Birmania

    y China

    DESDE LA IMPRENTA A LA IGUALDAD DE GÉNERO

    colección investigación y debate

    © Alfonso Ojeda Marín, 2020

    © Los libros de la Catarata, 2020

    Fuencarral, 70

    28004 Madrid

    Tel. 91 532 20 77

    www.catarata.org

    CINCO HISTORIAS DE LA CONEXIÓN ESPAÑOLA CON LA INDIA, BIRMANIA Y CHINA.

    DESDE LA IMPRENTA A LA IGUALDAD DE GÉNERO

    isbne: 978-84-1352-064-3

    ISBN: 978-84-1352-044-5

    DEPÓSITO LEGAL: M-21.622-2020

    thema: JBCC/1FMB/1FKA/1FPC

    este libro ha sido editado para ser distribuido. La intención de los editores es que sea utilizado lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se haga constar el título y la autoría.

    Prólogo

    Con alguna frecuencia los autores de libros necesitan proporcionar un comentario previo que aclare el título de sus obras y conquiste la atención del público. En mi caso, no parece especialmente sencillo poner un titular a cinco biografías tan variadas, acaecidas en distintas épocas, que cubren distantes países y profesiones diferentes. Todas ellas tienen un denominador común: España y Asia. El ámbito cronológico entre la primera y la última historia es muy amplio, pues abarca cuatro siglos. Los méritos por los cuales sus protagonistas merecen ser reconocidos son también diversos, y no todos los personajes estudiados adquirieron la nacionalidad española, pero sí vivieron en España y en algún país asiático. Pese a tantas circunstancias condicionantes, había que poner una denominación que identificase esta obra.

    Justo unos días antes de enviarla a imprenta, modifiqué el título inicialmente previsto. Mi libro se llamaba Cinco españoles olvidados que dejaron una huella en las relaciones hispano-asiáticas. Solamente retrocediendo a la segunda década del siglo XVI será posible localizar los primeros españoles que dejaron una impronta reconocible, concretamente en la cartografía marina. Fueron los navegantes, muchos sin nombre conocido, que hicieron posible la expedición de Magallanes-Elcano alrededor del mundo. El 28 de noviembre de 1520 salieron del laberíntico paso de Todos los Santos (estrecho de Magallanes), situado en la punta meridional del continente americano, y se internaron en un mar desconocido, al que los navegantes bautizaron Pacífico (Pacificum). Antonio Pigafetta, fidedigno cronista del viaje, lo deja bien claro: "dimos enseguida el nombre de Pacífico¹ (…) porque durante todo el curso de nuestra travesía no experimentamos tormenta alguna². Como experimentados marineros, todos ellos sabían que la nueva denominación no se debía a que sus aguas fueran siempre apacibles, ni estuvieran libres de temporales y tifones, sino por haber tenido la gran suerte de no padecer una sola tempestad durante el largo viaje. Ciertamente, los navegantes lo llamaron Pacífico" como prueba de agradecimiento por una travesía en calma. Y gracias a la buena suerte podemos recordar la primera circunnavegación. Si las desvencijadas naves, con sus arboladuras deterioradas, filtraciones de agua y el velamen desgarrado, hubieran surcado un mar embravecido, habrían naufragado, o se habrían desviado de la ruta prevista, perdiendo así el tiempo justo para llegar maltrechos, pero vivos, a Asia.

    Sin embargo, no es mi intención destacar aquí a los españoles anónimos, ni siquiera pretendo reabrir la galería de españoles ya famosos en Asia. A diferencia de otras célebres identidades, como Francisco Xavier en la India, Malaca y Japón; Miguel López de Legazpi en Filipinas; los primeros sinólogos españoles (Martín de Rada, González de Mendoza, Diego de Pantoja, Fernández de Navarrete); Blas Ruiz en Camboya; Gregorio de Céspedes en Corea; y numerosos exploradores del Pacífico asiático, me propuse ampliar ese podio de preeminencias con nuevos personajes o, al menos, con nombres menos conocidos. No todos ellos encajaban bien en el título inicial del libro. Decidí cambiarlo por el nombre que aparece en la portada: Cinco historias de la conexión española con la India, Birmania y China. Desde la imprenta a la igualdad de género. Es evidente que el actual título es más preciso que el anterior, pues entre las cinco biografías, hay dos —las de Nadine y Marcela de Juan— que, lejos de ignorarse, son bien conocidas, aunque con escasez de datos. Por otra parte, Nadine, pese a nacer en Madrid, declaró en repetidas ocasiones poseer la ciudadanía china.

    El primer estudio corresponde al jesuita Juan de Bustamante y su labor tipográfica en la India. En 1556 se encargó de poner en marcha una imprenta en el Colegio San Pablo de Goa y de iniciar la labor impresora con un equipamiento fabricado en Europa. Consta en su haber profesional la publicación de diversos libros y folletos, así como un número considerable de estampas religiosas que se exhibieron en los hogares portugueses y de los indios convertidos al cristianismo. A veces, esas estampas colgadas sobre las paredes constituían la única decoración destacable en las viviendas más humildes. Mientras imprimía y predicaba, Bustamante enseñó el arte de la impresión a otros compañeros. El alcance de su actividad tipográfica llegó hasta Japón.

    Sin salir de la India portuguesa, hallamos una desdibujada pista que nos conduce al valenciano Dimas Bosque; médico y naturalista, culto, amante del saber universal, como debía ser el hombre del Renacimiento. Hizo mucho en el pasado para ser tan ignorado en la actualidad. La ciencia médica debería reconocer su labor profesional. En el momento de escribir este prólogo nos encontramos sometidos al azote pandémico del coronavirus (COVID-19), confinados en nuestros hogares intentando evitar el contagio. Mientras tanto, los servicios sanitarios trabajan sin descanso. Aunque sea una enfermedad diferente a la que trató el médico Bosque en el último tercio del siglo XVI, se aprecian algunos parecidos por su gravedad, riesgo de contagio y alarma social. A causa de la contaminación del agua se desató una epidemia en algunos barrios de Goa, entonces capital imperial de las Indias Orientales portuguesas. Uno de los remedios que ordenó Dimas Bosque fue el confinamiento de la población enferma en lugares alejados del foco de infección. Incluso permitió que algunos enfermos se recluyesen en una isla de su propiedad. Hoy se considera el aislamiento una medida necesaria ante tales circunstancias, pero no deja de tener su valor esta misma medida adoptada hace más de 450 años. La curiosidad intelectual del médico se extendió a más campos del saber; analizó plantas y frutas tropicales. Por añadidura, redactó un prolijo informe sobre un extraño ser marino. Preferimos que el lector descubra por sí mismo ese curioso hallazgo del mundo natural.

    El siguiente trabajo revela un novedoso capítulo en la historia de las relaciones bilaterales. Birmania sigue siendo una de las grandes ignoradas en las relaciones hispano-asiáticas. Por desgracia, no existen actualmente muchos canales de conexión; y en el pasado, tampoco. Dada su cercanía geográfica con las Filipinas españolas, pudiera creerse que los contactos debieron ser continuos, prolongados e intensos. La realidad deparó un panorama diferente. Apenas existieron relaciones de importancia. Una suerte de concausas puede explicar esa desconexión histórica entre unos y otros. Hay que destacar, en primer lugar, la influencia que ejercieron los portugueses, holandeses y, posteriormente, los británicos, quienes lograron controlar ese mercado y limitar la competencia comercial de sus rivales europeos. Pero hay otros motivos a considerar, como la política de reclusión de los reyes birmanos, política que de algún modo intentaba contrarrestar la injerencia colonial europea. Y salvo contadas excepciones, debe censurarse la desidia de los gobernadores y comerciantes españoles a la hora de buscar intereses compartidos en el continente asiático. Sirva de contraste comprobar dos circunstancias positivas. Durante la primera fase de contactos, los pueblos ibéricos aprontamos unas expectativas prometedoras y, en segundo lugar, el conocimiento de la realidad birmana estuvo bastante bien difundido en lengua castellana. Ese es el contexto en el que deben inscribirse los inicios de las relaciones hispano-birmanas.

    Al dejar pasar los siglos, vamos detectando otros episodios o microhistorias que contribuyen a despertar el interés por Birmania. Así sucede con la arrebatadora vida de González de Lanciego, acontecida a finales del siglo XVIII y primer tercio del siglo XIX. Una vez sea conocida en su totalidad, quizás la juzguemos de irreal, novelesca, ficticia o exagerada. Salta a la vista la dificultad que entrañaba a un extranjero crear lazos de amistad con la Corona birmana. Pero eso no es todo. Lanciego prestó diversos servicios al Imperio de Birmania para luego ser encarcelado y posteriormente rehabilitado. Se comprende, pues, que la larga crónica de aventuras e incidentes parezca reñir con la realidad. Mi objetivo consiste en alejarme de lo que pudiera ser una novela histórica para relatar lo que verdaderamente sucedió. Me apoyaré, básica aunque no exclusivamente, en las fuentes primarias disponibles, tales como memorias, periódicos de la época, declaraciones de testigos, la inscripción funeraria, etc.

    Las dos últimas historias versan sobre las hermanas de Juan (Hwang). Para ser exactos, se trata más bien de dos biografías —la primera correspondiente a Nadine y la segunda a Marcela— con algún apunte biográfico de su padre, un diplomático chino, sencillo, cordial, destinado en Madrid, y que influyó mucho en ambas. Nadine pasó sus primeros once años en la capital española. Allí comenzó a forjar una personalidad abierta, desenfadada y algo aventurera. Amante de los deportes, las avionetas y los coches, en China alcanzó el rango de coronel, al mismo tiempo que pudo disfrutar de una intensa vida social. Trabajó para el Gobierno chino en misiones internas e internacionales. Durante los años treinta del siglo XX emigró a París, donde contactó con un selecto círculo intelectual vinculado al movimiento lésbico. Apoyó el feminismo, el amor libre y las oportunidades laborales que se abrían para la mujer. Un año antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial, fue detenida y enviada a un campo de concentración nazi. Como consecuencia de la guerra, quedó traumatizada hasta el punto de cambiar su rutilante manera de vivir por una existencia sencilla, incolora y anónima, tanto en Bruselas como en Caracas.

    Su hermana Marcela regresó a España después de visitar algunos países europeos. Terminaría su ruta viajera fijando su residencia en Madrid. Realizó una tarea digna de ser recordada. Políglota, estudiosa de la realidad china, traductora e intérprete, empleada en el Ministerio de Asuntos Exteriores, escritora, conferenciante, organizadora de varias causas… creó un puente literario entre China y todas las naciones hispanohablantes. Se la considera mujer audaz y de vanguardia. Asimismo, tuvo el mérito de dar a conocer la magnificencia de la civilización china en España y otros países.

    He aquí en ceñida síntesis el contenido del libro. Sin embargo, queda en pie una reflexión personal que envuelve a los estudios asiáticos en España. Las investigaciones que hasta ahora se han realizado sobre lo que antiguamente se denominaban Indias Orientales españolas no reflejan ni la realidad del pasado ni las exigencias del futuro. Pese a dar un gran salto en las últimas décadas, todavía los estudios asiáticos no han alcanzado el predicamento debido. Quedan aún muchos campos por descubrir y muchos investigadores por incorporarse a tales estudios. Cuando nos conozcamos mejor, será más fácil estrechar los lazos de amistad y cooperación. Los países asiáticos, cada vez más presentes en el escenario económico y político mundial, son los primeros en manifestar la necesidad de contar con especialistas extranjeros en las universidades, centros de investigación, empresas y asociaciones no gubernamentales. El acceso al aprendizaje de las diversas lenguas asiáticas y de sus singularidades culturales supone ya un decisivo avance. Después vendrán las tareas de especialización, los proyectos compartidos y el intercambio de experiencias.

    Por lo que concierne al capítulo de agradecimientos, se­­­­ría enojoso agotarlo ante el lector. Mi más sincera gratitud a quienes directa o indirectamente han colaborado en la elaboración de este volumen. Mención especial merecen la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, por haberme facilitado toda la bibliografía requerida. Quisiera extender este agradecimiento particular a la Biblioteca Británica (British Library), cuya ayuda ha resultado de provecho en la búsqueda de datos sobre Birmania y Lanciego. No sería justo cerrar esta nota de agradecimientos sin recordar las preciadas sugerencias de Francisco J. Vives.

    A otros tocará valorar lo que este ensayo, formado por una yuxtaposición de historias individuales y colectivas, puede significar en el panorama de los estudios asiáticos en España. Pero sí ofrecemos la obra con el decidido empeño de convertirse en una herramienta que ayude al conocimiento mutuo.

    Teniendo presente los diferentes oficios de los personajes biografiados en el libro, ojalá este sirva para aumentar el interés de aquellos profesionales de la letra impresa, la medicina, las ciencias experimentales, el comercio, la traducción y otras actividades laborales por la indagación de referencias asiáticas. La esperanza de poder contribuir modestamente a una mejor comunicación entre las civilizaciones orientales y occidentales fue el principal estímulo de mis estudios, porque como decía en cierta ocasión el poeta Jorge Guillén, el acto más reaccionario es la pérdida de la esperanza.

    Capítulo 1

    Juan de Bustamante y la primera

    imprenta europea en la India³

    Introducción

    La India se está convirtiendo en uno de los principales centros de diseño, producción, encuadernación y edición de papel impreso en el mundo. Ciertas ventajas comparativas propias del subcontinente indio explican el porqué de este auge. Cabe destacar, entre otras razones, la pervivencia de una civilización milenaria que ha aportado valiosos conocimientos a la humanidad; el continuo incremento de la tasa de escolaridad; los conocimientos de inglés en la industria editorial; los competitivos costes de producción; así como una amplísima red de editoriales, que aprovechan cualquier oportunidad demandada por el mercado nacional e internacional: desde editar libros por encargo hasta fotocopiar y encuadernar libros o revistas antiguos, cuyos derechos de propiedad intelectual han pasado ya al dominio de la colectividad. A todo ello se une la inmensa constelación de pe­­riódicos, gacetas ilustradas, panfletos y, lo que es más importante, la existencia de más de 50.000 empresas especializadas en la impresión tradicional o digital. No es casual que cada año se gradúen allí más de 3.500 universitarios en in­­geniería tipográfica⁴.

    Frente a tales datos, resulta oportuno echar una mirada al pasado para indagar los orígenes y el significado de la primera imprenta en la India. Pretendemos examinar las instituciones, los personajes, junto a las circunstancias, que hicieron posible la introducción y desarrollo del arte europeo de la impresión tipográfica, al tiempo que se establecieron las bases para extenderla al noreste de Asia, especialmente a Macao y Japón. Puede llamar la atención que ese primer equipamiento tipográfico llegase a la India portuguesa sin un plan definido de instalarse en Goa, ya que inicialmente estaba destinado a África Oriental.

    Convendría desechar cierta visión eurocéntrica de la historia. Aludimos al verdadero origen de la imprenta basada en tipos móviles. A veces la controversia se nutre de una supuesta rivalidad entre el genio creativo de Occidente y Oriente. Cierto es que la historia europea ha atribuido su invención al orfebre alemán Johannes Gutenberg a mediados del siglo XV. Pero la técnica de estampar con sellos distintos pictogramas sobre algodón, lana, cuero o arcilla es mucho más antigua. En Asia se remonta a la reproducción de signos y dibujos de animales en las culturas del valle del Indo⁵. También hay que destacar los progresos realizados en la antigua China —en especial las dinastías Tang (618-907) y Song (960-1279)—, cuyos métodos de impresión alcanzaron gran refinamiento y estima⁶.

    Durante las dinastías Sui (581-618) y Tang se manejó el sistema impresor xilográfico, labrándose planchas de madera. Pero la técnica impresora experimentó ciertos avances con la introducción de tipos o caracteres movibles, bien de porcelana, madera, estaño u otros metales. Durante el siglo XI, el chino Bi Sheng empleó la reproducción mecánica de textos a través de tipos móviles. Se sabe que hacia el año 1313 Wang Zhen hizo

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