Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Me atreví a los 40
Me atreví a los 40
Me atreví a los 40
Libro electrónico163 páginas3 horas

Me atreví a los 40

Calificación: 5 de 5 estrellas

5/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Una niña inquieta quiere conocer el mundo, pero lo va experimentando de forma inesperada, por los patrones de enseñanza que la desvinculan de su propósito, los desafíos de la clase social, los paradigmas de la educación, los retos económicos y la falta de valoración propia. Esto en vez de desalentarla la convierte en una joven decidida y fuerte. Sin embargo, el pasado no la dejará en paz hasta que conviva con su yo interior y aprenda a perdonar para poner todo en armonía.
Giovanna Ramos nos pone en contacto con una historia impactante donde nos muestra que nada está seguro, que todo puede cambiar y que solo la actitud y la decisión pueden sacarte adelante. En ella conviven el amor, el dolor, la incertidumbre y sobre todo la fe. Contada en carne viva, esta historia retrata el estereotipo de mujer preparada para darlo todo al otro, aunque en ese dar se pierda ella misma.
Me atreví a los cuarenta se convierte en un referente de lectura cuando necesitas un viaje hacia ti misma, un redescubrirse como ser humano que fracasa una y otra vez, pero que encuentra la forma de superarse día tras día. Este es un libro para crecer, para atreverse, para cambiar y rescatarse de los moldes sociales y sobre todo, para aprender a vivir en plenitud.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 ago 2020
ISBN9789945925210
Me atreví a los 40
Autor

Giovanna Ramos

Giovanna Ramos nació en Moca, República Dominicana, y es la mayor de los tres hermanos del matrimonio de Roberto Ramos y Luz Marina Figueroa. Estudió en el Colegio María Auxiliadora y se tituló como abogada en la Universidad Abierta para Adultos (UAPA). Cuenta con más de 25 años de experiencia en el sector financiero y ha desempeñado varias funciones ejecutivas. Es madre de Fabio Luis y Luis José Comprés.Ha obtenido certificaciones como Coach Personal, Ejecutivo y Empresarial, con credenciales internacionales y está avalada por la escuela JMB Corporate & Human Consulting; y en Comunicación Profesional y Marca Personal con Tania Báez; además de estar certifi cada como Coach, Oradora y Capacitadora de John C. Maxwell y ser miembro fundador del John Maxwell Team en Español. Ha realizado talleres de transformación personal y liderazgo en la Escuela de Liderazgo Transformacional AcreSer. Es productora de contenidos que comparte a través de distintas plataformas digitales, y desde el año 2016 trabaja coaching para mujeres impartiendo, al mismo tiempo, conferencias de empoderamiento y reinvención. Usando su historia personal, motiva a las mujeres a reconocer su valía y merecimiento; las acompaña en el proceso de aceptación, y las orienta en la búsqueda de sus talentos para ponerlos a disposición de los demás, entendiendo que agregar valor es lo que le da sentido a la vida.Entre las conferencias realizadas destaca con especial éxito “Inspira”, en la que expone historias desafiantes de mujeres que comparten sus principales batallas y victorias. Asimismo, resalta su conferencia “Me atreví a los 40”, donde habla del proceso de reinvención y empoderamiento por el que atravesó cuando decidió redireccionar su vida a la edad de 40 años, etapa en la que emprendió en todo aquello que siempre le había apasionado: la comunicación; la producción de contenidos; los talleres; las conferencias y el acompañamiento a través de coaching a las mujeres maduras para potencializar sus oportunidades de crecimiento, enfocándose en cultivar el ser, para que tengan una vida plena, abracen su propósito y construyan su legado.

Relacionado con Me atreví a los 40

Libros electrónicos relacionados

Autosuperación para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Me atreví a los 40

Calificación: 5 de 5 estrellas
5/5

1 clasificación0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Me atreví a los 40 - Giovanna Ramos

    Me atreví a los 40

    Giovanna Ramos

    Me atreví a los 40

    Giovanna Ramos

    Smashwords Edition, License Notes

    © 2020 Editorial Bien-etre.

    Todos los Derechos Reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total de este material por cualquier medio o método sin la autorización por escrito del autor.

    Diseño y Diagramación: Esteban Aquino, Ceadvertising.

    ISBN: 978-9945-9252-1-0

    Edición: Editado por UVR Correctores de Textos para Bien-etre Media Group.

    Impresión: Impreso en la República Dominicana por Editorial Bien-etre, bajo el sello A90D.

    www.a90d.com

    Primera edición 2020

    Dedicatoria

    Con amor y honra para mi padre Roberto. Todo cuanto logre tiene tu huella y en cada alegría o tristeza, sentiré tu beso en mi frente.

    Con amor y admiración para mi madre Luz Marina. Eres mi fuente inagotable de entrega y mi ejemplo más perfecto de amor desmedido.

    Con amor desmedido para mis hijos Fabio Luis y Luis José. Por ustedes soy mejor ser humano y esa es la huella que deseo dejar en sus vidas.

    Con amor y respeto para mis hermanos Avril, Roberto y Julissa. Mis referentes de complicidad incondicional unidos por la fuerza del amor. Con ustedes me siento valiente.

    Con amor sin reservas para mi sobrino Imanol. Me llenas de orgullo y quiero que vivas temprano lo que yo descubrí a los 40.

    Con amor desmedido para mis sobrinas Jade Marina, Aurora y Alba Victoria. Que podamos respetar sus corazones, sus talentos y su autenticidad, para que sean mujeres de propósito, libres, nobles y plenas.

    Índice

    Agradecimientos a

    Capítulo 1.

    La niña frente al espejo, cepillo

    de blower en mano

    Capítulo 2.

    Inocentes intentos de suicidios fallidos

    Capítulo 3.

    El héroe con correa y la historia de

    perdón que nos salvó

    Capítulo 4.

    Programada para ser alguien en la vida

    Capítulo 5.

    Las carreras que no corrí

    Capítulo 6.

    La quiebra de un negocio y de mi dignidad

    Capítulo 7.

    Lo que aprendí de los inodoros

    Capítulo 8.

    Huyendo a ninguna parte

    Capítulo 9.

    Programada para ser exitosa en el amor

    Capítulo 10.

    Un viaje introspectivo, el batiscafo

    de mi rescate

    Capítulo 11.

    Descubriendo el propósito de mi vida

    Capítulo 12.

    Un camino sin retorno, mi propia

    montaña por escalar

    Capítulo 13.

    Creando una ruta de viaje

    Capítulo 14.

    Mis primeros saltos al vacío

    a pesar del miedo

    Reseñas

    Biografía

    Agradecimientos a:

    Joe Ríos, por esculpir en mí El David, cuando solo era un trozo de mármol con potencial.

    Tania Báez, por endosarme su confianza cuando no creía en mí y por tatuar en mi corazón: Honra tu historia, sé coherente y hazlo a pesar del miedo

    José Manuel Benavent, por enseñarme la habilidad de ser sólo un ser humano al momento de comprender a otro ser humano.

    A Héctor Lachapelle, por su acompañamiento entusiasta y dedicado en este proceso creativo, por su mirada apreciativa y el respeto para tocar cada historia sin desvirtuar mi sentir.

    Wendy Calvo, por sus múltiples facetas en este proceso de reinvención. A veces compañera de aprendizajes , otras veces mi coach, otras tantas mi aliada y en otras compañera de lágrimas.

    Jennifer Rosa, por creer tanto en cada proyecto y confiar en que siempre soy capaz.

    Keyla González, por su mentoría en la creación de este libro y por haber sido canal de entrega para mi mensaje.

    Gisel Castillo, por ver en mí más de lo que yo misma era capaz de ver, mostrármelo y dejar en mi la frase Lo tienes todo.

    A las hermanas que me ha regalado la vida y a cada una de las mujeres que han sido parte de mi propósito, por permitirme alcanzarlo mientras nos alumbramos mutuamente el camino.

    Para mujeres exitosas con almas inquietas por despertar.

    Querida amiga,

    Antes de que empieces el recorrido por estas historias, quiero darte las gracias por ser parte de mi propósito.

    Si me preguntaras cuál sería el mejor consejo para la vida que te resta, te diría que te ocupes de descubrir para qué estás aquí. Te invitaría a encontrar tu misión y a dedicar tu tiempo a cultivarla sin más demora.

    La vida no es un camino recto, por lo que te invito a ser rebelde. La sana rebeldía es un acto de lealtad hacia ti y hacia el camino que estás llamada a recorrer. Te lo mereces, por eso no lo postergues más.

    Tu misión es un deber ante el mundo que no te pertenece, le pertenece a todos aquellos que sean edificados a partir de la huella que deje tu paso por sus vidas. Honra tu historia y a partir de ella, sé tan grande y libre como solo tú estás llamada a ser, luego de esto nadie podrá usarla en tu contra.

    Vive para descubrir tu propósito, porque es mayor que tú y será tu fuerza, tu impulso y tu coraje cuando la vida te mueva el piso.

    Que nada te secuestre el alma, porque viniste a trascender.

    ¡Atrévete!

    Giovanna.

    Capítulo 1

    La niña frente al espejo, cepillo de blower en mano

    Buenas noches señoras y señores! Mi nombre es Giovanna Ramos, tengo 7 años de edad y les presento a Danny Rivera con la canción Mujer abre tu ventana. ¡APLAUSOS!

    El sector era popular. La casa de madera color azul cerúleo estaba techada de zinc oxidado. Tenía uno que otro agujero que con la lluvia dibujaban manchas de agua color marrón en el cielo raso, simulando los anillos del tronco de un árbol revelando su edad. Las casas quedaban tan próximas que se escuchaba al vecino orinar en la vacinilla, durante esas madrugadas semejantes a un mar en calma y algún desvelo nos confinaba a oír más de lo necesario, grillos, ladridos, gemidos, muebles arrastrados, discusiones con el que llegaba tarde, quién sabe…

    Teníamos dos habitaciones. Mis padres compartían la suya con mi hermano, y yo, algunos años más tarde, compartiría la mía con mi tía, cuando las obligaciones universitarias la llevaran a dejar el campo.

    Las puertas se cerraban con pestillos, candados o aldabas. Las persianas eran de tablas pintadas de blanco carcomido y se plegaban para fijarlas con un clavo metido a presión en un hoyo lateral derecho. El piso de algunas áreas era de cemento pulido amarillo y en otras era color rojo. Un pasillo de cemento bordeaba la casa que terminaba en una esquina que simulaba un asiento externo, por lo que siendo un barrio popular, no faltaba uno que otro vago matando el tiempo mientras fumaba. Por lo general, eran varios vagos.

    Comprábamos los alimentos del día en la pulpería de la esquina. En el pequeño patio teníamos una mata con los aguacates más buenos del mundo, al menos del mundo mío; también una de mangos, los mejores de mi mundo y una de naranjas demasiado buenas, en mi mundo.

    En las tardecitas, se congregaba en el patio más de una decena de hombres alrededor de una mesa de dominó, todos vecinos cercanos o compañeros de trabajo de mi papá quien siempre fue un jugador audaz y durante toda su vida lo hizo como un ritual, con amigos y familiares.

    Cruzar a la cocina, la cual estaba independiente del resto de la casa al igual que el baño y la letrina, era atravesar una pasarela masculina que vociferaba: ¡Capicúa, anota 25!, mientras de forma violenta, colocaban la ficha en un extremo de la serpiente que habían armado en la mesa. Nunca entendí la necesidad de hacer tanto ruido, pero la emoción y su justa magnitud solo la conoce quien la vive, por lo que es soberano de expresarla como mejor la sienta. Así que siempre pasé entre ellos de forma escurridiza, como si mi diminuta presencia quisiera no interrumpir la euforia que se apropiaba del momento. Vi a mi papá celebrar con júbilo sus buenas jugadas, con la risa a voz en cuello, haciendo alardes de sus análisis estratégicos ante sus contrincantes y otras tantas veces, lo vi desbordado de ira, con el rostro enrojecido, el ceño fruncido y los grandes ojos a un metro de su cara cuestionando a su frente sobre la última jugada que los llevó a la derrota.

    La vida transcurría entre ir al colegio, hacer las tareas, buscarle a papi las chancletas de cuero cruzadas en la parte frotal y quitarle los zapatos, ponerle un vaso con agua y una jarra generosa de café, que sin importar si estaba caliente o no, tomaba con gusto, saboreando como quien no quiere que se le termine. Todo colocado en una mesita auxiliar redonda color caoba, justo al lado de su mecedora para que su brazo no tuviera que extenderse más de lo estrictamente necesario, como una forma de reverenciar su esfuerzo laboral del día y su humana providencia.

    Hacía también las veces de control remoto cambiando el canal de la televisión, ¿quién de mi época no lo hizo? Por lo general era trabajo del más pequeño de la casa, pero mi hermano aún era muy niño y yo, aparte de tener las competencias adecuadas para ese noble oficio, siempre fui muy sumisa y hasta medio pendeja, por lo que cuando mi hermano creció, continué mi tarea casi de forma vitalicia.

    El gavetero de mi mamá tenía seis gavetas y dos espejos verticales; era marrón como casi todo lo de esa época. Me colocaba en frente, con el cepillo del blower simulando un micrófono y jugaba a presentar importantes artistas cuyos discos de pasta descansaban en un estante de la sala y cuya música iba tejiendo los recuerdos que atesoraría en mi adultez. A penas alcanzaba a verme de la barbilla hacia arriba, ya daba visos de que no sería de gran estatura. En tiempos donde no existía el karaoke, pero sí reuniones familiares, sobretodo en casa de mis padrinos, con frecuencia eran escenarios idóneos para compelirme a cantar. Mi canción favorita era Mujer abre tu ventana y más de una vez presenté a Danny Rivera, a todo pulmón y con la euforia debida frente al espejo de aquel cuarto amarillo, asistida por la nitidez de un micrófono improvisado, por la ilimitada imaginación de una niña de barrio que anhelaba ser presentadora y salir por televisión.

    Mientras mami suspiraba viendo novelas mexicanas en la sala, mientras papi gritaba capicúa en el patio, estrellando con fuerza brutal la ficha sobre la mesa, mientras mi hermano andaba por la casa intentando caminar y mientras tres vagos hacían vida nocturna, fumaban y dilapidaban su existencia sentados en la esquina cementada de la casa, yo, empinada frente al espejo, vivía momentos llenos de gloria, aplausos e ilusión, pues nadie es más capaz que un niño para darle forma a un sueño, nadie más capaz para crear de la nada abundancia de recursos con la imaginación imperceptible a la mirada adulta .

    Nadie era más capaz que aquella niña, que aún no conocía de miedos y que vibraba de emoción frente a su propia imagen para vivir un sueño que ya latía en su interior. Un sueño llamado propósito, pero nadie lo sabía. Nadie podía entenderlo, ni su entorno, ni ella misma.

    Capítulo 2

    Inocentes intentos de suicidios fallidos

    Mi madre me tomó de la mano; yo tenía tres años. Me llevó al patio trasero de

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1