Poesías

Por Emilio Bedmar Gil

Hablar de poesía siempre nos hace pensar en amor o desamor, sufrimiento o dolor, pero la poesía, como todo lenguaje y arte, trata de comunicar algo y eso supone el conocimiento y la objetivización del mundo. Para Emilio Bedmar Gil, la poesía representa una reacción emocional frente al mundo tal y como el poeta lo encuentra y lo percibe. El autor tiene los ojos bien abiertos para no engañarse con el mundo idílico y, además de romper con el formalismo estético, y de optar por un lenguaje coloquial y directo, su propósito es sacudir las conciencias con una confesión sincera. Sus poesías, repletas de onomatopeyas y preguntas retóricas, están saturadas de sentimientos de frustración, de insatisfacción, de descontento hacia la sociedad actual, emociones generadas por las injusticias que le rodean cada día y que afectan a los trabajadores de campo, a las feministas, a los obreros y a los estudiantes. Sin embargo, hay también destellos de esperanza y de optimismo en sus poemas “en mil espejos yo hoy veo / ...miradas triunfadoras” o de alegría “una niña llena de alegría / sentada entre luces de colores / en su alrededor un grupo de chavales / todos ansiosos por tener / aquel corazón tan feliz”. Compuesta por versos libres, la colección se mueve en el mundo de los símbolos y conceptos: la libertad, el amor a la tierra y a los valores tradicionales son los pilares que recorren todos los versos.

Emilio Bedmar Gil nació el 3 de mayo de 1963 en una familia de jornaleros de Andalucía.

• Idioma: Español
• Editorial: Europa Edizioni
• Fecha de lanzamiento: 31 may 2020
• ISBN: 9791220100335

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Prólogo

Hablar de poesía siempre nos hace pensar en amor o desamor, sufrimiento o dolor, pero la poesía, como todo lenguaje y arte, trata de comunicar algo y eso supone el conocimiento y la objetivización del mundo. Sus figuras retóricas, sus juegos de palabras, su capacidad de síntesis y condensación expresiva pueden representar una reacción emocional frente al mundo tal y como el poeta lo encuentra y lo percibe. No es una simple visión, razonada y pensada, sino una actitud que es parte integrante de la naturaleza del poeta. Algunos hombres, como Jorge Guillén, encuentran el mundo bien hecho y lo aceptan, exaltando la perfecta armonía del universo. Otros hombres conciben el mundo como a un enemigo con quien están en lucha perpetua y en la resistencia a través de la poesía descubren un refugio, un oasis de paz donde aislarse y testimoniar las injusticias, las violencias que toda época inflige al ser humano. Además, sus obras permiten a aquellos que la leen convertirse en adeptos de la sublevación poética. Emilio Bedmar Gil pertenece a este último grupo. El autor tiene los ojos bien abiertos para no engañarse con el mundo idílico y, además de romper con el formalismo estético y de optar por un lenguaje coloquial y directo, su propósito es sacudir las conciencias con una confesión sincera. El uso de un lenguaje coloquial no solo lo dan los vocablos o expresiones cotidianas sino también la reiterada voluntad de acercarse al lector. Sus poesías, repletas de onomatopeyas y preguntas retóricas, están saturadas de sentimientos de frustración, de insatisfacción, de descontento hacia la sociedad actual porque como dice Rosa Vermelha La poesía no es un lamento / La poesía es descontento / La poesía es un clamor generalizado, emociones generadas por las injusticias que le rodean cada día y que afectan a los trabajadores de campo, a las feministas, y a los obreros a los que se les dice: que no tienen derecho / a una pensión justa y nutridas por la soledad que se esconde / en los senderos de la noche. La aguda nostalgia de la inocencia juvenil y del fervor de