Aire libre
()
Información de este libro electrónico
Hermann Bellinghausen
Nació en la Ciudad de México, el 17 de mayo de 1953. Poeta, periodista, cronista y ensayista de temas de carácter político y social. Ha sido director de México Indígena y de Ojarasca. Traductor del escritor brasileño Rubem Fonseca. Premio Nacional de Periodismo 1995. Colaborador de La Jornada, México Indígena, Nexos, y Ojarasca.
Relacionado con Aire libre
Libros electrónicos relacionados
Desde Barcelona, con lápiz y papel. Pensamiento y reflexiones sobre algo del ayer y mucho del hoy. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesQuímica Saludable Para Una Salud Óptima: Conozca las sustancias químicas que le perjudican o le ayudan Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Marco Sexual: Manual Teorico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNáufragos de un barco de papel Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Nueva Religión de la No Religión Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNick: Una historia de redes y mentiras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCaracterización De Los "Lobos Solitarios" Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesComo la seda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEstado de Ánimo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas chicas de Lorna Jackson Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDoble crimen: Tortura, esclavitud sexual e impunidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Te acuerdas ?: Todas las cosas divertidas están aquí Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl amor está en la página 52 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Narrativa Del Ocio: Entre Ada Y Simon Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Reflexiones para no morir Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria. Historias Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Rey León y el Hijo Gay Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNazarín Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDoy por vivido todo lo soñado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa perfección del silencio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas constelaciones del patio empedrado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSubway Placebo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesQuilito Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTorquemada y San Pedro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionespequeñas mujeres rojas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El regreso de las golondrinas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlgunos sueños sobre el capitalismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl obispo leproso Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesColección de Vicente Blasco Ibáñez: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Vida Simplemente Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Ficción literaria para usted
Trilogía Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El otro nombre . Septología I: Septología I Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Viejo y El Mar (Spanish Edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Todo el mundo sabe que tu madre es una bruja Calificación: 4 de 5 estrellas4/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El viejo y el mar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Noches Blancas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Erótico y sexo - "Me encantan las historias eróticas": Historias eróticas Novela erótica Romance erótico sin censura español Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Libro del desasosiego Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Deseando por ti - Erotismo novela: Cuentos eróticos español sin censura historias eróticas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La máquina de follar Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La conjura de los necios Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Anxious People \ Gente ansiosa (Spanish edition) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El hundimiento del Titán: Futilidad o el hundimiento del Titán Calificación: 3 de 5 estrellas3/5De ratones y hombres Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El señor de las moscas de William Golding (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La caída de la Casa Usher Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Manual de escritura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Desayuno en Tiffany's Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las gratitudes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un mundo feliz de Aldous Huxley (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La señora Dalloway Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las vírgenes suicidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Lolita Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La familia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tenemos que hablar de Kevin Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las olas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para Aire libre
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Aire libre - Hermann Bellinghausen
HERMANN BELLINGHAUSEN
Aire libre
Primera edición: 2005
ISBN: 978-968-411-590-3
Edición digital: 2013
eISBN: 978-607-445-258-7
DR © 2013, Ediciones Era, S. A. de C. V.
Calle del Trabajo 31, 14269 México, D. F.
Ninguna parte de esta publicación incluido el diseño de portada, puede ser reproducido, almacenado o transmitido en manera alguna ni por ningún medio, sin el previo permiso por escrito del editor. Todos los derechos reservados.
This book may not be reproduced, in whole or in part, in any form, without written permission from the publishers.
www.edicionesera.com.mx
para Julián y Ana
Lo principal era no olvidar, como lo haría Alejandro Magno, que ningún México es definitivo, ue es un lugar de paso que el mundo cruzará. Que más allá de cada México se abre otro, aún más luminoso, un México de super-colores e hiper-aromas.
Bruno Schultz, Sanatorios bajo el
signo de la clepsidra, Polonia, 1937
Índice
1. Historias de la servidumbre
Regreso al futuro
El bulto
Linterna mágica
Tíos y tías
A propósito del plumero
Contacto bajo la lluvia
Allá ellas
Pasaje
El hombre sin opiniones
2. Partidos en el jardín
Canica
El terreno
Corta temporada en ese infierno
Aire libre
Partidos en el jardín
Cerros
La pescadería de Argentina
Litoral
Menudo animal
3. Veracruz
El desembarco
La teoría del plumaje
Vuelos de noche
Piedra de afilar
Cien años son nada
Epílogo. El tren del Balsas
Polizontes del sueño
1
Historias de la servidumbre
Regreso al futuro
Vendrá el tiempo en que el sol vuelva a poner sus trapos a secar en las azoteas del horizonte interminable. Entre varillas encorvadas y caóticas penderán de un hilo calcetines y camisas, calzones, fundas, sábanas, delantales: en las jaulas, agarradas de los tendederos, pasearán sobre la piel de su apariencia de tela las líneas de la sombra. Ondeará con inocencia la bandera nacional sobre el patio amarillo de la primaria en silencio. En hora de clases.
Los cuartos añadidos a las casas, inconclusos para siempre, pintarán desnudez en los ladrillos rojos o grises que disputan a los tinacos el título de Rey Feo en el carnaval del día.
Las buganvilias, sin decoro, harán más morada la floración de jacarandas atravesada por las mil jabalinas de los cables, los postes del alumbrado público y las antenas de televisión, miríadas más tenaces que los graves ahuehuetes, ya no digamos que los sauces y el cochinero que dejan regado en banquetas y zaguanes.
El niño, prisionero de su pequeñez, contemplará la vastedad que flota encima de las calderas, los patios de las fábricas, las chimeneas de la vidriera, y la refinería de Azcapotzalco se extenderá en el confín del mundo civilizado, donde los puentes de Tacuba ya no son capaces de distinguir entre San Cosme y Clavería.
A ojo de pájaro, no importa qué pájaro, el niño conservará su capacidad de alzarse. Arcángela recogerá la suciedad de los pollos y los perros perlando su retahíla de maldiciones, para luego fumarse un Alas a escondidas, ahora que la patrona no mira.
La campana rodante del barrendero durará más que la de la parroquia dictando sus horarios a las viejas beatas que allá van, convocadas al rosario por el padre Zubiría, el mismo que cada domingo emplea medio sermón para amonestarlas por su falta de santidad, su vulgar beatitud que ninguna penitencia consigue borrar, a golpes de yo-pecador y mortificaciones sin cuento.
Volverá el sol del altiplano a llenar de pálidos azules el resplandor más transparente de que el aire tenga memoria. Muertas de risa, las vecinas francesas practicarán jardinería en traje de baño, pecosas y lindas, mientras su padre, un intelectual, toca al piano las Gimnopedias de Satie. El niño tendrá siete años, y también catorce, y todo será posible menos perder el vuelo.
Habrá tiempo de sobra. Cuando desfallezcan por hervorlos silbidos de la olla de frijoles, Arcángela desaparecerá escalera abajo rumbo a la cocina. El ferrocarril del Balsas, simultáneo, pasará invitando a Cuernavaca la carga de la cartonera y el molino de los vascos, gente blanca-blanca como el pan que fabrican y la harina que embarcan a las provincias del sur.
Irrumpirá el carro del gas arrastrando sus cadenas, y hombres de overol cubiertos de polvo gris plata cargarán tanques de veinte y treinta litros hasta las azoteas de inclemente altura, haciendo retumbar los tubos de un órgano que camina, un choque de gruesa marimba contra los barandales de las escaleras de caracol que nunca se sabe si suben o bajan.
Nada será triste o imposible. En la soledad del ave, el niño no conocerá el miedo. Sentirá el vértigo en los pies al orillarse en la cornisa segundos antes de saltar, después ya no. Arcángela desde la cocina lo llamará de regreso, con su acento arisco de Apatzingán: a dónde crees que vas, Flaco. Eustorgio el jardinero, y amor imposible de Arcángela, reirá encaramado en el andamio de su invención mientras poda el hule y la yedra. Mira pa’cá, mira pa’llá, ya tengo novio/mira pa’cá, mira pa’llá, se llama Eustorgio
, tarareará Arcángela pegada al fregadero, sin atreverse a comunicar su sentimiento al mencionado.
El niño saludará sin decir adiós, pues no se va, sólo sale a dar la vuelta. La tía Güera, pelir roja, saludará desde la terraza de su condominio cuando el niño pase frente a ella, enamorado de sus hermosos ojos de esmeralda, los más verdes que el mundo haya conocido.
Al ganar altura, el niño distinguirá los cisnes negros de los blancos en el estanque del Hipódromo de las Américas y por sus crines a los caballos que entrena Figueroa en los establos de Calzada del Conscripto. Una leve tolvanera oscurecerá las canchas de las ladrilleras de San Bartolo y la subida al Huizachal.
Cada instante seguirá naciendo. Qué fácil entonces, qué limpio y ligero. Nada quedará demasiado lejos. Miles de banderolas de todos colores