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Baw. La novatada de una emprendedora
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Libro electrónico258 páginas3 horas

Baw. La novatada de una emprendedora

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Detente por un minuto. Inhala, exhala. Cuenta hasta 3 y responde. ¿Estoy siguiendo el camino correcto? Valentina es recién egresada de la universidad, ella cree estar preparada para afrontar todos los obstáculos que conlleva entrar en un mundo laboral infestado de tiburones. «Tomaré al toro por los cuernos si es necesario», piensa. Pero ¿la visión y la energía que sostiene en aquel preciso momento, serán tan fuertes como para no desistir cuando haya tiempo de escasez? Tal vez sea necesario pensarlo dos veces.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 mar 2020
ISBN9788418035531
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    Baw. La novatada de una emprendedora - Denisse Orozco Berlín

    Baw. La novatada de una emprendedora

    Denisse Orozco Berlín

    Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).

    © Denisse Orozco Berlín, 2020

    Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras

    Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com

    www.universodeletras.com

    Primera edición: 2020

    ISBN: 9788418034152

    ISBN eBook: 9788418035531

    Lo más difícil para un escritor es comenzar una historia. Hoy en día estamos en una época en donde ya todo se inventó, todas las ideas se encuentran en constante innovación, los relatos se reciclan, los artistas recrean obras, se renuevan los clásicos, decoran los descubrimientos del pasado y cada nuevo artefacto en este siglo globalizado es explotado en su máxima potencia en un tiempo inimaginable e intangible para nuestros ancestros. La mujer más bella es desvalorizada interiormente por los complejos físicos que la sociedad estipula. La información de los acontecimientos mundiales se propaga por cada rincón de la Tierra en cuyo territorio exista un smartphone.

    Es triste, cierto… Pero, por otra parte, la humanidad entra con mayor fuerza en una conciencia colectiva. Dios, el planeta, los seres vivos; todos estamos conectados.

    En esta historia hay un tema en particular el cual me gustaría tratar. Mujeres, este libro es para nosotras. Es para aquellas que ya cuentan con la valentía y determinación de realizar sus sueños a sabiendas que el camino tiene dificultades, que probablemente serán juzgadas o elogiadas y que deberán enfrentarse con un terreno desconocido. También es para aquellas que creen que los valores se están perdiendo y la feminidad no tiene más esa delicadeza que tanto la distinguía. No excluyo a los hombres de la lectura, es más, también los invito a que formen parte de este pequeño círculo para que puedan entender mejor cómo piensa una dama con deseos de emprender.

    Señoras, señoritas… ¡mujeres en general!, todas somos hermosas y todas somos valiosas sin importar el rumbo que decidamos tomar. Quiero tocar sus fibras más sensibles, denme la oportunidad de poder entrar en su mente y en su corazón y demostrarles lo bello que hay en cada una de ustedes. Les pido permiso y les ruego que me permitan hacerlas sentir con esta cautivante fantasía lo espléndido que cada perspectiva de una mujer puede aportar a su crecimiento personal.

    ¡Por favor! Relájate, amiga mía, amigo mío, compañera, compañero, conocida, conocido, desconocida o desconocido y disfruta cada palabra como la letra de la melodía más espectacular que alguna vez el mejor pianista y compositor del universo pudo crear. Doncella o valiente caballero, ¡sí, tú! El que se encuentra leyendo; te dedico a ti esta mi más sublime poesía.

    Bonita —o bonito—, quiero que sepas desde el primer momento que estás leyendo estas palabras que las princesas sí existen; vienen en diferentes presentaciones, tamaños, colores, razas y figuras. Ellas están ocultas entre la multitud, muchas viven aisladas creyendo que por haber nacido en circunstancias desfavorables o por no tener una profesión con gran renombre no merecen ese título, sin embargo, me he dado a la tarea de vivir una experiencia completamente nueva para que te des cuenta que no solamente en los cuentos de hadas abunda esa magia que las distingue.

    Mi nombre es Valentina, tengo veinticuatro años y mi misión es descubrir otro mundo totalmente diferente al que estoy acostumbrada a lidiar, mi intención es empatizar contigo y empezar desde una posición primeriza para que te des cuenta que, en efecto, el éxito cuesta y que la vida te va a poner a prueba, que de repente el mundo laboral no es como te lo imaginas. No es tan fácil; es verdad que cada ser humano que trabaja debe esforzarse por cada centavo y cada experiencia que va a ganar. Si creías que tú no vas a pasar por el proceso de aprendizaje que te cuentan, temo decirte que lo harás y también es mi obligación contarte que, si las personas que he conocido pueden salir adelante, tú también podrás. ¿Por qué? Porque las princesas de las que te hablo son mujeres reales con problemas reales; bellezas que a veces no vemos, damitas que están luchando por salir adelante.

    Cada una de nosotras tiene su historia, tenemos nuestros propios problemas, y todas, sin importar de donde vengamos, merecemos una corona que señale lo valiosa que es nuestra aportación en el mundo.

    Esta es una historia divertida que te causará alegrías y disgustos, podrás brindar tu punto de vista en el trayecto y dependerá de ti qué es lo que quieras llevarte contigo. Te presto mi experiencia para que compares, te identifiques y no renuncies a tus metas; sigue, sigue, sigue luchando, que a todos les cuesta, pero al final el esfuerzo valdrá la pena.

    Déjame decirte que no tiene nada que ver con la descripción que coloqué en la contraportada. Mi querida o también querido lector, no te voy a endulzar la mente con palabras elocuentes y frases elaboradas que enciendan sensaciones nuevas en ti con la poesía mencionada en un inicio. Perdón si te desilusiono, pero ahora he captado tu atención.

    Este relato está inspirado en las mujeres que apenas estoy conociendo, increíbles seres humanos que me han dado la oportunidad de experimentar su mundo, ellas se están enterando en este instante leyendo este libro que mi verdadero propósito al entrar en la hotelería era inspirarme en su vida y conocer a fondo de qué se trata el «detrás de cámaras» de unas excelentes u horribles vacaciones. Lo crucial no es lo que viví entre sus paredes, sino el trayecto que me llevó a ello.

    Gracias por permitirme entrar y ser parte de ustedes. Me llevo conmigo un gran sabor de boca y reconozco que son unas guerreras. De ahora en adelante voy a disfrutar al 110 % mis vacaciones porque ya sé que cuando algunos descansan, otros trabajan horas extras, se desgastan y aguantan críticas y reclamos, además de recibir buenas propinas por un desempeño inmejorable, reír entre pasillos y disfrutar de una buena compañía.

    Así que, si aún sigues interesada/o en conocer esta historia. Déjame presentarte mi verdadera esencia. No soy una majestuosa reina de las palabras, sin embargo, prometo hacerte reír más de una vez y desnudar mi alma con lo que ahora sí, libremente puedo decir mi más bella poesía.*

    *Significado de lo que yo creo MI BELLA POESÍA: palabras reales, mente elocuente que no dejará de sorprenderte. Una voz en tu cabeza que grita HAZLO.

    ¿Y luego qué?

    Hay curvas en la vida en las que por unos segundos estás en el cielo y te mantienes y sigues arriba y nadie te para, todo el mundo te pertenece, cualquier decisión que tomes será correcta. Estás en tu mejor posición, caminas hacia delante, ves al mundo como un lugar bello, lleno de posibilidades, estás preparado, casi casi te dicen, en sus marcas, listos y ahí se ven… PORQUE YO TRIUNFARÉ. Qué bonita es esa sensación, ¿verdad? Por lo menos yo la he sentido un par de veces. ¿Cuándo? ¡AHORA! Me acabo de graduar, tengo mi toga y mi birrete —caros como ni se lo imaginan—, pero ahí están, bien puestos sobre mis hombros y cabeza, lastimándome la frente para marcarse cuando me lo quite y me arruine el maquillaje, pero ahí están.

    Siento como hierve la sangre y el alma por conseguir el trabajo que me hará ser la persona más reconocida de México, caray.

    Ya me vi… ya me vi con mi título universitario saliendo de una de las mejores universidades del país, emprendiendo mi propio negocio, ganando millones, manejando personal, siendo una líder en todos los aspectos porque ya tengo la mejor experiencia de todas. Ya puedo con todo, nada me asusta; mis dos años y medio de trabajo a medias me dieron las bases necesarias para emprender el negocio triunfador.

    ¿Que si sirvo para tener jefes? ¡JAMÁS!, yo seré mi propio jefe, le daré mejores oportunidades a mis colaboradores, conseguiré el mejor clima laboral, todo será sencillo y fluirá como el agua. Estoy lista, estoy lista, estoy lista…

    De repente, entre mis pensamientos elocuentes se escucha una voz a lo lejos proveniente del micrófono que sostiene el presentador en mi noche de graduación.

    —Valentina Armienta —dice con orgullo—, pase a recoger su título universitario.

    Dejo a un lado mi mundo color de rosa y vuelvo a mi presente.

    —Claro que sí, con gusto —señalo para mis adentros, me levanto.

    «Qué bueno que traigo toga porque este vestido se me sube hasta la garganta», pienso. Camino firme, intentando no caerme con los tacones de trece centímetros que llevo puestos y subo a la tarima.

    Qué orgullo, qué nervios, mis papás me están viendo… Allá a lo lejos porque no encontraron lugar por llegar tarde, pero están presentes, que es lo importante. Camino hacia el rector, con una mano lo saludo, me muestra una sonrisa y con la otra extremidad palpo mi diploma, papelito que me costó cinco años de vida conseguir, y ni hablar de las miles de canas que les costaron a mis padres, con todo el amor del universo me lo dieron y lo conseguimos. Volteo ligeramente a la cámara colocando mi rostro en el mejor ángulo, espero que tomen la foto y listo; toda una licenciada graduada, recién salida del horno para triunfar.

    Qué brillante idea, ¿no? Estudiar cierta cantidad de años, no dormir… en algunas ocasiones por tantos proyectos, en otras porque te ganó la fiesta, pero ya sabes el balance de la vida universitaria… y luego, ¿por qué no? como milenial emprender teniendo una pulga de experiencia, pero todas las ganas posibles.

    Pues así es mi caso, y como yo muchos se han estado animando. En la actualidad creemos que no merecemos un regaño de jefes, no hay necesidad de aguantar reglas innecesarias que no van con nuestra filosofía de vida. Queremos viajar, conocer, disfrutar… ¿Casarnos?, tal vez… primero vivir, segundo pensar en formar una familia, antes no. «Yo quiero conseguir estabilidad financiera». ¡Sí!, lo piensas, lo pienso, lo pensamos cuando estamos estudiando. Tenemos ideas innovadoras que cambiarán el panorama, nos volveremos los próximos Mark Zuckerberg y Steve Jobs, unos de los nombres más mencionados por ahora. Si él puede, ¿por qué yo no?

    ¡Claro que puedes!, puedes conseguir todo lo que te propongas, todos los videos y pláticas motivacionales, incluso los libros y películas que has visto están en lo correcto, pero te voy a decir algo, los crearon personas reales con problemas reales, solamente que tú ves sus historias en un promedio de dos horas y media de tu vida; a ellos les costó años entender el camino y darle con todo para conseguir encontrar su pasión y su misión.

    Así que querida, compañera —o compañero—, no te desesperes porque no es ni a la primera ni a la segunda que conseguirás el golpe de oro que te llevará a la cima. Intentarás muchas muchas veces, incluso llegarás a sentir frustración por no encontrar realmente qué es lo que quieres, pero un día se te prenderá el foco en tu linda cabeza y podrás entender que todos los escalones que subiste en el pasado fueron enseñanzas que se te pusieron enfrente para entrenar y preparar tu yo interno para tu lucha personal.

    Mi primer consejo: «Absorbe todo lo que puedas, bueno o malo te ayudará a crecer y no cometer los mismos errores. Si no lo asimilas y trasciendes, continuará sucediendo la misma acción de diferentes maneras hasta que llegues a aprender tu lección».

    Bajando las escaleras del pódium, lo que resta de aquí para adelante es mío. Nada de rendirle cuentas a nadie porque tendré un trabajo que me mantendrá, es más, YO MANTENDRÉ a mis papás para que no vuelvan a trabajar ni un solo día de su vida. Pienso: «Quiero darles lo mejor. Mis papás se merecen viajes, lujos, una mejor calidad de vida, ya no preocuparse por una más».

    Pues sí, cariño, merecen todo eso, pero espera un tiempo y dime qué tan fácil es conseguir lo que sueñas…

    ¡Estoy tan emocionada!, es el día de mi graduación, todos mis amigos más cercanos están en la ciudad de Pueblayork para disfrutar de una noche inolvidable, tengo que entregar mi toga y birrete. Vamos a acercarnos al lugar en donde están recibiendo estas cosas.

    Camino, saludo, felicitan a la recién graduada, ¡venga con todo, amigos míos! Gente que ni siquiera he cruzado palabra en todos los años de haber estudiado aquí me está sonriendo. ¡Claro que sí, señores, este es nuestro momento! Voy andando por el pasillo que me llevará directamente a realizar el último requisito de la noche. Todas las personas están apelotonadas en la entrada y no me dejan pasar.

    —¡Valentina! me llama Sofía, una compañera tan carismática—. No me están dejando entregar mis cosas porque me hace falta la hojita que nos dieron con la numeración…

    —¿La hojita? —le pregunto. En ese momento el roedor en mi cabeza comienza a trabajar. «El mendigo papel Valentina Armienta, como se te pudo olvidar. Lo dejaste en el otro coche y te regresaste».

    —No te preocupes, Sofía, ahorita los convencemos… —le digo segura de mí misma. Ingenua de mí…

    Logramos atravesar la barrera de personas alegres como yo y nos ponemos delante de los muy amables hombres que reciben el paquete.

    —Señor… —cambio mi tono de voz a uno más suave y le hago ojitos de despistada—. Se me olvidó mi hojita en el otro coche. ¿Será que le pueda entregar sus cosas y me dé mi licencia? —Ah porque para esto dejé una identificación oficial…

    —¡NO!, sin papel no te puedo dar tu identificación.

    ¿Alguna vez has tenido la sensación de que se te empieza a poner toda la piel verde y está a punto de salir el Hulk que llevas dentro? Pues así me pasó y en un parpadeo.

    —A ver, señor —intenté convencerlo nuevamente de manera amable—, esta noche es nuestra graduación y tenemos que ir a la cena porque nuestros invitados nos están esperando, ¿puede hacerme el favor de darme mi licencia para poder ir a verlos? Aquí está su toga y su birrete.

    —No… sin papel no puedo entregarle nada…

    —Entonces me quedo con su toga y su birrete y después vengo por mi identificación. —¿Crees que es así de sencillo? Esa simple conversación hará que por lo menos una hora de mi noche miente madres al aire y maldiga a todos mis supervisores porque ¡cómo es posible que por un mugre papel no me quisieran dar mi identificación oficial!

    Después lo resuelvo, respira hondo diez veces y relájate… continúa con tu plan de conquistar al mundo.

    Qué loca idea, ¿no? Quién diría que mi mayor problema esa noche fue que no traía un papel y que no me iban a entregar mi licencia después de dos semanas de haberla dejado ahí en la universidad con una empresa externa que se la llevó a la capital del país.

    Pues, ¿qué te puedo decir?, después de soltar mi coraje hacia todos los que se encontraban a mi alrededor, decidí disfrutar mi fiesta de graduación.

    Unas semanas antes estaba tan estresada por terminar mi tesis que no importaba nada más que finalizar esa investigación que ni siquiera iba a llevar a cabo en un futuro cercano.

    Después, poco a poco me fui envolviendo más en el tema «me voy a graduar» y aumentó mi emoción por terminar luciendo divina la noche en la que me entregaron el título.

    Todo fue maravilloso, representantes de mi familia más cercana estuvieron ahí. Los demás estaban a la espera de un casi recién llegado, nuestro tercer sobrino en la familia. Luces, alegría, danza, sentimientos encontrados… Es hora de saber qué harás, señorita.

    Cuando estás a punto de salir de la universidad te entran dudas y presiones que son difíciles de lidiar en tu corta edad, piensas que desde que sales debes conseguir un trabajo relacionado con lo que estudiaste, porque de no ser así, tus padres se sentirán muy decepcionados y no te puedes permitir ser la causante de su tristeza. Tómate un tiempo, ya hiciste prácticas en algunas empresas y conoces el proceso que conlleva. Estás aquí para aportar tu granito de arena, pero eso no quiere decir que desde el principio vas a saber qué es lo que quieres.

    Bueno, te voy a contar, en el momento que me gradué yo ya sabía qué era lo que quería hacer con mi vida. O por lo menos empezar con ello. Una madrugada, tres meses antes de salir de la universidad cené una pizza que me cayó pesada y un vino que desde hacía tiempo quería conocer. Dando y dando vueltas en la cama me pasó por la mente una pregunta que ya con mayor frecuencia se presentaba: ¿qué harás con tu vida?

    En lo personal, he intentado descubrir mi vocación, logré conocer un poco más de mi profesión gracias a cursos y pláticas, a libros y mentores que me han impulsado a reconocer mis talentos. Sin embargo, la tarea no ha sido nada fácil y creo que a ti también te ha pasado lo mismo. Todos llegamos a un punto en el que cuestionamos a nuestro ser y pensamos «¿y es que para qué soy bueno?». «¿Cómo voy a poder lidiar con el mundo laboral siendo mujer?». Está bien, esa noche no podía conciliar el sueño, no lograba concentrarme en el presente y relajarme haciendo que las cosas fluyeran. Además, debo confesar que necesitaba escapar de mi pasado. Ya te lo contaré más tarde.

    ¿Qué es lo que me gusta hacer? ¿Para qué sirvo? ¿Cuál es la actividad que puedo realizar por horas sin que sienta la noción del tiempo? ¿Estaré en lo correcto habiendo estudiado esta carrera? Quiero ser millonaria y causar impacto en mi país, pero ¿qué hago? ¿Cuál va a ser el negocio del siglo en donde pueda generar ingresos? Toda la vida he dicho que quiero aportar algo bueno a mi nación, que quiero que las personas me reconozcan por mi altruismo y labor, pero ¿cuál va a ser el negocio que me hará despuntar en una temprana edad, o el trabajo que me permitirá salir adelante? No lo sé… tantas dudas.

    Volteo a ver mi copa de vino, me imagino una necesidad que puedo cubrir… ¿Cuál? ¿Qué puedo hacer que no se haya inventado? Piensa, Valentina, piensa…

    Desde niña me ha gustado dibujar y no lo hago muy frecuentemente, pero cuando tomo un lápiz o pluma para hacerlo, siento un placer tan delicioso que me llena, porque solitas surgen las ideas y las plasmo en papel. En ese instante decido dibujar, genero una idea proveniente de un gusto relativamente nuevo.

    Empiezo a crear un lugar diferente, en donde

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