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La tierra no nos pertenece: Repensar el territorio y la nación
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Libro electrónico89 páginas1 hora

La tierra no nos pertenece: Repensar el territorio y la nación

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A lo largo de dos intensas jornadas, los filósofos Yves Charles Zarka y Enric Puig Punyet establecieron un diálogo socrático sobre el mundo contemporáneo a través del constante cruce entre disciplinas: política, estudios culturales, ecología, tecnología, lingüística y, por supuesto, filosofía.

El diálogo parte de La inapropiabilidad de la Tierra, un "pequeño libro de principios" que significa para Yves Charles Zarka el punto de arranque para un análisis en diversos planos de nuestra relación con el mundo. A partir de ahí, surgen distintos senderos cruzados que abordan temas tan dispares como la relación entre naturaleza y cultura, la tensión entre identidad y migración, las repercusiones sociales de las tecnologías digitales, el papel de la Unión Europea, los derechos humanos, la resignificación del concepto de "monstruo" o las nuevas formas de terrorismo.
IdiomaEspañol
EditorialNed Ediciones
Fecha de lanzamiento18 oct 2017
ISBN9788416737192
La tierra no nos pertenece: Repensar el territorio y la nación

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    La tierra no nos pertenece - Yves Zarka

    © Yves Zarka y Enric Puig, 2017

    Corrección: Rosa Herranz Rodríguez

    Cubierta: Juan Pablo Venditti

    Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

    © Nuevos Emprendimientos Editoriales, S. L., 2017

    Preimpresión: Editor Service, S.L.

    http://www.editorservice.net

    eISBN: 978-84-16737-19-2

    La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente.

    Ned Ediciones

    http://www.nedediciones.com

    Indice

    INTRODUCCIÓN

    PRIMERA JORNADA

    SEGUNDA JORNADA

    INTRODUCCIÓN

    Enric Puig Punyet

    Conocí a Yves Charles Zarka justo antes de mantener con él la conversación que encierra este libro. Sabía entonces de su trayectoria y había leído varios de sus libros y artículos, que repasaba mentalmente mientras esperaba impaciente en la calle. El profesor francés, una institución en sí mismo, bajó del taxi y me estrechó la mano; inmediatamente supe, por su porte, por su mirada, lo que confirmé a lo largo de la conversación. Yves Charles Zarka tiene una posición central en la filosofía contemporánea francesa y lo sabe; Yves Charles Zarka ha sido reconocido como uno de los analistas más pertinentes de la filosofía política moderna y lo sabe. La seguridad en la verdad de sus propuestas políticas, de las que hablaríamos a lo largo de la conversación, se basa en esta doble convicción.

    Su posición es el resultado de un largo camino. Nació al otro lado del Mediterráneo, en Túnez, el 14 de marzo de 1950, siguiendo así la larga tradición de filósofos franceses contemporáneos originarios de las antiguas colonias francesas en el norte de África. Tras una infancia muy feliz y libre en Túnez, ciudad entonces, según sus propias palabras, «muy cosmopolita», siguió a sus padres cuando regresaron a Francia en 1962, al mismo tiempo que lo hacían los repatriados de Argelia. En este caso, sin embargo, el motivo de partida no fue una guerra civil de independencia, como sí lo fue en el caso de Argelia. Lo que llevó a sus padres a partir de Túnez fue el cambio que se produjo en el país desde la llegada de Habib Burguiba al poder y la retirada de la administración colonial francesa en 1957. En particular, el hecho determinante fue que la enseñanza escolar, llevada a cabo hasta entonces en francés, pasó a ser en árabe. Aunque ésta no fue la única razón, sino que se sumó a muchas otras de carácter más práctico: la actividad de su padre, primero como sastre artesano, luego como pequeño industrial en una empresa de ropa infantil, se vio sometida a coerciones políticas. En ese momento, empezó el final del período cosmopolita del país con la huida de gran parte de los residentes extranjeros permanentes: italianos, franceses, malteses y otros, junto con algunos autóctonos que se sumaron a la protesta contra los cambios políticos ocurridos.

    El pequeño Yves Charles llegó a Francia con 12 años. En París, realizó sus estudios de secundaria en una escuela judía, la escuela Yavné, situada en esa época en la calle Claude Bernard del barrio Latino, muy cerca de la Escuela Normal Superior. A pesar de la gran dificultad de sus padres de instalarse en un contexto completamente nuevo y, concretamente para su padre, de retomar en buenas condiciones su actividad profesional en el campo de la confección —ya en Francia, siguió siendo un pequeño sastre artesano el resto de su vida—, Zarka tuvo una adolescencia llena y protegida por su entorno familiar y por la escuela que frecuentaba.

    Acabada su etapa en el instituto judío, siguió sus estudios superiores de filosofía en la Universidad París I Panteón-Sorbona, donde quedó particularmente marcado por la enseñanza de Jean-Toussaint Desanti, y complementó su formación con los cursos que siguió con Martial Gueroult, con Alexandre Matheron, como oyente libre en la Escuela Normal Superior de Saint Cloud, y con Pierre Magnard, en la Universidad París IV Sorbona. El contexto universitario en el que se movió la formación filosófica de Yves Charles Zarka, pues, estuvo fuera del movimiento estudiantil que marcó sobre todo la Escuela Normal Superior alrededor de 1968. Sus intereses, al contrario, estuvieron dominados por la historia de la filosofía, que ostentaba entonces un lugar completamente central en la universidad francesa, particularmente en la Sorbona.

    Tras haber pasado la oposición de enseñanza secundaria, Zarka ejerció de profesor de filosofía en diversos institutos de provincias, primero muy alejadas de París —en Angulema— y, poco a poco, cada vez más cerca de nuevo de la capital —en Fontenay-le-Comte y posteriormente en Savigny-sur-Orge—. Durante este período, que se extendió de 1974 a 1988, emprendió sus investigaciones para realizar una tesis doctoral sobre Hobbes, bajo la dirección del importante hegeliano francés Jacques D’Hondt, que en su lectura sobre Marx se opuso diametralmente a las posiciones de Althusser. Fueron duros años de trabajo en el, como subraya Zarka, anonimato absoluto.

    Finalmente, en 1987 defendió su tesis, que fue publicada el mismo año en ediciones Vrin bajo el título La decisión metafísica de Hobbes.¹ Para Zarka, ese trabajo debía sacar la obra de Hobbes de la dimensión política estrecha a partir de la cual era interpretada muy a menudo para mostrar de qué forma esa teoría política sólo podía comprenderse en última instancia regresando a las posturas del filósofo inglés en sus textos de filosofía fundamental y de metafísica. Y al mismo tiempo debía hacer salir a su autor del anonimato. El éxito y el reconocimiento internacional fueron casi inmediatos. A ello ayudó la proximidad de una efeméride de las que ofrecen a la academia un marco idóneo para tratar a fondo un autor. 1988 representó para la filosofía académica internacional el cuarto centenario del nacimiento de Hobbes, lo que incentivó en todo el mundo un gran coloquio sobre su figura. Con ocasión de uno de los más importantes, celebrado en Milán en mayo y organizado por Arrigo Pacchi, el libro recién publicado de Zarka fue considerado como la relectura de Hobbes más importante de las últimas décadas, muy distinta a la que prevalecía en el mundo anglófono y que ofrecía una importancia inédita al contexto. A eso se refirió Bernard Willms, entonces profesor de la Universidad de Bochum, en su conferencia inaugural del coloquio de Milán.

    Tras el éxito que supuso su tesis, todavía en 1988, Zarka fue reclutado como investigador en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de París (CNRS), como parte del equipo de André Robinet. Ya de vuelta en París y con una plaza de investigador en la institución académica, rápidamente se convirtió en director de investigación, sucediendo en la dirección del equipo a Henry Méchoulan, que le aseguró la transición en 1996. En el cnrs desarrolló un gran número de trabajos sobre historia de la

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