TIJUANA, BC.-“Fueron asaltados, presenciaron violaciones a mujeres, vieron gente muerta y cadáveres entre el fango”, pero atravesaron el Darién, la peligrosa selva que divide Colombia y Panamá. Fue su primera parada de terror en la travesía que venezolanos, haitianos, cubanos y africanos enfrentan para llegar a Estados Unidos.
El relato es de Soraya Vázquez Pesqueira, subdirectora de la organización no gubernamental estadunidense Al Otro Lado, que el jueves 27 inició unas jomadas de información y orientación para venezolanos varados en el cruce más conocido a su país de destino: Tijuana.
Soraya, abogada con mucha experiencia en materia de migración y con tres décadas ayudando a deportados y a miles de migrantes que arriban a Tijuana para lograr cruzar la frontera, prosigue:
“Quienes lograron su objetivo y llegaron a Estados Unidos se toparon con algo peor que el muro: serían retornados a México. Aún sin recuperarse de la sorpresa, las autoridades migratorias del vecino país los tomaron, los enfundaron en un traje de preso, les destruyeron sus documentos, los encadenaron de pies y manos para luego mandarlos aquí, a Tijuana.