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El horla
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Libro electrónico37 páginas51 minutos

El horla

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A efectos literarios, Guy de Maupassant (1850-1893) sólo vivió diez años, los que separan la fecha de publicación de su primera gran obra, «Bola de sebo» (1880), de la última, «La belleza inútil» (1890). En tan corto periodo condensó una ingente producción y una versatilidad que nos permiten descubrir la complejidad de un autor en el que se darán cita la tradición romántica, la asunción de criterios positivistas, la estética impresionista, una recreación simbolista del universo y un adelanto del surrealismo que habría de llegar y que Maupassant roza en sus incursiones por el subconsciente y en temas anejos como la locura o el sueño. Esta edición pretende reunir con esta selección de cuentos la diversidad temática y estructural que caracterizó el conjunto de los relatos cortos del autor. A la variedad de composición se suma la variedad temática. El género fantástico queda ilustrado con una de sus obras maestras: «El Horla».
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 dic 2019
ISBN9788832956597
Autor

Guy de Maupassant

Guy de Maupassant was a French writer and poet considered to be one of the pioneers of the modern short story whose best-known works include "Boule de Suif," "Mother Sauvage," and "The Necklace." De Maupassant was heavily influenced by his mother, a divorcée who raised her sons on her own, and whose own love of the written word inspired his passion for writing. While studying poetry in Rouen, de Maupassant made the acquaintance of Gustave Flaubert, who became a supporter and life-long influence for the author. De Maupassant died in 1893 after being committed to an asylum in Paris.

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    El horla - Guy de Maupassant

    HORLA

    ​EL HORLA

    Guy de Maupassant

    8 de mayo

    ¡Qué día tan delicioso! He pasado toda la mañana tendido sobre la hierba delante de mi casa, bajo el enorme plátano que la cubre, abriga y sombrea por completo. Adoro este lugar y me agrada vivir en él, porque tengo aquí mis raíces, las profundas y delicadas raíces que nos unen a la tierra donde nacieron y murieron nuestros abuelos, que nos identifican con lo que se piensa y con lo que se come, lo mismo con las costumbres que con los alimentos, con los modismos locales, con las entonaciones de los campesinos, con los perfumes de la tierra, con el ambiente de los pueblos, con el aire.

    Adoro la casa donde me crié. Desde sus ventanas veo correr el Sena lamiendo la tapia de mi jardín, junto a la carretera; el anchuroso río va de Ruán al Havre, cubierto siempre de barcos.

    A la izquierda y a lo lejos, Ruán, la ciudad espaciosa, con sus tejados azules, con sus innumerables campanarios góticos dominados por la veleta de hierro de la catedral, con sus campanas, que resuenan en el aire de los días claros, trayendo a mis oídos un dulce y lejano murmullo, su canto de bronce, ya resonante, ya débil, según que la brisa despierte o se adormezca.

    ¡Qué mañana tan deliciosa!

    A eso de las once cruzaron por delante de mi verja varios buques arrastrados por un remolcador del tamaño de una mosca, y que hipaba de fatiga, vomitando un humo espeso.

    A la zaga de dos goletas inglesas, cuya roja bandera ondeaba en el aire, iba un soberbio bergantín brasileño, muy blanco, admirablemente limpio y resplandeciente. Lo saludé, porque su presencia me agradó.

    12 de mayo

    Hace días que me siento febril; estoy enfermo y, sobre todo, estoy triste.

    ¿De qué provienen esas influencias misteriosas que truecan en desaliento nuestra dicha y nuestra confianza en angustia? Diríase que la invisible atmósfera está llena de ignorados poderes que nos hacen sentir su proximidad misteriosa. Me despierto alegre, con deseos de cantar. ¿Por qué? Bajo hasta la orilla del río y después de un corto paseo, vuelvo desolado, como si temiera encontrar en mi casa una desdicha. ¿Por qué? ¿Acaso un escalofrío, estremeciendo mi piel, ha desquiciado mis nervios y entristecido mi alma? ¿Tal vez la forma de las nubes o los reflejos del sol o el color tan variable de los objetos que se ofrecen a mis ojos ha turbado mi pensamiento? ¡Quién sabe!... Todo lo que nos rodea; todo lo que vemos hasta

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