100 ANIVERSARIO DEL PREMIO NOBEL A LA SOMBRA DE EINSTEIN
SI PREGUNTAMOS ENTRE EL GRAN PÚBLICO EL NOMBRE DE UN CIENTÍFICO, PROBABLEMENTE LA RESPUESTA IN-MEDIATA MÁS MAYORITARIA SERÍA LA DE ALBERT EINSTEIN (1879-1955). Los libros de texto nos han enseñado que fue Einstein quien “descubriera” la teoría de la relatividad que revolucionaría el paradigma del conocimiento científico. Pero, ¿y si esto no fuera cierto? ¿Y si detrás de esta icónica imagen de la genialidad cuya imagen, como la del Che Guevara, ha estampado camisetas y merchandising, se ocultara otra realidad diferente? ¿Y si la teoría de la relatividad tuviera otro nombre, el de la esposa de Einstein, Mileva Maric (1875-1948)?
¿ARTÍCULOS FIRMADOS POR MILEVA MARIC?
El eminente físico ruso, de origen judío, Abraham F. Joffe (1880-1960) –también transcrito como Ioffe–, que perteneció a la Academia de Ciencias de la URSS y recibiendo las máximas condecoraciones soviéticas, es uno de los testigos que se mencionan para respaldar la coautoría de Einstein-Mileva para la teoría de la relatividad. En 1905, Abraham Joffe era alumno “cum laude” y asesor de Wilhelm Röntgen (1845-1923), físico e ingeniero alemán de la Universidad de Wurzburgo y miembro del consejo editorial de Annalen der Physic, la revista donde Einstein firmaría los cuatro textos –conocidos como artículos Annus Mirabilis por ser publicados en el mismo año de 1905, significando un cambio de paradigma en la Física–.
La profesora serbia de física y matemáticas (1897-1983), autora de la primera biografía escrita sobre Mileva Maric, (1988), aporta suficientes datos como para cuestionar la exclusividad de Einstein en la autoría de los artículos publicados en 1905. Parece ser que Abraham Joffe habría tenido oportunidad de ver los manuscritos originales antes de su publicación y pudo comprobar que en ellos aparecía la firma de Einstein-Maric (en concreto la firma que aparecía era Einstein-Marity, siendo este último una variante en serbio del apellido Maric). Este hallazgo significaría que los artículos habrían sido realizados en coautoría con su esposa. Misteriosamente, estos manuscritos originales… ¡han desaparecido! Fueron destruidos por el propio Einstein el mismo año de 1905, una vez que sus artículos fueron publicados. Algo que resulta paradójico en alguien que nutría su ego de la notoriedad pública que alcanzaban sus descubrimientos. ¿Por qué destruyó entonces unos documentos que el tiempo revalorizaría de manera incalculable? De hecho, el ofreció en febrero de 1944
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